sábado, 31 de diciembre de 2011

CONFIEMOS EN QUE SEA TEMPORAL

El déficit público no es del 6%, sino del 8; de tal forma que la reducción del gasto no se cifrará en 15.600 millones de euros, sino en nada menos que 40.000. Así pues, y como por otra parte era de esperar, el Gobierno de Zapatero se despidió mintiendo a los españoles sobre el estado de las cuentas públicas, de la misma manera que nos estuvo engañando acerca de la magnitud y gravedad de la crisis económica desde que ésta se inició. Al nuevo Ejecutivo salido abrumadoramente de las urnas le compete ahora, pues, afrontar la peor herencia económica de la democracia, y sin más remedio que adoptando medidas extraordinarias para una situación asimismo excepcional. Hasta el punto de que las previsibles, drásticas y saludables reducciones del gasto público (recorte de las administraciones y supresión de direcciones generales y otros órganos directivos, aumento de la jornada laboral a unos funcionarios a los que no se les aumenta el sueldo, tasa de reposición cero de las plazas de empleo público con algunas excepciones, congelación del Salario Mínimo Interprofesional, rebaja de subvenciones a partidos políticos, sindicatos, patronal y recortes a entes públicos como Renfe o RTVE), en las que obviamente habrá que seguir profundizando, se han visto completadas por unas subidas de impuestos, concretamente del IRPF y del IBI, que, por su carácter siempre contraproducente para la generación de riqueza, deberían evitarse casi a toda costa.

Aquí hemos criticado de manera harto frecuente los incrementos fiscales, y desde luego no vamos a cambiar ahora nuestra posición al respecto. Pero cabe confiar en que, tal y como se nos ha anunciado, se trate de una medida estrictamente temporal, de una duración limitada a dos años; y también en que, además, y con el fin de pese a todo reactivar la economía y propiciar la creación de empleo, se lleven a cabo de forma inmediata esas reformas estructurales y liberalizadoras tan necesarias y urgentes. Próxima parada: el mercado laboral, cuya flexibilización resulta imprescindible para aspirar a reducir las escandalosas cifras de desempleo que soporta nuestra economía. Y, por supuesto, esperemos que esas bonificaciones fiscales recogidas en el programa electoral del PP, y dirigidas a las pequeñas y medianas empresas, lleguen a aplicarse lo más pronto posible.

jueves, 22 de diciembre de 2011

ESPAÑA TIENE POR FIN GOBIERNO

La aparatosidad, las piruetas y los fuegos de artificio dejarán de caracterizar a la política nacional. Por fin España, tras soportar durante siete años y medio las ocurrencias e improvisaciones de una patulea de ineptos y tarambanas, tiene un Gobierno digno de tal nombre; como tal, y aunque acaben logrando mejores o peores resultados, que se ocupe de los asuntos puramente concernientes a la 'res publica', y no de tenernos entretenidos y revueltos. Independientemente de la opinión que particularmente nos merezca cada uno de ellos, todos los nuevos Ministros tienen sus carreras, por supuesto terminadas, e incluso varios de ellos sus oposiciones sacadas, empezando por el presidente del Ejecutivo; la práctica totalidad presenta una dilatada experiencia de gestión, ya sea política, ya sea en el ámbito privado; además, en la confección del recién nacido Gabinete no hay ninguna concesión a la imposición de cuotas de ningún tipo: sus miembros lo son por su valía y competencia y, obviamente, por contar con la confianza de quien los nombra, pero no atendiendo a un reparto en función del sexo o del lugar de origen. Como, además, ha sido siempre hasta el fatal advenimiento del socialismo zapaterista.

En efecto, se trata de un Gobierno a la medida de su presidente, como por otra parte era de prever. Y, por mucho que haya quien se haya apresurado a calificarlo de 'tecnócrata', como si Rajoy hubiese seguido la corriente procedente de Grecia e Italia (impuesta, eso sí, desde Bruselas), nada más lejos de la realidad: solo tres de los trece Ministros son independientes (De Guindos, Morenés y Wert), si bien claramente identificados ideológica y políticamente; el resto son políticos, y la mayor parte de un extenso currículum: ¿qué otra cosa son Montoro, Soria, Ana Pastor, Arias Cañete o incluso el mismo García Margallo? El hecho de que cuenten con amplios conocimientos técnicos no les impide ostentar la calidad de políticos, que es en realidad a lo que se han dedicado tantísimos años, y además en primera línea. Por tanto, el presidente Rajoy sí ha sido consecuente con esa defensa de la noble actividad política que expresara como respuesta a los cambios 'tecnocráticos' en los Gobiernos griego e italiano; que asimismo repitió en el debate de investidura.

En cualquier caso, ni de éste ni de ningún Gobierno podemos esperar que nos saque de la crisis: simplemente, ha de centrarse, nada más y nada menos, en generar las condiciones para que la sociedad civil, que es la que crea empleo y tiene verdadera capacidad para reparar los desperfectos de nuestra economía, lidere la tan ansiada recuperación. Para ello le queda por delante una labor renovadora ingente, que debería guiarse por la siguiente premisa: entrometerse lo menos posible en nuestras vidas; es decir, justo lo contrario del socialismo. Aunque, por supuesto, sus reformas no han de circunscribirse a la economía, ya que nuestra crisis no es tan solo económica: es también política, institucional, y de valores. En este sentido, sería fundamental convertir al nuestro en un auténtico Estado de Derecho, en el que prevalezca la división de poderes (es decir, resucitar de una vez a Montesquieu) y, por tanto, una Justicia verdaderamente independiente como garante de los derechos y libertades de los ciudadanos. Una asignatura pendiente de nuestra democracia que habrá que abordar inexcusablemente.

lunes, 19 de diciembre de 2011

EL ATRASO DE COREA DEL NORTE

Quizá para recordarnos lo mejor y lo peor de la condición humana, casi a la vez que lamentamos el fallecimiento de ese gigante de la libertad llamado Vaclav Havel, se nos informa de la muerte de Kim Jong Il, uno de los peores y más excéntricos tiranos de la historia contemporánea. Y comunista, como no podía ser de otra manera. Sin embargo, no parece que en Corea del Norte se vislumbre la más mínima posibilidad de una transición democrática ni de reunificación con la capitalista y próspera Corea del Sur: el absolutismo hereditario en el que desemboca cualquier comunismo (véase Cuba) ha hecho posible que, allí sí, todo quede 'atado y bien atado'. Para desgracia de los norcoreanos.

Porque 63 años de comunismo puro y duro en Corea del Norte han traído atraso, miseria y desolación. Y como muestra, un botón: sendas fotos aéreas tomadas a los dos Coreas, publicadas por Peter Suderman, y tremendamente indicativas. Las diferencias entre un país en el que rige el libre mercado, y otro, precisamente su vecino, dominado por el llamado socialismo 'real' (y tan real), no pueden ser más evidentes. Aunque habrá quien todavía resalte la ausencia de contaminación lumínica que los norcoreanos disfrutan gracias a las políticas 'de progreso'.


domingo, 18 de diciembre de 2011

HAVEL: PASIÓN POR LA LIBERTAD

Sin la hercúlea labor en defensa de la libertad de un Presidente, un Papa y una Primera Ministra (tomando el título de un magnífico ensayo de John O' Sullivan), el mundo no hubiera asistido a la gozosa caída del Muro de Berlín. Pero sería injusto desmerecer la heroica actividad política de opositores internos en aquellos países subyugados por regímenes satélites de la URSS, quienes, aun sufriendo persecuciones, deportaciones, encarcelaciones y poniendo en riesgo sus propias vidas, empujaron, y mucho, hacia el final de un totalitarismo siniestro y criminal. Quizá junto a Lech Walesa en Polonia, el checo Vaclav Havel, fallecido hoy a los 75 años, pasará a la historia como uno de los líderes más destacados y tenaces de la épica y finalmente triunfante resistencia anticomunista en el Este de Europa.

Intelectual, célebre dramaturgo, Havel sufrió ya desde pequeño la abyección del comunismo, que, al tacharle oficialmente de 'demasiado burgués' (su padre fue un ingeniero de renombre y, gracias a su esfuerzo, rico), le condenó a no recibir educación secundaria; sin embargo, rebelde desde muy joven, se las ingenió para estudiar en una escuela nocturna mientras trabajaba en un laboratorio. Poco a poco fue abriéndose paso como autor de teatro, en cuyas obras (destacando especialmente 'La fiesta' y 'El memorándum') no se privaba de criticar y ridiculizar al estalinismo. Tras la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968 (cruel respuesta a la esperanzadora Primavera de Praga), a la que se opuso sin ambages, sus libros pasaron a ser prohibidos, y él perseguido y frecuentemente encarcelado durante la década de los 70. Irreductible, colaboró en la fundación del movimiento para el cambio democrático 'Carta 77', que le valió la acusación de sedición y una condena de cinco años de prisión que cumplió en su integridad. Liberado, aunque bajo estricta vigilancia policial, en 1984, no abandonaría su actividad política contra el comunismo; su prestigio como inagotable defensor de los derechos del individuo le llevaría a desempeñar el papel de guía indiscutible de la Revolución de Terciopelo, que tras dos semanas de huelgas y manifestaciones pacíficas logró imponerse y derrotar al régimen comunista checoslovaco. En 1989, y después de sentarse a debatir con los mismos dirigentes que le perseguían y apresaban, fue nombrado Presidente de la República, cargo con el que poco antes ni soñaba y en el que, empero, fue confirmado un año después en unas elecciones democráticas. Así vivió Havel como protagonista una época de cambios vertiginosos e ilusionantes, a los que con tanto mérito y esfuerzo había contribuido.

Pero muy poco después sufrió su primera gran decepción como jefe del Estado: en mímesis con la desarticulación de la Unión Soviética, los movimientos independentistas surgían por doquier y triunfaban en la Europa del Este y, por mucho que él quiso impedirlo, Checoslovaquia, que acabó partiéndose en dos, no fue en absoluto ajena. De tal forma que dimitió en 1992; aunque meses más tarde, en enero de 1993, fue elegido Presidente de la recién nacida República Checa. Durante los diez años que se mantuvo al frente de su nación, cohabitó con Gobiernos tanto conservadores como socialdemócratas, con quienes manifestó sus discrepancias sobre la manera de llevar a cabo la transición del comunismo al libre mercado. En materia de política exterior, desde el principio abogó por el ingreso de Chequia en la OTAN y, en esa misma línea, convirtió a su país en un firme aliado de Estados Unidos, también en la lucha contra esa nueva gran amenaza para la libertad y Occidente: el fundamentalismo islámico. Y es que siempre tuvo claro que contra los enemigos de la libertad no valen subterfugios ni paños calientes, puesto que él los sufrió en primera persona.

Tras abandonar la política activa en 2003, volvió a escribir teatro (su obra 'A punto de partir'), además de apoyar las causas en defensa de los derechos humanos: así, fundó el Comité Internacional para la Democracia en Cuba, uno de los pocos países todavía esclavizados por ese comunismo al que combatió sin cuartel durante toda su vida. Porque si algo ha caracterizado el devenir de Vaclav Havel como intelectual y político es una inquebrantable e invariable pasión por la libertad, contra viento y marea. De ahí que merezca que su nombre quede grabado en letras de oro en la historia de Occidente.

jueves, 15 de diciembre de 2011

ROSA DÍEZ: PORQUE YO LO VALGO

No cabe restar méritos a los logros de Rosa Díez desde que salió del PSOE y decidió fundar un partido propio: ha sido capaz de articular en pocos años una sólida formación política nacional de centro-izquierda y obtener representación en ayuntamientos, Congreso de los Diputados (donde ha pasado de 1 a 5 escaños) y en los parlamentos autonómicos del País Vasco (1 diputado) y Madrid (8). Ahora bien, de momento su apoyo electoral se concentra básicamente en Madrid y determinadas capitales de provincia de mayor población (casos de Murcia y Valencia, donde el actor Toni Cantó consiguió su escaño); es decir, en aquellos ámbitos urbanos, dinámicos y más informados donde le ha resultado más fácil a este nuevo partido obtener eco mediático y, a su vez, implantación.

Pero el hecho de que, pese a todos los esfuerzos, todavía no se haya expandido social y electoralmente más allá de la Villa y Corte y ciertas grandes ciudades ha resultado un hándicap para obtener un mejor resultado en los últimos comicios generales: tan solo 5 diputados (4 por Madrid y 1 por Valencia), siendo aun así una cifra apreciable. Mucho se ha utilizado el argumento del perjuicio que le ha supuesto el actual sistema electoral de reparto de escaños por provincias (como todos, con sus virtudes y sus fallas); aunque, si bien si se implantara la circunscripción única hubiese, en efecto, logrado muchos más diputados que los partidos nacionalistas (lo que hubiera hecho justicia a los votos conseguidos por unos y otros a nivel nacional), su peso en el Parlamento seguiría siendo mínimo y secundario; en cualquier caso, también por debajo de Izquierda Unida, que sigue concitando más adhesiones electorales. De todas formas, cuando alguien se presenta a unas elecciones se somete a las reglas y normas en vigor, que son las que son hasta que cambien, y ha de saber a lo que se expone; eso sí, el día en que UPyD sea capaz de ganarse en las urnas los millones de votos de un PSOE o un PP, a buen seguro que alcanzaría exactamente el mismo número de escaños que los dos grandes partidos.

Así pues, la organización de Rosa Díez va a tener la oportunidad de plantear en la sede de la soberanía nacional las reformas legales y reglamentarias que considere oportunas. Sin embargo, no es de recibo intentar cambiar a su conveniencia las reglas de juego a mitad del partido y escenificar, como ha hecho la misma señora Díez, un berrinche con el PP como si Rajoy tuviera la culpa de que UPyD no haya conseguido ese 5 por ciento de votos que exige el reglamento del Congreso para tener grupo parlamentario. Argüir además que con ello el PP les equipara con Amaiur es sencillamente ridículo: ¿acaso aplicarle el reglamento a los proetarras implica eximir a la señora Díez? ¿Por qué, porque ella lo vale? Tan disparatado resulta como si alguien, por muy buen ciudadano que fuera, pidiera que se le librara de cumplir, por ejemplo, una norma de tráfico por el mero hecho de que se le aplicara a un delincuente. Y, desde luego, aprovechar para insinuar una supuesta tibieza del PP en la lucha contra el terrorismo y sus adláteres es sencillamente indigno; máxime viniendo de quien fue miembro de un Gobierno del PNV y llegó a llevar a los tribunales a Mingote por un chiste sobre una campaña turística que promocionaba su propia consejería ('País Vasco: ven y cuéntalo'), mientras los militantes del PP sufrían en sus propias carnes los crueles embates del terrorismo etarra.

Y todo pese a que al final UPyD contará con grupo político en el Congreso, gracias al ingreso del único diputado del Foro Asturias de Álvarez Cascos; argucia del que han hecho uso todos los partidos, y que por lo tanto no cabe reprocharle en este caso. Pero menos ínfulas e imposturas, señora Díez, que no hay ninguna razón para que exija derechos que no le corresponden. Menos lobos, Caperucita.

lunes, 12 de diciembre de 2011

EL 'HECHO DIFERENCIAL' BRITÁNICO

Paradójicamente, la primera fisura en la coalición liberal-conservadora que gobierna el Reino Unido no ha surgido como consecuencia de las duras e impopulares medidas de ajuste tomadas por David Cameron, sino del radical desmarque de éste en Bruselas. Nick Clegg, su socio de Gobierno y viceprimer Ministro, haciendo de nuevo profesión de fe de su europeísmo (que empero tuvo que matizar en campaña electoral), ha reconocido públicamente sus discrepancias con la postura defendida por su Primer Ministro, y ha llegado a advertir del peligro de que Gran Bretaña quede aislada de la Unión Europea. Sin embargo, la decepción del  líder liberal-demócrata no parece ser un sentimiento compartido por la mayoría de sus compatriotas: bien al contrario, una encuesta publicada por 'The Times' ha mostrado que un 57 por ciento de los británicos apoya el veto de su Gobierno a las propuestas debatidas en el Consejo Europeo, mientras que tan solo un 14 por ciento se manifiesta contrario. Ni más ni menos, Cameron ha sabido captar perfectamente la idiosincrasia del electorado británico, no solo del más conservador; y más concretamente sus particulares consideraciones y, por qué no reconocerlo, recelos hacia la Europa continental.

Mucho se ha escrito sobre las causas históricas, políticas, sociales y hasta geográficas (su condición insular) del tradicional desapego británico hacia el resto del viejo continente. Pero lo cierto es que los recientes proyectos de unidad económica, jurídica y política de Europa siempre han contado con los consabidos reparos procedentes de las Islas. Los argumentos que Margaret Thatcher, el entonces inevitable 'verso suelto' de las cumbres europeas, utilizaba para oponerse al Tratado de Maastricht, de donde nacería la actual Unión Europea, son aplicables al actual rechazo británico a la Europa en ciernes, la de la gobernanza económica: sí a una Europa de valores liberales y democráticos compartidos, que promueva un mercado libre, abierto y competitivo; pero no a una unión política y económica que, además de menoscabar la soberanía británica, introduzca el intervencionismo económico y la burocracia. Postura tan tajante y determinante, 'marca de la casa', provocaría la división en el Partido Conservador y, a la larga, su propia dimisión como Primera Ministro, pero el tiempo acabaría demostrando que era la que suscitaba la adhesión de la mayor parte de los británicos: de tal forma que ni Major, ni Blair, ni Brown, en teoría más abiertos al europeísmo, se atrevieron a dar el paso de integrar al Reino Unido en la unión económica y monetaria.

Por tanto, Cameron se ha limitado a recoger el testigo de su célebre y carismática antecesora, incansable defensora en los foros europeos del liberalismo económico y... de la soberanía y los intereses de los británicos, que tampoco permitirían ahora que la burocracia de Bruselas, que ciertamente además ha cometido bastantes estragos en los últimos años, les impusiera la política económica. Se trata, éste sí, de un auténtico 'hecho diferencial', con el que a estas alturas los europeos tendríamos que haber aprendido a convivir.

jueves, 8 de diciembre de 2011

COMO ANTES DEL 14-M

Nada menos que 25 de los 27 países de la Unión Europea tienen jefes de Estado o de Gobierno pertenecientes al Partido Popular Europeo. Así pues, la cumbre que ha convocado en Marsella a los dirigentes europeos de la formación política continental que engloba a los partidos liberal-conservadores ha adquirido una importancia capital, puesto que se ha convertido en realidad en una reunión preparatoria del Consejo Europeo de Bruselas. Allí, una vez que Nicolas Sarkozy advirtiera del momento extremadamente delicado que vivimos en Europa y de la imperiosa necesidad de alcanzar acuerdos para intentar salvar nuestra unión económica y monetaria, el último gran triunfador electoral de la familia popular europea, Mariano Rajoy, exponía las tres prioridades de su futuro Gobierno: lograr el equilibrio de las cuentas públicas, emprender una profunda reforma del mercado laboral y culminar la reestructuración del sistema financiero. Son, en efecto, las tres primeras grandes medidas de las muchas que habrá que acometer, y no solo en el terreno económico, durante el mismo comienzo de la legislatura.

A su vez, el presidente 'in pectore' ha aprovechado para ponerle tareas al jefe del Ejecutivo en funciones: que en el Consejo de Bruselas reclame que se eleve la mayoría cualificada al 90% (que Francia y Alemania quieren colocar en el 85%) para aprobar decisiones sobre el Mecanismo Europeo de Estabilidad (el anterior Fondo Europeo), con el fin de que España tenga capacidad de veto. Porque, en efecto, desterrar el zapaterismo ha de conllevar volver a la disciplina económica y presupuestaria, pero también a la capacidad de influencia. Como antes del 14 de marzo de 2004.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL COMISARIO DE LAS CLOACAS

No podía faltar. Es el perejil de todas las salsas... pestilentes. De las últimas informaciones publicadas sobre la bendita investigación periodística del 11-M ha vuelto a asomar su nombre: concretamente, la empresa de seguridad de un íntimo amigo suyo (por cierto, el mismo que pagó la tristemente célebre cacería de Bermejo y Garzón) contrató 'casualmente' a una testigo clave del 11-M, que se inventó unos hechos que sirvieron para apuntalar la versión oficial de los atentados. Se trata, cómo no, del comisario general de Policía Judicial, Juan Antonio González, hombre de confianza de Rubalcaba.

Juan Antonio González, para más señas natural de Cartagena, ha estado presente en varios de los asuntos más turbios que han jalonado la ejecutoria del PSOE en Interior. Sus servicios se remontan a la detención de Roldán, cuyo concurso fue decisivo: bajo la dirección de Juan Alberto Belloch, entonces Ministro de Justicia e Interior, pactó su entrega con el espía Paesa (por cierto, de actualidad estos días), que a cambio quedó libre de antecedentes. Pero no tendríamos noticia de él hasta la pintoresca montería celebrada por Baltasar Garzón, entonces juez de la Audiencia Nacional, y Mariano Fernández Bermejo, en aquella época Ministro de Justicia: González participaría también en aquella chusca escenificación de la burla a la división de poderes, que no por casualidad daría paso a la efervescencia mediática del caso Gürtel; cuyas filtraciones a la prensa procedían a buen seguro del propio comisario. Práctica que repitió con fruición en la trastienda de las numerosas operaciones político-policiales llevadas a cabo supuestamente contra la corrupción, en realidad contra la oposición, ya como colaborador directo de Rubalcaba.

Desde luego, el comisario de las cloacas no se ha parado nunca en barras: en su momento llegó a firmar una circular en la que, a la vez que no se privaba de recordar a los jefes de la Policía su poder otorgado, exigía a sus subordinados que les remitiesen los posibles casos de corrupción en los que estuviesen implicados 'personas relevantes' y 'altos cargos públicos'. Por tanto, desde el principio quiso dejar absolutamente claro cuál era su cometido en Interior, y que para ello contaba con la plena confianza de 'las altas esferas'. Eso sí, el hecho de que actuara de martillo de herejes de la corrupción (siempre que pudiera afectar al PP, claro) no impidió que se sospechara de su participación en el caso Malaya, ya que las iniciales JAG aparecieron en las agendas del cerebro de la trama, su tocayo y paisano Juan Antonio Roca. De momento, y entre amenazas de querellas a la prensa por parte del propio comisario, las suspicacias han quedado ahí.

De todas formas, que la mentirosa testigo rumana, de tantísima utilidad para que la sentencia se ajustara a la versión oficial sobre el 11-M, obtuviera un trabajo en España para ella y su marido gracias a los oscuros oficios del ínclito Juan Antonio González, es una nueva y palpable demostración de hasta qué punto las cloacas de Interior han colaborado en la ocultación, manipulación y falsificación de pruebas. Y también evidencia la imperiosa necesidad de emprender una limpieza a fondo del Ministerio: tanto para buscar la verdad sobre la masacre, como para evitar que pueda repetirse un hecho criminal similar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

EL PARTO DE MONTI

Con suma expectación esperábamos el anuncio de las medidas 'anticrisis' por parte del nuevo Gobierno italiano de tecnócratas, finalmente presentadas bajo el rimbombante título de 'Salva Italia'. Pues bien, una vez más el parto de los montes (y de Monti en este caso) no ha sido capaz de producir más que un ridículo y diminuto ratón: más impuestos (sobre el patrimonio, la primera vivienda y los definidos como 'bienes de lujo'; incremento del IVA en dos puntos; tasas sobre productos financieros), que, como siempre, acabarán pagando las más esforzadas clases medias; y la prohibición de realizar pagos en efectivo superiores a los 1.000 euros, con el declarado objetivo de luchar contra la evasión fiscal. Sin embargo, ninguna iniciativa contempla el más mínimo adelgazamiento de las Administraciones, ni reajustes en el gasto público. ¿Y alguna reforma liberalizadora? Aparte de remover obstáculos para la apertura de nuevos negocios, o eliminar límites a los horarios comerciales, medidas que con toda seguridad acabará imponiendo la misma Unión Europea, nada de nada. Para semejante viaje, no eran menester tecnócratas.

No es momento precisamente ahora de imponer restricciones a la economía, cuando urge reactivarla. Las subidas de impuestos, por mucho que para justificarlas se vuelva a echar mano de la demagogia, junto a esa especie de 'corralito' a la italiana, no harán sino contribuir a la retracción de la economía. Aunque se trate de un debate ya muy manido, se ha demostrado en numerosas ocasiones que el Estado consigue más ingresos bajando los impuestos y liberalizando, y no creando más obstáculos a la generación de riqueza y a la circulación de dinero. Lo peor de todo es que las medidas anunciadas por el Gobierno tecnócrata de Italia son más de lo mismo: profundizan en las contraproducentes decisiones tomadas (más impuestos, más impedimentos a la economía), y en cambio poco o nada hay de contención del gasto público ni de liberalizaciones. Es ni más ni menos que emprender el sinuoso camino tomado por Grecia, con los nefastos resultados conocidos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

OBAMA, UN 'BLUFF'

Según los propios norteamericanos, y muy al contrario de lo que machaconamente repiten por estos lares de la vieja Europa, el peor presidente de la historia moderna de Estados Unidos no ha sido el cenutrio de George W. Bush, sino quien en estos momentos continúa morando en la Casa Blanca. Sí, sí, se trata del mismísimo Barack Obama, aquella esperanza mulata que, bajo presupuestos de la progresía internacional, iba a ser capaz, no ya de superar el capitalismo salvaje que asola Estados Unidos, sino además de arreglar la economía mundial, vencer a la crisis y, por supuesto, llevar la paz y el sosiego a todos los rincones de la tierra. Pero, ay, resulta que al primer Premio Nobel de la Paz preventivo de la historia lo tienen ya muy calado los mismos ciudadanos norteamericanos, porque sufren directamente los resultados de su gestión: echar mano de Keynes (a lo que, por cierto, se apuntó también Bush al final de su mandato) y del intervencionismo no ha servido más que para alargar la crisis; una de sus medidas-estrella, la reforma sanitaria, ha obtenido el rechazo de un norteamericano medio partidario a ultranza de la libertad y responsabilidad individual; y el único éxito que quizá quepa atribuirle, la captura y muerte de Bin Laden, ha sido insuficiente para mejorar a la larga su deteriorada imagen.

Y es que los datos de la consultora Gallup son verdaderamente reveladores: tan solo un 43% de los encuestados aprueba la gestión de Obama a tan solo un año de las próximas elecciones presidenciales; muy por debajo incluso del 51% que logró en circunstancias análogas Jimmy Carter, éste sí, considerado hasta ahora, y casi sin discusión, el peor presidente norteamericano de la historia reciente. La mayoría de las comparaciones con otros presidentes ciertamente no se sostienen: así, Harry Truman consiguió un 54% de aprobación; Dwight Eisenhower, nada menos que un 78%; el controvertido y antipático Richard Nixon, el 50%; Ronald Reagan, en pleno auge de sus impopulares 'reaganomics', el 54%; Bush padre, poco después de la Guerra del Golfo, el 52%; Bill Clinton, quizá en su peor momento, el 51%; y Bush hijo, de lleno en la polémica por la Guerra de Irak, el 55%. El único porcentaje comparable es el 44% que obtuvo Lyndon B. Johnson, quien, desgastado por una Guerra del Vietnam que empezaba a alargarse más de la cuenta y cobrarse demasiadas vidas de norteamericanos, decidió no volver a concurrir a las elecciones presidenciales.

Así pues, teniendo en cuenta esas cifras, y el hecho de que los analistas sitúen en el 47% de aprobación el mínimo a partir del cual poder ganar las siguientes elecciones, le va a resultar complicado a Obama repetir mandato. En la historia moderna, tan solo Carter y Bush padre (digan lo que digan, bastante peor presidente que su hijo) fueron incapaces de conseguirlo. Y es que el gran y extraordinario fenómeno que iba a propiciar una transformación política y social de dimensiones 'planetarias' va camino de convertirse en un auténtico 'bluff'.

martes, 29 de noviembre de 2011

EL PSOE Y LOS VIVAS A ESPAÑA

'España como nación, concepto discutido y discutible'. Resultaba verdaderamente inaudito que semejante afirmación partiera nada menos que del mismísimo presidente del Gobierno... de la nación española. Aunque de Zapatero y del zapaterismo podíamos esperar absolutamente de todo, incluso las situaciones más surrealistas y pintorescas. En este caso, cabe recordar que el proyecto de cambio de régimen del socialismo zapaterista pasaba por crear un 'cordón sanitario' que aislara al PP y le impidiera el acceso al poder, y en esa pretensión jugaban un papel importante los nacionalismos y los separatismos (incluida la llamada 'izquierda abertzale', es decir, la ETA, a la que se pretendería 'integrar' en el sistema), a los que se les garantizaría el dominio de sus predios con tal de que el PSOE se mantuviera en el Gobierno de España... o más bien de lo que quedara de ella. Obviamente, la crisis económica y su deficiente gestión por parte del Ejecutivo socialista ha hecho añicos ese plan rupturista; pero para llevarlo a cabo era imprescindible atraerse a los nacionalismos de todo pelaje con un discurso que pusiera en solfa la misma existencia de la nación española, y a la vez tachar de sospechoso de franquismo a quien la defendiera a ultranza. Como si España como nación de ciudadanos libres e iguales ante la ley hubiese surgido con Franco, y no con la gloriosa Constitución liberal de 1812.

Pues bien, muerto políticamente Zapatero, su herencia sigue latente en el PSOE. Hasta el punto de que el único debate 'ideológico' que ha tenido lugar en este inicio de su periodo precongresual no ha versado sobre si optar entre socialdemocracia o socialismo puro y duro, entre la Tercera Vía blairita o el perroflautismo del 15-M, entre más o menos intervencionismo estatal, o entre más o menos keynesianismo como salida de la crisis... No, ni mucho menos; sino que se ha centrado en si el nuevo líder (o 'lideresa') del PSOE habría de ser lo suficientemente atrevido como para dar vivas a España. Tiene bemoles, y a la vez resulta harto indicativo, que se suscite semejante discusión en un partido que, además de contener la 'E' de español en sus siglas (aunque quizá nos encontremos ante una situación parecida a la de la felizmente extinta URSS: en este caso, cuatro siglas, cuatro mentiras), ha estado durante tantos años en el Gobierno de España, y al que aspira a volver.



Porque las apreciaciones de Bono (aunque escasa autoridad moral tiene quien como Ministro de Defensa retiró el lema 'A España servir hasta morir' del leridano monte de Costampla), que evidentemente iban dirigidas contra las aspiraciones de la nacionalista 'quebecquiana' Chacón (la misma que en su momento defendiera las groseras imprecaciones de Rubianes contra 'la puta (con perdón) Espanya'), han tenido cumplida respuesta dentro del mismo PSOE: el nefasto Eguiguren, quién si no, ha terciado apostando por un  líder socialista que sea capaz de gritar 'gora Euskadi y visca Catalunya'; y mucho cuidado, que si alguien tiene la tentación de vitorear a España, que lo sustituya por un viva a la Constitución. Siempre evitando la palabra maldita, por supuesto. Y este señor sigue siendo presidente del Partido Socialista de Euskadi, integrado, éste sí, en el PSOE.

Poco se puede esperar de un partido político cuyo debate interno consista en la existencia misma de la nación española. Porque quienes no creen en España, o duden de ella, difícilmente serán capaces de regirla con unas mínimas posibilidades de éxito. Quizá ahí resida una de las claves de la historia reciente del PSOE y de su aciago papel como partido gobernante.

jueves, 24 de noviembre de 2011

TRAICIONAR A LOS MUERTOS

Y le dijo la sartén al cazo: 'apártate, que me tiznas'. He aquí al inefable 'Txusito' Eguiguren que, tras el monumental costalazo electoral de su partido en el País Vasco, no tiene mejor idea que amenazar con romper con el PP vasco 'si Rajoy no empuja hacia la paz', que en tal caso además cometería 'una traición a los muertos'. Todo porque el líder del PP ha tenido el decoro de excluir a Amaiur, la última marca electoral de la ETA, de su ronda de contactos con los portavoces de los partidos políticos; acto de pura decencia democrática que, por cierto, deberían imitar los demás mandatarios políticos, máxime si en sus filas ha habido víctimas del terrorismo etarra. Sin embargo, al señor Eguiguren le molesta sobremanera que el presidente del Gobierno electo no reciba a sus amigos proetarras, de cuya vergonzante presencia en el Congreso de los Diputados es no en balde uno de los más destacados artífices. Y es que su camaradería y compadreo con los colegas de los asesinos, incluidas sus comilonas con Josu Ternera, criminal prófugo de la Justicia, han contribuido, y mucho, a que los comparsas de la ETA, gracias a la aquiescencia del Gobierno socialista y de sus marionetas del Tribunal Constitucional, regresen a las instituciones. Pero quien traiciona a los muertos, es decir, a las víctimas del terrorismo, no es él, sino Rajoy. Cosas veredes.

Y además de felón, ingrato. Porque sin el desinteresado apoyo de un PP que no ostenta ni una sola consejería, Patxi López, que cabe recordar que se quedó muy lejos de ganar las últimas elecciones autonómicas vascas, jamás hubiera sido Lehendakari; al que además para seguir manteniendo en la presidencia del Gobierno vasco ha debido de tragar muchísimos sapos, quizá demasiados. De todas formas, si se cumple la amenaza de Eguiguren, ¿cree que podría seguir gobernando López en minoría, y con tan solo 25 de los 75 diputados del Parlamento vasco? O tendría que dejar paso al grupo mayoritario, el del PNV, o bien convocar elecciones. En este último caso, quizá 'Txusito' sueñe con la creación de un tripartito vasco, remedo del tristemente célebre 'tripartit' catalán, entre el PSE, Ezker Batua y los proetarras; pero, dado el enorme deterioro electoral sufrido por el socialismo vasco en los últimos comicios, tanto municipales como nacionales, el PSE solo podría aspirar a completar con sus escasos escaños una mayoría parlamentaria que lleve al batasuno Arnaldo Otegui a la Lehendakaritza. No sería de extrañar que esa sea  la 'alternativa' anunciada por Eguiguren, y tampoco que formara parte de la 'hoja de ruta' pactada con la ETA. De personaje tan siniestro siempre se puede esperar lo peor.

lunes, 21 de noviembre de 2011

TODA LA LEGITIMIDAD

Como vaticinaban las encuestas, ha tenido lugar la cuarta mayoría absoluta de nuestra democracia: la primera, en 1982, la consiguió Felipe González, beneficiado, además de por la esperanza de cambio que representaba entonces el PSOE, por la práctica autodisolución de la UCD; también la segunda, en 1986, ante la clamorosa ausencia de una alternativa mínimamente estable y fiable que, desde un fragmentado centro-derecha, pudiera plantar cara a un socialismo hegemónico; la tercera, en 2000, lograda por un Aznar cuya política de liberalización de la economía y de rigurosa administración de las cuentas públicas daba unos frutos que empezaba a notar la sociedad española; y la cuarta y última, la que acaba de obtener Mariano Rajoy, como consecuencia tanto del escalofriante batacazo electoral sufrido por un PSOE absolutamente incapaz de gestionar la crisis económica, como de la confianza depositada por una nítida mayoría del electorado (cerca del 45 por ciento de los votantes) al proyecto reformista más completo, logrado y, sobre todo, viable, que no es otro que el que encarna el líder del PP.

Casi once millones de votos (récord absoluto del centro-derecha en España), 186 escaños en el Congreso de los Diputados, una mayoría aplastante en el Senado, su triunfo en todas las Comunidades Autónomas (especialmente destacado precisamente en aquellas en las que ha debido tomar medidas drásticas de ajuste y reducción del gasto público, como Murcia, Castilla-La Mancha, Baleares o Extremadura) excepto en Cataluña y País Vasco (los dos únicos, aunque significativos, 'peros' a unos magníficos resultados electorales; sobre todo en el segundo caso)... Son datos que señalan bien a las claras la naturaleza contundente e incontestable de la victoria del PP, que de esta manera obtiene en las urnas toda la legitimidad para emprender las reformas económicas e institucionales contempladas en su programa y que, por su patente carácter liberal, son las que en general requiere nuestra maltratada y deteriorada España. Y cuanto antes mejor: sería conveniente reducir al máximo los plazos del traspaso de poderes. Nuestra comatosa economía no puede permitirse el lujo de seguir perdiendo mucho tiempo más.

jueves, 17 de noviembre de 2011

RACIONALIDAD Y EFICIENCIA EN LA SANIDAD


Breve artículo publicado hoy en el diario 'La Opinión de Murcia', en su apartado 'El Pulso' (entre Patricio Hernández, presidente del Foro Ciudadano, y un miembro de Ciudadanos para el Progreso, de nuevo yo mismo) dentro de las páginas de opinión sobre las elecciones generales. El tema de debate, propuesto por el propio Hernández: 'Recortar en salud'.

A fuerza de repetir que la sanidad que tenemos en España, y en general en la Europa del llamado Estado del Bienestar, es 'universal' y 'gratuita', hemos vivido durante muchísimos años en una auténtica ficción, cuando la cruda verdad es que se trata de un servicio muy costoso y, debido a deficiencias del actual sistema, altamente deficitario. Que sea pública no implica que en este ámbito deje de aplicarse el principio básico de la economía: que los recursos son limitados. Desde luego, la solución a las dificultades de financiación de la sanidad pública no reside en el copago, pero sí en introducir racionalidad y eficiencia en la administración y propiciar una mayor participación de la iniciativa social. Si nos limitamos a crucificar, sobre todo si es un político del PP, a quien se atreva a abordar sin reservas asunto tan tabú, entonces sí que pondremos en peligro la calidad, viabilidad y supervivencia del mismo sistema sanitario que queremos preservar.

lunes, 14 de noviembre de 2011

REIVINDICACIÓN DE LA POLÍTICA

Las convulsiones tanto políticas como económicas (en realidad, las segundas han llevado a las primeras) vividas en Grecia y, a continuación, en Italia, han derivado en la misma salida inmediata: la llegada a las presidencias de sus Gobiernos de sendos tecnócratas expertos en economía. Tanto Lucas Papademos como Mario Monti responden a ese perfil: el primero, sustituto de un Papandreu que perdió estrepitosamente el pulso populista que planteó al eje París-Berlín, es profesor de economía de la Universidad de Harvard y ha sido Gobernador del Banco de Grecia y vicepresidente del Banco Central Europeo; el segundo, sucesor a regañadientes del controvertido Berlusconi, ha sido Comisario de Mercado Interior y después de Competencia de la Unión Europea, donde tuvo arrestos para enfrentarse al monopolio de Microsoft e impedir la fusión entre General Electric y Honeywell (eso sí, en su debe se encuentra precisamente que fuera asesor de Goldman Sachs cuando este banco comercial colaboró en la ocultación del déficit griego). Ambos, independientes políticamente, encabezan Gobiernos de concentración, con mandatos muy limitados en el tiempo y que en principio cuentan con el consenso político suficiente como para llevar a cabo las reformas económicas que exige Bruselas, su principal y quizá única misión.

Así pues, parece triunfar la doctrina de que la búsqueda de soluciones a la inestabilidad económica que sufre Europa pasa por la tecnocracia, es decir, el gobierno de los técnicos; siquiera de forma provisional. Ahora bien, además de que la extensión de semejante tendencia supondría una subestimación de las soberanías nacionales y, por consiguiente, de los hábitos democráticos, los tiempos actuales no requieren solo cabezas privilegiadas y expertas en el manejo de las cuentas públicas; sino sobre todo líderes en el pleno sentido de la palabra que, con arrojo, valentía e ideas claras, pongan en marcha nítidos y completos programas de recortes del gasto público y reformas liberalizadoras. Iniciativa que solo puede partir del impulso político; porque, sin perjuicio del asesoramiento que siempre han prestado los técnicos y especialistas en la concreción de las medidas a adoptar, las directrices en una democracia han de ser fundamentalmente políticas, procedentes de quienes han sido elegidos en las urnas para gobernar. Y no está nada claro que tanto Papademos como Monti, que adolecen del evidente déficit democrático de sus mandatos, sean los hombres adecuados para liderarlas políticamente.

Es hora, en cualquier caso, de reivindicar la política como noble actividad y arte de lo posible.

martes, 8 de noviembre de 2011

UN ADELANTO DE LA INVESTIDURA

'Señor Rodríguez... Pérez Rubalcaba'. El candidato del PP a la presidencia del Gobierno comenzaba el debate electoral con un supuesto 'lapsus-linguae' al dirigirse a su adversario político. Mal empezamos, pensarían unos; bien, Mariano está de los nervios, barruntarían otros. Pero en realidad se trataba de una estratagema para desbaratar una de las principales maniobras de la campaña socialista: ocultar la desprestigiada figura del todavía jefe del Ejecutivo, no por casualidad absolutamente desaparecido en combate estos días. De esta forma, Rajoy conseguía justo aquello que el PSOE quería evitar a toda costa: que la audiencia identificara a Rubalcaba con una nefasta gestión de Gobierno, la de Zapatero, de la que ha sido copartícipe incluso como vicepresidente primero. Argumento basado en una realidad incontestable, y en el que insistiría en numerosas ocasiones a lo largo del debate.

Lo cierto es que la postura agresiva e inquisitiva de Rubalcaba, que llegaría a emplear modos dialécticos ciertamente marrulleros con la complicidad del moderador (cuya reputación como tal no he acabado nunca de entender), no impidió que Rajoy se atuviera estrictamente a su guión. Es más, el hecho de que el candidato socialista hiciera uso de esa tan trillada argucia de denunciar un hipotético 'programa oculto' del PP para sembrar dudas sobre sus verdaderas intenciones, le daría ocasión para marcar distancias con su contrincante: 'Señor Pérez Rubalcaba, yo no soy como usted', respondió de forma categórica, antes de enumerar una serie de medidas que, pese a no estar incluidas en su momento en el programa del PSOE, tomó el Gobierno del que formaba parte como vicepresidente: la rebaja del sueldo a los funcionarios, la eliminación del cheque-bebé y de la deducción por vivienda, la congelación de las pensiones, la subida del IVA... Fue el clímax del debate, que coincidió con el minuto más visto en la televisión. Solo el descanso que vendría a continuación, más el auxilio prestado por un árbitro que en los momentos más delicados no podía disimular su parcialidad, salvaron a un sonado Rubalcaba de una derrota por KO.

En cualquier caso, la estrategia del candidato socialista también resultaba cada vez más evidente: actuar como líder de la oposición ante un presidente del Gobierno 'in pectore'. Máxime cuando en la primera parte del debate saldría escaldado de su balbuceante intento de enunciar propuestas (alguna tan disparatada como pedir una moratoria de dos años a la Unión Europea en la toma de medidas de ajuste): 'Qué mala suerte, ocho años en el Gobierno y se le ocurren ahora todas las ideas', le replicaba un sarcástico Rajoy. Así pues, Rubalcaba decidió convertir el debate electoral en una especie de sesión de investidura en la que se le interpela al futuro presidente del Ejecutivo sobre las políticas que piensa adoptar. Para ello, el aspirante socialista no tuvo empacho alguno en fundamentar sus intervenciones en un programa, el del PP, que hasta ayer mismo reputaba como inexistente; y, por supuesto, interpretarlo de manera sesgada para rescatar un discurso, el del miedo a la malvada derecha, que a estas alturas solo puede conmover al electorado de izquierdas más obcecado, al que en realidad pretende aferrarse. Aun así, Mariano Rajoy no rehuyó el cuerpo a cuerpo y respondió con solvencia a los embates que Rubalcaba le lanzaba en materia de política social; no había más que recordar que el PSOE había realizado los mayores recortes de la democracia, además de puntualizar que sin que la sociedad civil no cree empleo ni genere riqueza resulta materialmente imposible financiar la educación y sanidad públicas.

La amalgama final que fue la tercera parte del debate pasó a ser de guante blanco: Rajoy ya se sabía ganador y Rubalcaba creía que, mal que bien, había sabido capear el temporal. Se dejaron asuntos importantes en el tintero (corrupción, Justicia, Estado de las Autonomías...), algo normal dada la propia dinámica del debate; aunque las principales preocupaciones de los españoles si atendemos a las encuestas, el paro y la economía, se habían tratado ampliamente. En suma, dos conclusiones básicas del debate: que lo ganó claramente quien más tenía que perder, Mariano Rajoy (eso sí, sin apenas despeinarse); y que Rubalcaba, que da por absolutamente perdidas las elecciones generales, solo aspira a mantenerse como líder del PSOE, aunque para ello habrá de mejorar en las urnas los magros resultados que le vaticinan los estudios demoscópicos. De ahí que se conformara con ensayar como jefe de la oposición en un debate que quiso transformar en un adelanto de la sesión de investidura. Ahora bien, está por ver que sea él quien ocupe tan honroso puesto.

lunes, 7 de noviembre de 2011

EL 'ENANO' BONO

Si el PSOE de Murcia pone un circo, le crecen los enanos. Qué felices se lo prometían a propósito de la falta de mención explícita del trasvase del Ebro en el programa del PP; por fin una carencia del adversario de la que, convenientemente magnificada, poder sacar provecho para, al menos, intentar amainar el temporal electoral que se les viene encima. Nunca el PP había incluido el Ebro negro sobre blanco entre sus propuestas programáticas, pero tampoco importaba: a algo había que agarrarse. Pero en esto que llega José Bono, ínclito caballista, al municipio murciano de Cieza, donde en un mitin se permite el lujo de lanzar al entregado personal que le escuchaba el siguiente aviso: 'vayan cerrando las huertas de Murcia, porque el Tajo no da para más'. Exhortación que, obviamente, ha puesto de uñas a agricultores, regantes y a la opinión pública murciana en general.

Difícilmente se puede ser tan torpe como para traer a Bono a hacer campaña en Murcia y... para más inri, a disertar sobre agua. Porque precisamente en el uso y abuso de la demagogia antitrasvasista basaba gran parte de sus argumentos electorales como presidente de Castilla-La Mancha, ciertamente con mucho éxito: hasta el punto de propiciar que cada trasvase del Tajo al Segura se convirtiera en una auténtica 'guerra del agua' de la que sacar un puñado de votos, estrategia que continuaría su sucesor Barreda. En cualquier caso, y por mucho que lo intenten, los murcianos no olvidamos que hubo un proyecto de trasvase del Ebro, el del Gobierno del PP, que empezó a hacerse realidad con la puesta de su primera piedra; y que de su posterior y fulminante liquidación es responsable otro Ejecutivo, el del PSOE, que contó con colaboradores necesarios: entre ellos el aún líder de los socialistas murcianos, Pedro Saura, que votó a favor de la derogación del trasvase en el Parlamento. Por tanto, nula autoridad tienen los prebostes del socialismo murciano; aunque sí desfachatez a raudales, casi tanta como ineptitud política.

sábado, 5 de noviembre de 2011

DEMOCRACIA SIN ETIQUETAS

Breve artículo publicado hoy (y extractado por razones de espacio) en el diario 'La Opinión de Murcia', en su apartado 'El Pulso' (entre Patricio Hernández, presidente del Foro Ciudadano, y un miembro de Ciudadanos para el Progreso, en este caso yo mismo) dentro de las páginas de opinión sobre las elecciones generales. El tema de debate propuesto: El poder y las elecciones.

En las democracias, tal y como suele quedar reflejado en sus Constituciones o Declaraciones de Derechos, la soberanía reside en la nación, o, para concretar más, en el pueblo; no otro es precisamente el significado etimológico de la palabra 'democracia': 'poder del pueblo'. Pues bien, las elecciones que periódicamente se celebran en los regímenes democráticos es la mejor manifestación de ese poder, ese gobierno popular; 'del pueblo, por el pueblo y para el pueblo', como resaltó Abraham Lincoln en su histórico discurso en Gettysburg. De tal forma que todo el electorado, al menos desde que se implantara el sufragio universal, tiene la oportunidad de elegir mediante el voto a sus representantes políticos, y en sus manos está incluso el poder de cambiar o no de Gobierno. Porque una de las virtudes de la democracia, como apuntó Ludwig von Mises, reside en que propicia los cambios pacíficos en los métodos y personas del Gobierno, cuando lo frecuente hasta su instauración en Occidente era el uso de la violencia y las guerras. 

¿Ello implica que cada uno de nosotros tenemos la opción de votar a los gobernantes que más nos gusten? No siempre: el mercado electoral es harto limitado, y muchas veces hemos de inclinarnos por lo que consideramos menos malo; o, sin gustarnos, por lo que creemos que es lo mejor para el país; o, simplemente, votar en contra de algo o de alguien, que es también un impulso muy generalizado entre el electorado. Pero desde luego es siempre preferible este sistema que, con todas sus fallas y limitaciones, se basa en la voluntad popular para la elección de nuestros gobernantes, que otros que incluso se empeñan en ponerle apellidos a la democracia: véanse, por ejemplo, las siniestras 'democracias populares' que, bajo esa falsaria denominación, asolaron la Europa del Este. La democracia, mejor sin etiquetas adicionales.

lunes, 31 de octubre de 2011

BUSQUE, COMPARE...



...y si encuentra algo mejor, cómprelo. Un completo programa de reformas económicas, políticas e institucionales. Especialmente acertadas para el prioritario objetivo de propiciar la generación de empleo son las siguientes: supeditar la negociación colectiva, en realidad todo un lastre, a las condiciones pactadas libre e individualmente entre empresarios y asalariados; y reducir los tipos de contratos de trabajo, medida necesaria para flexibilizar el mercado laboral. Y con el fin de que la sociedad civil reactive la economía, el PP propone bajar los impuestos a los emprendedores, a los que además se les dotaría de más facilidades para la creación y supervivencia de empresas; a los ahorradores, incluida la recuperación de la deducción por vivienda; y a las familias, singularmente castigadas en estos tiempos de crisis. Asimismo, impulsará alternativas de financiación empresarial distintas a las bancarias convencionales para intentar superar la falta de crédito que sigue sufriendo nuestra economía.

Mientras tanto, el candidato socialista, que continúa abonado a la demagogia más burda y a la visceral apelación al rencor, reconoce ya sin ningún disimulo su rechazo a cualquier reducción de impuestos y, bien al contrario, aboga por subirlos. Es decir, por incidir en la ruina promovida por el Gobierno que ayer mismo coordinaba como vicepresidente político. Ya sabe, señor elector: busque, compare...

jueves, 27 de octubre de 2011

OTRA ESPADA DE DAMOCLES

La decisión de la llamada Cumbre del Euro, es decir, del eje franco-alemán, de depreciar la deuda española solo puede hallar explicación en la debilidad de nuestro Gobierno también en política exterior. Porque, en primer lugar, nuestra economía no arrastra obligaciones griegas; y, pese a ello, es a España, después de Grecia, a quien más recursos adicionales se le exige. En segundo lugar, porque otros países, particularmente Italia, están incluso peor que España en cuanto a deuda contraída. Se ha tratado, pues, de una resolución basada en motivos puramente políticos, en absoluto económicos, con la mera intención de asignarle a alguien el desagradable papel de chivo expiatorio que acompañe a la desahuciada Grecia. Por desgracia, le ha tocado a España. Y nosotros que nos llegamos a creer esa aseveración sarkozyana de que ya no estábamos 'en primera línea de deuda' gracias tanto a Gobierno como oposición. Ilusos.

Lejos quedan aquellos tiempos en los que un obstinado y antipático Aznar, con tal de defender con firmeza los intereses de España, se plantaba en las cumbres europeas hasta hacer claudicar por cansancio y aburrimiento a los líderes de la Unión. Hace casi ocho años que un sonriente, casi siempre silente e invariablemente sumiso José Luis Rodríguez Zapatero nos llevó, tal y como nos prometió, al 'corazón de Europa'; esto es, a convertirnos en meros comparsas de París y Berlín y de sus inapelables directrices. Y he aquí una de las consecuencias de semejante giro en política exterior. Otra espada de Damocles sobre nuestra maltratada economía. Y un nuevo regalo envenenado del socialismo zapaterista al Gobierno que próximamente le sustituya.

martes, 25 de octubre de 2011

LA SENDA LIBERAL EN MURCIA

Se afirmaba con cierta sorna durante la transición que, en realidad, los liberales en España cabían en un taxi. Pues bien, parece ser que semejante sarcasmo ha dejado de tener vigencia; al menos, en Murcia. Y es que, como puntualizaba el presidente Valcárcel en su presentación del libro 'Sendas liberales', y según el CIS, un 16,7% de murcianos se consideran liberales. Un porcentaje muy respetable, máxime si tenemos en cuenta que solo el 20,1% que engloba a quienes se califican de conservadores logra superarlo; y sobre todo si lo comparamos con los guarismos que consiguen otras ideologías, particularmente las de tendencia izquierdista. Así, el el 7,7% de los entrevistados se define «socialista», un 5,5% se decanta por la opción «progresista», y un 2,8% se declara «socialdemócrata». Con el comunismo tan solo se identifica el 1,6% de la población, mientras que un 2,3% se considera «ecologista». Finalmente, un 6,8% se califica de "apolítico".

De tal forma que si unimos al 20,1 de conservadores y al 17,6 de liberales, tenemos un 37,8%, que rebasa en mucho a todos los que se identifican con opciones que podríamos considerar 'de izquierdas' (incluidos ecologistas), que solo llegan al 19,9%. El resto no se adhiere a ninguna ideología concreta, pero aún así la mayoría de los encuestados en la Región (56,7%) se situaron más cerca de la derecha que de la izquierda cuando se les pidió que se ubicaran políticamente dentro de una escala del 1 al 9 –siendo el 1 la izquierda y el 9 la derecha. El 35,1% se colocó entre las casillas 5 y 6, mientras que el 21,6% se situó entre las casillas 7 y 8. El 17,2% optó por los números 3 y 4 (centro izquierda). Solo el 1,3% se emplazó en las casillas 9-10 (representaría a la extrema derecha) y el 2,9% se definió de extrema izquierda (casillas 1 y 2). No por casualidad barre el PP en la Región de Murcia, no.

El murciano es dinámico y emprendedor por naturaleza, y en este sentido se identifica más con opciones liberal-conservadoras que defiendan la economía de mercado, la libre empresa y la iniciativa privada. Pero a esta realidad socio-política ha contribuido, siquiera modestamente, un grupo de escritores, pensadores e intelectuales liberales que, por medio de artículos publicados en los diarios de tirada regional, y a propósito de la actualidad política y cultural, han difundido con rigor no exento de brillantez los principios e ideas del liberalismo. Son los miembros de la asociación cívica 'Ciudadanos para el Progreso', de la que me honro en formar parte.

Manolo Ballester, José Antonio Bascuñana, Santiago Delgado, Paco Giménez Gracia, Juan Antonio Granados, Alberto Hernández, Rafael Herrera, Paulo Jorquera, Manolo Marín, Adela Martínez Cachá, Fernando Navarro, Cristina Sánchez, Enrique Ujaldón y un servidor hemos asistido con orgullo al nacimiento de nuestra primera gran obra, que bajo el sugerente título de 'Sendas liberales' compendia una serie de artículos escritos para la opinión pública y sin ninguna otra pretensión que la puramente intelectual y divulgadora. Nos sentimos francamente satisfechos del trabajo en común y el esfuerzo realizado, que tan excelsos frutos ha dado ya. Nuestro próximo reto, apasionante: que el porcentaje de murcianos que abracen el liberalismo siga creciendo hasta dejar corto ese 16,7%.

viernes, 21 de octubre de 2011

NADA QUE CELEBRAR

El último de los tétricos y caricaturescos vídeos que cruelmente nos endosa de vez en cuando la organización terrorista ETA no ha terminado con sus figurantes despojándose de sus ridículos disfrazes de nazarenos emboinados y manifestando su disposición a quedar en manos de la Justicia. Tampoco han anunciado la disolución de la banda, sino que, bien al contrario, siguen reclamando un papel de interlocutores políticos con 'los gobiernos de España y Francia (Sarkozy debe de estar temblando)', porque las décadas que llevan acumulando cadáveres es mérito suficiente para situarse a la altura de ambos Estados. Por supuesto, de entregar las armas con las que asesinan, nada de nada, no vayan a arrepentirse y tengan que volver a hacer uso de ellas. Y de pedir perdón a las víctimas que su sanguinario historial contiene, ni hablar; si en todo este 'proceso' han sido las grandes olvidadas por el propio Gobierno que debería defender su memoria y dignidad, no iban a ser ellos quienes hicieran acto de pública contrición. Faltaría más.

Así pues, nada nuevo bajo el sol. Y, por tanto, nada hay que celebrar. Lo demás es querer dejarse engañar por los eufemismos y retruécanos a los que nos tiene acostumbrados los voceros de la banda asesina, cuya habilidad para manejar y confundir con las palabras de una lengua que, por cierto, tanto odian es ya proverbial. Porque la ETA ha demostrado en las sucesivas 'treguas-trampa' que, además de matar, miente, y mucho. Y sus objetivos siguen siendo los mismos: destruir la unidad de España y construir una 'Euskal Herria' sometida a sus designios totalitarios. Por no permitirles llevar a cabo sus delirantes propósitos han chantajeado, mutilado, asesinado y sembrado el dolor en casi un millar de familias españolas; ahora no podemos consentir que tras dejar semejante reguero de sangre se les recompense de ninguna manera. Solo podremos celebrar la victoria de nuestra democracia cuando las víctimas sean completamente resarcidas y los terroristas respondan de sus crímenes y paguen sus cuentas pendientes con la Justicia.

jueves, 20 de octubre de 2011

O PROPIEDAD, O LEY DE LA SELVA

El precursor del liberalismo político, John Locke, describía en su 'Tratado sobre el gobierno civil' un inicial estado de naturaleza en el que vivieron los hombres, 'de perfecta libertad para ordenar sus actos y disponer de sus propiedades y de las personas que creen conveniente dentro de los límites de la ley natural, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de ningún otro hombre'. Así pues, el filósofo inglés reputa el derecho a la propiedad privada como natural, originario; y tan primitivo e inalienable como los derechos a la vida y a la libertad. Pero, a su vez, el derecho implica deber, ya que la ley del estado de naturaleza obliga a todos por igual: de tal forma que nadie ha de atentar contra la vida, la libertad o las propiedades de otro. Y es que la igualdad que sanciona la ley natural establece que ninguna diferencia autoriza a ningún hombre limitar la libertad de otros.

Precisamente para garantizar esos derechos inalienables, y ante la cada vez mayor complejidad y conflictividad en el seno de la sociedad humana, los hombres abandonan el estado de naturaleza y conforman una sociedad civil 'cuyo fin principal es la conservación de la propiedad'. Así, la consecución de ese objetivo ha de ser la función primordial del gobierno. 'Para que se prohíba a todos los hombres invadir los derechos de otros y "para que sea observada la ley natural" que aspira a la paz y a la defensa de todo el género humano, la ejecución de esta ley, en el estado de naturaleza, se ha dejado en manos de todos los hombres (y) todo el mundo tiene derecho a castigar a los transgresores en grado suficiente para prevenir su violación'.

En la concepción lockeana del derecho a la propiedad como natural, e inseparable de la libertad, encontramos la raíz de su posición básica en las constituciones y declaraciones de derechos. Por ejemplo, la Constitución de Cádiz de 1812, nuestra gloriosa y liberal 'Pepa', proclamaba en su artículo 4 lo siguiente: 'La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen'. Ahí es nada. Por su parte, nuestra actual Carta Magna también incluye, como no podía ser de otra manera, la propiedad como derecho constitucional explícito (en este caso, en el artículo 33, y junto al derecho a la herencia), si bien, en una concesión al consenso socialdemócrata que imperaba durante su nacimiento, queda restringida por eso que se ha dado en llamar 'función social'; que, mientras no sirva para amparar atropellos a la libertad individual y robos más o menos legalizados, se limita a conferirle cierto lustre 'progre' al texto.

De todas formas, cuando un grupo, esté compuesto por sediciosos perrofláuticos o ángeles bienintencionados, toma al asalto un hotel que, por muy vacío que se encuentre, no deja de tener dueño, se atenta contra el derecho a la propiedad; e igualmente ocurre cuando alguien, esté beodo o sobrio, o lleve o no bufandas futboleras, intenta entrar por la fuerza a un domicilio particular. Que en ambos casos la Policía, siguiendo a buen seguro indicaciones políticas, y haciendo dejación de su cometido fundamental, no actúe con la contundencia debida para garantizar y defender ese derecho individual fundamental como es la conservación de la propiedad, genera las condiciones para que acabe rigiendo la ley de la selva. Esto es, una situación 'de facto' en la que, como nos advertía Locke, se pueda atentar contra la libertad y las propiedades del prójimo con total impunidad.

miércoles, 19 de octubre de 2011

SOBRE EL NUEVO ASALTO MEDIÁTICO-POLICIAL EN MURCIA

Dado que no se encuentra publicado en Internet, me permito reproducir por su enorme interés el artículo de hoy del periodista Ángel Montiel para el diario 'La Opinión de Murcia'. Montiel es quizá el comentarista político más leído y reputado de la prensa murciana, fundamentalmente por la ponderación e imparcialidad de sus análisis. Eso sí, no se significa precisamente por sus simpatías, al menos desde un punto de vista ideológico, hacia el PP. Hoy, por supuesto, ha plasmado su opinión sobre el nuevo asalto mediático-policial (y van...) del que ha vuelto a ser objeto Murcia, esta vez a apenas un mes de la celebración de las elecciones generales. El título, la mar de contundente y significativo: La tejerada.

'Estuve ayer en la tertulia matinal de 7RM. Poco antes de empezar, la nueva presentadora del programa, Marta Amanda García, informó a los invitados de que, de entrada, nos iba a pedir una frase tipo titular sobre lo que creíamos que ocurriría durante el día. Debió observar nuestras caras de pánico, contraídas por una compartida escasa capacidad de adivinación, y sobre la marcha cambió la pregunta de arranque. Menos mal. Porque estoy convencido de que ninguno de nosotros habría advertido que la noticia del día sería que una unidad especial de la Guardia Civil estaba tomando, en ese preciso momento, el Palacio de San Esteban.

Y es que, por mucha imaginación que le pongamos, a nadie se le ocurriría suponer que, a un mes de las elecciones generales, las que pueden ser consideradas terminales policiales y judiciales del agónico Gobierno socialista se atrevieran a ofrecer el espectáculo de acudir a las inmediaciones del despacho de Valcárcel para proceder al registro de los papeles de un funcionario, efectivamente sospechoso de prácticas irregulares, que murió hace años. No se explica, ya que la investigación sobre la trama de chanchullos ingeniada supuestamente por este funcionario y sus cómplices se inició allá por 2007, y cuando murió habría sido un buen momento para acudir a requisar los papeles de su despacho. La Justicia es ciega, pero los fiscales y los jueces no tanto como para desconocer el efecto del siguiente titular: "La Guardia Civil registra la sede de la presidencia del Gobierno de Murcia". Esta descripción sería perfecta si el presidente de la Comunidad hubiera salido esposado por la puerta del palacio en dirección a los calabozos policiales, pero esta fantasía queda lejos de toda posibilidad. Sin embargo, la aproximación subliminal a ella podría generar los efectos pretendidos durante muchos años. Por fin han entrado en el palacio de San Esteban. El gran titular está conseguido. Pero el subtítulo tiene que aludir necesariamente a un caso de corrupción menor, de ámbito local, por supuesto condenable, aunque los aspavientos que procuran la atención mediática son, a toda vista, desproporcionados.

¿Cabe suponer que un funcionario de Moncloa o uno de los 600 asesores de ZP que cometiera algún tipo de irregularidad convocaría la irrupción de la UCO en la sede del Gobierno de España? Un respeto, pues, para el Gobierno de Murcia. La Guardia Civil solo puede entrar a San Esteban para llevarse esposado a Valcárcel o para cuadrarse ante él, pero no valen subterfugios. Si un fiscal o un juez necesita un papel, que lo pida mediante un oficio, como es norma habitual. Ocupar San Esteban es una tejerada, y esto con independencia de que los chorizos atiendan a sus responsabilidades. Si en la mañana de hoy me pidieran un titular sabría responder mejor que ayer: "Más votos para el PP". Regalo gratuito de sus adversarios.' 


Y además, aunque se trate de la seca Murcia, llueve ya sobre muy mojado.

lunes, 17 de octubre de 2011

EL SINIESTRO CONCILIÁBULO DE SAN SEBASTIÁN

La hoja de ruta de la claudicación ante la ETA sigue su curso, inexorable. Tras concederles a los monigotes de la banda asesina más poder político e institucional del que nunca tuvieron (la Diputación de Guipúzcoa, el Ayuntamiento de San Sebastián y un buen número de consistorios del País Vasco y Navarra; en la provincia guipuzcoana, concretamente ¡77 alcaldías de 88!), ahora toca hacer realidad uno de los más profundos anhelos etarras: mediante la correspondiente escenificación propagandística, dotar al 'conflicto vasco' de un carácter 'internacional'. De ahí el siniestro conciliábulo de San Sebastián, que, como no podía ser de otra manera, se ha dado en llamar 'conferencia de paz'. Sabido es que tan manida palabra sirve lo mismo para un roto que para un descosido, y frecuentemente para ocultar la verdad bajo el espeso manto de unas supuestas (e inexistentes) buenas intenciones: porque la única 'guerra' que ha habido en el País Vasco es la que ha derivado del 'enfrentamiento' entre las pistolas de los asesinos etarras y las nucas de sus indefensas víctimas.

Pero para hacer, por ejemplo, la correspondiente analogía con Irlanda del Norte, nada mejor que invitar a Gerry Adams, por lo demás viejo amigo de los batasunos; y para invocar los generalmente infructuosos intentos de mediar entre Israel y Palestina, ahí tienen a Koffi Annan, siempre dispuesto a prestarse como coartada 'pacifista' de cualquier totalitarismo criminal. Sobre todo si alguien afloja la chequera para pagar sus elevadísimos emolumentos, claro; al igual que los del resto de 'insignes' participantes, auténticos expertos en engordar sus bolsillos sin importarles actuar de títeres de lujo en la patochada de turno. Menos mal que ha habido quien ha preferido no manchar su historial político: es el caso de Tony Blair, que ha rechazado colaborar en semejante sainete. Desde luego, tiene mérito que el ex-primer Ministro británico no haya sucumbido a tan irresistible tentación; no de lograr aumentar sus ingresos, sino de obtener el perdón de una izquierda mediática presta incluso a olvidar su protagonismo en la denostada 'foto de las Azores', con tal de que aceptara ejercer de patrón de esta nueva causa 'internacional'.

Por cierto, puesto que no se ha tenido a bien facilitar la correspondiente información, cabe preguntarse de dónde ha procedido la financiación con la que ha contado tan, además de vergonzante, carísima convención. Porque solo faltaba que tamaño insulto a las víctimas, que lo han sido fundamentalmente por representar justo aquello que odian los terroristas, España y la libertad, haya salido a cargo del erario; es decir, que lo hayamos pagado entre todos los españoles. Sospecha bien fundada, ya que todo indica que la farsa de San Sebastián es un eslabón más del larvado proceso de negociación entre el Gobierno socialista y la banda terrorista ETA.

Para muestra, no solo las palabras de consideración, e incluso elogio, de miembros del Ejecutivo hacia la maldita conferencia, sino la participación en ella del mismísimo Partido Socialista de Euskadi: en las personas de su presidente, Eguiguren, quien ya nos contó en su momento, y sin empacho alguno, sus hazañas y comilonas con 'colegas' etarras prófugos de la Justicia; y Totorica, que quién le vio como alcalde de Ermua durante aquellos conmovedores días del vil asesinato a cámara lenta de Miguel Ángel Blanco, y quién le ve ahora. Haber respaldado con su presencia un tejemaneje ideado para justificar y propagar mediáticamente el delirio etarra, consistente en disfrazar de 'conflicto bélico' sus criminales actos de terrorismo puro y duro, no es sino una flagrante traición a la memoria de las víctimas; muchas de las cuales, para más inri, militaron en su propio partido.

Humillación que se hace todavía más sangrante cuando se cumplen veinte años del atentado etarra contra Irene Villa y su madre, María Jesús González, dos ejemplos de heroica superación e inquebrantable dignidad ante la barbarie terrorista. Y todo por mendigar un comunicado que anuncie con los consabidos eufemismos algo que pueda interpretarse como la disolución de la banda asesina, y que además irrumpa en vísperas electorales como balón de oxígeno para el PSOE. Quizá la ETA, a la que también se le entregará un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, acabe haciéndole ese favor en respuesta a tan graciosas concesiones; vergonzosamente realizadas a costa de la justicia debida a las víctimas, sin cuya defensa, memoria y desagravio no sería concebible ni aceptable ningún supuesto fin del terrorismo.

jueves, 13 de octubre de 2011

MÁS LIBERTAD EN EL COMERCIO, MÁS LIBERTAD PARA EL CONSUMIDOR

Hasta que no tengamos un Gobierno nacional dispuesto a acometer medidas flexibilizadoras del mercado laboral y reformas liberalizadoras en general no se producirán las condiciones adecuadas para la reactivación de la economía y la creación de empleo. Ahora bien, mientras tanto, los Ejecutivos autonómicos pueden poner de su parte; al menos dentro de las limitadas competencias que ostentan en este terreno, una de las cuales, y quizá la más importante, es la regulación de los horarios comerciales.

El actual marco legal, concretamente la Ley de Horarios Comerciales que impulsara José Montilla, entonces Ministro de Industria, Comercio y Turismo, fue en su momento un considerable retroceso dentro de una legislación que, pese a que de la mano de Rato liberalizó totalmente el pequeño y mediano comercio, ya era de por sí restrictiva para las grandes superficies: Además de fijar en doce días el mínimo anual de aperturas en domingos y festivos (aunque en la práctica son ocho, ya que cualquier Comunidad Autónoma puede disminuir hasta ese límite el suelo oficial), redujo el horario global de 90 a 72 horas semanales. Una rémora más para nuestra economía, a lo que hay que sumar la falta de audacia de la mayor parte de los Gobiernos autonómicos (con alguna excepción), temerosos de perder el voto de los pequeños y medianos comerciantes.

Porque ese es precisamente el argumento que se suele utilizar para no liberalizar el comercio minorista: la necesidad de proteger al pequeño y mediano comercio. Además de que la realidad suele desmentir que la apertura de grandes superficies perjudique a las tiendas tradicionales (cuando no afloran más ni se mantienen mejor que alrededor y cerca de los grandes almacenes), las restricciones a los horarios comerciales suponen un recorte, no solo a la libertad de empresa, sino también a la libre elección del consumidor; quien debería disfrutar de plena libertad para decidir el momento en que realiza sus compras y de la posibilidad real de escoger entre las opciones que se le presenten, que han de ser distintas y variadas si creemos en una verdadera economía de libre mercado en la que el consumidor ejerza de auténtico soberano.

En suma, el comercio nace para el consumidor, y no al revés. Máxime si tenemos en cuenta los cambios en los hábitos de compra que han tenido lugar en los últimos años, en los que los consumidores hacen cada vez más uso de los fines de semana y festivos para acudir a los comercios. Por tanto, por supuesto que son convenientes medidas de apoyo al pequeño y mediano comercio, en la línea de reducir impuestos y trámites burocráticos, pero nunca en detrimento de la libertad de elección del consumidor.

Y cuantas menos restricciones se le impongan, tanto al comerciante a la hora de vender como al consumidor en el momento de comprar, más dinámica será la economía. Así pues, cabe felicitarse por la liberalización de horarios comerciales que decretará el Gobierno de Esperanza Aguirre, que permitirá abrir a la práctica totalidad de los comercios a cualquier hora y todos los días del año. De esta forma se reactivará el consumo y el turismo en la Comunidad de Madrid, que no en balde se ha caracterizado siempre por imprimir un carácter cada vez más flexible a la regulación del comercio minorista. Debería cundir el ejemplo.

martes, 11 de octubre de 2011

CON LOS COPTOS, CON LA LIBERTAD

La tan ensalzada 'primavera árabe' ha derivado en un crudo y cruento invierno. Sobre todo para los cristianos coptos que heroicamente viven en Egipto: cabe recordar que, tras la expulsión del poder del dictador Mubarak (hecho que, en lugar de evolucionar hacia la implantación, siquiera paulatina, de un régimen democrático y de libertades, se ha convertido en un mero 'quítate tú, que me pongo yo'), 13 personas murieron en enfrentamientos entre musulmanes y coptos en la plaza Tahrir de El Cairo; y, a continuación, 12 egipcios perdieron la vida en ataques de islamistas a iglesias coptas. Más recientemente, la brutal represión del Ejército egipcio a una manifestación convocada en protesta por la demolición de un templo copto ha provocado 24 muertos y más de 200 heridos.

Se trata de una nueva y sanguinaria vuelta de tuerca a una larga historia de discriminaciones, agravios y violencias, la sufrida por los cristianos coptos en Egipto; país del que, sin embargo y para más inri, son los auténticos oriundos: hasta el punto de que el vocablo ‘copto’ procede del griego ‘aigyptios’, egipcio. La imposición del Islam de resultas de la invasión árabe arrinconaría al cristianismo copto y convertiría a sus seguidores, que actualmente suponen el 10 por ciento de la población (11 millones de egipcios), en verdaderos apestados. Así, no solo se les impide el acceso a determinados puestos de la Administración Pública y, al contrario que en Occidente, donde todo suelen ser facilidades para la edificación de mezquitas, se les restringe la construcción de iglesias; también sufren el odio, la persecución y los ataques de los radicales islámicos, ante la condescencia y aquiescencia de las autoridades civiles y militares.

Pues bien, la esperanza con la que la comunidad cristiana copta recibiera la revolución que derrocara a Mubarak ha acabado mutándose en la peor de las pesadillas. Porque, lejos de lograr como consecuencia un reconocimiento de sus derechos y libertades, la opresión y el hostigamiento sobre los coptos se ha recrudecido en los últimos meses. Occidente, supuesto garante de la libertad y los derechos humanos en todo el mundo, no debería quedarse de brazos cruzados: se echa en falta la denuncia y condena sin ambages (siquiera en la línea de quien ya lo ha hecho, el presidente Obama) de los líderes de una Unión Europea sin cuyas raíces cristianas, por cierto, sería inconcebible. Y después incluso habría que plantearse tomar medidas diplomáticas más drásticas contra un régimen que, ingenuamente, creíamos iba a transformarse en democrático. Porque la defensa de la dignidad humana y el ejercicio de los derechos y libertades individuales no debería limitarse a Occidente.

jueves, 6 de octubre de 2011

LO QUE VA DE BUSH A OBAMA

“La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creo que es una idea vieja, que es la repetición de la propuesta del señor Reagan de la guerra de las galaxias y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo.”

De esta manera se pronunció José Luis Rodríguez Zapatero el 26 de junio de 2001, en su primer debate sobre el estado de la nación como líder de la oposición. Por supuesto, en la línea estratégica, que intensificaría a propósito de la guerra de Irak, de apelar a un visceral antiamericanismo como argumento de desgaste contra el Gobierno de Aznar. Diez años después, una 'idea vieja', propia de un radical belicista como Reagan, se ha convertido en una brillante e incluso 'pacifista' iniciativa de defensa que, además, 'tendrá un impacto socioeconómico muy significativo' en la zona de Rota. Es decir, no solo servirá para protegernos de posibles agresiones procedentes de cualquier Estado gamberro, o directamente terrorista, sino que también será una especie de maná. Ante semejantes beneficios, huelga incluso haber acudido en su momento al Congreso de los Diputados para tan siquiera informar a los representantes de la soberanía nacional: una rueda de prensa, evidentemente sin preguntas, y va que chuta. Y todo porque el escudo antimisiles ha cambiado de patrocinador: del estúpido y acémila de Bush a San Obama, depositario de todas las virtudes.

Desde luego, quienes siempre hemos abogado por situar a España junto a la primera potencia en la defensa de la libertad y la democracia en el mundo, no podemos sino congratularnos por la adhesión de nuestro Gobierno al rescatado proyecto de escudo antimisiles liderado por Estados Unidos. Ahora bien, ello no obsta para que quede constancia de una postura incoherente, infantil e irresponsable en materia de política exterior y de defensa, la adoptada por Zapatero en sus años de presidente del Ejecutivo (hemos pasado de la huida de Irak, la claudicante 'Alianza de Civilizaciones', o los coqueteos con las peores dictaduras y repúblicas bananeras, a desembocar en un tardío y chapucero proamericanismo con la llegada de Obama), que tantísimo daño ha causado a nuestra imagen en el panorama internacional. Otro desperfecto más que habrá que reparar.

martes, 4 de octubre de 2011

NO TODOS SON IGUALES

No, no todos los políticos son iguales: hay de todo, como en botica. Es más, algunos tienen muy claro dónde situar el listón a partir del cual han de asumir su responsabilidad política. Es el caso de Pablo Cobián, ahora ex-diputado gallego del PP y ex-concejal del municipio de Oleiros. El mero hecho de que un empresario encausado le haya acusado, y tan solo de palabra, de forma parte de una trama de subvenciones irregulares le ha movido a dimitir de todos sus cargos. Así ha justificado tan tajante decisión: 'Cuando entré en política, asumí un deber para con la ciudadanía y ese compromiso me lleva a presentar hoy mi dimisión de forma personal e inmediata...'. Y es que, según el recto parecer del señor Cobián, un representante político debe dejar de serlo ante la más mínima sombra de sospecha que se cierna sobre él y su proceder como gestor. Una posición ética y moral tan honrosa y edificante como nada frecuente por estos pagos.

Porque el empresario Dorribo no ha señalado tan solo al señor Cobián; también a dos políticos (éstos sí lo siguen siendo) apellidados casualmente Blanco: al todavía diputado y ex-conselleiro de Industria del Ejecutivo gallego de coalición PSOE-BNG, el nacionalista gallego Fernando Blanco, y nada menos que al mismísimo Ministro de Fomento y Portavoz del Gobierno de la nación, el inefable José Blanco. ¿Piensan ambos seguir el modélico ejemplo del ex-parlamentario del PP? Ni por asomo. Son o presumen ser de izquierdas, y como tales disfrutan de una patente de corso que les confiere una supuesta superioridad moral. Y en el caso concreto del Blanco más conocido, no parece muy dispuesto a aplicarse a sí mismo las lecciones de ética política que se permitía dar a propósito de un, por cierto, cada vez más desinflado caso 'Gürtel'.

De todos modos, será interesante comprobar el tenor de las reacciones del otrora azote de 'corrutos' ante informaciones más concretas que a buen seguro seguirán surgiendo. Permanezcan atentos a la pantalla.