Artículo que me publicó ayer, 1 de octubre, el diario La Opinión de Murcia.
Nos advertía el consejero de Fomento, Francisco Bernabé, del riesgo de
que la llegada del AVE a la Región sufra un retraso de «cinco o seis
años como mínimo» si la oposición de las izquierdas en el ayuntamiento
de Murcia consiguiera su propósito de paralizar las obras de entrada a
la capital murciana; hasta el punto de que pueda darse la paradoja de
que lo tengamos antes en la bella ciudad de Cartagena. Pues bien, ese y
no otro es el verdadero objetivo de ciertos representantes y dirigentes
políticos, tanto locales como regionales: hacer uso de todos los
impedimentos habidos y por haber para retrasar al máximo el esperado día
en que en Murcia, como en otras treinta capitales de provincia,
dispongamos por fin de AVE; y con ello, por supuesto, el inicio de las
obras de la comprometida primera fase del soterramiento, no vayan los
vecinos de la zona Sur de Murcia, y más concretamente del barrio de
Santiago el Mayor, a comprobar de primera mano que la reivindicación
histórica de permeabilizar las vías del tren empieza a hacerse realidad...
gobernando el PP. Y de ninguna de las maneras se puede permitir tan
indeseable coyuntura tras toda una legislatura utilizando el
soterramiento como argumento de desgaste contra la nefanda derecha.
Nadie
puede llamarse a engaño a estas alturas, puesto que los partidos que
componen la supuesta alternativa ´tinellesca´ al PP dejaron más o menos
clara su posición al respecto durante la precampaña y campaña de las
últimas elecciones autonómicas y municipales: así, la izquierda
´moneística´, en su presentación en sociedad, no se mostraba
precisamente entusiasmada ante la posibilidad de que las tres
principales ciudades de la Región, de un potencial económico y turístico
indiscutible, contaran con AVE. Es más, hubo algún 'garicano' que,
teorizando desde su cátedra, aseveraba que Murcia podía permitirse el
lujo de renunciar a infraestructura tan básica para su desarrollo y
prosperidad. Además, el mismo hecho de que en su momento se arrancara el
compromiso de Adif de que el AVE trajera consigo la demanda histórica
del soterramiento de las vías del ferrocarril (en una primera fase, del
paso a nivel de Santiago el Mayor, y en una segunda fase, en su
integridad, desde Los Dolores a Nonduermas), no generó más que la
ruptura del consenso por parte de la oposición tanto en el pleno del
ayuntamiento de Murcia como en la Asamblea Regional (por supuesto, a
pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales); además de
zancadillas a la adjudicación de las obras por parte de plataformas muy
políticas, cuyos cabecillas a buen seguro aplaudirían con las orejas si
tales planes y fases de soterramiento tuviesen lugar bajo un Gobierno
´de progreso´.
Porque bien es cierto que se firmó nada menos que
en 2006 un convenio entre Adif, Gobierno regional de Murcia y
ayuntamiento de Murcia, que contemplaba tanto la llegada del AVE como el
soterramiento; pero también que el Ejecutivo de entonces, el de
Zapatero, dejó que durmiera el sueño de los justos, y sin que durante
cinco años, hasta 2011, nadie sacara a la calle una sola pancarta.
Tendría que llegar el PP de Rajoy al Gobierno, y en plena crisis
económica y financiera, para que, entonces sí, algunos se acordaran del
convenio (¡cinco años después, insisto!); y por mucho que haya sido el
primer Ejecutivo que por fin iniciara las obras para su cumplimiento y
comprometiera unos plazos y financiación para el soterramiento integral,
esos mismos que estuvieron mudos cinco años han hecho desde entonces
todo lo posible para poner todos los obstáculos a su alcance en pos de
un fin: que ni el AVE ni el soterramiento lleguen a Murcia bajo un
Gobierno del PP.
Aun así, la llegada soterrada del AVE a Murcia
dio un nuevo paso en la reunión a primeros de agosto del consejo de
administración de la Sociedad Murcia Alta Velocidad; y de gigante, dado
que se fijaron plazos para la ejecución de las fases y presupuestos
concretos para la llegada del AVE a Murcia y la permeabilización de la
red ferroviaria. Ahora bien, por muchos compromisos en firme que se
consiguieran del ministerio de Fomento, como los que lograron el
consejero Francisco Bernabé y el alcalde José Ballesta, que incluso tuvo
el generoso gesto de llevarse consigo a la oposición para facilitar la
recuperación del consenso, quedó de nuevo patente que nunca se
contentará a los que jamás se van a contentar... al menos hasta después
de las elecciones generales, y dependiendo de sus resultados. Porque, en
realidad, hay a quienes parece importarles bien poco el soterramiento,
el AVE y los intereses de Murcia; quizá tales partidos logren sacar
provecho electoral con comportamiento tan mezquino y corto de miras,
pero si su propósito obstruccionista llegara a buen puerto el más
damnificado no sería el PP, sino Murcia.
Los últimos
acontecimientos han cambiado, afortunadamente, el panorama. Tras un muy
oportuno toque de atención del tejido productivo y asociativo de la
Región, hay quien ha tenido la virtud de recapacitar y, con ello,
facilitar la recuperación de un acuerdo fundamental en la reivindicación
de la llegada del AVE a Murcia y, con él, del soterramiento. En virtud
de lo cual sí se puede afirmar en este caso que la que llaman 'clase
política' en Murcia, o la mayor parte de ella, ha sido sensible a las
demandas expresadas por la sociedad que le vota y paga impuestos.
Indiscutible el mérito del presidente del Gobierno regional, Pedro
Antonio Sánchez, que ha sabido atraerse a Ciudadanos al pacto (al que se
ha sumado el PSOE en el ayuntamiento de Murcia) arrancando de Fomento
el compromiso de ampliar la primera fase del soterramiento a la Senda de
Los Garres. Ojalá el consenso político fuera unánime, pero, por
desgracia, difícilmente se puede contar con quienes se instalan en el
inmovilismo y en posiciones radicales, cuando no en el puro
electoralismo. Pero esto ya nadie lo va a parar.