viernes, 29 de enero de 2016

¿NOS VOLVEREMOS A ACORDAR DE LA ECONOMÍA?

Una nueva bajada histórica del paro (y van...). Según la Encuesta de Población Activa, el desempleo se redujo en 678.200 personas durante todo el año 2015, lo que supone un 12,4% menos que en 2014 y la mayor caída de la serie histórica. En cuanto a creación de empleo, el ejercicio anterior cerró con 525.100 nuevos puestos de trabajo, la cifra más elevada desde que irrumpió la crisis económica.

Con todo, 2015 terminó con 18.094.200 ocupados, su nivel más alto desde el cuarto trimestre de 2011, y con 4.779.500 parados, su cifra más baja desde finales de 2010. Así, la tasa de desempleo se situó al finalizar 2015 por debajo del 21%, concretamente en el 20,9%, lo que supone casi tres puntos menos que en 2014 (que estaba en el 23,7%): se trata de su nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2011.

Magnífico balance de uno de los mayores retos que tuvo que afrontar el Gobierno del PP de Rajoy, y el principal encargo que los electores le demandaron hace cuatro años: el de combatir la lacra del paro, que bajo el Ejecutivo del PSOE de Zapatero, recordemos, subió en 3,5 millones de personas. Pues bien, se ha logrado cambiar el panorama radicalmente en una legislatura en la que ha bajado el desempleo y generado puestos de trabajo a un ritmo sin precedentes.

Deberíamos tomar cumplida nota para no volver a las andadas: se ha demostrado sobradamente que la solución reside en un mercado de trabajo liberalizado y flexibilizado (como el que ha propiciado la reforma laboral, tan denostada por el PSOE de Sánchez y sus potenciales socios chavistas), y no en retornar a un sistema desincentivador, rígido y paternalista que, por cierto, heredamos básicamente del franquismo, pero al que tantos izquierdistas que presumen de acérrimos antifranquistas parece entusiasmar.

Pero España, además de crear la mitad de todo el empleo de la Unión Europea, es el país que más crece: un 3,2% del PIB, unos guarismos que no alcanzábamos desde 2007, en el inicio de una crisis cuya existencia se empeñaba en negar el Gobierno socialista de entonces. Cabe recordar que el PP de Rajoy heredó una economía en recesión, al borde del rescate y que destruía empleo de manera alarmante. Pues bien, en cuatro años se ha logrado revertir la situación: de ser 'el enfermo de Europa' a todo un ejemplo a seguir por las principales economías del Viejo Continente como Alemania, Francia e Italia, las cuales, pese a los 'vientos favorables' derivados de la caída del precio del petróleo que tanto se menta ahora, no logran ni de lejos tales cifras de crecimiento. 

Algo tendrán que ver las reformas económicas llevadas a cabo durante la última legislatura, que han establecido el marco adecuado para que una sociedad civil admirable, la española, sea capaz de dejar atrás la crisis económica más grave de la democracia. Ahora no es momento de retroceder con políticas izquierdistas fracasadas y típicamente intervencionistas, sino de seguir adelante profundizando en las medidas liberalizadoras y de rigor en el gasto adoptadas.

Aunque de momento, y en aras de la estrategia de continuar arrinconando al PP para impedir que gobierne por mucho que haya sido el más votado, y máxime ante la posibilidad de que haya elecciones dentro de escasos meses, unos datos económicos que al principio de la legislatura copaban los titulares de la prensa, ahora que llegan a adquirir un carácter histórico se les minimiza u oculta, cuando no, como en algunos casos, se presentan como negativos e incluso desastrosos. Y todo por no reconocerle la más mínima a una derecha que parece obligada a arreglar los desaguisados generados por la izquierda para que esta, encima, se lo reproche. La pregunta que cabe hacerse ante el panorama de los pactos de Gobierno es la siguiente: ¿nos volveremos a acordar de la economía y el paro?

miércoles, 27 de enero de 2016

LA CORRUPCIÓN COMO COARTADA FARISEA

Los casos de corrupción y su tratamiento mediático, que junto a la adopción de medidas impopulares contra la crisis han constituido una verdadera 'tormenta perfecta', han sido, y continúan siendo, un auténtico lastre para el PP; y muy a pesar de que el de Rajoy ha sido el primer Gobierno que ha legislado en serio sobre la materia, y quizá el que más empeño ha empleado en su lucha (porque, cabe insistir, tanto la Fiscalía como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son Gobierno). Eso sí, otro gallo hubiese cantado si la dirección del partido hubiese procedido con tanta contudencia como estos días en la asunción de responsabilidades políticas. Pero también es justo resaltar que el señor Rus, como otros implicados en la última redada policial en Valencia, hace tiempo que dejó de militar en el PP (al igual que, por ejemplo, los tan mentados Rato y Bárcenas), y que los que no lo estaban han sido dados de baja del partido fulminantemente.

Desde luego, no se suele actuar con semejante celeridad y firmeza con los imputados (o investigados) de otros partidos, como es el caso sangrante de la formación acaudillada por aquel Mesías que viene a 'regenerar' la vida política (pese a acusaciones de delitos de especial gravedad, como contra los derechos y libertades individuales por parte de la 'asaltacapillas' Rita Maestre): a los que no solo se les cesa, sino que se les defiende públicamente; e incluso se incluye en listas al Congreso de los Diputados a quienes han sido acusados de fechorías tales como agresiones físicas, abusos sexuales o tráfico de drogas... y que ahora se sientan en escaños para ignominia de la sede de la soberanía nacional (aunque siempre se les puede presentar como víctimas del 'sistema', claro). Y si nos paramos a enumerar los casos de nepotismo (que no es sino una forma grave y flagrante de corrupción política) en aquellos ayuntamientos regidos por la 'anticasta', este artículo necesitaría mucho mayor espacio. 

Sin embargo, a Pedro Sánchez, amén de ver la paja en el ojo ajeno (del PP) y no los ERE en el suyo, a la vez que le repugna tan siquiera sentarse a hablar con Rajoy y el PP, no muestra escrúpulo alguno en procurarse como compañeros de viaje a los chavistas irredentos: porque, asevera además, 'los votantes de PSOE y Podemos no entenderían que Iglesias y yo no nos pusiéramos de acuerdo'; y si hay que perder la dignidad, todo sea por el bien supremo de habitar La Moncloa. Y viceversa: los puros e impolutos de la 'nueva política' no tienen empacho alguno en llegar a pactos, no con un partido imputado o investigado (condición, por cierto, que, a tenor del mismo auto del juez, se atribuye falsamente al PP), sino con uno que ha llegado a ser condenado en sentencia judicial firme por financiación irregular (el PSOE por el caso Filesa); aunque, claro, qué autoridad moral pueden aducir los que obtienen financiación de la teocracia iraní y la tiranía venezolana, algo que tampoco provoca reparo ético alguno en quien aboga por tenerlos como socios de Gobierno.

Y, desde luego, no muchos argumentos tienen para ponerse estupendos con el PP y Rajoy los mismos que respaldan en Andalucía, no solo al partido de los ERE, la mayor y más desvergonzada trama de corrupción de la democracia, sino a la presidenta que estuvo en primera línea de los Gobiernos que la pergeñaron. Aunque cierto es que a Ciudadanos y Albert Rivera no cabe reprocharles su comportamiento en estos momentos tan delicados para España, al menos hasta ahora. Pero, para otros, la corrupción no es más que una coartada farisea para justificar e incidir en su proceder irresponsable, basado en la búsqueda del poder a cualquier precio y por encima de los intereses generales de la nación.

sábado, 23 de enero de 2016

LA ENVOLVENTE DE MARIANO

Los 'anticasta', los del partido de 'la gente', no han tenido empacho alguno en exhibir sus deseos de pisar moqueta ya. Porque claro, ven que la ocasión la pintan calva dado que el estadista Sánchez se halla dispuesto a tragar carros y carretas con tal de llegar a La Moncloa. Si ni la Constitución, ni la soberanía nacional del pueblo español, ni la unidad de España son obstáculos, ¿por qué iba a serlo que entren los amigos de la teocracia iraní y la tiranía venezolana a dirigir Ministerios del Gobierno de España? Y si, además de la vicepresidencia que se reserva el Mesías Iglesias (con el CNI incluido), pueden hacerse con departamentos 'clave' para hacerse con los resortes del Estado como el de Interior o el de Defensa, miel sobre hojuelas: ya enseñó Lenin el camino de conquista del poder ('tomar el cielo por asalto') sin necesidad de ganar unas elecciones, que no deja de ser un prejuicio típicamente burgués y liberal. Además, se repetiría la historia y la socialdemocracia ejercería un dignísimo papel de 'tonto útil', calificativo que desde el punto de vista político le cuadra perfectamente a su actual líder en España.

Así pues, se reputaba irremisible un Gobierno con Ministros de la extrema izquierda chavista, para más inri sostenido por los partidos que quieren romper España. Y daba la impresión de que la única esperanza para que semejante ignominia no tuviera lugar es que a Sánchez le conminaran, no ya a que no se allane a las pretensiones de unos separatistas con los que hace manitas, sino que no permita que, encima, le hagan el Gobierno. Y tal parece que precisamente las exigencias del Mesías Iglesias, respondidas de manera muy pacata por el aludido, pudieran provocar el inicio de un cambio de panorama, ya que por fin se han alzado ciertas voces hasta ahora soterradas en el PSOE: máxime cuando en un Ejecutivo con Ministerios y otros altos cargos 'podemitas' el poder se vería seriamente recortado y, sobre todo, habría muchos menos puestos que ofrecer y repartir.

Pero lo que no esperaba el 'filoportugués' secretario general del PSOE es que, encima, le acorralaran con una envolvente. Porque tras el golpe de efecto de Iglesias Turrión, apareció en escena Mariano Rajoy con un órdago a la grande, que ha pillado a todos con el paso cambiado. El presidente del Gobierno en funciones declina la propuesta del Rey de presentarse a la investidura, pero sin renunciar a su candidatura. Se trata de un alarde de estrategia política de un profundo conocedor de la normativa parlamentaria y constitucional, con el que pretende ganar tiempo y trasladarle la presión al PSOE. Obviamente, y tal y como se encargó de explicar él mismo, someterse a la investidura en condiciones tan adversas hubiera supuesto un ejercicio de desgaste inútil y contraproducente, por lo que esta retirada táctica propiciará que el Rey, como ya ha anunciado, haga una nueva ronda de consultas en la que el foco se situará sobre Pedro Sánchez, los vergonzantes apoyos que necesita y parece que tiene (y que tendrá que explicar y justificar) y la polémica que ya de hecho se ha generado en el seno del PSOE: las humillantes exigencias del Mesías Iglesias no han tardado en obtener el rechazo en público de conspicuos representantes del socialismo español, desde Leguina a Fernández Vara, pasando por Rubalcaba.

Tras esta jugada maestra del presidente Rajoy, cuya indiscutible categoría politica se sigue empero minusvalorando, a Pedro Sánchez, de momento descolocado y desorientado, no le va a quedar más remedio que retratarse: ante los suyos y ante la opinión pública en general. Veremos si se atreve a continuar procediendo con tan altas dosis de indignidad como hasta ahora.

miércoles, 20 de enero de 2016

¿ES PRESENTABLE LO DE PEDRO SÁNCHEZ?

Un día va a Portugal a embeberse de las excelencias del pacto entre socialistas y extremas izquierdas que ¿gobierna? el país vecino y reivindicar para España un Ejecutivo 'de toda la izquierda' (en el que en tal caso cabría incluir a los separatistas de ERC e incluso a los proetarras de Bildu); poco después, y ante la cruda evidencia de la continuidad del desafío independentista del nacionalismo catalán, se la envaina y propone una coalición 'a tres' con Ciudadanos, a los que hasta hace poco definía como 'la otra derecha' (pero qué más da, ahora se le coloca la etiqueta de 'progresista' y ya está), y Podemos, esto es, el mismo 'populismo chavista' (según palabras textuales suyas, en ese caso acertadas) que además propugna el derecho de autodeterminación de 'los pueblos', que es ni más ni menos que birlarle al conjunto del pueblo español su soberanía. Vamos, que da igual cómo y con quién con tal de que no gobierne el ganador de las elecciones, el PP, y, sobre todo, que sea él el inquilino de La Moncloa.

Después, ante el lógico rechazo de Ciudadanos a formar parte de un 'tripartito' de Gobierno en el que estuviese presente la ultraizquierda bolivariana (y 'autodeterminista'), se desprende sin más de sus supuestos escrúpulos ante el separatismo y decide 'tenderle puentes': no contento con ofrecerse como 'mediador' al declarado secesionista Puigdemont, e incluso permitirse afearle al mismísimo Rey no haber recibido a una presidenta del Parlament que da vivas a la 'República catalana', se adhiere a la doctrina impecablemente democrática de Mas ('consigamos en los despachos lo que las urnas nos niegan') y cede senadores del PSOE a ERC y la antigua Convergencia para que estos puedan disponer de Grupo propio en la Cámara Alta. Qué más da que semejante enjuague tenga lugar, para más inri, en pleno desafío independentista de los nacionalismos catalanes, cuando el verdadero mal reside en la posibilidad de que vuelva a gobernar el PP: a la malvada derecha, ni agua.

Es más, para qué andar con disimulos a estas alturas: la Constitución y las leyes, la soberanía nacional del pueblo español y la unidad de España importan una higa ante el supremo objetivo de ser investido presidente del Gobierno y, de esta forma, no hallar obstáculos en la pretensión de seguir liderando el PSOE. Por desgracia, se masca la traición a España de quien todavía dirige un partido sobre el que debería asentarse la estabilidad institucional, la integridad nacional y la vigencia del régimen constitucional.

Encima, quien tan generoso se muestra con quienes pretenden romper España, se atreve a acusar a Rajoy (a quién si no) de suministrar energía a la deriva separatista de los nacionalismos, haciendo uso de una de esas gracietas últimamente frecuentes en él. Pues bien: no está de más recordar que el primero que dio Red Bull al nacionalismo catalán fue Zapatero; sí, el mismo que llegó a asegurar que apoyaría la reforma del Estatuto que saliera del Parlamento de Cataluña (situándole así por encima de la soberanía nacional española), y quien ya como presidente del Gobierno se permitió reputar de 'discutido y discutible' el concepto de nación... siempre que se refiera a España, claro. Y ahora, quien tonifica a unos nacionalismos que hace tiempo muestran su verdadera cara separatista no es otro que el propio estadista Sánchez, que no tiene empacho alguno en cederles senadores... para que defiendan en mejores condiciones sus tesis independentistas en la Cámara Alta. No dan alas a los nacionalismos quienes los combaten, sino quienes los alientan.

Y todo muy a pesar de una encuesta que, como bien puntualiza la profesora Edurne Uriarte, el diario 'El País' 'le ha hecho' al estadista Sánchez; del que se desprende, no solo que el PSOE es el único partido que baja en intención de voto (hasta el punto de que se vería superado por la ultraizquierda chavista de celebrarse hoy elecciones), sino que las preferencias de los españoles sobre los acuerdos para formar Gobierno están muy alejadas de las pretensiones del todavía secretario general socialista: así, un 58% es partidario de un Ejecutivo en minoría dirigido por el partido más votado, que no es otro que el PP, mientras que un 40% opta por un pacto PP-Ciudadanos, y un mismo porcentaje de encuestados por la coalición PP-PSOE-Ciudadanos.

¿Le llevará definitivamente la contraria el estadista, no solo a los llamados 'barones' y a conspicuos representantes de la historia reciente del socialismo, sino incluso al mismísimo diario de referencia del 'progresismo' español? No cabe dudar de que así será, puesto que parece mostrarse convencido de que callará muchas bocas (que tampoco es que hayan sido muchas ni muy intensas hasta ahora, todo sea dicho) cuando ofrezca una posibilidad real de conquistar el Gobierno, y le da igual que sea al zapaterino modo: esto es, 'como sea'. Y en cuanto al otrora poderosísimo diario de Prisa, capaz antes de fulminar políticamente a propios y extraños con un solo editorial, es obvio que ya no es lo que era y hace tiempo que no infunde tanto respeto.

Sea como fuere, haciendo abstracción de aspiraciones y ambiciones absolutamente legítimas, cabe preguntarse: ¿es todo esto serio y presentable? ¿Se merecería España hallarse regida, no ya por un veleta de modos tan sectarios, sino por quien ya da visos de comportarse con deslealtad hacia el sistema constitucional, máxime en momentos tan cruciales y difíciles para la nación? Insisto: todo un estadista este Sánchez.

jueves, 14 de enero de 2016

TENÍAN QUE DAR LA NOTA


Se antoja francamente difícil dada la actitud hasta ahora irresponsable y sectaria del todavía secretario general del PSOE, dispuesto a llegar a La Moncloa no importa cómo y con quién, pero quién sabe: esperemos que la generosidad y altura de miras empleadas para acordar la elección del presidente del Congreso de los Diputados y, por consiguiente, de las Cortes Generales del Reino, se trasladen también al momento de investir al presidente del Gobierno de la nación en la actual coyuntura crítica para España. Sea como fuere, don Francisco Javier López Álvarez, conocido como 'Patxi' López, debería tener presente que el mismo partido sin cuyo apoyo no hubiese llegado a ser el primer y hasta ahora único lehendakari constitucionalista de la democracia, el PP (algo que, por cierto, jamás le agradeció, bien al contrario), ha hecho posible con su abstención 'activa' que le quepa el inmenso honor de encarnar tan alta magistratura, ni más ni menos que la tercera autoridad de la nación. Es la primera vez desde la transición que quien preside la sede de la soberanía nacional no milita en el partido que ha ganado las elecciones generales, pero todo sea por el bien de España y nuestra democracia.

Así pues, en la sesión constitutiva de las Cortes, y tal y como estaba previsto, Patxi López salió elegido presidente del Congreso por mayoría simple y en segunda vuelta, gracias a los votos de los diputados del PSOE y de Ciudadanos y la abstención de los del PP. Por su parte, Pío García Escudero volverá a presidir el Senado merced a una mayoría absoluta, la del PP, que como tal se impuso ya en primera vuelta. Pero no fue una primera sesión parlamentaria, la de la XI legislatura, exenta de sorpresas y algún que otro sobresalto: por desgracia, la minoría antisistema formada por el populismo chavista y los nacionalismos separatistas, que tanto montan montan tanto en su aversión a la España constitucional surgida de la transición y, en general, al parlamentarismo burgués-liberal, bien se encargó de dejar clara su condición: primero, al intentar transformar un solemne acto de la democracia representativa en un circo (porque todo vale para lograr captar la atención de los medios en un hemiciclo de 350 diputados y asegurarse las fotos y los titulares, desde llegar acompañados de una comparsa musical hasta ocupar tu escaño con tu niño en brazos); y, después, haciendo uso de grotescas fórmulas de acatamiento, en realidad una distinta por cada uno de los 69 representantes 'podemitas', a una Constitución que pretenden demoler, y en comparación con las cuales las promesas 'por imperativo legal' propias de los proetarras han pasado a ser expresiones respetuosas con los hábitos institucionales.

Pero tenían que dar la nota quienes, adoptando modos degradantes e incluso descorteses, buscan en el fondo desprestigiar los usos parlamentarios y, en general, una democracia liberal en la que no creen y que pretenden horadar. Luego, que nadie se llame a engaño a la hora de buscar aliados supuestamente 'progresistas'.

lunes, 11 de enero de 2016

MAS: POR LA BOCA MUERE EL PEZ

Cuando la iniciativa política se deja en manos de mesiánicos separatistas dispuestos a saltarse hasta sus propias leyes y sediciosos batasunos con sus grotescos y tramposos modos asamblearios, como tales antidemocráticos, el resultado no podía ser otro: farsa tras farsa, ridículo tras ridículo, evitar, eso sí, las cuartas elecciones autonómicas en cinco años, si bien haciendo uso de una componenda, de un flagrante fraude electoral, que el propio Mas no ha podido definir de mejor manera: 'hemos corregido con las negociaciones lo que no nos dieron las urnas'. Vamos, que quien se ha presentado como mártir de la opresora reacción española, de la 'caverna' de 'Madrit', por defender heroicamente posiciones de democracia avanzada, a la hora de la verdad no tiene impedimento alguno en pasarse por el forro de sus caprichos la voluntad expresada por su amado pueblo catalán si no coincide con sus pretensiones. Por la boca muere el pez: quien atropella la ley, hace lo propio con la democracia.

Y es que quienes han terminado monopolizando el tan mentado 'derecho a decidir' (por todos los catalanes), los filoetarras de la CUP (dos de cuyos destacados miembros no faltaron a una manifestación en Bilbao en contra de la dispersión de los presos etarras), han dado finalmente su plácet a Carles Puigdemont, alcalde convergente y separatista de Gerona, como presidente de la Generalitat. Que Artur Mas haya sido desplazado (temporalmente, según se ha permitido asegurar él mismo) no significa que el desafío independentista del nacionalismo catalán vaya a perder intensidad: bien al contrario, si tenemos presente que el nuevo 'president' se ha significado por ostentar, de obra y de palabra, un mesianismo antiespañol tan acusado como su antecesor, amén de haber defendido en su discurso de investidura los pasos de la declaración de ruptura anulada por el Tribunal Constitucional. Habrá, pues, que atarse los machos y continuar defendiendo con absoluta firmeza la unidad de España, la soberanía nacional del pueblo español, la Constitución y las leyes. Y, desde luego, el próximo Gobierno nacional que salga tras la constitución de las Cortes ha de tener absolumente claros tales principios.

Sea como fuere, que el Gobierno de la nación se encuentre en funciones estas fechas no implica que las instituciones y los instrumentos y mecanismos del Estado de Derecho suspendan su cometido de velar por la defensa y garantía del imperio de la ley. Es más, el actual Ejecutivo, si bien tiene limitadas sus facultades constitucionales (así, no puede presentar proyectos de ley ni iniciativas que por su situación de interinidad no procederían, como proponer al Rey la disolución de las Cámaras o plantear la cuestión de confianza), mantiene aquellas dirigidas a cumplir y hacer cumplir las leyes como la de interponer recursos de inconstitucionalidad, e incluso adoptar medidas en casos 'de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general', como aprobar Reales Decretos Leyes para tales supuestos.

Por su parte, el tan mentado artículo 155 de la Constitución, que supondría la práctica suspensión de la autonomía catalana, podría aplicarse perfectamente: se requeriría la aprobación de la mayoría absoluta de un Senado que, junto al Congreso, se constituirá el miércoles, y en el que el PP, no lo olvidemos, cuenta con esa misma mayoría. Los asaltantes de las leyes y la soberanía nacional española no tendrán escapatoria.

viernes, 8 de enero de 2016

PLANES HIDROLÓGICOS: ¿SE REPETIRÁ LA HISTORIA?

Ha sido una noticia que ha pasado prácticamente desapercibida, pero que tiene una capital importancia para la Región de Murcia, la España necesitada de agua y, en general, la vertebración de la nación: el Gobierno ha aprobado en Consejo de Ministros doce Planes Hidrológicos de Cuenca estatales y cuatro intercomunitarios, lo que hará posible la elaboración por fin de aquel Plan Hidrológico Nacional ideado a principios del siglo XX por el regeneracionista (y aragonés) Joaquín Costa, proyectado en plena Segunda República por el ingeniero Manuel Lorenzo Pardo y por encargo del socialista Indalecio Prieto (que tacharía incluso de 'traidores a la patria' a quienes lo rechazasen), rescatado sin éxito por Josep Borrell en 1993, hecho efímeramente realidad por el Gobierno de Aznar en su segunda legislatura (que colocó en Archena la primera piedra de las obras del trasvase del Ebro, momento que recoge la fotografía), e inmediatamente derogado por Zapatero nada más llegar a La Moncloa con, por cierto, el apoyo de los nacionalistas y antitrasvasistas de ERC.

Porque este Plan soñado, propuesto y hasta exigido por quienes históricamente, y desde distintas perspectivas ideológicas, han abogado por una España firmemente unida y vertebrada, verdaderamente solidaria y, por todo ello, desarrollada, ha obtenido en las últimas décadas la enemiga, no solo de los nacionalismos puramente egoístas y congénitamente antiespañoles y los aldeanismos de campanario, sino de muchos de aquellos que, pese a llamarse a sí mismos 'progresistas' y llenárseles la boca con bonitas palabras como 'igualdad' y 'solidaridad', se manifiestan contrarios a que se lleve agua de las cuencas excedentarias a las deficitarias, esto es, de la España a la que le sobra el preciado líquido a la que sufre su escasez pero que, además, se ha mostrado sumamente capaz de generar riqueza y prosperidad con su tan limitado uso. Y todo con tal de pescar votos en un río revuelto por las pasiones más primarias y particularistas.

Sea como fuere, este Gobierno en funciones, que además ratificó hace pocas fechas el último acuerdo de la llegada del AVE soterrado a Murcia, vuelve a demostrar que la coyuntura de aparente parálisis política no le impide velar por el interés general y cumplir sus compromisos adquiridos, en especial con la Región de Murcia. Y, desde luego, si termina sustituyéndole un Ejecutivo de distinto signo, cabe dudar muy mucho de que este tan largamente esperado y necesario proyecto hidríco tenga continuidad, máxime si obtiene el respaldo, no solo de quienes albergan en su seno a localismos dispersos y nada dados a contribuir a la unidad y vertebración de España (léase Podemos y sus marcas), sino de los mismos que lograron del nefasto Zapatero la eliminación del PHN de Aznar (esto es, ERC, el oscuro objeto del deseo del estadista 'filoportugués' Sánchez). Sería repetir una historia que, por doblemente ignominiosa, se convertiría en auténtica pesadilla.