miércoles, 27 de abril de 2016

EL VERDADERO MINUTO YUGOSLAVO

 
Tras el irresponsable, sectario y antidemocrático bloqueo al ganador de las elecciones y la ridícula e insufrible farsa por actos protagonizada por Sánchez, Rivera e Iglesias, a la que ha contribuido Baldoví en un último minuto, en efecto, 'yugoslavo', no podía haber otra salida que volver a las urnas. El Rey, tras constatar la nadería de tres meses de fotos, titulares, tiras y aflojas de cara a la galería y, en suma, muy mediáticas tomaduras de pelo a los españoles, disolverá las Cortes el 2 de mayo y convocará nuevas elecciones generales, que se celebrarán el 26 de junio. Será la primera vez en la historia de la democracia que el Jefe del Estado lo haga con el refrendo del Presidente del Congreso de los Diputados, cuyo mandato, por cierto, puede ser el más breve desde la transición.

Aunque al final tuvimos al tan cacareado minuto 'yugoslavo', cierto es. Eso sí, merecía tal calificación, no por asemejarse a uno de los típicos triunfos en el último segundo de aquella memorable Selección Yugoslava de baloncesto, sino porque, al tratarse de una propuesta de pacto apadrinada por la extrema izquierda, seguramente obtendría el visto bueno del mismísimo Josif Briz, alias 'Tito', padre de la fenecida República Federativa Socialista de Yugoslavia. Que, además, necesitaría el apoyo de los partidos independentistas, con lo que, de haberse concretado, el riesgo de 'balcanización' de España se hubiese acentuado todavía más.

En efecto, fue todo muy yugoslavo. Pero este último movimiento a la  desesperada, la mejor guinda que se le podía poner a una ceremonia del engaño tan larga como grotesca, tampoco podía llegar a buen puerto por muchas ganas que le pusiera un Sánchez empeñado en hacernos comulgar con ruedas de molino. Afortunadamente, de Yugoslavia solo nos queda el recuerdo de genios del baloncesto como Drazen Petrovic.


lunes, 25 de abril de 2016

QUIEN NO PUEDE LIMPIAR SU CASA...

Se pongan como se pongan desde ciertas terminales mediáticas que en cambio no le pasan una al PP, utilizar como fuente de financiación de un partido político el dinero que los ayuntamientos y otras instituciones (como la Asamblea Regional de Murcia) destinan para la actividad concreta de los grupos municipales (o parlamentarios) es, además de irregular, muy feo; máxime viniendo de quienes, haciendo bandera de la limpieza y la regeneración de la vida política, exigen a los demás (bueno, al PP) un comportamiento absolutamente impoluto, un uso riguroso del dinero público y una rendición de cuentas de hasta los detalles más nimios. Desde luego, insistir en el mero 'error administrativo' como argumento de defensa (al que, por cierto, la 'vieja política' difícilmente se hubiese atrevido a acudir) tiene cada vez menos consistencia cuando, no ya vía 'whatsapp' (detonante del cese de Mario Gómez como delegado territorial de Murcia), sino en la misma 'Carta Ética' (sic) a la que se accede por la web de Ciudadanos, queda constancia de que nos hallamos ante una práctica deliberada y planificada.

Pero no se trata de dejarse llevar por la corriente 'justicialista' que hace años se ha enseñoreado de la vida política, a la que tanto daño hace y sigue haciendo, y exigir dimisiones a troche y moche. Simplemente, el señor Rivera debería ser mínimamente consecuente y, de la misma manera que pide a Rajoy que comparezca hasta por asuntos concernientes a sus subordinados que, amén de legales, tuvieron lugar hace más de veinte años, hace tiempo que tendría que haber saltado a la palestra para dar explicaciones sobre semejante praxis de ingeniería financiera con dinero público en su partido que, además de burda, no puede ser de más rabiosa actualidad. Es más, si se limitara a situarse al mismo nivel de exigencia que demanda para el presidente del Gobierno en funciones, cabría incluso preguntarse cómo es posible que no detectara tales comportamientos irregulares, dado además su carácter generalizado y hasta preceptuado por escrito.

De nuevo se demuestra que no es lo mismo predicar que dar trigo, y que ser tan implacable con los demás como harto generoso consigo mismo es una actitud muy propia del ser humano, de ese 'zoon politikón' que definiera el gran Aristóteles; y en este aspecto, como en tantos, no cabe extraer diferencias entre la 'nueva' y la 'vieja' política. Aunque todavía resuenan estas palabras: 'quien no puede limpiar su casa no puede limpiar España'.

martes, 19 de abril de 2016

LA POBREZA SE REDUCE EN ESPAÑA... CON EL PP


No ha sido el ABC ni La Razón: según Eurostat, los índices de pobreza caen en España por primera vez desde que empezó la crisis: concretamente, un 10% en 2015. Sí, sí, bajo el Gobierno del Partido Popular. Sin embargo, esta noticia, pese a la pertinaz campaña de la progresía mediática y política contra la vil derecha a propósito de un supuesto incremento de la pobreza y la desigualdad en España, ha pasado absolutamente desapercibida; precisamente porque desmiente un nuevo mito izquierdista: que la derecha quizá sea capaz de sacarnos de las crisis, pero siempre a costa de los más desfavorecidos y generando mayor desigualdad. A los datos cabe remitirse, una vez más.

Un 6,4% de los españoles, esto es, casi tres millones, entrarían en la categoría de 'carencia material severa'. Unas cifras todavía altas y preocupantes, pero que se encuentran muy lejos tanto de ese 30% que se suele utilizar como porcentaje de 'pobres en España', como de los diez o hasta veinte millones con los que cierta propaganda martilleaba, como si España fuera algo así como Burundi. Bien al contrario, cabe hacer constar también que el Reino Unido, uno de los países más prósperos y desarrollados del mundo occidental, registra un 6,1%, por lo que nos situamos prácticamente a su nivel.

Pero no interesa destacar la buena nueva. Al menos hasta que llegue un Gobierno 'de progreso', herede estos guarismos y pueda apropiárselos, claro.

lunes, 18 de abril de 2016

LES IMPORTA UN BLEDO LA CORRUPCIÓN

'La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar también en la pedagogía y en las explicaciones. Cuando así no ocurre, deben asumirse las responsabilidades correspondientes'. Así concluía el comunicado que José Manuel Soria hizo público cuando decidió renunciar a sus funciones como Ministro, diputado y presidente del Partido Popular de Canarias. Ciertamente, y mal que les pese a algunos, ejemplar ha sido la dimisión de quien, como Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Presidente del Cabildo de Gran Canaria y Ministro de Industria, Energía y Turismo, ha dejado su sello personal e impronta de altura política. Y ejemplar ha sido también su explicación de los motivos que le han llevado a abandonar por completo la actividad política: ha renunciado, no porque haya cometido nada ilegal ni reprochable, sino por sus errores a la hora de explicarse. Porque no basta con impartir doctrina: hay que ser consecuente con tus propios actos. Y más de uno debería tomar cumplida nota; incluidos los que van de 'don Limpios', muy molestos con una dimisión que no esperaban que fuera a producirse tan rápidamente, y que en consecuencia les impide sacar provecho de un supuesto 'caso Soria' cuyos posibles efectos políticos quedan de esta manera desactivados.

Por lo demás, la diferencia de tratamiento mediático entre, por ejemplo, el propio Soria y el famoso cineasta 'progre' Almodóvar a propósito del asunto de las sociedades 'offshore' es una nueva y significativa muestra del patente de corso que confiere declararte de izquierdas. Es cierto que ostentar un cargo público del peso y la importancia de un Ministerio conlleva un mayor nivel de exigencia ante la opinión pública, y en ese sentido Soria, al dimitir, ha hecho lo que debía, pero también es verdad que Almodóvar es beneficiario de subvenciones del Estado, cuya devolución no ha pedido todavía ningún guardián progre de la estricta moral pública.

Y si de lo que se trata es de comparar la situación de Almodóvar con la de alguien que no sea político, los mismos medios que a él le han dispensado un trato exquisito, a Bertín Osborne en cambio le han machacado, y pese a haber tenido la gallardía de dar la cara. Debe ser porque comete el pecado de votarle al PP.

Pero pasemos de la hipocresía mediática a la puramente política. El dúo tan poco dinámico Sánchez-Rivera, inmersos ya en plena precampaña tras haber sometido a los españoles a su insufrible pantomima, se permiten ahora pedir a Rajoy explicaciones sobre la dimisión de Soria y las actividades de este... ¡en los años 90! Si un presidente debe estar enterado de que lo hacía uno de sus Ministros incluso antes de que empezara a dedicarse a la política, acerca de unas actividades que por otra parte no se ha demostrado que sean irregulares ni ilegales, es que nos situamos ya en unos niveles de exigencia verdaderamente leoninos, que ni el ser más virtuoso de la Tierra tendría fácil cumplir. Pero si, aun así, se trata de que un dirigente político tenga la obligación de estar al corriente de los más íntimos detalles del pasado de sus subordinados, ¿por qué no se aplican el cuento para sí mismos? 

Que se sepa, el señor Sánchez todavía no ha comparecido para justificar su incondicional apoyo ('creo en su inocencia') al diez veces imputado Gómez Besteiro, ni siquiera después de que este dimitiera como líder de los socialistas gallegos; ni tampoco por qué mantiene como alcalde socialista de Vigo al investigado Abel Caballero. Tampoco ha salido Rivera a explicar lo de su dimitido coordinador en La Rioja, o lo de su exdiputado de las Cortes de Aragón, cuyos nombres sí aparecen negro sobre blanco en los papeles de Panamá; ni tampoco lo de su único alcalde en Andalucía, concretamente en Espartinas, que tardó seis meses en ser imputado, record difícil de batir. La realidad es que al estadista Sánchez y a su muleta política les ha pillado la renuncia del exministro de Industria, digan lo que digan un ejemplo de rápida asunción de responsabilidades políticas, con el paso cambiado. Porque a los líderes del pacto de perdedores PSOE-Ciudadanos les importa un bledo la limpieza de la vida política y que se tomen realmente medidas contra la corrupción, sino en la medida en que puedan utilizarla como coartada para intentar desgastar y desprestigiar a Rajoy y al PP, su obsesión común.

jueves, 14 de abril de 2016

LA II REPÚBLICA Y SU VERDADERA LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA


Hoy, 14 de abril, cuando se cumplen 85 años de la proclamación de la Segunda República, loada por la izquierda supuestamente moderada, idealizada y celebrada en las calles (con escaso éxito, por cierto) por la 'ultra', cabe resaltar los siguientes extremos (nunca mejor dicho):

- El sistema constitucional de Monarquía Parlamentaria vigente en España, por ejemplo, garantiza y protege el derecho de los republicanos de ultraizquierda de salir a las calles con banderas, por cierto, inconstitucionales (tanto como lo puedan ser las franquistas), y para pedir el final del mismo régimen político que ampara el ejercicio de sus libertades; calidad democrática de la que, asimismo, carecía esa Segunda República cuya restauración demandan, ya que, en aplicación de una malhadada y liberticida Ley de Defensa de la República, prohibía la exhibición de cualquier símbolo monárquico, y por supuesto cualquier manifestación pública en favor de la Monarquía.

- Nuestro sistema de Monarquía Parlamentaria se asienta en una Constitución que nos dimos los españoles como depositarios de la soberanía nacional; de 'impuesta', como da a entender el rupturismo, nada. Además, cabe recordar que esa Segunda República 'tricolor', cuya vuelta exige ahora la izquierda radical, vino tras unas elecciones municipales (no generales) que para más inri habían ganado los partidos monárquicos (si bien los republicanos se impusieron en las principales capitales de provincia), y como consecuencia de unos hechos consumados que tuvieron lugar después de la huida de Alfonso XIII vía puerto de Cartagena. Así pues, ¿cuál de los dos sistemas se podría considerar 'impuesto' y sin tener realmente en cuenta la voluntad de los españoles manifestada en las urnas?

- Contra la ensalzada Segunda República actuaron y conspiraron los mismos que contribuyeron a su implantación una vez perdieron unas elecciones (éstas sí, generales) y tuvieron que dejar paso en el Ejecutivo a unas derechas a las que negaban cualquier legitimidad para gobernar; de ahí las revoluciones (golpistas) de 1934 en Asturias y Cataluña contra un Gobierno de centro-derecha (radical-cedista) que, paradójicamente, y pese a su carácter no republicano en esencia, tuvo que encargarse de defender la legalidad republicana. Y de aquellos polvos, vinieron posteriores y trágicos lodos.

- Cabe recordar, por tanto, que en aquella ocasión, con motivo de la proclamación de la Segunda República, no fueron los españoles en las urnas quienes decidieron el rumbo a seguir tras la marcha del Rey: quienes tomaron el poder en esos momentos basándose, insisto, en hechos consumados, no les dejaron votar, al menos para decidir la forma de Estado. Se limitaron a interpretar 'a su manera' los resultados de unas elecciones que se celebraron solo para elegir concejales y que, además, en realidad perdieron los republicanos. He aquí la legitimidad democrática de origen del ejemplo histórico a seguir de la izquierda antisistema. Lo cual, teniendo en cuenta sus actuales faros del mundo, no es en absoluto de extrañar.

miércoles, 13 de abril de 2016

TRAS EL SAINETE: CORDURA, DISLATE O ELECCIONES

 
No les falta razón a quienes acusan al presidente del Gobierno en funciones de quietud e inacción. Es cierto, Rajoy se podría haber movido... para hacer su particular contribución al ridículo sainete en que Sánchez, Rivera e Iglesias han convertido el panorama político nacional. En cambio, ha preferido ser serio, mantener inalterable la propuesta que anunciara al día siguiente de las elecciones, la de un Gobierno constitucionalista de amplio espectro (por lo cual se lo coloca la etiqueta de 'inmovilista'), y, en consecuencia, permanecer ajeno a un proceso de 'negociaciones' que no ha sido tal, sino un circo político-mediático que quizá haya servido para entretener a algunos, pero que ha supuesto una lamentable pérdida de tiempo amén de una monumental tomadura de pelo a los españoles, cuyo hastío con la situación política actual hace tiempo que está plenamente justificado. A los señores Sánchez y Rivera, como líderes de fuerzas políticas 'de Estado' y, como tales, plenamente insertas y comprometidas con el sistema constitucional, habría que pedirles que se ocuparan menos de organizar e interpretar juegos, comedias y 'performances' con el fin de acaparar fotos y titulares, y más por procurar realmente el bien de España.

Hasta que ha llegado el momento en que el mismísimo Rey de España ha irrumpido en el escenario, sí, pero para volver a desempeñar el cometido de moderador de las instituciones que la Constitución le asigna. Así, ya ha decidido poner fechas a la que será su tercera ronda de consultas con los representantes de los grupos políticos: los días 25 y 26 de este mes. A no ser que para entonces termine imponiéndose, bien la cordura y altura de miras que lleve a una coalición constitucionalista, bien el dislate de una ambición desmedida que conduzca a un pacto del PSOE con chavistas, nacionalistas y separatistas, lo más probable es que don Felipe constate que no hay acuerdo para proponer otra vez al Congreso un candidato a la presidencia del Gobierno y, en consecuencia, el 2 de mayo disuelva las Cortes Generales y convoque nuevas elecciones generales con el refrendo del presidente del Congreso de los Diputados. 

Nada indica de momento que antes de tan señalada fecha surja alguna sorpresa; y que, de haberla, sea agradable y, sobre todo, positiva para España y su gobernabilidad: la última y patética llamada de auxilio del estadista Sánchez al Mesías Iglesias, tachado de 'no fiable' por su propio portavoz parlamentario tras haber soportado una humillación tras otra, y sus indignas apelaciones a renunciar a 'sillas' mientras busca salvar la suya propia, son claros indicios de ello.

martes, 5 de abril de 2016

ENCUESTAS: ¿ACICATE PARA EL PACTO PSOE-CHAVISMO?

Las últimas encuestas publicadas en distintos medios (lo mismo 'El País' que 'La Razón' y 'ABC') apuntan a una misma tendencia: de celebrarse hoy elecciones generales, PP y Ciudadanos subirían, el PSOE se mantendría en el mejor de los casos, y Podemos bajaría de forma más o menos considerable. De manera que la suma de los de Rajoy y los de Rivera alcanzaría la mayoría absoluta.

Así pues, no parece que la estrategia del estadista Sánchez, por mucho que sus corifeos y medios afines la presenten como propia de un líder arrojado, astuto y sagaz, le esté reportando nuevas adhesiones entre los votantes. Bien al contrario: sus movimientos, consistentes en meras actuaciones de cara a la galería y continuos y ridículos vaivenes, evidencian con cada vez mayor claridad su carácter políticamente estéril. A Rajoy, por su parte, su postura de permanecer firme e incólume y dejar que el rival se cueza en su salsa, tan criticada a derecha y a izquierda, no está resultando precisamente negativa para sus intereses electorales; mientras que la posición de Rivera, quizá no tanto de acercarse al PSOE como de facilitar un acuerdo de Gobierno, está obteniendo una valoración generalmente positiva entre su electorado potencial, cierto es, si bien los resultados demoscópicos de Ciudadanos hay que contemplarlos con prevención, dados los inmediatos antecedentes. En cuanto a Podemos, sus disensiones internas, acentuadas por su falta de consistencia como organización, comienzan a pasarle factura en mayor o menor medida.

Sea como fuere, esta coincidencia en un pronóstico que perjudicaría los intereses de PSOE y Podemos, podría precisamente significar un acicate para impulsar y acelerar el acuerdo entre esas mismas fuerzas políticas que, según las referidas encuestas, se encuentran en horas bajas. Y 'como sea', dadas las circunstancias y, sobre todo, la situación cada vez más delicada del todavía líder socialista, que muy difícilmente resistiría a un nuevo fracaso. Permanezcamos atentos a la pantalla.

Porque las pruebas documentales de lo que no es sino un secreto a voces, la financiación del régimen bolivariano de Venezuela al partido o 'movimiento' de Iglesias Turrión, bajo firma y cuño del mismísimo Chávez, no cambiarán el panorama. Aun así, el chavismo hispano continúa siendo objeto de deseo: tanto de quien aspira a presidir España (o más bien a sobrevivir políticamente con ello) para construir un Gobierno de 'cambio progresista'; como de algún pretendiente a vicepresidente que busca su abstención bajo el subterfugio de poder llegar a acordar medidas de 'regeneración democrática'. Cosas veredes, amigo Sancho...