lunes, 31 de octubre de 2011

BUSQUE, COMPARE...



...y si encuentra algo mejor, cómprelo. Un completo programa de reformas económicas, políticas e institucionales. Especialmente acertadas para el prioritario objetivo de propiciar la generación de empleo son las siguientes: supeditar la negociación colectiva, en realidad todo un lastre, a las condiciones pactadas libre e individualmente entre empresarios y asalariados; y reducir los tipos de contratos de trabajo, medida necesaria para flexibilizar el mercado laboral. Y con el fin de que la sociedad civil reactive la economía, el PP propone bajar los impuestos a los emprendedores, a los que además se les dotaría de más facilidades para la creación y supervivencia de empresas; a los ahorradores, incluida la recuperación de la deducción por vivienda; y a las familias, singularmente castigadas en estos tiempos de crisis. Asimismo, impulsará alternativas de financiación empresarial distintas a las bancarias convencionales para intentar superar la falta de crédito que sigue sufriendo nuestra economía.

Mientras tanto, el candidato socialista, que continúa abonado a la demagogia más burda y a la visceral apelación al rencor, reconoce ya sin ningún disimulo su rechazo a cualquier reducción de impuestos y, bien al contrario, aboga por subirlos. Es decir, por incidir en la ruina promovida por el Gobierno que ayer mismo coordinaba como vicepresidente político. Ya sabe, señor elector: busque, compare...

jueves, 27 de octubre de 2011

OTRA ESPADA DE DAMOCLES

La decisión de la llamada Cumbre del Euro, es decir, del eje franco-alemán, de depreciar la deuda española solo puede hallar explicación en la debilidad de nuestro Gobierno también en política exterior. Porque, en primer lugar, nuestra economía no arrastra obligaciones griegas; y, pese a ello, es a España, después de Grecia, a quien más recursos adicionales se le exige. En segundo lugar, porque otros países, particularmente Italia, están incluso peor que España en cuanto a deuda contraída. Se ha tratado, pues, de una resolución basada en motivos puramente políticos, en absoluto económicos, con la mera intención de asignarle a alguien el desagradable papel de chivo expiatorio que acompañe a la desahuciada Grecia. Por desgracia, le ha tocado a España. Y nosotros que nos llegamos a creer esa aseveración sarkozyana de que ya no estábamos 'en primera línea de deuda' gracias tanto a Gobierno como oposición. Ilusos.

Lejos quedan aquellos tiempos en los que un obstinado y antipático Aznar, con tal de defender con firmeza los intereses de España, se plantaba en las cumbres europeas hasta hacer claudicar por cansancio y aburrimiento a los líderes de la Unión. Hace casi ocho años que un sonriente, casi siempre silente e invariablemente sumiso José Luis Rodríguez Zapatero nos llevó, tal y como nos prometió, al 'corazón de Europa'; esto es, a convertirnos en meros comparsas de París y Berlín y de sus inapelables directrices. Y he aquí una de las consecuencias de semejante giro en política exterior. Otra espada de Damocles sobre nuestra maltratada economía. Y un nuevo regalo envenenado del socialismo zapaterista al Gobierno que próximamente le sustituya.

martes, 25 de octubre de 2011

LA SENDA LIBERAL EN MURCIA

Se afirmaba con cierta sorna durante la transición que, en realidad, los liberales en España cabían en un taxi. Pues bien, parece ser que semejante sarcasmo ha dejado de tener vigencia; al menos, en Murcia. Y es que, como puntualizaba el presidente Valcárcel en su presentación del libro 'Sendas liberales', y según el CIS, un 16,7% de murcianos se consideran liberales. Un porcentaje muy respetable, máxime si tenemos en cuenta que solo el 20,1% que engloba a quienes se califican de conservadores logra superarlo; y sobre todo si lo comparamos con los guarismos que consiguen otras ideologías, particularmente las de tendencia izquierdista. Así, el el 7,7% de los entrevistados se define «socialista», un 5,5% se decanta por la opción «progresista», y un 2,8% se declara «socialdemócrata». Con el comunismo tan solo se identifica el 1,6% de la población, mientras que un 2,3% se considera «ecologista». Finalmente, un 6,8% se califica de "apolítico".

De tal forma que si unimos al 20,1 de conservadores y al 17,6 de liberales, tenemos un 37,8%, que rebasa en mucho a todos los que se identifican con opciones que podríamos considerar 'de izquierdas' (incluidos ecologistas), que solo llegan al 19,9%. El resto no se adhiere a ninguna ideología concreta, pero aún así la mayoría de los encuestados en la Región (56,7%) se situaron más cerca de la derecha que de la izquierda cuando se les pidió que se ubicaran políticamente dentro de una escala del 1 al 9 –siendo el 1 la izquierda y el 9 la derecha. El 35,1% se colocó entre las casillas 5 y 6, mientras que el 21,6% se situó entre las casillas 7 y 8. El 17,2% optó por los números 3 y 4 (centro izquierda). Solo el 1,3% se emplazó en las casillas 9-10 (representaría a la extrema derecha) y el 2,9% se definió de extrema izquierda (casillas 1 y 2). No por casualidad barre el PP en la Región de Murcia, no.

El murciano es dinámico y emprendedor por naturaleza, y en este sentido se identifica más con opciones liberal-conservadoras que defiendan la economía de mercado, la libre empresa y la iniciativa privada. Pero a esta realidad socio-política ha contribuido, siquiera modestamente, un grupo de escritores, pensadores e intelectuales liberales que, por medio de artículos publicados en los diarios de tirada regional, y a propósito de la actualidad política y cultural, han difundido con rigor no exento de brillantez los principios e ideas del liberalismo. Son los miembros de la asociación cívica 'Ciudadanos para el Progreso', de la que me honro en formar parte.

Manolo Ballester, José Antonio Bascuñana, Santiago Delgado, Paco Giménez Gracia, Juan Antonio Granados, Alberto Hernández, Rafael Herrera, Paulo Jorquera, Manolo Marín, Adela Martínez Cachá, Fernando Navarro, Cristina Sánchez, Enrique Ujaldón y un servidor hemos asistido con orgullo al nacimiento de nuestra primera gran obra, que bajo el sugerente título de 'Sendas liberales' compendia una serie de artículos escritos para la opinión pública y sin ninguna otra pretensión que la puramente intelectual y divulgadora. Nos sentimos francamente satisfechos del trabajo en común y el esfuerzo realizado, que tan excelsos frutos ha dado ya. Nuestro próximo reto, apasionante: que el porcentaje de murcianos que abracen el liberalismo siga creciendo hasta dejar corto ese 16,7%.

viernes, 21 de octubre de 2011

NADA QUE CELEBRAR

El último de los tétricos y caricaturescos vídeos que cruelmente nos endosa de vez en cuando la organización terrorista ETA no ha terminado con sus figurantes despojándose de sus ridículos disfrazes de nazarenos emboinados y manifestando su disposición a quedar en manos de la Justicia. Tampoco han anunciado la disolución de la banda, sino que, bien al contrario, siguen reclamando un papel de interlocutores políticos con 'los gobiernos de España y Francia (Sarkozy debe de estar temblando)', porque las décadas que llevan acumulando cadáveres es mérito suficiente para situarse a la altura de ambos Estados. Por supuesto, de entregar las armas con las que asesinan, nada de nada, no vayan a arrepentirse y tengan que volver a hacer uso de ellas. Y de pedir perdón a las víctimas que su sanguinario historial contiene, ni hablar; si en todo este 'proceso' han sido las grandes olvidadas por el propio Gobierno que debería defender su memoria y dignidad, no iban a ser ellos quienes hicieran acto de pública contrición. Faltaría más.

Así pues, nada nuevo bajo el sol. Y, por tanto, nada hay que celebrar. Lo demás es querer dejarse engañar por los eufemismos y retruécanos a los que nos tiene acostumbrados los voceros de la banda asesina, cuya habilidad para manejar y confundir con las palabras de una lengua que, por cierto, tanto odian es ya proverbial. Porque la ETA ha demostrado en las sucesivas 'treguas-trampa' que, además de matar, miente, y mucho. Y sus objetivos siguen siendo los mismos: destruir la unidad de España y construir una 'Euskal Herria' sometida a sus designios totalitarios. Por no permitirles llevar a cabo sus delirantes propósitos han chantajeado, mutilado, asesinado y sembrado el dolor en casi un millar de familias españolas; ahora no podemos consentir que tras dejar semejante reguero de sangre se les recompense de ninguna manera. Solo podremos celebrar la victoria de nuestra democracia cuando las víctimas sean completamente resarcidas y los terroristas respondan de sus crímenes y paguen sus cuentas pendientes con la Justicia.

jueves, 20 de octubre de 2011

O PROPIEDAD, O LEY DE LA SELVA

El precursor del liberalismo político, John Locke, describía en su 'Tratado sobre el gobierno civil' un inicial estado de naturaleza en el que vivieron los hombres, 'de perfecta libertad para ordenar sus actos y disponer de sus propiedades y de las personas que creen conveniente dentro de los límites de la ley natural, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de ningún otro hombre'. Así pues, el filósofo inglés reputa el derecho a la propiedad privada como natural, originario; y tan primitivo e inalienable como los derechos a la vida y a la libertad. Pero, a su vez, el derecho implica deber, ya que la ley del estado de naturaleza obliga a todos por igual: de tal forma que nadie ha de atentar contra la vida, la libertad o las propiedades de otro. Y es que la igualdad que sanciona la ley natural establece que ninguna diferencia autoriza a ningún hombre limitar la libertad de otros.

Precisamente para garantizar esos derechos inalienables, y ante la cada vez mayor complejidad y conflictividad en el seno de la sociedad humana, los hombres abandonan el estado de naturaleza y conforman una sociedad civil 'cuyo fin principal es la conservación de la propiedad'. Así, la consecución de ese objetivo ha de ser la función primordial del gobierno. 'Para que se prohíba a todos los hombres invadir los derechos de otros y "para que sea observada la ley natural" que aspira a la paz y a la defensa de todo el género humano, la ejecución de esta ley, en el estado de naturaleza, se ha dejado en manos de todos los hombres (y) todo el mundo tiene derecho a castigar a los transgresores en grado suficiente para prevenir su violación'.

En la concepción lockeana del derecho a la propiedad como natural, e inseparable de la libertad, encontramos la raíz de su posición básica en las constituciones y declaraciones de derechos. Por ejemplo, la Constitución de Cádiz de 1812, nuestra gloriosa y liberal 'Pepa', proclamaba en su artículo 4 lo siguiente: 'La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen'. Ahí es nada. Por su parte, nuestra actual Carta Magna también incluye, como no podía ser de otra manera, la propiedad como derecho constitucional explícito (en este caso, en el artículo 33, y junto al derecho a la herencia), si bien, en una concesión al consenso socialdemócrata que imperaba durante su nacimiento, queda restringida por eso que se ha dado en llamar 'función social'; que, mientras no sirva para amparar atropellos a la libertad individual y robos más o menos legalizados, se limita a conferirle cierto lustre 'progre' al texto.

De todas formas, cuando un grupo, esté compuesto por sediciosos perrofláuticos o ángeles bienintencionados, toma al asalto un hotel que, por muy vacío que se encuentre, no deja de tener dueño, se atenta contra el derecho a la propiedad; e igualmente ocurre cuando alguien, esté beodo o sobrio, o lleve o no bufandas futboleras, intenta entrar por la fuerza a un domicilio particular. Que en ambos casos la Policía, siguiendo a buen seguro indicaciones políticas, y haciendo dejación de su cometido fundamental, no actúe con la contundencia debida para garantizar y defender ese derecho individual fundamental como es la conservación de la propiedad, genera las condiciones para que acabe rigiendo la ley de la selva. Esto es, una situación 'de facto' en la que, como nos advertía Locke, se pueda atentar contra la libertad y las propiedades del prójimo con total impunidad.

miércoles, 19 de octubre de 2011

SOBRE EL NUEVO ASALTO MEDIÁTICO-POLICIAL EN MURCIA

Dado que no se encuentra publicado en Internet, me permito reproducir por su enorme interés el artículo de hoy del periodista Ángel Montiel para el diario 'La Opinión de Murcia'. Montiel es quizá el comentarista político más leído y reputado de la prensa murciana, fundamentalmente por la ponderación e imparcialidad de sus análisis. Eso sí, no se significa precisamente por sus simpatías, al menos desde un punto de vista ideológico, hacia el PP. Hoy, por supuesto, ha plasmado su opinión sobre el nuevo asalto mediático-policial (y van...) del que ha vuelto a ser objeto Murcia, esta vez a apenas un mes de la celebración de las elecciones generales. El título, la mar de contundente y significativo: La tejerada.

'Estuve ayer en la tertulia matinal de 7RM. Poco antes de empezar, la nueva presentadora del programa, Marta Amanda García, informó a los invitados de que, de entrada, nos iba a pedir una frase tipo titular sobre lo que creíamos que ocurriría durante el día. Debió observar nuestras caras de pánico, contraídas por una compartida escasa capacidad de adivinación, y sobre la marcha cambió la pregunta de arranque. Menos mal. Porque estoy convencido de que ninguno de nosotros habría advertido que la noticia del día sería que una unidad especial de la Guardia Civil estaba tomando, en ese preciso momento, el Palacio de San Esteban.

Y es que, por mucha imaginación que le pongamos, a nadie se le ocurriría suponer que, a un mes de las elecciones generales, las que pueden ser consideradas terminales policiales y judiciales del agónico Gobierno socialista se atrevieran a ofrecer el espectáculo de acudir a las inmediaciones del despacho de Valcárcel para proceder al registro de los papeles de un funcionario, efectivamente sospechoso de prácticas irregulares, que murió hace años. No se explica, ya que la investigación sobre la trama de chanchullos ingeniada supuestamente por este funcionario y sus cómplices se inició allá por 2007, y cuando murió habría sido un buen momento para acudir a requisar los papeles de su despacho. La Justicia es ciega, pero los fiscales y los jueces no tanto como para desconocer el efecto del siguiente titular: "La Guardia Civil registra la sede de la presidencia del Gobierno de Murcia". Esta descripción sería perfecta si el presidente de la Comunidad hubiera salido esposado por la puerta del palacio en dirección a los calabozos policiales, pero esta fantasía queda lejos de toda posibilidad. Sin embargo, la aproximación subliminal a ella podría generar los efectos pretendidos durante muchos años. Por fin han entrado en el palacio de San Esteban. El gran titular está conseguido. Pero el subtítulo tiene que aludir necesariamente a un caso de corrupción menor, de ámbito local, por supuesto condenable, aunque los aspavientos que procuran la atención mediática son, a toda vista, desproporcionados.

¿Cabe suponer que un funcionario de Moncloa o uno de los 600 asesores de ZP que cometiera algún tipo de irregularidad convocaría la irrupción de la UCO en la sede del Gobierno de España? Un respeto, pues, para el Gobierno de Murcia. La Guardia Civil solo puede entrar a San Esteban para llevarse esposado a Valcárcel o para cuadrarse ante él, pero no valen subterfugios. Si un fiscal o un juez necesita un papel, que lo pida mediante un oficio, como es norma habitual. Ocupar San Esteban es una tejerada, y esto con independencia de que los chorizos atiendan a sus responsabilidades. Si en la mañana de hoy me pidieran un titular sabría responder mejor que ayer: "Más votos para el PP". Regalo gratuito de sus adversarios.' 


Y además, aunque se trate de la seca Murcia, llueve ya sobre muy mojado.

lunes, 17 de octubre de 2011

EL SINIESTRO CONCILIÁBULO DE SAN SEBASTIÁN

La hoja de ruta de la claudicación ante la ETA sigue su curso, inexorable. Tras concederles a los monigotes de la banda asesina más poder político e institucional del que nunca tuvieron (la Diputación de Guipúzcoa, el Ayuntamiento de San Sebastián y un buen número de consistorios del País Vasco y Navarra; en la provincia guipuzcoana, concretamente ¡77 alcaldías de 88!), ahora toca hacer realidad uno de los más profundos anhelos etarras: mediante la correspondiente escenificación propagandística, dotar al 'conflicto vasco' de un carácter 'internacional'. De ahí el siniestro conciliábulo de San Sebastián, que, como no podía ser de otra manera, se ha dado en llamar 'conferencia de paz'. Sabido es que tan manida palabra sirve lo mismo para un roto que para un descosido, y frecuentemente para ocultar la verdad bajo el espeso manto de unas supuestas (e inexistentes) buenas intenciones: porque la única 'guerra' que ha habido en el País Vasco es la que ha derivado del 'enfrentamiento' entre las pistolas de los asesinos etarras y las nucas de sus indefensas víctimas.

Pero para hacer, por ejemplo, la correspondiente analogía con Irlanda del Norte, nada mejor que invitar a Gerry Adams, por lo demás viejo amigo de los batasunos; y para invocar los generalmente infructuosos intentos de mediar entre Israel y Palestina, ahí tienen a Koffi Annan, siempre dispuesto a prestarse como coartada 'pacifista' de cualquier totalitarismo criminal. Sobre todo si alguien afloja la chequera para pagar sus elevadísimos emolumentos, claro; al igual que los del resto de 'insignes' participantes, auténticos expertos en engordar sus bolsillos sin importarles actuar de títeres de lujo en la patochada de turno. Menos mal que ha habido quien ha preferido no manchar su historial político: es el caso de Tony Blair, que ha rechazado colaborar en semejante sainete. Desde luego, tiene mérito que el ex-primer Ministro británico no haya sucumbido a tan irresistible tentación; no de lograr aumentar sus ingresos, sino de obtener el perdón de una izquierda mediática presta incluso a olvidar su protagonismo en la denostada 'foto de las Azores', con tal de que aceptara ejercer de patrón de esta nueva causa 'internacional'.

Por cierto, puesto que no se ha tenido a bien facilitar la correspondiente información, cabe preguntarse de dónde ha procedido la financiación con la que ha contado tan, además de vergonzante, carísima convención. Porque solo faltaba que tamaño insulto a las víctimas, que lo han sido fundamentalmente por representar justo aquello que odian los terroristas, España y la libertad, haya salido a cargo del erario; es decir, que lo hayamos pagado entre todos los españoles. Sospecha bien fundada, ya que todo indica que la farsa de San Sebastián es un eslabón más del larvado proceso de negociación entre el Gobierno socialista y la banda terrorista ETA.

Para muestra, no solo las palabras de consideración, e incluso elogio, de miembros del Ejecutivo hacia la maldita conferencia, sino la participación en ella del mismísimo Partido Socialista de Euskadi: en las personas de su presidente, Eguiguren, quien ya nos contó en su momento, y sin empacho alguno, sus hazañas y comilonas con 'colegas' etarras prófugos de la Justicia; y Totorica, que quién le vio como alcalde de Ermua durante aquellos conmovedores días del vil asesinato a cámara lenta de Miguel Ángel Blanco, y quién le ve ahora. Haber respaldado con su presencia un tejemaneje ideado para justificar y propagar mediáticamente el delirio etarra, consistente en disfrazar de 'conflicto bélico' sus criminales actos de terrorismo puro y duro, no es sino una flagrante traición a la memoria de las víctimas; muchas de las cuales, para más inri, militaron en su propio partido.

Humillación que se hace todavía más sangrante cuando se cumplen veinte años del atentado etarra contra Irene Villa y su madre, María Jesús González, dos ejemplos de heroica superación e inquebrantable dignidad ante la barbarie terrorista. Y todo por mendigar un comunicado que anuncie con los consabidos eufemismos algo que pueda interpretarse como la disolución de la banda asesina, y que además irrumpa en vísperas electorales como balón de oxígeno para el PSOE. Quizá la ETA, a la que también se le entregará un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, acabe haciéndole ese favor en respuesta a tan graciosas concesiones; vergonzosamente realizadas a costa de la justicia debida a las víctimas, sin cuya defensa, memoria y desagravio no sería concebible ni aceptable ningún supuesto fin del terrorismo.

jueves, 13 de octubre de 2011

MÁS LIBERTAD EN EL COMERCIO, MÁS LIBERTAD PARA EL CONSUMIDOR

Hasta que no tengamos un Gobierno nacional dispuesto a acometer medidas flexibilizadoras del mercado laboral y reformas liberalizadoras en general no se producirán las condiciones adecuadas para la reactivación de la economía y la creación de empleo. Ahora bien, mientras tanto, los Ejecutivos autonómicos pueden poner de su parte; al menos dentro de las limitadas competencias que ostentan en este terreno, una de las cuales, y quizá la más importante, es la regulación de los horarios comerciales.

El actual marco legal, concretamente la Ley de Horarios Comerciales que impulsara José Montilla, entonces Ministro de Industria, Comercio y Turismo, fue en su momento un considerable retroceso dentro de una legislación que, pese a que de la mano de Rato liberalizó totalmente el pequeño y mediano comercio, ya era de por sí restrictiva para las grandes superficies: Además de fijar en doce días el mínimo anual de aperturas en domingos y festivos (aunque en la práctica son ocho, ya que cualquier Comunidad Autónoma puede disminuir hasta ese límite el suelo oficial), redujo el horario global de 90 a 72 horas semanales. Una rémora más para nuestra economía, a lo que hay que sumar la falta de audacia de la mayor parte de los Gobiernos autonómicos (con alguna excepción), temerosos de perder el voto de los pequeños y medianos comerciantes.

Porque ese es precisamente el argumento que se suele utilizar para no liberalizar el comercio minorista: la necesidad de proteger al pequeño y mediano comercio. Además de que la realidad suele desmentir que la apertura de grandes superficies perjudique a las tiendas tradicionales (cuando no afloran más ni se mantienen mejor que alrededor y cerca de los grandes almacenes), las restricciones a los horarios comerciales suponen un recorte, no solo a la libertad de empresa, sino también a la libre elección del consumidor; quien debería disfrutar de plena libertad para decidir el momento en que realiza sus compras y de la posibilidad real de escoger entre las opciones que se le presenten, que han de ser distintas y variadas si creemos en una verdadera economía de libre mercado en la que el consumidor ejerza de auténtico soberano.

En suma, el comercio nace para el consumidor, y no al revés. Máxime si tenemos en cuenta los cambios en los hábitos de compra que han tenido lugar en los últimos años, en los que los consumidores hacen cada vez más uso de los fines de semana y festivos para acudir a los comercios. Por tanto, por supuesto que son convenientes medidas de apoyo al pequeño y mediano comercio, en la línea de reducir impuestos y trámites burocráticos, pero nunca en detrimento de la libertad de elección del consumidor.

Y cuantas menos restricciones se le impongan, tanto al comerciante a la hora de vender como al consumidor en el momento de comprar, más dinámica será la economía. Así pues, cabe felicitarse por la liberalización de horarios comerciales que decretará el Gobierno de Esperanza Aguirre, que permitirá abrir a la práctica totalidad de los comercios a cualquier hora y todos los días del año. De esta forma se reactivará el consumo y el turismo en la Comunidad de Madrid, que no en balde se ha caracterizado siempre por imprimir un carácter cada vez más flexible a la regulación del comercio minorista. Debería cundir el ejemplo.

martes, 11 de octubre de 2011

CON LOS COPTOS, CON LA LIBERTAD

La tan ensalzada 'primavera árabe' ha derivado en un crudo y cruento invierno. Sobre todo para los cristianos coptos que heroicamente viven en Egipto: cabe recordar que, tras la expulsión del poder del dictador Mubarak (hecho que, en lugar de evolucionar hacia la implantación, siquiera paulatina, de un régimen democrático y de libertades, se ha convertido en un mero 'quítate tú, que me pongo yo'), 13 personas murieron en enfrentamientos entre musulmanes y coptos en la plaza Tahrir de El Cairo; y, a continuación, 12 egipcios perdieron la vida en ataques de islamistas a iglesias coptas. Más recientemente, la brutal represión del Ejército egipcio a una manifestación convocada en protesta por la demolición de un templo copto ha provocado 24 muertos y más de 200 heridos.

Se trata de una nueva y sanguinaria vuelta de tuerca a una larga historia de discriminaciones, agravios y violencias, la sufrida por los cristianos coptos en Egipto; país del que, sin embargo y para más inri, son los auténticos oriundos: hasta el punto de que el vocablo ‘copto’ procede del griego ‘aigyptios’, egipcio. La imposición del Islam de resultas de la invasión árabe arrinconaría al cristianismo copto y convertiría a sus seguidores, que actualmente suponen el 10 por ciento de la población (11 millones de egipcios), en verdaderos apestados. Así, no solo se les impide el acceso a determinados puestos de la Administración Pública y, al contrario que en Occidente, donde todo suelen ser facilidades para la edificación de mezquitas, se les restringe la construcción de iglesias; también sufren el odio, la persecución y los ataques de los radicales islámicos, ante la condescencia y aquiescencia de las autoridades civiles y militares.

Pues bien, la esperanza con la que la comunidad cristiana copta recibiera la revolución que derrocara a Mubarak ha acabado mutándose en la peor de las pesadillas. Porque, lejos de lograr como consecuencia un reconocimiento de sus derechos y libertades, la opresión y el hostigamiento sobre los coptos se ha recrudecido en los últimos meses. Occidente, supuesto garante de la libertad y los derechos humanos en todo el mundo, no debería quedarse de brazos cruzados: se echa en falta la denuncia y condena sin ambages (siquiera en la línea de quien ya lo ha hecho, el presidente Obama) de los líderes de una Unión Europea sin cuyas raíces cristianas, por cierto, sería inconcebible. Y después incluso habría que plantearse tomar medidas diplomáticas más drásticas contra un régimen que, ingenuamente, creíamos iba a transformarse en democrático. Porque la defensa de la dignidad humana y el ejercicio de los derechos y libertades individuales no debería limitarse a Occidente.

jueves, 6 de octubre de 2011

LO QUE VA DE BUSH A OBAMA

“La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creo que es una idea vieja, que es la repetición de la propuesta del señor Reagan de la guerra de las galaxias y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo.”

De esta manera se pronunció José Luis Rodríguez Zapatero el 26 de junio de 2001, en su primer debate sobre el estado de la nación como líder de la oposición. Por supuesto, en la línea estratégica, que intensificaría a propósito de la guerra de Irak, de apelar a un visceral antiamericanismo como argumento de desgaste contra el Gobierno de Aznar. Diez años después, una 'idea vieja', propia de un radical belicista como Reagan, se ha convertido en una brillante e incluso 'pacifista' iniciativa de defensa que, además, 'tendrá un impacto socioeconómico muy significativo' en la zona de Rota. Es decir, no solo servirá para protegernos de posibles agresiones procedentes de cualquier Estado gamberro, o directamente terrorista, sino que también será una especie de maná. Ante semejantes beneficios, huelga incluso haber acudido en su momento al Congreso de los Diputados para tan siquiera informar a los representantes de la soberanía nacional: una rueda de prensa, evidentemente sin preguntas, y va que chuta. Y todo porque el escudo antimisiles ha cambiado de patrocinador: del estúpido y acémila de Bush a San Obama, depositario de todas las virtudes.

Desde luego, quienes siempre hemos abogado por situar a España junto a la primera potencia en la defensa de la libertad y la democracia en el mundo, no podemos sino congratularnos por la adhesión de nuestro Gobierno al rescatado proyecto de escudo antimisiles liderado por Estados Unidos. Ahora bien, ello no obsta para que quede constancia de una postura incoherente, infantil e irresponsable en materia de política exterior y de defensa, la adoptada por Zapatero en sus años de presidente del Ejecutivo (hemos pasado de la huida de Irak, la claudicante 'Alianza de Civilizaciones', o los coqueteos con las peores dictaduras y repúblicas bananeras, a desembocar en un tardío y chapucero proamericanismo con la llegada de Obama), que tantísimo daño ha causado a nuestra imagen en el panorama internacional. Otro desperfecto más que habrá que reparar.

martes, 4 de octubre de 2011

NO TODOS SON IGUALES

No, no todos los políticos son iguales: hay de todo, como en botica. Es más, algunos tienen muy claro dónde situar el listón a partir del cual han de asumir su responsabilidad política. Es el caso de Pablo Cobián, ahora ex-diputado gallego del PP y ex-concejal del municipio de Oleiros. El mero hecho de que un empresario encausado le haya acusado, y tan solo de palabra, de forma parte de una trama de subvenciones irregulares le ha movido a dimitir de todos sus cargos. Así ha justificado tan tajante decisión: 'Cuando entré en política, asumí un deber para con la ciudadanía y ese compromiso me lleva a presentar hoy mi dimisión de forma personal e inmediata...'. Y es que, según el recto parecer del señor Cobián, un representante político debe dejar de serlo ante la más mínima sombra de sospecha que se cierna sobre él y su proceder como gestor. Una posición ética y moral tan honrosa y edificante como nada frecuente por estos pagos.

Porque el empresario Dorribo no ha señalado tan solo al señor Cobián; también a dos políticos (éstos sí lo siguen siendo) apellidados casualmente Blanco: al todavía diputado y ex-conselleiro de Industria del Ejecutivo gallego de coalición PSOE-BNG, el nacionalista gallego Fernando Blanco, y nada menos que al mismísimo Ministro de Fomento y Portavoz del Gobierno de la nación, el inefable José Blanco. ¿Piensan ambos seguir el modélico ejemplo del ex-parlamentario del PP? Ni por asomo. Son o presumen ser de izquierdas, y como tales disfrutan de una patente de corso que les confiere una supuesta superioridad moral. Y en el caso concreto del Blanco más conocido, no parece muy dispuesto a aplicarse a sí mismo las lecciones de ética política que se permitía dar a propósito de un, por cierto, cada vez más desinflado caso 'Gürtel'.

De todos modos, será interesante comprobar el tenor de las reacciones del otrora azote de 'corrutos' ante informaciones más concretas que a buen seguro seguirán surgiendo. Permanezcan atentos a la pantalla.