viernes, 31 de diciembre de 2010

LA ÚNICA GRAN ALEGRÍA DE UN AÑO NEFASTO

2010, auténtico 'annus horribilis', quizá el más nefasto de nuestra democracia, se va por fin. Llega 2011, que también se nos presenta lleno de dificultades, y para primera muestra un botón: La subida de casi un 10 por ciento en la tarifa de la luz decretada por un Gobierno dramáticamente anclado en sus peores prejuicios 'ecoprogres'. Un Ejecutivo tan ruinoso como el que continúa soportando y sufriendo nuestra querida España solo podía dejarnos ese envenenado regalo de Reyes.

Pero quedémonos con la única gran alegría que vivimos; aquella que nos dio una extraordinaria generación de deportistas que, al conseguir llevar al fútbol español a lo más alto, salvaron de alguna manera el prestigio de la marca 'España' en el mundo. Un magnífico reportaje servirá para rememorar de la mejor forma todo un hito en la historia de nuestro deporte. Aunque solo sea para comenzar el año nuevo con regocijo y cierto optimismo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD

Les deseo a todos mis lectores y seguidores una Feliz Navidad en compañía de sus seres más queridos. Que nos traiga a todos prosperidad, paz, felicidad y... por supuesto, libertad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

LA MAFIA SINDICAL DEFIENDE SUS PREBENDAS


Ha sido en Murcia, donde el Gobierno regional se ha visto obligado a acometer un ajuste presupuestario verdaderamente drástico, y en algunos aspectos doloroso. Y es que a estas alturas es absolutamente necesario e imprescindible reorganizar, racionalizar y adelgazar las Administraciones Públicas; entre ellas, por supuesto y de manera especial, las autonómicas. En el caso de la Comunidad Autónoma de Murcia, urge reducir el déficit: No ya porque el Ejecutivo de Zapatero, de nula autoridad moral además de contumazmente injusto con Murcia, le haya instado a ello para permitirle emitir deuda, sino fundamentalmente para propiciar que la sociedad civil tenga menos impedimentos para afrontar la crisis y generar empleo. Porque, no lo olvidemos, el déficit siempre acaba recayendo, y de qué manera, sobre nuestros bolsillos y los de nuestros descendientes.

En ese sentido, es loable que el Gobierno regional murciano haya decidido no imitar a ejecutivos autonómicos socialistas y rechace subir los impuestos: Qué fácil hubiese sido hacer populismo barato y presentar tal medida como un ajuste de cuentas 'a los ricos'. Pero hubiese resultado absolutamente contraproducente para ese objetivo de liberar de obstáculos a individuos, familias y emprendedores, que son quienes en realidad han de reactivar la economía.

Sin embargo, hay quienes, por mucho que se autocoloquen la etiqueta de 'defensores de los trabajadores', no entienden de otro interés general que no coincida con su propio provecho particular. Y, ay, esas medidas extraordinarias contra la crisis incluyen una reducción del 30 por ciento en el número de liberados sindicales, quienes, como es sabido, disfrutan del privilegio medieval de cobrar por no trabajar. Eso sí que no: Que se apriete el cinturón, y mucho, el común de los mortales, pero en ningún caso el 'lobby' sindical; que hace tantísimo tiempo vive, y muy bien por cierto, en otra dimensión, por encima del bien y del mal y, por supuesto, de las peores crisis económicas.

Así pues, quienes insultaron, escupieron y agredieron al Secretario General de la Presidencia del Gobierno de Murcia, José Gabriel Ruiz, y al senador autonómico Pedro Manuel Hernández, y quienes después cercaron el domicilio particular del presidente de la Comunidad Autónoma, no fueron hordas de la famélica legión, desesperadas ante la negra perspectiva de quedarse sin pan y pasar hambre, sino integrantes de la extraordinariamente subvencionada mafia sindical en la defensa de sus prebendas. Y de la única manera que ellos saben: A mamporro limpio. Porque ese es precisamente el solo argumento que son capaces de presentar: Por nuestros huevos (con perdón), o si no, aténganse a las consecuencias. Proceder propio del hampa, en el que parecen encontrar inspiración semejantes matones.

No contentos con imponer la violencia callejera, y siguiendo la más pura tradición golpista de la izquierda española, esos aprendices de la 'kale borroka' pretendieron asaltar la Asamblea Regional e impedir que los representantes elegidos libremente por los murcianos ejercieran su labor parlamentaria. Afortunadamente para la salud de nuestras instituciones democráticas, no consiguieron tan edificantes propósitos.

Tan lamentables hechos, inconcebibles en una democracia mínimamente consolidada, responden a la deplorable táctica de 'generar tensión' que parece haber sido definitivamente adoptada por la izquierda murciana en general ante sus, una vez más en Murcia, magrísimas perspectivas electorales. Además, sus militantes y adeptos llevan desde 1993 sin comerse un colín en las urnas, y deben tenerle muchísimas ganas al PP, que no deja de obtener, incluso en cada vez mayor medida, la adhesión electoral de los murcianos. No por casualidad la nueva candidata socialista a la Comunidad Autónoma, Begoña García Retegui, se hizo ver en la ilegal, vergonzosa e inadmisible concentración de los liberados sindicales frente al domicilio familiar del presidente Valcárcel: Quizá estén convencidos de que repitiendo las algaradas callejeras y actitudes agresivas y violentas provocadas a propósito de la guerra de Irak y del 11-M van a conseguir recortar los cuarenta puntos de ventaja que, según la última encuesta, les lleva el PP. Pero, como entonces en Murcia, el chasco puede ser de órdago.

martes, 21 de diciembre de 2010

LAS IZQUIERDAS Y SU ALERGIA POR LA LIBERTAD


Una silla vacía. Es la simbólica, deplorable e ignominiosa imagen que el mundo entero se vio obligado a contemplar, y por partida doble, en sendos acontecimientos de tantísima resonancia internacional: El Premio Nobel de la Paz y el Premio Sajarov del Parlamento Europeo. Ni a Liu Xiaobo ni a Guillermo Fariñas les permitieron viajar siquiera solo para recoger sus galardones. Y es que los regímenes de China y Cuba, absolutamente implacables y crueles con quienes se atreven a discrepar de manera notoria con el poder establecido, se basan, si bien con matices aunque manteniendo su carácter genuinamente totalitario, en la misma ideología: El comunismo. Que, asombrosamente, y pese al inmenso y macabro reguero de miseria, sangre y muerte que dejó a su paso durante el siglo anterior, continúa disfrutando de cierto prestigio en ámbitos políticos, mediáticos y académicos. Respetabilidad que, por ejemplo, le permite al eurodiputado comunista Willy Meyer ausentarse de la entrega del Premio Sajarov sin que se le caiga la cara de vergüenza y, además, dando hipócritamente lecciones sobre defensa de unos derechos humanos que, si en algún sitio se conculcan de la forma más escandalosa, es en su admiradísima Cuba.

Que heroicos luchadores por la libertad como Fariñas conciencien de la abyección de la dictadura comunista cubana a la opinión pública internacional cuenta con el indisimulado rechazo de personajes tan mezquinos como Meyer, como si a estas alturas se pudiera ocultar la acreditada naturaleza liberticida de las doctrinas que él mismo, compañeros suyos de coalición y determinados próceres del 'artisteo' y de la seudointelectualidad profesan, y que incluso todavía a buena parte de la progresía en general le merecen comprensión y hasta simpatía. De absolutamente nada parece haberles servido la cruda experiencia de un proyecto totalitario que, precisamente por intentar descender el cielo a la tierra, y por tanto hacer abstracción de la verdadera esencia del ser humano, convierte a aquélla en el peor de los infiernos. Y es sabido que, una vez se impone esa especie de religión laica, no se admite la disidencia, que es tratada, bien como enferma 'mental' en el mejor de los casos, bien como delincuente en el peor de ellos. En ese mismo sentido, el lamentable espectáculo vivido recientemente tanto en Oslo como en Estrasburgo es prueba y consecuencia de los terribles coletazos que aún continúa dando una de las ideologías más siniestras y dañinas de la historia. Si no la que más.

Pero, dentro de las izquierdas, las pulsiones liberticidas no se circunscriben al llamado socialismo real (y tan real). También se desarrollan, por supuesto en menor medida, en el socialismo supuestamente moderado que se integra y gobierna en las instituciones de la democracia liberal burguesa. Esos sus afanes colectivistas e intervencionistas, que forman parte de su más pura idiosincrasia, y con los que se pretende que el Estado permanezca en nuestras vidas de la cuna a la sepultura, suelen conllevar hiperregulación y, en consecuencia, recortes a la libertad individual. Buen ejemplo de ello es el Gobierno de Zapatero (ahora, en realidad, de Rubalcaba), que pasará finalmente a la historia, no ya por sus conocidas iniciativas de índole prohibicionista, sino como el que, por primera y quizá única vez en nuestra democracia, limitó en sendos decretos, y 'manu militari', derechos y libertades. Un nuevo baldón en los anales del PSOE. Y van...

Aquellos que vinieron con el falso y vacío discurso del 'talante', y que tanto han alardeado de promocionar los valores 'pacifistas' y defender a ultranza principios democráticos, le han acabado cogiendo el gusto al estado de alarma, que, recordémoslo, no deja de representar la imposición de una situación de excepción; que, como tal, resulta inconcebible que se prolongue más de la cuenta en un régimen de libertades. Sin embargo, incapaces de resolver un problema de gravísimas dimensiones que ellos mismos como Gobierno contribuyeron a generar, y en una trágica actitud trufada a la vez de incompetencia y autoritarismo, han tenido a bien prorrogarla 'por si acaso'. Lo cual, si los Tribunales no lo impiden, sienta un peligroso precedente, ya que cualquier Gobierno en un futuro más o menos próximo puede verse tentado a volver a decretar el estado de alarma con tal de solventar cualquier conflicto similar. Y, en estos casos, la libertad, por la que las izquierdas sienten una especial alergia, siempre pierde.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

ELOGIO DE LA LITERATURA Y LA FICCIÓN

Magistral y emotivo discurso de don Mario Vargas Llosa en el acto de su aceptación del Premio Nobel de Literatura. Escuchemos al Maestro, y aprendamos y deleitémonos con él.









martes, 7 de diciembre de 2010

ATERRIZA, Y DESPEGA, COMO PUEDAS


En este caso, no ha habido ni torpeza ni estulticia. Limitar por decreto las condiciones laborales de los controladores aéreos justamente la víspera de un largo fin de semana ha sido un acto plenamente consciente y deliberado. Hay que tener en cuenta que quien tras la última remodelación ha pasado a ejercer de verdadero presidente del Gobierno es Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es bien sabido que el 'Rasputín' hispano no suele dar puntada sin hilo: El personaje es de la piel del diablo, pero de tonto no tiene un pelo. Ahora bien, en esta ocasión, como en otras, ha podido pasarse de listo al no prever determinadas contraindicaciones derivadas de ésta su última gran maniobra política, efectista pero que a corto y medio plazo adolecerá de muy escasa efectividad.

De todas formas, había que hacer lo posible y lo imposible para que las impopulares medidas anunciadas (y leídas) por Zapatero en el Parlamento, y otras posteriormente aprobadas en Consejo de Ministros, como la subida de los impuestos del tabaco y el alcohol, pasaran absolutamente desapercibidas. Además, una encuesta publicada por el mismísimo diario de Prisa era sencillamente demoledora para el PSOE: 19 puntos ya de ventaja para el PP. De ahí que 'Producciones Rubalcaba' decidiera proyectar durante el puente de la Constitución una mala versión de 'Aterriza (y despega) como puedas', en la que el Gobierno, tras provocar a la casta de los malvados controladores aéreos, surge como superhéroe para poner orden en los aeropuertos. Pero la película ha acabado siendo tan chusca que no ha obtenido sino pataleos y ensordecedores abucheos, amén de un daño irreparable para nuestra ya de por sí maltrecha economía. Y la muy deteriorada imagen de España, más por los suelos si cabe.

Si alguna virtud indiscutible ha tenido esta crisis es que ha servido para que el relevo soterrado que ha tenido lugar en el poder dentro del PSOE, y por ende en el Ejecutivo, quedara claramente al descubierto. Por tanto, en realidad no es reprochable que no fuera Zapatero el que diera cuenta a los españoles del primer estado de alarma decretado en nuestra democracia: Debía hacerlo el presidente del Gobierno 'in pectore', que no es otro que Rubalcaba. ¿Permitirán además tan graves acontecimientos meter en cintura por fin a aquel clan de privilegiados por mor del monopolio público? Mientras no se emprenda una auténtica liberalización del sector, nunca. Máxime cuando Blanco, el otro gran aspirante a heredar en posición de ventaja las migajas del decadente zapaterismo, ha establecido pocos días después del órdago una división entre 'buenos' y 'malos' controladores. Lo que, obviamente, suena a nueva componenda que, al modo lampedusiano, todo cambie para que todo siga igual. Porque, a la hora de la verdad, pese a que se le ha mentado como ejemplo a seguir, la respuesta de este Gobierno a tan inadmisible chantaje poco ha tenido que ver con la firmeza y la determinación que mostró Reagan en su momento: Mucho expediente abierto, pero ni un solo despido fulminante.

Y mucho cuidado con el estado de alarma en vigor, que este Gobierno a la deriva puede tomarle el gusto. Todo un peligro que se amplíe más de la cuenta, sobre todo si se encuentra al frente un declarado enemigo de las libertades como es Rubalcaba.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ASÍ NO PODEMOS SEGUIR





Apenas un par de días después de que el Gobierno, empezando por el mismísimo presidente, pasando por la vicepresidenta económica y terminando con el Secretario de Estado de la cosa, negara de forma tajante cualquier tipo de reacción ante las 'fluctuaciones' provocadas por los malvados 'especuladores', Zapatero anuncia en el Parlamento y en respuesta al líder de la oposición unas medidas económicas en las que, por atinadas que sean en líneas generales (aunque cortas y, sobre todo, tardías), no cree en absoluto: Pese a que la cruda realidad está convirtiendo su 'salida social (más bien socialista) de la crisis' en una auténtica pesadilla, la solución liberal siempre le ha merecido un rechazo profundo e indisimulado, propio de un sectario demagogo como es él. De ahí que las enumerara con escaso entusiasmo y agarrado al papel, ya que les han venido impuestas de nuevo.

Se ha repetido, por tanto, exactamente la misma situación del 'tijeretazo' del 9 de mayo. Nuestra ya de por sí deteriorada economía no puede soportar más bandazos, esta política económica basada en la improvisación más absoluta, carente de cualquier rumbo. Esperar a que los mercados financieros coloquen a la economía española al borde del precipicio y a los subsiguientes telefonazos procedente de París, Berlín o Washington para adoptar decisiones de una mínima enjundia, siempre a cuentagotas, puede servir para que Zapatero cumpla su objetivo primordial, que ahora no es otro que ganar tiempo e intentar aguantar en el poder lo que resta de legislatura; pero tan temeraria e irresponsable actitud resulta verdaderamente catastrófica por cuanto alarga la crisis en nuestro país y agrava más si cabe sus consecuencias.

Así no podemos seguir. Urge que tome las riendas un Gobierno con un plan audaz de medidas liberalizadoras y reformas económicas, y que esté convencido de la conveniencia y utilidad de las mismas. Desde luego, radicalmente diferente al que ahora sufrimos. Que los españoles decidan de una vez en las urnas.

martes, 30 de noviembre de 2010

EN CUALQUIER CASO, DE ZAPATERO ES EL FRACASO


Pese a la inquietud de los barones regionales socialistas, que ven cada vez más mermadas sus posibilidades de conseguir la reelección en los cercanos comicios autonómicos, el Gobierno pretende ahora convencernos de que en realidad la debacle sufrida por el PSC en las legislativas catalanas no es achacable en absoluto a la gestión de Zapatero, y que se debe única y exclusivamente a determinadas 'singularidades'. Vamos, como si Cataluña hubiera tenido el privilegio de mantenerse inmune a una persistente crisis económica que, según todas las encuestas y de manera harto previsible, tanto está desgastando la imagen del Ejecutivo presidido por Zapatero y, en consecuencia, del partido que lo sustenta, que no es otro que el PSOE.

Pero aceptemos pulpo como animal de compañía y demos por buena esta versión: La culpa de tan escandalosa derrota reside en exclusiva en los errores cometidos por el Gobierno del tripartito social-ecocomunista-independentista, con Montilla a la cabeza. Pues bien, remontémonos a diciembre de 2003, cuando Zapatero todavía era líder de la oposición: El PSC de Maragall, que en las elecciones catalanas, a pesar de haber ganado en voto popular, no había conseguido imponerse a CiU en número de escaños, firmó con Iniciativa per Catalunya-Verts y Esquerra Republicana de Catalunya el pomposamente llamado 'Acuerdo para un Gobierno catalanista y de izquierdas en la Generalitat', más conocido como el Pacto del Tinell. El cual, además de otorgar al tripartito carta de naturaleza, se basaba en el cumplimiento de cuatro puntos: Entre ellos, 'más y mejor autogobierno' (que conllevaba la elaboración de un nuevo 'Estatut') y 'Cataluña, una nación socialmente avanzada'. Y puesto que la construcción de la nueva 'nació' catalana no podía sufrir impedimento alguno, un anexo excluía la posibilidad de cualquier pacto de Gobierno o acuerdo de legislatura, ya sea en la Generalitat o en cualquier institución de ámbito 'estatal', con el PP, entonces en el Gobierno de la nación merced a una nítida mayoría absoluta lograda en las urnas.

Tamaño engendro inconstitucional y sectario obtuvo, no sólo la aquiescencia de Zapatero, sino su explícito respaldo. Así, no tuvo inconveniente alguno en fotografiarse en el balcón del Palau de la Generalitat junto a Maragall, Carod y Saura, los tres tenores del recién nacido tripartito, con tal de escenificar su apadrinamiento del nuevo pacto con los independentistas. Fue la primera conquista política que pudo ofrecer a sus entonces desmoralizadas huestes y, además, toda una declaración de intenciones del camino que iba a tomar él mismo menos de un año después: De tal forma que llevaría el tripartito al Congreso de los Diputados y se apoyaría en los votos de ERC e IU para lograr su investidura como presidente del Gobierno; y en ambas formaciones, sobre todo en los esquerristas (a los que prometió derogar el trasvase del Ebro, tal y como hizo inmediatamente), obtendría su fundamental sostén político. Es más: Su gran, principal y finalmente fracasado propósito, el proceso de claudicación ante la ETA, tuvo su inicio e inspiración en el vil compadreo del secesionista Carod con los etarras, con los que acordó librar sólo a Cataluña de sus crímenes. Y su proyecto de cambio de régimen, ahora en suspenso debido a la crisis económica, pasaba por arrinconar y marginar al PP y despreciar a sus más de diez millones de votantes (el 'cordón sanitario', como lo bautizaría algún 'zejatero'), lo que suponía ni más ni menos que la aplicación también al ámbito nacional de aquel intransigente y excluyente anexo del Pacto del Tinell.

Sin embargo, para sacar adelante el 'Estatut', una reforma de la Constitución por la puerta de atrás (aunque posteriormente matizada por la tardía sentencia del Tribunal Constitucional), Zapatero traicionaría a un Maragall que había perdido toda esperanza en el empeño. No obstante, con el renegado cordobés Montilla esta vez como líder socialista, y a pesar del evidente desgaste electoral del PSC en los comicios catalanes de 2006 (había bajado de 42 a 37 escaños y perdido la mayoría del voto popular), el tripartito seguiría gobernando e incluso acentuaría su nefasto proceder nacionalista, basado en la inmersión lingüística. Políticas puramente identitarias y eminentemente liberticidas que, no sólo dejarían en mantillas las llevadas a cabo en su momento por el mismísimo Jordi Pujol, sino que además contarían con el apoyo claro y rotundo de Zapatero, que llegaría a manifestar públicamente su adhesión, por ejemplo, a las sanciones a aquellos comercios que sólo rotulen en español. Y es que el presidente del Gobierno, pese a serlo de todos los españoles, siempre ha alardeado de su especial preferencia por Cataluña y lo catalán, que como buen 'progre' confunde con lo nacionalista catalán.

A toro pasado, y una vez consumado el desastre electoral sin precedentes del PSC (de 37 a 28 diputados en el Parlament), es fácil acusar de tan dolorosa derrota a la conversión al nacionalismo y a la subsiguiente traición a sus votantes perpretada por los dirigentes socialistas catalanes, tal y como hacen estos días determinadas voces procedentes del PSOE; que a buenas horas, mangas verdes. Pero la responsabilidad no recae exclusivamente en Montilla, ni antes en Maragall, sino también y principalmente en Zapatero; el mismo que, no sólo en su momento prohijó el tripartito y lo presentó como su primer gran éxito político, sino que ha respaldado siempre que ha tenido ocasión tanto su continuidad como sus iniciativas y políticas más controvertidas, cuando no ha seguido su ejemplo. Así pues, en cualquier caso, sea por razones de ámbito nacional o por cuestiones domésticas catalanas, el fracaso es atribuible en primer lugar a Zapatero.

martes, 23 de noviembre de 2010

CON EL TRASERO AL DESCUBIERTO

Si te empeñas en actuar de abogado defensor y vocero de una teocracia despótica como es la marroquí, tarde o temprano acaban pillándote en un renuncio. Y, claro, caes en el más completo de los ridículos. Ay, en qué han quedado esos 'valores' que iban a ser el norte de la política exterior zapateril...



lunes, 22 de noviembre de 2010

35 AÑOS DE UN REINADO PARA TODOS LOS ESPAÑOLES


Fue el 22 de noviembre de 1975. Dos días después de la muerte de Franco, las Cortes proclamaban a Juan Carlos de Borbón y Borbón rey de España. Visiblemente cansado y ojeroso, el nuevo Jefe del Estado, plenamente consciente de la importancia histórica del momento y de la grave responsabilidad que recaía sobre su persona, pronunciaba ante procuradores y demás gerifaltes franquistas, y asimismo ante las cámaras de la televisión, un discurso extremadamente medido y ponderado: Por una parte, pretendía tranquilizar a un auditorio que en líneas generales recelaba todavía de un cambio político de envergadura, y de ahí sus alabanzas al recién difunto dictador ('una figura excepcional entra en la historia...'); pero por otra, dejaba absolutamente claro que, en una nueva etapa que se abría, su intención primordial era reinar 'para todos los españoles', sea cual sea 'su cultura, su historia o tradición', lo cual obviamente no sería concebible sin la recuperación de las libertades ni la implantación, siquiera paulatina, de reformas democráticas. Y don Juan Carlos, pese a la desconfianza que despertaba en esa parte de la oposición, esencialmente la de izquierdas, que abogaba por la ruptura pura y dura, ejercería de auténtico motor de la profunda democratización política que necesitaba España.

Un motor basado en el engranaje de dos piezas básicas: Torcuato Fernández Miranda, que desde la presidencia de las Cortes propició la evolución sin traumas a un sistema incipientemente democrático partiendo de la legalidad franquista ('de la ley a la ley a través de la ley'), y Adolfo Suárez, a quien el Rey nombró sorprendentemente presidente del Gobierno tras deshacerse de Carlos Arias Navarro ('un desastre sin paliativos'), una concesión al 'bunker'; todo un acierto, puesto que Suárez llevaría a cabo con pulso sereno pero firme las reformas políticas imprescindibles para hacer por fin de España un país situado al mismo nivel de las democracias occidentales. También cabe resaltar la generosidad y altura de miras, sin precedentes en la historia política, de esas mismas Cortes que proclamaron Rey a don Juan Carlos, que posteriormente aprobaron por amplísima mayoría su propia disolución (lo que se conoce como el 'hara kiri') para dar definitivamente paso a la transición democrática.

La estabilidad política y democrática, distintivo de los 35 años de reinado de Juan Carlos I, no hubiera sido posible sin ese espíritu de concordia que inspiró a los impulsores de aquellas reformas, empezando por el propio monarca. Si se quería construir una democracia para todos, resultaba imprescindible enterrar definitivamente las querellas intestinas que habían enfrentado a los españoles en dos bandos irreconciliables. Qué lejos queda tan loable actitud de quienes ahora buscan irresponsablemente la división entre españoles rescatando los fantasmas de la Guerra Civil y del franquismo y sacando a pasear sus cadáveres. Y todo con el mezquino objetivo de 'generar tensión' para intentar lograr réditos electorales. Aunque está por ver que esta vez les sirva de algo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA DESORIENTACIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR

El presidente Zapatero no encuentra su sitio en la OTAN, y tampoco en el panorama internacional en general. Ninguna otra secuencia, que aunque lo parezca no está protagonizada por Mr. Bean, puede simbolizar de mejor manera la desorientación que caracteriza a nuestra vergonzosa política exterior.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

UN GOBIERNO COBARDE, MENTIROSO Y RUIN


Ya no caben medias tintas para calificar a este Gobierno de nuestros pecados, que han debido de ser muchos y muy graves como para que los españoles merezcamos tener que soportarlo. Parecía imposible, pero los estertores del socialismo zapaterista están alcanzando tales e inauditos niveles de indignidad en su siempre nefasta política exterior, que han convertido en auténtica tarea de titanes la mera posibilidad de rehacer en un futuro más o menos próximo la imagen de España, que estos genios de la farisea progresía han situado definitivamente a la altura del betún.

Que el PSOE, pese a haberse servido electoralmente del asunto en su momento, había decidido hace años abandonar a su suerte al Sahara occidental lo sabíamos de sobra. Los ecos de ese felipista compromiso, 'con el pueblo saharaui hasta la victoria final', resuenan de igual forma que aquella célebre promesa, también de Felipe, de 'OTAN, de entrada no': Pertenecen a la misma especie de las grandes mentiras de la historia del socialismo español. A este respecto, la foto en la que Zapatero, todavía jefe de la oposición, se dejó inmortalizar acompañado del sátrapa alauita y junto a un mapa del Gran Marruecos que incluía, además del Sahara, Ceuta, Melilla y las Canarias, era toda una declaración de intenciones de la postura claudicante ante las pretensiones marroquíes que adoptaría el nuevo socialismo zapaterista nada más llegar al poder; por cierto, empujado por un atentado, el del 11-M, de ese mismo supuesto carácter islamista del que avisaría un amenazante e indignado Mohamed VI al entonces Ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, pocos días después de que España votase en la ONU a favor de la autodeterminación del Sáhara.

Ahora bien, ¿tanto le debe el Gobierno de Zapatero a Marruecos como para, no sólo permanecer ciego, sordo y mudo ante los intolerables atropellos a las libertades y los derechos humanos que se perpretan en El Aaiún, sino incluso tragar y dar por buena la delirante versión del régimen alauita, que encima pretende hacer comulgar con ruedas de molino cuando da a entender que sus tropas emprendieron en el Sahara una labor 'de liberación' ante fuerzas de Al-Qaeda? ¿Se anteponen 'los intereses de España', como de manera tan cínica ha presumido el presidente, manteniéndose impasibles ante la expulsión de periodistas españoles de la zona, las salvajes torturas infligidas a un ciudadano español e incluso el asesinato de otro compatriota, presentado cruel y descaradamente como víctima de un 'accidente de tráfico'?

Desde luego, es propio de cobardes traicionar al Sahara plegándose de manera tan indecorosa a las prescripciones de la teocracia marroquí; de mentirosos dar pábulo a patrañas tan escandalosas; y de ruines abdicar de la defensa de unos principios y valores que deberían guiar el proceder de cualquier Gobierno occidental, con tal de preservar no se sabe qué intereses. Hasta el punto de que estos radicales del feminismo han convertido a doña Trinidad Jiménez, virtualmente ausente en esta crisis, en la perfecta Ministra 'florero' para así evitar herir la sensibilidad masculina de algún prócer fidelísimo a las enseñanzas del Islam.

El zapaterismo está escribiendo su epitafio, por fortuna; pero está resultando demasiado largo y gravoso para España.

jueves, 11 de noviembre de 2010

LOS ATAJOS DEL PSOE


'Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones'. Estas escalofriantes palabras, pronunciadas por el mismísimo Pablo Iglesias en una de sus más controvertidas intervenciones parlamentarias, definen de la mejor manera posible la sinuosa actitud que históricamente ha mostrado el PSOE hacia el Estado de Derecho: De respeto exclusivamente cuando conviene a sus intereses. Buen pero lamentable ejemplo de ello lo tenemos en su ejecutoria en la lucha contra el terrorismo etarra: Los Gobiernos socialistas nunca han creído en el imperio de la ley como único instrumento para acabar con la ETA, y de alguna u otra manera siempre han buscado introducirse en oscuros recovecos para saltarse la legalidad a la torera. Y en ocasiones sin pararse en barras.

Puesto que agraviar al Estado de Derecho desde el Gobierno implica en último término desproveerse del más mínimo principio ético y moral, los atajos tomados han sido radicalmente distintos y distantes: A tal efecto, lo mismo da rebajar al Estado a la categoría de terrorista para emprender la guerra sucia, que claudicar ante las exigencias de la banda asesina. Todo vale con tal de intentar acabar con el problema por la vía más rápida. Así, los Ejecutivos de Felipe González no tuvieron empacho alguno en utilizar tanto las conversaciones de Argel como los crímenes de los GAL: La táctica del palo y la zanahoria, pero fuera de la legalidad y de toda decencia.

En cambio, Zapatero, que heredó una ETA en práctica fase terminal de resultas de la firme, eficaz y, por cierto, impolutamente legal política antiterrorista de los Gobiernos de Aznar, prefirió desde el primer momento transigir ante la organización criminal, con el fin, entre otros, de incorporar a la eufemísticamente llamada 'izquierda abertzale' en su proyecto de cambio de régimen. La rebelión de las víctimas del terrorismo, nada dispuestas a que se traicione su memoria y su dignidad, y el subsiguiente desgaste político que estaba sufriendo le llevaron a suspender su vergonzante 'proceso de paz', que ahora está reiniciando para intentar presentar un supuesto final definitivo del terrorismo de la ETA como gran y único argumento electoral.

Pero hete aquí que los sucios y espeluznantes métodos empleados en la lucha contra el terrorismo durante la época de Felipe González han vuelto a la primera plana de la actualidad, donde los ha querido situar precisamente quien en aquellos años se desgañitaba en negar cualquier implicación en los mismos. De qué poco ha servido la defensa y protección que al susodicho le brindara en su momento Enrique Bacigalupo, entonces insigne juez de guardia del felipismo, quien, con el objetivo de impedir la declaración ante el Supremo del ex-presidente del Gobierno a propósito del caso GAL, aducía la inconveniencia de 'estigmatizar' a su augusta figura. Al final se ha acabado estigmatizando él solito cuando ha desvelado en su periódico favorito, dónde si no, que tuvo la oportunidad de ordenar 'volar' a toda la cúpula de la ETA, reunida entonces en Francia, y que dudó en hacerlo. Vaya, Míster 'X' ha esperado a que prescriban tales delitos para decidirse por fin a confesar. Y se ha quedado tan pancho.

Volvamos ahora al zapaterismo que busca su resurrección política en la segunda parte de la negociación con la ETA. Jesús Eguiguren, que pese a haber sido condenado en sentencia firme por maltrato doméstico ostenta nada menos que la presidencia del Partido Socialista de Euskadi, siempre se ha encargado de mantener en nombre del PSOE un hilo de comunicación con el mundo criminal etarra. De ahí que desempeñara un decisivo papel en el inicio y desarrollo del proceso de rendición de la anterior legislatura, que está repitiendo en la segunda edición puesta ya en marcha. Pues bien, no contento con declarar en sede judicial a favor del batasuno Otegui, presume en un programa de la televisión oficial del zapaterismo, dónde si no, de su óptima relación personal nada menos que con el etarra y prófugo de la Justicia Josu Ternera, con el que, según concretó, ha llegado a compartir mesa y mantel 'bastantes veces'. Eso sí, sin que tuviera a bien comunicar al juez o a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado su paradero, no vayamos a fastidiar la enésima 'tregua-trampa' que se está gestando.

Así pues, Felipe González reconoce que estaba muy al tanto de los crímenes de Estado que se cometieron bajo su Gobierno, y no pasa nada. Es más: Lo verdaderamente grave es la reacción de 'la derecha', que 'se excita' cada vez que el ex-presidente habla. Por su parte, 'Txusito' Eguiguren alardea de su 'buen rollito' con el etarra y asesino Josu Ternera, y tampoco pasa nada. El problema reside en aquellos, entre ellos víctimas directas del terrorista, que, al empeñarse en pedir explicaciones, sólo buscan 'el linchamiento' de 'un hombre bueno'. Y es que el carné del PSOE, en virtud de las tesis promulgadas por su fundador, exime del sometimiento a las leyes. Por tanto, basta con llevarlo para disfrutar de toda la impunidad.

jueves, 4 de noviembre de 2010

ESTADOS UNIDOS SIGUE SIENDO ESTADOS UNIDOS


La victoria de Barack Obama en las presidenciales estadounidenses, sin duda histórica, había generado grandes e inusitadas expectativas en ese amplio y diverso apostolado del intervencionismo económico, de tan gran predicamento especialmente en nuestra vieja Europa: Por fin el 'capitalismo salvaje' que caracteriza a los Estados Unidos iba a ser definitivamente desterrado ante la imponente y luminosa presencia del Estado 'social' y benefactor, que siquiera gradualmente, y al albur de la crisis económica, iría sentando sus reales. Y no cabe reprocharle al actual inquilino de la Casa Blanca que no se haya atrevido a dar pasos en pos de ese objetivo: Los típicamente keynesianos (al modo rooseveltiano) 'planes de estímulo' financiados con ingentes cantidades de dinero público, los 'rescates' a la industria automovilística con los impuestos de los norteamericanos, la contraproducente regulación del sistema financiero y, sobre todo, una controvertida reforma sanitaria son buenas y significativas pruebas de ello.

Pero quienes, ufanos, se frotaban las manos, absolutamente ilusionados y convencidos de un inminente e inapelable triunfo del proyecto obamita, pasaban por alto un detalle que no carece precisamente de importancia: Que en Estados Unidos la soberanía reside en una ciudadanía que ama como en ningún otro sitio del planeta la libertad individual, valor del que además es plenamente consciente que es fundamento básico de la grandeza de su nación. Sólo había que esperar a que el electorado estadounidense se pronunciara en la primera oportunidad que tuviera, es decir, en los comicios legislativos y en las elecciones a gobernador del 2 de noviembre. Y lo ha hecho de manera clara y contundente: La bofetada propinada en las urnas a las políticas keynesianas y ruinosamente 'progres' de Obama, auténtico lastre para la recuperación económica, ha sido realmente sonora.

Pero semejante vuelco electoral no hubiera sido posible sin el fortalecimiento y la regeneración de un partido como el Republicano, hasta hace apenas unos meses en plena decadencia tras sucumbir, al socaire de los desafortunados últimos años de Bush, a los cantos de sirena del intervencionismo. Que por fin haya vuelto a abrazar los principios que históricamente le han distinguido y, en consecuencia, haya sido capaz de presentar candidatos que proponen sin ambages frenar el expansionismo del Estado y devolver el protagonismo al individuo, a las familias y a las empresas, se debe a que casi sin quererlo se ha visto espoleado por el variopinto movimiento popular del 'Tea Party'.

Este extraordinario fenómeno que, por su rápida, irresistible y triunfante irrupción en la vida pública norteamericana, pasará sin duda a los anales de la política contemporánea, ha tenido la virtud de encauzar social y políticamente un descontento muy generalizado entre los estadounidenses ante la cada vez mayor intromisión del Gobierno en sus vidas. Pura expresión de un anhelo ciudadano que, sin embargo, la práctica totalidad de la prensa española y europea en general considera intolerable; de ahí que, en su impacable labor de demonización, le dedique los más variados, injustos y desmesurados adjetivos. Sólo aciertan cuando califican al 'Tea Party' de conservador, ya que, en efecto, pretende preservar los principios y tradiciones sobre los que se fundaron los Estados Unidos de América (tales como libertad individual, economía de libre mercado, Gobierno limitado y unidad de la nación, valores cuya resuelta protección llega a reputarse de inconcebible y propia de 'ultras' e incluso, pásmense, 'neofascistas'). Eso sí, también puede admitirse que se les defina como radicales: Lo son, y mucho, en la defensa de la libertad.

En cualquier caso, la abrumadora victoria del Partido Republicano en la Cámara de Representantes y en la mayoría de los Estados expresa una realidad que, por muy incómoda que le pueda resultar a tantos, no deja de ser incontestable: Estados Unidos sigue siendo Estados Unidos. Afortunadamente para los que nos identificamos con su historia, su tradición y sus valores.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

CUESTIÓN DE GENÉTICA


'Besa por el día y muerde por la noche'. Según el actual presidente de las Cortes, es el proceder que define a doña Esperanza Aguirre; contra la que, como sabemos y tenemos perfectamente asumido, vale absolutamente todo, aunque no por ello deja de ser mujer. 'Cabaretera' y 'chica fácil' fueron dos lindezas que el flamante candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid le dedicó a su rival político en Parla, cuya condición de portavoz del retrógrado PP no le impide también ostentar la femineidad. E incluso en el mismísimo oasis catalán un cargo del PSC, con tal de excusar el mal trago que acababa de pasar su jefe en una entrevista, llegaría a relacionar el supuesto mal humor de la periodista que le inquiría con problemas de alcoba. Y de manera harto grosera.

Pues bien, ante tamañas y obscenas exhibiciones de intolerable sexismo, ningún o ninguna celoso o celosa guardián o guardiana de las esencias femiprogres amagaron en su día con exigir dimisiones. Y muy a pesar de que en ningún momento quienes profirieron tales barbaridades han creído oportuno expresar la más mínima disculpa. El que tiene boca se equivoca, pero sólo si el que habla más de la cuenta se califica a sí mismo de 'progresista'. No es, por tanto, el caso del alcalde de Valladolid, cuyas soeces consideraciones sobre determinadas características físicas de la nueva Ministra zapateril de Sanidad le han valido la condena de por vida. Que haya pedido perdón ni tan siquiera le hace merecedor de someterse al dictamen de sus vecinos vallisoletanos, quienes dentro de poco tiempo tendrán la oportunidad de decidir si incurrir en tal zafiedad adquiere suficiente gravedad como para retirarle la confianza en las urnas. De ninguna manera: A la hoguera con él, que es del PP. Es mera cuestión de genética, tal y como puntualizó el polivalente y erudito Rubalcaba.

Pero en estos casos, y por desgracia, hay ocasiones en los que se peca, no ya de palabra, sino incluso de obra. Así, quizá sea la genética la que mantenga el carné socialista en manos de quien ha llegado a ser condenado en sentencia firme por malos tratos, y también, ante el bochornoso silencio del feminismo de salón, la que le haya llevado nada menos que a la presidencia del Partido Socialista de Euskadi. En cualquier caso, quién mejor para mantener contactos e intentar propiciar la distensión con el mundo criminal etarra: Es cierto que le propinó una paliza a su mujer, pero está dispuesto a demostrar que es tan 'hombre de paz' como su amigo y protegido Otegui. El diablo los cría, y ellos se juntan. Cuestión de genética.

miércoles, 27 de octubre de 2010

ALGO SE MUEVE EN LAS ISLAS BRITÁNICAS


La audaz propuesta presentada en el Parlamento británico por los diputados conservadores Baker y Carswell, consistente en eliminar la reserva fraccionaria, ha obtenido un inesperado eco nada menos que en el mismísimo gobernador del Banco de Inglaterra, Marvyn King. Desde luego, ya son palabras mayores. De llegar a implantarse tal medida algún día, nos encontraríamos ante una verdadera revolución: La base del funcionamiento de la banca, y una de las principales causas de los ciclos de auge y recesión que vivimos actualmente, daría paso a la reserva 100% de los depósitos a la vista, que quedarían a la libre elección del cliente. Una auténtica, ésta sí, reforma del sistema financiero, lejos de determinadas naderías gatopardescas que inciden en los mismos errores intervencionistas.

El mero hecho de plantear tan necesario debate a tan alto nivel revela que, al menos, algo se mueve en las islas británicas. Ojalá que estos vientos de libertad procedentes del Reino Unido, que se suman a las ambiciosas reformas liberalizadoras de su nuevo Gobierno, alcancen al resto del continente... Y, de paso, también al otro lado del Atlántico, lastrado por las contraproducentes, y afortunadamente contestadas, políticas obamitas.

jueves, 21 de octubre de 2010

TIEMBLA EL ESTADO DE DERECHO


Imaginemos que en cualquier país de larga y arraigada tradición democrática, un señor presenta los siguientes 'méritos' en su ejecutoria como político: Portavoz de un Gobierno en el que, al amparo de la lucha antiterrorista, se cometían en su seno todo tipo de atropellos a las leyes, latrocinios varios e incluso actos de terrorismo de Estado; flagrante infractor de la jornada de reflexión de unas elecciones generales e inductor ese mismo día del asalto a las sedes del partido adversario; cabeza de un Ministerio, para más inri el de Interior, en el que altos mandos políticos y policiales, en pleno proceso de negociación y claudicación ante una banda criminal, llegaron a avisar a miembros de la misma para evitar su detención por la Policía, traicionando así a la nación y a las víctimas del terrorismo; impulsor desde ese mismo departamento de la puesta en funcionamiento de un sistema de espionaje indiscrimado, que como tal pone en serio riesgo la efectiva garantía de los derechos y libertades individuales, y de mediáticas operaciones político-policiales contra la oposición, en las cuales se les despoja a determinadas personas, antes incluso de ser sometidas a juicio, del derecho al honor y a la propia imagen.

Si alguien exhibiera tamaño y escalofriante currículum, pongamos en Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos, tiempo haría que hubiese quedado, cuanto menos, inhabilitado políticamente para los restos: A buen seguro, ni podría ocupar el cargo de modesto vocal de una Junta de Vecinos. Sin embargo, semejante personaje en nuestra querida España, y más concretamente en un partido de tan nefasto historial como es el PSOE, asciende y promociona hasta el punto de concentrar como Ministro un poder inédito en nuestra democracia: Además de titular de Interior, vicepresidente político y portavoz. Ahí es nada. Y es que el presidente, desacreditado y hundido en las encuestas, necesita más que nunca de sus maquinaciones y perversos oficios: Máxime cuando deposita sus últimas esperanzas en la segunda parte de la negociación con la ETA, que hace tiempo se ha iniciado. Y, por supuesto, hay que seguir intentando desactivar a la oposición, que está cobrando ya mucha ventaja. Demasiada.

Todo el poder para Rubalcaba. Mientras tanto, tiembla el Estado de Derecho.

martes, 19 de octubre de 2010

ANTE EL VICIO DE PEDIR...


Siempre que el Gobierno de turno negocia con partidos nacionalistas el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, que suele ser lo mismo que intentar lograr su propia supervivencia, surge el inevitable debate: Si conviene o no cambiar nuestro sistema electoral, precisamente con el fin de evitar que la gobernabilidad y estabilidad política continúe dependiendo de quienes no creen en España y persiguen su debilitamiento como nación. Y entre las alternativas que se proponen, se hace mención al régimen uninominal mayoritario británico que, pese a constituir una excepción dentro de Europa (como en tantos otros aspectos, por cierto), es supuestamente el único que garantiza la constitución de Ejecutivos sólidos y con capacidad de maniobra.

Pues bien, la muy reciente experiencia de los últimos comicios legislativos en el Reino Unido nos ha demostrado que no existe el sistema electoral perfecto, y que incluso el británico puede tener sus fallas en ese pretendido propósito de propiciar Gobiernos estables: De tal forma que, por mucho que el Partido Conservador consiguiera imponerse nítidamente al Laborista en voto popular, el reparto de las circunscripciones provocó que, de manera prácticamente inédita en la historia, no hubiera mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. Sin embargo, del llamado 'Hung Parliament' ha salido un Gabinete, el de Cameron y Clegg, sin fisuras, con claros objetivos comunes y que ha sabido presentar un ambicioso programa de reformas institucionales, administrativas y económicas. A ello ha ayudado sin duda el hecho de que el socio de Gobierno de los conservadores sea un partido como el Liberal Demócrata, no sólo ideológicamente cercano en determinadas materias, sino sobre todo de patente vocación nacional británica.

Así, en el Reino Unido ha llegado a reproducirse por primera vez tras la Segunda Guerra Mundial la misma coyuntura de pactos de Gobierno que históricamente ha sido habitual en un país como Alemania, cuyo sistema electoral proporcional (si bien matizado) pocas veces ha reportado mayorías absolutas en el Bundestag. Esta realidad, sin embargo, no ha solido ser óbice para la formación de Ejecutivos firmes que sean capaces de permanecer durante las correspondientes legislaturas. Y es que en la mayoría de las ocasiones ha ejercido como 'bisagra', tanto de los democristianos como de los socialdemócratas (aunque más de los primeros), un partido también de claro carácter nacional alemán, el FDP (liberales); papel de estabilidad que asimismo llegarían a desempeñar Los Verdes durante los Gobiernos del socialdemócrata Schroeder.

El sistema electoral español, basado en la Ley D'Hont, no es ni mucho menos el peor de los posibles: Combina aspectos del régimen mayoritario con el proporcional, de tal forma que, además de facilitar una mayor pluralidad en el Parlamento para que éste sea un reflejo lo más fiel posible de la realidad política y electoral de España, también favorece que el partido ganador, por mínima que haya sido su victoria, disponga de una considerable ventaja en número de diputados respecto al segundo (por ejemplo, los apenas 1,3 puntos que el PP logró sobre el PSOE en 1996 se tradujeron en una diferencia de quince escaños). Cabe recordar asimismo que el sistema en vigor ha producido cuatro mayorías absolutas (en 1982, 1986 y 1989, del PSOE, y en 2000, del PP), y las últimas encuestas señalan que puede tener lugar una quinta. Ahora bien, el principal inconveniente reside en la asignación de escaños por provincias, que sobredimensiona la representación en la Cámara de los partidos nacionalistas, cuando su peso electoral real en el conjunto de España es mínimo. Por tanto, son los nacionalismos de distinto pelaje quienes ostentan la capacidad de aportar los escaños que le falten al Gobierno correspondiente para obtener la mayoría necesaria. Y he ahí la lamentable diferencia respecto a otros países: Aquí quienes actúan de 'bisagras' repudian la unidad de la nación, y hallan su principal razón de ser en la reivindicación permanente con el objetivo de ir acumulando cada vez mayor poder.

Por tanto, la clave de la estabilidad política no se encuentra tanto en el sistema electoral, como en el carácter de las 'bisagras'; y, en muchas ocasiones, más bien en quien concede. Porque no todas las experiencias de Gobiernos basados en acuerdos con nacionalistas han sido negativas: Los primeros cuatro años del PP en el poder, en los que se alcanzaron pactos de legislatura, públicos y transparentes, con nacionalistas catalanes, vascos y canarios, han sido quizá los más fructíferos política y económicamente de la democracia. En aquella oportunidad, ya en las negociaciones previas se dejó absolutamente claro que ni el modelo de Estado ni la soberanía nacional iban a ser objeto de transacción alguna. Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar.

En cambio, Zapatero, nada más ganar sus primeras elecciones, optó por tener como aliado parlamentario preferente a un partido abiertamente independentista como ERC, y además no tuvo inconveniente alguno en impulsar con el Estatuto de Cataluña una reforma de la Constitución por la puerta de atrás, lo que a su vez redundaba en su propósito de propiciar un cambio de régimen. Y ahora que su incapacidad para afrontar la crisis económica le ha colocado con el agua al cuello, ha decidido ceder ante el PNV y Coalición Canaria hasta extremos literalmente delirantes (porque no otra calificación merece que, por ejemplo, acceda a que a las provincias vascas se les imponga ridículos topónimos que en su momento se inventara el enajenado Sabino Arana, o que aguas internacionales pasen a denominarse, porque sí, 'canarias'). Desde luego, debería haber buscado otras fórmulas para lograr su objetivo de mantenerse al menos un año más en La Moncloa; y, de no haberlas encontrado, dadas las circunstancias, podría haber tenido un último gesto de patriotismo, proponer al Rey la disolución de las Cámaras y, se presente o no como candidato del PSOE, convocar elecciones generales. Pero sabemos de sobra que al presidente no le mueve precisamente el amor a España.

jueves, 14 de octubre de 2010

LES IMPORTA UN BLEDO ESPAÑA


Vaya por delante que quienes dieron su vida por la nación merecen el respeto y el reconocimiento de todos los españoles. Y, desde luego, cuando precisamente se recuerda a los caídos por España y se reza por ellos no es el momento de silbar ni abuchear a nadie. Ahora bien, los menos indicados para rasgarse las vestiduras son los miembros de un Ejecutivo y un partido que no tienen empacho alguno en alcanzar pactos de gobernabilidad con quienes promueven la quema de banderas españolas y mancillan nuestros símbolos (sin que en tales casos nadie haya planteado la conveniencia de imponer ningún 'protocolo'), y que para más inri se halla encabezado por quien considera el concepto de nación española 'discutido y discutible'. Es más, si hubieran demostrado un mínimo de patriotismo en el ejercicio de su Gobierno, y por ejemplo no hubieran puesto a la nación en almoneda con el Estatuto de Cataluña, seguro que no hubiéramos tenido que lamentar hechos como los acaecidos antes del último desfile militar del 12 de octubre.

En cualquier caso, cabe preguntarse en qué va a consistir ese 'protocolo' propuesto públicamente por la pacifista y nacionalista Chacón (manda narices), supuestamente para garantizar el 'respeto' a la Fiesta Nacional. ¿En alejar todavía más al público (pese a que precisamente tal medida se ha mostrado absolutamente contraproducente), o en cerrarle el paso directamente? ¿Acaso se detendrá a todo aquel que manifieste su desaprobación? ¿O se evitará llegar a esos extremos repartiendo mordazas entre la concurrencia? Da la impresión de que este Gobierno de irresistibles impulsos prohibicionistas se escuda ahora en la celebración del Día de la Hispanidad para tratar de imponer sus designios liberticidas. Porque, y a las pruebas hay que remitirse, les importa un bledo España, la Fiesta Nacional y nuestros símbolos: En realidad, pretenden evitar una próxima vez en la que Zapatero sea objeto de abucheos, y sobre todo que las televisiones y demás medios de comunicación vuelvan a hacerse eco de la expresión de un descontento muy generalizado en la sociedad española (y no sólo en la 'extrema derecha', como quieren hacer ver). Máxime cuando, en el mejor de los casos para este Gobierno, el venidero 12-O tendrá lugar a pocos meses de las elecciones generales de 2012.

domingo, 10 de octubre de 2010

UN AUTÉNTICO PELIGRO PARA LOS LIBERTICIDAS


Se ha hecho esperar. Demasiado. Pero la Academia sueca, por desgracia el más significado baluarte del pensamiento único 'progre' en el mundo, tarde o temprano no tendría más remedio que rendirse a la evidencia. Porque si hace décadas alguien merecía ostentar el Premio Nobel de Literatura, ese es Mario Vargas Llosa: Verdadero iniciador con su obra 'La ciudad y los perros' de una magnífica generación de escritores (Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, José Donoso...), la del llamado 'boom' de la literatura hispanoamericana que surgiera en los años 60, sus novelas, de una sublime calidad literaria, marcan toda una época. Hasta el punto de que la narrativa contemporánea, y no sólo en lengua española, no puede entenderse sin la extraordinaria aportación de Vargas Llosa. Además, como la misma Academia ha resaltado, en sus obras ha sabido plasmar como nadie 'una cartografía de las estructuras de poder' y unas 'imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota'.

En efecto, desde 'Conversación en La Catedral' hasta su más reciente 'La Fiesta del Chivo', el denominador común de todas sus novelas, especialmente en las de mayor contenido histórico y político, es la lucha, casi siempre descarnada, del individuo frente a un poder totalizante, que como tal pretende controlar y reprimir su libre iniciativa. De ahí que su propia evolución ideológica, y tras romper con esa izquierda que en la puesta en práctica de sus doctrinas se caracteriza precisamente por esos hábitos opresores que él mismo denuncia (en su caso, la detención en 1971 del poeta cubano Heberto Padilla por el régimen de Castro fue la gota que colmó el vaso), le terminara llevando por la senda del liberalismo. Algo que jamás le ha perdonado esa intelectualidad tantísimos años ciegamente fascinada por aquellas utopías socialistas, que, en su empeño de querer bajar el cielo a la tierra, convierten a ésta en el peor de los infiernos.

Además, y al contrario de quienes se limitan a sentar cátedra desde atalayas provistas de una presuntuosa superioridad moral, tuvo la valentía de saltar a la arena política cuando presentó su candidatura a la presidencia del Perú, cuyas vicisitudes cuenta en 'El pez en el agua'. Por desgracia, su proyecto liberal, basado en las triunfantes reformas que en aquella época emprendieron Margaret Thatcher y Ronald Reagan, acabó sucumbiendo ante la peor enfermedad que continúa asolando América Latina: El populismo, encarnado entonces en un desconocido Alberto Fujimori. Pese a que el Perú perdió a un gran presidente que asimismo podría haber significado un ejemplo a seguir en toda Latinoamérica, la literatura universal obtuvo el impagable regalo de la supervivencia de un extraordinario creador. Y para deleite de sus lectores.

Así pues, no es de extrañar que este Premio Nobel de Literatura (que, como en el caso de la concesión del Nobel de la Paz al disidente chino y preso político Liu Xiaobo, es un tardío pero justo reconocimiento) haya levantado ciertas ampollas en la progresía patria y mundial. De tal forma que un ínclito propagandista del castrismo y sus crímenes, ni corto ni perezoso, ha aprovechado la coyuntura para tachar a Vargas Llosa de 'derechista muy peligroso'. En efecto, lo es: Dado que las ideas que como prestigioso escritor e intelectual promulga se basan en la defensa de la democracia y la libertad individual y en la denuncia de las dictaduras y cualquier clase de totalitarismo, don Mario representa un auténtico peligro para los liberticidas que tanto abundan, especialmente por los lares de su amada y maltratada Hispanoamérica.



jueves, 7 de octubre de 2010

SEÑORAS Y SEÑORES, 'RUBALCABA PRODUCTIONS' EN MURCIA


P: ¿Va a coincidir en plena campaña electoral?
FJ: En plena campaña electoral, ¿el qué?
P: Todo este asunto.
FJ: Sí, creo que hay una campaña electoral. Además, también hay por ahí asuntos de robos y de hurtos que están en campaña electoral.

Esta elocuente conversación es parte de una entrevista que un periodista (P) del diario 'La Verdad de Murcia' le hiciera al Fiscal Jefe (FJ) del Tribunal Superior de Justicia de Murcia en febrero de 2007, a propósito del caso conocido como el de 'La Zerrichera', actualmente en el congelador. Desde luego, no cabe reprocharle falta de sinceridad al interpelado, que para más señas responde al nombre de Manuel López Bernal. Socialista de estricta observancia, fue nombrado Fiscal Jefe por Conde Pumpido, de manera absolutamente legítima aunque en contra del voto de los fiscales, que expresaron en el seno del TSJM su preferencia mayoritaria por el candidato de la conservadora Asociación Profesional de Fiscales, Manuel Campos. No era de esperar empero otra designación por parte de quien se distingue por un sectarismo atroz, y cuyo proceder consiste en poner la Fiscalía General del Estado al servicio de los intereses políticos y electorales del PSOE. Y quién mejor para ese menester en Murcia, que para más inri es una región que se empecina en votarle cada vez más al PP, que López Bernal; que, además, es esposo de la abogada Amparo Hornillos, quien, amén de compartir despacho jurídico con Antonio Alemán, asesor del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Murcia, ejerce de representante del PSOE en denuncias interpuestas por supuestos casos de corrupción (por supuesto, del PP).

Así pues, todo queda en casa. Sin embargo, el empeño puesto por el matrimonio López-Hornillos en acumular, monopolizar y activar acusaciones que pudieran desgastar a su detestado partido rival ha logrado hasta ahora muy magros resultados: Así, la práctica totalidad de las denuncias presentadas han acabado archivadas. Aunque López Bernal, excitado seguramente, sin que quizá ni hiciera falta, por quien le nombró, se muestra inasequible al desaliento: Hasta el punto de continuar fijando su atención en materias ya juzgadas; es el caso de los convenios de la zona norte de Murcia, cuya legalidad quedó establecida hasta en dos ocasiones por sendas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Murcia y por un Acta de Liquidación Provisional del Tribunal de Cuentas, que no halló indicios de responsabilidad contable. Pero ninguna sentencia adversa puede estropear un buen telediario, pensaría el Fiscal Jefe, y menos ahora cuando al PSOE le caen chuzos de punta. En consecuencia, se puso manos a la obra y dispuso el escenario para el aterrizaje en la capital murciana, que ya tocaba, de la archiconocida e implacable 'Factoría Rubalcaba', oportunamente rescatada para contrarrestar mediáticamente un fin de semana horrible para el Gobierno de Zapatero.

Ni las encuestas catastróficas para el PSOE, ni la derrota de Trini (y su mentor Zapatero) en las primarias del Partido Socialista de Madrid, ni la nueva y dramática subida del paro... Los telediarios abrieron el martes con el espectacular despliegue en Murcia de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, como si de apresar a alguna banda de peligrosos delincuentes se tratara, y la consiguiente ración de detenciones. Para que el éxito de la operación mediática fuera completo, medios propios y afines al socialismo pusieron desde el primer momento en marcha la máquina de manipular hechos y fabricar mentiras: Así, 'El País' llegaría a titular que un concejal del PP había sido detenido, algo que no dejaba de ser flagrantemente falso por mucho que estuviera previsto en el guión rubalcabiano; y además, a uno de los funcionarios arrestados, aunque no tiene absolutamente nada que ver con el Partido Popular (al igual que los otros dos), se le acompañó su nombre con las siglas del PP entre paréntesis. Ese es el objetivo: Culpabilizar e identificar al PP a toda costa con la corrupción, sin esperar tan siquiera a que se inicie el juicio correspondiente y sin respetar la presunción de inocencia, no ya de los detenidos, sino también de los imputados. La condena a pena de telediario es inapelable, al menos desde que un personaje tan ausente de escrúpulos como 'Rasputín' Rubalcaba encabeza el Ministerio del Interior.

Aunque este golpe de efecto mediático, como tantísimos que han tenido lugar en otros sitios que, oh casualidad, no están gobernados por el PSOE, quede al final en nada, el daño ya está hecho. Sobre todo desde un punto de vista personal: En estos casos, hay a quienes se les despoja del derecho al honor y a la propia imagen y se les coloca irremisiblemente el sambenito de por vida, por inocentes que después se les declare judicialmente. Desde una perspectiva política, y tal y como muestra la experiencia reciente, el deterioro suele ser menor, e incluso inexistente cuando la verdad acaba saliendo a la luz. Y es que a estas alturas llueve sobre muy mojado, y continuará embarrándose todavía más el suelo de aquí a las próximas elecciones. En cualquier caso, el tiempo terminará poniendo a cada uno en su lugar; incluso a los que se rigen por el principio del 'todo vale'.

martes, 5 de octubre de 2010

CHÁVEZ Y LA ETA: MÁS DE LO MISMO


De nuevo tenemos en primera plana de la actualidad datos e indicios que inciden en las relaciones entre el chavismo y la banda terrorista ETA, y más concretamente en la protección y el apoyo que el primero presta a la segunda. Y otra vez surgen las mismas reacciones por parte de los actores de la película: Nuestro Gobierno, pusilánime, se limita a 'pedir información' al régimen de Chávez, que niega la mayor. En suma, unos y otros vuelven a tomarle el pelo a la opinión pública española, a la que ahora se pretende hacer comulgar con ruedas de molino con argumentaciones tales como la realizada al unísono por Chávez y Chaves: No hay que creer a los etarras; como si las informaciones procedieran únicamente de boca de los terroristas. En cualquier caso, resulta cuando menos curioso que quienes en su momento proclamaron la incapacidad de la ETA para mentir con tal de utilizar y manipular los atentados del 11-M, se agarren ahora a una premisa absolutamente contraria.

Como acerca de este deleznable y siniestro asunto no ha habido novedad alguna, y dado que lamentablemente nos hemos encontrado con más de lo mismo, me permito remitir a mis lectores a las reflexiones que ya dejé patente en un 'post' que publiqué en marzo: http://apuntesenlibertad.blogspot.com/2010/03/los-amigos-de-nuestros-enemigos.html.

viernes, 1 de octubre de 2010

UNA POLÍTICA POLÍTICAMENTE INCORRECTA



Partiendo del principio de que no hay libertad sin ausencia de coerción, no deberían ser objeto de penalización los pactos y acuerdos libres entre individuos mayores de edad, por muy rechazables que podamos considerarlos desde el punto de vista moral; el único límite en estos casos ha de situarse precisamente en la libertad de terceros. Además, legalizando el comercio de las drogas (medida que, eso sí, debería tomarse en el ámbito mundial para que fuera efectiva) y regulando el ejercicio de la prostitución, el crimen ahora asociado intrínsecamente a ambas actividades, en cuya ilegalidad halla precisamente su supervivencia, acabaría desmoronándose casi con toda seguridad.

En cualquier caso, siempre es de agradecer que un dirigente político de tanta entidad se manifieste de manera tan clara acerca de asuntos ciertamente peliagudos, pero que tanto afectan a la ciudadanía de a pie. Aunque si por algo se distingue doña Esperanza Aguirre es por su valentía política, su claridad de ideas y su absoluta ausencia de complejos. En suma, una política políticamente incorrecta.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

RÉQUIEM POR EL SINDICALISMO BUROCRÁTICO


Cinco millones de parados, una crisis que golpea con más fuerza que nunca, una política económica que dispara el déficit público y maltrata especialmente a las clases medias, generalizadas subidas de impuestos, incrementos continuos y desorbitados de tarifas fijadas por el Estado, los mayores recortes de sueldos y prestaciones públicas de la democracia... ¿Acaso pueden darse condiciones más idóneas para que cualquier movilización contraria al poder establecido, o si se quiere dirigida a manifestar un descontento por el actual estado de cosas, se salde con cierto éxito? Difícilmente. Pues bien, esa suerte de huelga general, la séptima y sin duda la más peculiar y surrealista (la única emplazada con meses de antelación, y que además no surge contra el Gobierno que toma esas mismas medidas que los sindicatos dicen rechazar), ha derivado en un total y absoluto fracaso. ¿Pero cómo se puede ser tan torpe e incompetente, se preguntará cualquiera que no conozca la realidad social y política de nuestra querida España?

Porque, en efecto, los principales responsables del fiasco son los mismos convocantes. La primera y auténtica huelga general de la España democrática, la que tuvo lugar en 1988, logró en cambio, y en una situación económica ni mucho menos tan negativa, una muy considerable adhesión; no sólo en el sector de la sociedad más afín a los postulados de la izquierda (parte de ella ciertamente reacia a manifestarse en contra de un Gobierno socialista, 'de los suyos'), sino también dentro del electorado que votaba a la derecha, deseoso de que un poder entonces hegemónico y prácticamente incontestable recibiera un serio toque de atención. Ahora bien, los promotores de aquella huelga fueron sindicalistas fetén como Nicolás Redondo Urbieta: Defendían ideas tan equivocadas como las que puedan tener ahora sus sucesores, pero desde luego acreditaban un historial de lucha por unos determinados derechos y una total independencia del poder político y gubernamental. Todo lo cual les confería al menos una autoridad moral de la que carece absolutamente el actual sindicalismo burocrático.

De ahí que estos sindicatos instalados en el pesebre, que para más inri han ejercido de colaboradores necesarios de los desmanes económicos que nos han llevado al desastre, se hayan visto incapaces de aglutinar y canalizar un descontento tan extendido en la sociedad española. Hasta el punto de que el sindicalismo todavía llamado 'de clase' (a estas alturas de la película) ha pasado de ser considerado como una vía de solución a estimarse como parte del problema. Porque la realidad es que se ha convertido en una casta parasitaria que vive a expensas de los impuestos de todos, y que como tal se encuentra muy alejada de las verdaderas demandas y necesidades de los trabajadores a los que se jacta en defender.

Ni la ayuda prestada por un Ejecutivo dispuesto a devolverle años de 'cariño' (pactando los servicios mínimos y no publicando datos globales sobre el seguimiento de la huelga), y ni tan siquiera la utilización del chantaje y la coacción de la que, en su impotencia, hace cada vez más insolente ostentación (y ante la que la sociedad libre e independiente, la que sólo aspira a vivir de su propio trabajo, ha respondido con toda dignidad), han conseguido tapar un fracaso sin paliativos. Este tipo de sindicalismo, anclado en los modos y maneras del siglo XIX aunque socialburocrático y apesebrado, puede haber hallado en experiencia tan grotesca el principio de su fin; paradójicamente, bajo un Gobierno amigo y protector. Y es que, por el bien de la verdadera defensa de los intereses de los asalariados, debería abrirse paso un sindicalismo independiente del poder político y adaptado a los tiempos, receptivo a un mercado dinámico y cada vez más flexible como es el actual, abierto a los acuerdos contractuales libres entre empresario y empleado y situado a pie de obra para conocer perfectamente las características y peculiaridades de cada empresa y centro de trabajo.

Si, pese a todo, al sindicalismo todavía en vigor se le continuara proporcionando respiración asistida vía erario y de esta forma lograra sobrevivir unos cuantos años, ya no serviría ni como ariete del PSOE contra un próximo y previsible Gobierno del PP.

lunes, 27 de septiembre de 2010

LA LUCHA EN VENEZUELA NO HA TERMINADO


Cuántos desmanes y trampas no habrán intentado e incluso perpetrado los esbirros y tahúres del Gorila ¡durante las ocho horas! que tardaron en hacer públicos los resultados de las elecciones legislativas en Venezuela. Aún así, y dando por descontada la consumación de algún que otro pucherazo, el régimen autocalificado de bolivariano no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia: Un 52% de los votos para la oposición democrática y la pérdida por parte del chavismo de su dominio absoluto en la Asamblea, que no de la mayoría simple; y es que el peculiar sistema electoral venezolano permite que quien ha logrado una adhesión tan nítida en las urnas, en cambio no obtenga ni de lejos el mayor número de escaños en la Cámara.

Se trata en cualquier caso de un éxito indiscutible de la oposición al chavismo, especialmente meritorio si tenemos en cuenta que se ha visto obligada a afrontar un sinfin de impedimentos y trabas, impropios de una democracia digna de tal nombre y característicos de la dictadura de opereta que es en realidad. Sin embargo, una admirable y dinámica sociedad civil venezolana, que ha sido capaz de resistir heroicamente a los duros embates de un régimen empeñado en controlarla y asfixiar sus iniciativas, ha vuelto a exhibir su impresionante fortaleza. Haber conseguido en condiciones tan sumamente difíciles más de la mitad de los sufragios, en unos comicios que además han destacado por una alta participación, significa contar con un magnífico punto de partida para, llegado el día, ganar las próximas presidenciales y acabar definitivamente con la tiranía.

Porque, no nos engañemos, no va a ser nada fácil echar del Palacio de Miraflores a un Chávez que, aunque presume, al igual que sus partidarios de la izquierda 'civilizada', del origen y carácter supuestamente democrático del poder que detenta, siempre que ha podido se ha pasado la voluntad popular por el forro de sus caprichos. Como buen dictador. Cabe recordar que no es el primer revés electoral que sufre: Pese a que en su momento los venezolanos rechazaron mayoritariamente su delirante y aterrador proyecto de instaurar constitucionalmente el comunismo y construir con la Cuba de los hermanos Castro una especie de confederación del mal, él ha continuado imponiendo sus propósitos liberticidas por la vía del Decreto y de los hechos consumados. De tal manera que la estatalización de empresas privadas, incluidas cadenas de supermecados, la fijación de precios y la virtual desaparición de la propiedad han dado lugar a la escasez de bienes y productos y la consiguiente implantación de cartillas de racionamiento. Nada que no se haya inventado ya bajo todo comunismo que se precie.

No es, por tanto, de extrañar que ahora el tirano Chávez se haya permitido cantar victoria, 'suficiente' según él para 'continuar profundizando en el socialismo bolivariano'. Puesto que le vuelve a importar un bledo cómo se han pronunciado los electores en las urnas, va a continuar utilizando los muchos y poderosos resortes de los que todavía dispone para intentar llevar adelante su 'socialismo del siglo XXI', que como es notorio no es sino la misma calamidad siniestra, ruinosa y totalitaria que asolaría tantos rincones de la tierra durante la centuria pasada. Para evitarlo, se hace imprescindible que la oposición, ahora que se ha ganado esa posibilidad, bloquee en la Asamblea Leyes Orgánicas que persigan ese mismo objetivo; y además, de cara a las elecciones presidenciales de 2012, debe mantener esa unidad inquebrantable que tanto se echaba en falta y que precisamente se ha mostrado como el mejor activo para su triunfo. La lucha por la democracia y la libertad en Venezuela no ha terminado, ni mucho menos. Y seguirá siendo muy dura.

domingo, 26 de septiembre de 2010

CINCUENTA AÑOS DE TELEGENIA POLÍTICA


'In the election of 1860, Abraham Lincoln said the question was whether this Nation could exist half slave or half free.
In the election of 1960, and with the world around us, the question is whether the world will exist half slave or half free, whether it will move in the direction of freedom, in the direction of the road that we are taking, or whether it will move in the direction of slavery'.

Estas agudas y bellas palabras, pronunciadas en plena Guerra Fría entre el mundo libre y el totalitarismo comunista, inauguraban toda una era de predominio de la imagen y la telegenia en el ámbito político y electoral de las democracias occidentales. Su autor, el senador y candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, el joven John Fitzgerald Kennedy, se enfrentaba al vicepresidente y aspirante republicano Richard Milhaus Nixon en el primer debate electoral televisado de la historia. Tuvo lugar concretamente el 26 de septiembre de 1960, hace precisamente cincuenta años.

A partir de ese histórico momento, se hizo obligatorio que los postulantes a ser presidentes de la nación más poderosa de la tierra presentaran sus propuestas y se enfrentaran dialécticamente ante las cámaras de la televisión, que empezaba a ejercer su indiscutible liderazgo como medio de comunicación de masas. En los Estados Unidos, como en tantos otros fenómenos sociológicos y políticos los más adelantados, es desde entonces sencillamente inconcebible que lleguen a celebrarse elecciones a la presidencia sin los consiguientes debates televisados, que acabaron regulándose por ley. En otros países con arraigada tradición democrática, como en Francia o en Gran Bretaña, imitaron hace tiempo tan sana costumbre. No así en España, donde hasta 1993 no disfrutamos de dos debates en televisión, concretamente uno en Antena 3 y otro en Tele 5, entre los entonces candidatos a la presidencia del Gobierno, Felipe González y José María Aznar. Tendríamos que esperar a la campaña de las últimas elecciones generales de 2008, nada menos que quince años después, para acoger de nuevo en nuestros hogares sendas contiendas dialécticas entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

El cara a cara entre Kennedy y Nixon daba paso de manera irremisible a una nueva concepción de la propaganda y persuasión políticas, en la que el uso y la transmisión de la imagen comenzaba a desempeñar un papel fundamental: El continente pasaba a ser tanto o más importante que el contenido. De tal forma que, según los sondeos posteriores al debate televisado, Kennedy, que además de más atractivo y telegénico se había mostrado bastante más sereno en sus ademanes, se impuso a un Nixon pálido, mal afeitado, sudoroso y con el gesto crispado. Aún así, no está de más desmitificar un acontecimiento sin duda pionero: Ni Nixon estuvo tan desastroso como posteriormente se ha querido hacer ver (buena prueba de ello es el mismo hecho de que quienes escucharon el debate por la radio le concedieran la victoria), ni el éxito televisivo de JFK propició un terremoto electoral sin precedentes (la realidad es que el candidato demócrata obtuvo en voto popular el triunfo más ajustado en la historia de los comicios presidenciales estadounidenses).