viernes, 26 de febrero de 2016

UN PACTO SÁNCHEZ-RIVERA ESENCIALMENTE SOCIALISTA

Señoras y señores, con todos ustedes: los muy liberales de Ciudadanos, que han pactado con el PSOE un programa... la mar de socialista.

No es ya el hecho de limitarse a mantener (eso sí, menos mal) el IRPF tal y como está frente a la nueva bajada que propugna el PP, o de subir otros impuestos como el de Sociedades o el de Sucesiones y Donaciones, sino de incrementar el gasto público nada menos que en 50.000 millones de euros. Además, por supuesto, de reformar el artículo 135 de la Constitución para dejar en papel mojado la estabilidad presupuestaria y derogar la reforma laboral. Y fuera del ámbito estrictamente económico, acabar con la LOMCE, eliminar unas Diputaciones Provinciales (salvando a las Forales, claro, no vaya a ser menester el apoyo del PNV) que resultan imprescindibles para dotar de servicios a los municipios más pequeños, hacer de España un Estado 'federal' cuyo proyecto, según Carme Chacón (y sin que todavía nadie la haya desmentido), 'esconde' un referéndum en Cataluña, o, atención a los 'catoliquisímos' que hayan votado a Ciudadanos, la revisión de los acuerdos con la Santa Sede.

Eso sí, sobre grandes proyectos vertebradores como la prevista ampliación del AVE a ciudades como Murcia, o la asignatura pendiente del Plan Hidrológico Nacional, absolutamente nada se recoge: debe ser por las declaradas antipatías del gurú Garicano por lo primero, y los rechazos de 'barones' del PSOE por lo segundo, que además Rivera, según palabras suyas, prefiere dejar en manos de los técnicos.

No es solo eso: mientras que en Madrid y Murcia Ciudadanos exige al PP que la mera imputación o investigación de sus cargos, incluso por faltas administrativas, sea ya causa de dimisión o cese, el pacto firmado por Sánchez y Rivera sitúa el límite en la apertura de juicio oral, lo que permite 'salvar' a imputados del PSOE como los de Andalucía por el caso de los ERE falsos, o los de Galicia, como Gómez Besteiro, secretario general de los socialistas gallegos, o Abel Caballero, alcalde de Vigo. Esta escandalosa doble vara de medir es la prueba del nueve de que la supuesta firmeza de Ciudadanos contra la corrupción no es más que un monumental ejercicio de superchería.

Por todo ello, que quienes abogan porque el PP se adhiera a este trágala argumenten que se trata de un acuerdo perfectamente asumible por el Partido Popular y sus votantes, forma parte sin duda de toda esta grotesca ceremonia de la confusión y el engaño de la que sus promotores, Sánchez y Rivera, pretenden hacernos partícipes. Como diría el clásico: tonterías, las justas.

miércoles, 24 de febrero de 2016

PSOE-C's: EL PARTO DE LOS MONTES

Reconozco que me voy a limitar a enumerar, y en algún caso repetir, una serie de obviedades, pero parece necesario ante la escenografía surrealista de la que han logrado hacernos partícipes Pedro Sánchez y Albert Rivera, que en este caso tanto monta, monta tanto.

Vamos a ver: cabe insistir que entre PSOE y Ciudadanos suman tan solo 130 escaños, solo siete más que el PP en solitario y a 46 de la mayoría absoluta, y que por tanto las cuentas no salen de ninguna de las maneras a no ser que el PP de Rajoy desempeñe un indigno papel de papanatas 'pringao' de tales dimensiones que, sin tan siquiera ser llamado a las negociaciones ni contar para nada con él, dé su plácet con su voto a favor o una abstención 'activa'; o que la ultraizquierda de Iglesias Turrión haga lo propio (una vez, eso sí, que tengan a bien sumarse al acuerdo nada menos que... ¡PNV, IU y Compromís!, última especie que corre por ámbitos mediáticos pro-PSOE) y tenga después que vérselas con un electorado que rechazaría semejante respaldo indirecto a un acuerdo de los socialistas con el que su Mesías llama 'el PP en diferido'. Por tanto, a cual más disparatado e inverosímil cualquiera de los dos escenarios sin los cuales el pacto entre Sánchez y Rivera no tiene ninguna posibilidad de propiciar la investidura del líder socialista.

Además, ese supuesto 'pacto de legislatura' entre PSOE y Ciudadanos tiene su base en nada menos que ¡cinco! reformas de la Constitución... ¡que han de contar necesariamente con el PP (que tiene mayoría de bloqueo en el Congreso y mayoría absoluta en el Senado)! Por tanto, las preguntas que particularmente me hago son las siguientes: ¿es este 'acuerdo de investidura', fútil y que no conduce a nada, el que ha sido capaz de arrancar Sánchez tras semanas de reuniones, aparentes negociaciones y, sobre todo, fotos? ¿Va a someter a consulta de la militancia de su partido semejante inanidad? ¿A quién pretenden engañar a estas alturas tanto uno como otro? ¿Qué sentido tiene hacernos perder a todos el tiempo de esta manera? ¿A qué ridículo teatro nos están haciendo asistir? ¿Pero qué inmensa tomadura de pelo a los españoles es esta?

Contaba una fábula de Esopo que unos montes daban terribles signos de estar a punto de dar a luz e infundían pánico a quienes los escuchaban. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes parieron... un pequeño ratón.

lunes, 22 de febrero de 2016

QUÉ TENDRÁ LA VICEPRESIDENCIA DE SÁNCHEZ

Las 'firmes convicciones' de las que el estadista Sánchez presumía en una entrevista le están llevando a pactar su investidura a dos bandas, y además al unísono: con la ultraizquierda chavista de Podemos y su intervencionismo económico (y político) asfixiante, a la vez que con la 'derecha civilizada' (palabras textuales suyas) de Ciudadanos y su 'neoliberal' contrato único. Es sin duda la verdadera apoteosis del 'centrismo', o más bien del 'centro de la nada'. Pero miremos concretamente a su 'derecha'; solo la ‘pactable’, claro.

De esta guisa se pronunció Albert Rivera en noviembre de 2015, en plena precampaña electoral del 20-D: ‘No entraremos en ningún Gobierno que no presidamos nosotros'. Pues bien, ahora, según se desprende de una entrevista en la SER, parece que está dispuesto a envianársela, porque, quién sabe, igual no se va a ver en otra. Y menos ante tamaña oportunidad de oro para hacerse con el que se ha convertido en el puesto más codiciado por la llamada 'nueva política', tan desinteresada y regeneradora ella: vicepresidente de un Ejecutivo presidido por un Pedro Sánchez que aspira a manejar a su antojo. Misma demanda, y misma intención, de Iglesias Turrión, mira por dónde. La vicepresidencia del Gobierno es ahora el oscuro objeto del deseo de quienes han venido a desterrar los deleznables hábitos de la 'vieja política'.

Ahora bien, ya nos explicarán cómo lo harán posible con únicamente 130 escaños, solo siete más que los que tiene el PP en solitario y a nada menos que 46 de la mayoría absoluta en el Parlamento. ¿O acaso el 'cuento de la lechera' del pacto PSOE-Ciudadanos (esto es, entre el segundo y el cuarto) da por hecho el apoyo o la abstención del PP (el partido ganador de las elecciones), pero sin contar para nada con él, tras despreciarle y someterle a una humillación tras otra y, para más inri, apelando a la ‘responsabilidad’ (ay, la derecha, tan detestable pero siempre dispuesta a ser sensata) y a un 'patriotismo' basado en permitir que alguien de tan escasa estatura política como Pedro Sánchez presida el Gobierno de España (que, es cierto, ha sobrevivido hasta a Zapatero), y bajo el abracadabrante argumento de impedir que él mismo le entregue los resortes del Estado a Iglesias Turrión y su panda de chavistas (algo que, en cualquier caso, sería de su exclusiva responsabilidad y no del PP, que por supuesto votaría en contra de cualquier coalición que incluyera a Podemos)?

Hombre, se puede ser ingenuo y un 'pringao' a más no poder, pero alcanzar tan altos niveles de imbecilidad y papanatismo resulta harto difícil. Incluso en el PP, creánme.

miércoles, 17 de febrero de 2016

BLASFEMOS, PERO NO HÉROES

El mismo día en que el ejército de adeptos podemitas que pueblan las redes sociales lograban convertir en 'Trending Topic' un mensaje de respaldo a la concejal y portavoz 'asaltacapillas' Rita Maestre, que deberá responder en sede judicial de su imputación por un delito contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos, Ada Colau daba una nueva vuelta de tuerca a tamaña estrategia de ofensa gratuita a los católicos acogiendo (por supuesto, con dinero público) la lectura de un Padrenuestro blasfemo con motivo de una entrega de premios en Barcelona.

Y no, no ha sido casualidad: se trataba de incidir en la humillación a las creencias religiosas de una mayoría social para remarcar el sello de una ultraizquierda que, como base de su proyecto de demolición del vigente modelo social típicamente occidental (como tal, de raigambre cristiana), aspira a desterrar de la vida pública y privada a su odiado catolicismo (o más bien, al cristianismo en general); al que, en pos de ese objetivo final, se pretende laminar paulatinamente haciendo uso de este tipo de grotescas campañas de desprestigio.

Pero el tiro bien puede salirles por la culata, porque de esta forma muestran su verdadera cara intolerante y totalitaria por su falta de respeto a unos sentimientos religiosos, para más inri, profundamente arraigados en el seno de la sociedad española; y por mucho que presenten semejantes exabruptos como ejercicios de una libertad de expresión que, como cualesquiera otros derechos y libertades, tiene sus límites en la ley y, precisamente, en las libertades de otros; y que, en consecuencia, no ha de amparar el insulto, la afrenta y el ataque a otras libertades individuales, como las de culto y conciencia religiosa.

Sea como fuere, como oportunamente ha resaltado el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, a buen seguro que estos 'ultraprogres' jamás se atreverían a dar rienda suelta a su calenturienta imaginación contra el Islam. Y es que resulta muy fácil ser blasfemos con quienes nada tienes que temer, pero harto difícil ser héroes con quienes amenazan con quitarte la vida.

martes, 16 de febrero de 2016

PSOE: APÁRTATE, QUE ME TIZNAS

En un partido, el PP, cesan o dan de baja de la organización a personas investigadas o imputadas, e incluso hay quien dimite asumiendo responsabilidades políticas sin tan siquiera hallarse incurso (o incursa) en investigación judicial alguna, como ha sido el reciente paso dado por Esperanza Aguirre; en otro, el PSOE, mientras se permite presumir de limpieza y pureza a la vez que utiliza la corrupción como coartada para deslegitimar al PP como opción de Gobierno pese a haber cosechado la mayoría de los votos, no solo no toma medidas contra algunos de sus imputados, sino que además en algún caso hasta los premia y promociona. Así, la socialista y otrora 'azote de corruptos' Carmen Montón, consejera de Sanidad del Gobierno PSOE-Compromís de la Comunidad Valenciana, la misma que no se ha recatado en enchufar a troche y moche desde que tomara posesión del cargo (algo que hubiera levantado una inmensa polvareda nacional si hubiese venido de alguien del PP), ha tenido a bien nombrar como alto cargo de su departamento a un concejal del PSOE imputado nada menos que por delito electoral. Y cabe resaltar tamaño y tan ejemplarizante proceder aquí, dado que, al no tratarse de un caso concerniente al PP, no ha obtenido apenas repercusión en el panorama mediático nacional.

Como tampoco se ha hablado, no ya de otras imputaciones o investigaciones a ilustres militantes socialistas, como la del que fuera primer secretario del Partido Socialista de Cataluña, Pere Navarro, por tráfico de influencias, o la del mismísimo Juan Pedro Hernández Moltó ('don Mariano Rubio: míreme a la cara'), en el banquillo de los acusados por su gestión al frente de Caja Castilla-La Mancha; sino de condenas a penas de cárcel en sentencia judicial firme que han tenido lugar en los últimos días: como la de la exalcaldesa (socialista) de Plasencia por fraude y prevaricación; como la de la también exalcaldesa (socialista) de Jerez de La Frontera por falsedad en documento oficial, prevaricación y malversación; como la de un exviceconsejero de Obras Públicas (socialista) del Gobierno de Aragón por malversación; como la de la exalcaldesa (socialista) de Aliseda, en Extremadura, por prevaricación urbanística, que ha llevado consigo la pena de inhabilitación... Eso sí, para la inmensa mayoría de los medios de comunicación (en especial los televisivos), solo hay corrupción en Valencia, Madrid y Murcia (y en la medida en que pueda afectar al PP, por supuesto), y muy a pesar por ejemplo del récord absoluto de mil imputados y 6.000 millones de euros de dinero público defraudado que ostenta la Junta (eternamente socialista) de Andalucía.

Sea como fuere: ¿tendría algo que decir Pedro Sánchez, 'don Limpio', al respecto de todo lo expuesto aquí? ¿O quizá cabe esperar de él una respuesta similar a la de su defensa a ultranza ('creo en su inocencia') de Gómez Besteiro, a quien mantiene como líder del PSOE gallego pese a hallarse imputado por tráfico de influencias, cohecho, prevaricación y un delito contra la ordenación del territorio? Y es que los vetos del PSOE de Sánchez a cuenta de la corrupción ajena (solo la del PP, claro) son un ejercicio de fariseísmo elevado a la enésima potencia, una burda justificación de sus intentos de llegar a La Moncloa pasando por encima de todo, incluso del sistema constitucional y de la soberanía nacional. Le dijo la sartén al cazo: 'apártate, que me tiznas'.

jueves, 11 de febrero de 2016

MENOS LOBOS, PEDRO SÁNCHEZ

Se permitió afirmar el estadista Sánchez en una entrevista en Radio Nacional de España que en el PSOE (en su PSOE) no son de líneas rojas, sino de 'firmes convicciones'. Tan es así, cabría añadir, que lo mismo le da pactar con la ultraizquierda chavista de Podemos que con 'la derecha civilizada' (según definición suya) de Ciudadanos, buscar el acuerdo con un PNV que le exige las competencias en materia penitenciaria (esto es, el control de los presos de la ETA) que cederles senadores a los independentistas catalanes por si es menester su apoyo en forma de abstención... Y tan seguro de sí mismo que se viste de una forma u otra en función de si tiene o no previsto encontrarse con su íntimamente admirado (y temido) Iglesias Turrión, cuya sola presencia parece generarle unos complejos dignos de una tesis psicológica.

Sí que hay que reconocerle al estadista una sola convicción, y muy firme: todo es asumible menos hablar siquiera con el PP, por mucho que haya ganado las elecciones generales y le haya sacado a él mismo 33 escaños y 1,7 millones de votos más... o quizá precisamente por eso.

Además, el señor candidato está tan crecidito con sus 90 escaños (frente a los 110 de Rubalcaba), su 22% de los votos (frente al 29% de su antecesor) y su cuarto puesto en Madrid que se permite hacerse el ofendido porque el presidente del Gobierno en funciones decida reunirse antes con Albert Rivera que con él. Cabe recordarle al todavía líder del PSOE que al primero que recibió Rajoy en La Moncloa tras el 20-D fue a su augusta persona; que, empero, tuvo a bien rechazar la mera posibilidad tan siquiera de empezar a hablar de pacto alguno, y con muy malos modos por cierto. Encima, y tras negarse después, y en 17 ocasiones, a establecer el más mínimo diálogo con quien le ha ganado claramente las elecciones, no le convoca hasta que tiene lugar su ronda de entrevistas para buscar apoyos a su investidura... y en ultimísimo lugar.

No estaría de más que alguien le recordara, o puntualizara, a Pedro Sánchez que el Rey no le ha nombrado 'digitalmente' presidente del Gobierno para que el Congreso se limite a ratificarle y/o aclamarle, sino que, como corresponde a nuestro sistema de Monarquía parlamentaria, le ha propuesto como candidato para que los representantes de la soberanía nacional decidan o no elegirle Jefe del Ejecutivo. Así que menos lobos, Caperucita.

Eso sí, los que desde hace tantos años se la tienen jurada a su denostado Mariano por no conseguir de él ciertas prebendas que esperaban o demandaban, continúan inasequibles al desaliento: es de aurora boreal que algunos que presumen de irreductibles defensores de las esencias de la derecha auténtica aboguen por facilitarle a semejante liderzuelo de tan poca monta su camino a La Moncloa, y para más inri apelando a los intereses de España. Pero el antimarianismo mediático es así de furibundo, y debe ser que sus promotores y portavoces tienen un concepto tan alto de nuestra nación que consideran que lo aguanta todo; porque, claro, ya que ha sobrevivido al mismísimo Zapatero (al que Sánchez se empeña en hacer bueno, por cierto)... En fin.

Sea como fuere, y mostrando una humildad de la que el aspirante socialista carece (y eso que todavía no ha llegado a La Moncloa), Rajoy, tras su reunión con Rivera, acudirá al Congreso a entrevistarse con Sánchez. Y muy a pesar de que el estadista socialista no querrá saber absolutamente nada de ninguna coalición que incluya al PP o que, por supuesto, no presida él, ni de los cinco pactos de Estado ya propuestos al líder de Ciudadanos. Aunque la que será respuesta final del presidente del Gobierno en funciones a la pretensión del candidato de liderar el Ejecutivo apoyándose en una frágil coalición de perdedores ha de ser también tan previsible como clara y rotunda: no.

 

domingo, 7 de febrero de 2016

LOS NUEVOS HÉROES DE LA IZQUIERDA ULTRA

La que iba a ser una inocente chirigota carnavalesca para niños se acabó convirtiendo en una macabra apología del terrorismo y la violencia, ante el estupor y la justa indignación de unos padres que se preguntaban en voz alta quién había sido el desalmado o amoral capaz de contratar a 'esta gente'. Pues bien, no era otro que el Ayuntamiento de Madrid presidido por Manuela Carmena, y gobernado (o algo así) por su equipo de 'ultras' podemitas. ¿Y a quién le puede sorprender a estas alturas? Los mismos que no se han recatado en manifestar sus simpatías hacia el mundo 'abertzale' (por ejemplo, sin ir más lejos, Podemos ha llevado a la alcaldía de Pamplona a un proetarra), que admiten, e incluso aplauden, someter a mofa y befa a las víctimas de la ETA y del nazismo, y quienes pretenden borrar cualquier vestigio de la historia que no les guste, tal como el fusilamiento de jóvenes carmelitas a manos de criminales resentidos del Frente Popular, es normal que concedan su visto bueno a una representación de guiñoles en la que se mate jueces y, cómo no, a monjas a la vez que se dan vivas a la ETA. Y qué mejor que para un público infantil, dado que los niños se hallan generalmente contaminados por los prejuicios impuestos por la opresiva educación pequeño-burguesa todavía vigente en las familias y las escuelas.

Por tanto, si alguien esperaba dimisiones o ceses, debía esperar sentado, ya que los responsables de que semejante escándalo haya tenido lugar no ven motivo alguno para dejar el machito; es más, tienen el íntimo convencimiento de que, promoviendo la apología del terrorismo y la violencia, han hecho lo que debían: despertar conciencias adormecidas por el pensamiento burgués y neofranquista, siempre vendido al infame sistema capitalista. Como hizo Zapata con sus bromas macabras, sin ir más lejos. De ahí, por ejemplo, que el entorno mediático de Ahora Madrid y Podemos saliera inmediatamente en defensa de los tirititeros y criticara su detención y la prisión incondicional decretada contra ellos por el juez Ismael Moreno por enaltecimiento del terrorismo (que la ultraizquierda no tiene empacho alguno en presentar como 'libertad de expresión'); que hasta en esa gran ceremonia del sectarismo progre que es la entrega de los Premios Goya hubiera un mensaje de apoyo convenientemente resaltado por el mismísimo Mesías Iglesias; y que la inevitable Ada Colau haya convertido en víctimas a semejantes promotores del odio y blanqueadores del crimen ('encerrados y asustados', pobrecitos), ante la que define como 'maquinaria mediática de una derecha vengativa' (lo que resulta sarcástico viniendo de quien se dedica a ajustar cuentas con el pasado).

La ultraizquierda que tiene como icono a un delincuente como Alfon ha encontrado en los tirititeros exaltadores de la ETA a sus nuevos héroes. Nada, pues, que nos debería extrañar. Lo que resulta verdaderamente inconcebible es que el PSOE continúe sosteniendo a este hatajo de sectarios antisistema movidos por el rencor y el revanchismo, cuya absoluta incapacidad para atender, afrontar y gestionar las materias cotidianas que preocupan de verdad a los madrileños intentan tapar con un activismo político puramente propagandístico y generador de enfrentamientos. Aunque, claro, así les luce el pelo a los del estadista Sánchez: cuartos en Madrid.

miércoles, 3 de febrero de 2016

INVESTIDURA DE SÁNCHEZ: O FRACASO, O BARCOS SIN HONRA

No hubo sorpresas en la comparecencia de Rajoy tras su reunión con el Rey: declaró que sigue apostando por un Gobierno surgido de un pacto constitucionalista entre PP, PSOE y Ciudadanos (y presidido por el PP como partido más votado), pero que todavía no tiene los apoyos necesarios para presentarse a la investidura, y así se lo hizo saber al Jefe del Estado. Aun así, mantiene su candidatura para un llamamiento en una próxima ocasión. No le quedaba, pues, otra salida a Felipe VI que proponer a un muy dispuesto Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno.

De tal forma que Rajoy ha conseguido su objetivo estratégico, trazado a partir de su renuncia a someterse a la inútil y contraproducente erosión de un debate de investidura irremisiblemente perdido: el mismo consiste en trasladarle toda la presión a un PSOE ya de por sí agitado y, a su vez, situar el foco sobre el líder socialista y los controvertidos (en unos casos imposibles; en otros, vergonzantes) apoyos que necesita y da a entender que tiene; y que a partir de ahora no le quedará más remedio que buscar, explicar y justificar, con el consiguiente desgaste que ello le puede acarrear. Veremos cómo se desenvuelve el estadista ante el pulso planteado.

Sea como fuere, he aquí las distintas fórmulas de pacto que explorará el candidato estrepitosamente derrotado en las urnas pero recién propuesto a la investidura como presidente del Gobierno (que, puesto que ha dado sobradas muestras de que le da igual ocho que ochenta, son variadas, pero que pueden resumirse a grandes rasgos en tres):

- Coalición 'tripartita' PSOE-Podemos-Ciudadanos.- Se antoja imposible y absurda, ya que tanto los de Iglesias Turrión como los de Rivera han rechazado cualquier tipo de acuerdo en el que estuvieran presentes ambos partidos, por evidente incompatibilidad de ideologías, programas y hasta modelos de sociedad.

- Coalición PSOE-Ciudadanos con la abstención del PP.- Inverosímil que el PP, que por otra parte ha dejado claro que no apoyará a otro candidato que no sea Rajoy, se preste a semejante enjuague, máxime tras el olímpico desprecio del que ha sido objeto por parte de Pedro Sánchez (al que también debería repugnarle el hipotético apoyo indirecto de un partido al que ha llegado a situar al mismo nivel de rechazo que a Bildu).

-Coalición PSOE-Podemos-IU, que necesitaría el voto a favor o la abstención (esto es, el apoyo directo o indirecto) tanto del PNV (que ya ha pedido el 'derecho de autodeterminación' de 'la nación vasca' como contrapartida) como de alguno de los partidos nacionalistas abiertamente independentistas (ERC, la antigua Convergencia, incluso los proetarras bildutarras).- Es sin duda el pacto de su preferencia, pero que choca frontalmente con las 'líneas rojas' establecidas por el Comité de su partido y los llamados 'barones' (además de la 'vieja guardia'): ni bajadas de pantalones ante el populismo chavista (socio al que, en cualquier caso, la baronesa Susana 'no ve' como tal), ni ningún tipo de acuerdo con los que pretenden romper España. Le queda el recurso anunciado de escudarse en una militancia supuestamente más proclive a los frentes 'anti-PP', lo que en cualquier caso supone un ardid con serio riesgo de dinamitar a un PSOE ya de por sí convulso (como quedó de manifiesto en el último Comité Federal).

Por tanto, todo indica que el candidato perdedor a la presidencia del Gobierno terminará, bien fracasando y estrellándose en su búsqueda de pactos, lo que parece resultar más evidente en las dos primeras hipótesis planteadas, bien saliéndose con la suya en el tercer supuesto apuntado, pero perdiendo toda la dignidad ('más vale honra sin barcos que barcos sin honra', como decía el Almirante Méndez Núñez) cuando no incurriendo en deslealtad al sistema constitucional y la soberanía nacional; y, encima, con los líderes regionales y 'morales' de su partido con la mosca detrás de la oreja.

Tendrá que retratarse por fin, en cualquier caso. Es de lo que se trata. Al fondo, espera Rajoy. O las urnas, de nuevo.