miércoles, 23 de diciembre de 2009

FELICES FIESTAS


En estas fechas tan entrañables, quiero desearles a todos los amigos, seguidores y lectores de esta bitácora unas Felices Fiestas y que puedan disfrutarlas en compañía de sus seres más queridos. Y esperemos que el venidero 2010 sea bastante mejor que el 'annus horribilis' que venturosamente estamos a punto de despedir; que, en consecuencia, nos traiga a todos vida, salud, paz, amor, prosperidad, felicidad y... libertad, 'uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos'.

viernes, 18 de diciembre de 2009

OJO CON LA MEMEZ EÓLICA


La tan esperada y cacareada Cumbre de Copenhague está resultando un auténtico fiasco. No parece que el discurso apocalíptico instalado por el 'ecoprogresismo' mundial esté persuadiendo lo suficiente a tantos Gobiernos, poco dispuestos a sacrificar el desarrollo económico de sus países con tal de insuflarle vida a la moribunda Madre Tierra. Y mucho menos ahora, cuando no está el horno de las economías domésticas para demasiados bollos. Además, concienciarse sobre los perniciosos efectos del calentamiento global en un lugar que estos días sufre temperaturas de grados bajo cero y se encuentra anegada por la nieve debe ser francamente difícil, qué quieren que les diga.

Pero nuestro presidente estaba dispuesto a dar la nota. Es sabido que con su balsámica Ley de Economía Sostenible ha demostrado ser el más verde de todos los verdes. Además, a cursi no hay quien le haga la más mínima sombra, incluso en esos foros en los que la afectación más ridícula suele impregnar todos los discursos. Así, tras alardear de su irreductible izquierdismo al presentar como la misma desgracia que haya muchos pobres y muchos ricos (debe ser porque estos últimos escasean precisamente allí donde se implantan los principios 'progresistas'), obsequió al mundo entero esta sentencia, que sin duda marcará todo un hito en la historia de la humanidad: 'La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento'. Y los mandatarios de todo el orbe quedáronse verdaderamente obnubilados ante tan brillante exhibición de sapiencia y profundidad, que ni el mismísimo Obama ha sido capaz de igualar.



Esta 'laica' divinización del viento, mal remedo del dios Eolo de la cultura griega, aunque en este caso parece inspirarse en un guión de una película de Hollywood (algo, por otra parte, auténticamente 'progre'), denota un sustrato doctrinal muy propio de la 'ecoprogresía'. Y es que resulta que, con esta frase, quien presume de optimista antropológico presenta empero una enmienda a la totalidad al antropocentrismo. Cuando se le niega al individuo los derechos de propiedad, que no otra cosa se hace al concedérselos a un ente etéreo, se asume un principio divulgado por el ecologismo más fundamentalista; el mismo que considera al ser humano y racional, no como sujeto de derechos superior y diferenciado, sino del mismo nivel que los animales irracionales y el medio ambiente en general. De esta forma, esta nefasta corriente, al pasar por alto que la supervivencia del hombre se ha fundamentado precisamente en su empeño por controlar la naturaleza y hacer frente a sus adversidades, degrada a la especie humana y la sitúa como una más entre los millones que existen en la tierra; supeditada como tal a la preservación de la biodiversidad a toda costa, incluso del progreso y aún de la misma vida humana.

El respeto y la protección del medio ambiente son absolutamente necesarios y adquieren pleno sentido en cuanto su defensa beneficia en primer lugar al propio ser humano y a su pervivencia, es decir, a las generaciones actuales y futuras; pero no si se convierte en un fin en sí mismo, en detrimento del individuo y de sus derechos. Entre ellos, por supuesto, el fundamental de propiedad. Por tanto, mucho ojo con la frase de marras: Lo que a primera vista nos puede parecer una memez monumental, encierra un dogma de carácter claramente liberticida.

lunes, 14 de diciembre de 2009

OLIGARQUÍAS Y MINORÍAS DE PRESIÓN


Todo estaba preparado para que el segundo fin de semana de diciembre fuera realmente de órdago. Adláteres del zapaterismo y colaboradores necesarios del mismo iban a protagonizar sendos retos prácticamente sin precedentes en la democracia. Por una parte, los sindicatos de clase (de la privilegiada, claro está), con la consabida contribución de la farándula y la 'intelectualidad' comprometidas (con el PSOE, siempre), tenían previsto liderar una magna e histórica movilización en forma de famélica legión que, desesperada y enérgica, zaheriría a los verdaderos culpables de la crisis y el paro, que no son sino los infames empresarios, y a la genuina defensora de sus inconfesables intereses, la malvada derecha. Por otra, las convocatorias secesionistas celebradas en un buen número de municipios catalanes, bajo los auspicios de ERC y la pusilánime aquiescencia del PSOE y de su 'partido-hermano', el PSC (poco dispuesto a incomodar a sus socios, no vayan a perder el poder), provocarían un desplazamiento en masa hacia las urnas para adherirse de manera entusiasta a la independencia y liberación catalana de la asfixiante opresión española. Pero, a la hora de la verdad, ni lo uno ni lo otro.

Pese a que en esta ocasión, y de manera inexplicable, la Delegación del Gobierno no ha tenido a bien ilustrarnos con sus siempre atinadísimos cálculos, determinadas mediciones han mostrado que la manifestación sindical en realidad se saldó con una escasa participación. Máxime cuando sus organizadores no han escatimado en gastos (además de autobuses y bocatas gratis, dietas para todos los asistentes), los cuales, faltaría más, han corrido a cuenta de los impuestos de la España productiva (la que todavía queda). Y es que es normal que una movilización que pretende responsabilizar a casi todo bicho viviente de la crisis, menos casualmente al Gobierno que tan generosamente subvenciona a sus convocantes, no levante precisamente entusiasmo; incluso entre votantes de la izquierda cuyas tragaderas no lleguen a determinados extremos.

Así, lo que tuvo lugar en Madrid no fue más que una marcha de liberados sindicales que exigen el mantenimiento de unas prebendas que les confiere el 'statu quo'. Porque en realidad los llamados sindicatos 'de clase' hace tiempo que se constituyeron en minoritarios grupos de presión cuya capacidad de influencia reside en hallarse incrustados dentro del aparato estatal, lo que les convierte en corporaciones estatales en el sentido hobbesiano, 'como estados menores en el seno de lo más grande, como gusanos en las entrañas de un hombre natural'. Papel parasitario al que obviamente no están dispuestos a renunciar, por mucho que la actual crisis económica haya reducido gravemente los ingresos del Estado. En este sentido, resulta harto significativo el lema de su manifestación: 'Que no se aprovechen de la crisis'; los demás, ya que sólo han de ser ellos.

Respecto al bufo festival del separatismo catalán, pocas veces ha quedado tan claramente de manifiesto el abismo que separa a la Cataluña oficial, representada por el régimen del pensamiento único nacionalista, en el que el secesionismo ocupa una posición fundamental, de la Cataluña real, de la todavía diversa y plural sociedad catalana. Aún así, no cabe desdeñar este nuevo pulso a la soberanía nacional española, instada, al igual que en el caso de la implantación del 'Estatut', desde determinadas oligarquías políticas y económicas; las cuales, lejos de limitarse a hacerse eco de unos supuestamente mayoritarios anhelos de independencia del pueblo catalán, en unos casos persiguen acumular todo el poder político, y en otros hacer del resto de España una especie de colonia al servicio de ciertas élites político-económicas catalanas. O bien ambos fines a la vez.

Y es que esas camarillas son plenamente conscientes de que, si bien su posición minoritaria no les permite aspirar a contar con el apoyo activo de una mayoría, sí con la pasividad general de una sociedad catalana en la que ha calado la conveniencia de 'no meterse en política' con tal de evitar problemas. En consecuencia, este fracaso sin paliativos no les va a arredrar en absoluto, y por tanto continuarán empleando todos sus resortes y recursos, que son muchos, en alcanzar sus objetivos.

Así pues, los dos grandes desafíos que iban a cerrar el presente ejercicio político han servido finalmente para dejar al descubierto el carácter manifiestamente minoritario de sus instigadores. Oligarquías y minorías de presión en las que, no lo olvidemos, basa en gran parte Zapatero su proyecto de cambio de régimen y de modelo de sociedad. De ahí que su verdadero y limitadísimo predicamento social no les retraiga en absoluto: Saben perfectamente que tienen la sartén del Gobierno por el mango.

viernes, 11 de diciembre de 2009

ES PRECISO QUE ZAPATERO PIERDA SU EMPLEO



Que Zapatero nos anuncie el fin de la crisis suena de algo, ¿verdad? Lo lleva haciendo prácticamente desde el mismo momento en que, ante unas cifras macroeconómicas que empezaban a ser apabullantes, no tuvo más remedio que envianársela y reconocer la catástrofe. Desde entonces, ¿cuántas veces ha asegurado que podíamos entonar un venturoso adiós a la recesión, que 'lo peor de la crisis ha pasado'? Contémoslas.



Desde luego, resulta ocioso glosar a estas alturas la inconcebible contumacia del presidente Zapatero en mentir conscientemente a los españoles. Quizá algún día y por puro azar acabará acertando, pero aún así su credibilidad se encuentra bajo mínimos, y exclusivamente por méritos propios. Además, dado que su política económica está constituyendo una auténtica rémora, el mero hecho de que dejara de habitar La Moncloa supondría un átomo de oxígeno para nuestra comatosa economía. En efecto, conviene ahora más que nunca parafrasear al gran Ronald Reagan, sin duda, además de un extraordinario presidente, uno de los políticos más ingeniosos de la historia contemporánea: Como Jimmy Carter en su momento, que igualmente presentaba unos índices de recesión, déficit y paro realmente calamitosos, es preciso que Zapatero pierda su empleo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL BUENISMO Y SUS CONTRAINDICACIONES


Cabe reconocer que hubo gobernantes europeos que sintieron alivio cuando Aznar confirmó que no volvería a presentarse como candidato a presidente del Gobierno. Sobre todo Chirac y Schroeder, quienes, como líderes de las dos potencias continentales europeas, estaban acostumbrados a hacer y deshacer a su antojo hasta que se toparon con ese contestatario y obstinado español que, empeñado en supeditar los intereses de su país a cualquier otra consideración, había convertido las cumbres y consejos europeos en escenarios de largas y duras negociaciones. Pero cuando, además de librarse de tan incómodo moscón, empezaron a tener constancia de que su inesperado sustituto estaba por el regreso al 'corazón de Europa', remilgada manera de expresar la incondicional y acomplejada vuelta al redil del eje franco-alemán, el respiro se convirtió en indisimulada alegría.

Nada más alcanzar el poder, Zapatero imprimiría un giro radical a nuestras relaciones internacionales. Ya en la oposición avisaría de que una de sus prioridades sería sacarnos de la foto de las Azores; lo que ha conllevado, amén del entierro de la vocación atlantista que históricamente ha caracterizado a la política exterior española, pasar sin solución de continuidad de situarse al lado de Gran Bretaña y Estados Unidos, guste o no las dos grandes naciones con mayor tradición liberal y democrática y más influencia en el mundo, a caer en la mediocridad dentro del panorama internacional, cuando no en la inanidad más absoluta.

Además, en el ámbito de la Unión Europea, y haciendo gala de un europeísmo mal entendido y muy propio de la izquierda española y sus complejos (que también los tiene), y que podría resumirse en la frase zapaterina de 'lo que es bueno para Europa es bueno para España', renunciamos a defender a ultranza nuestros intereses para someternos a las prescripciones de Francia y Alemania, países a los que el socialismo español siempre les ha concedido la exclusiva de la firma 'Europa'. Y es que, con tal de enmendar la antipatía de Aznar, había que limitarse a caer bien, ser simpáticos y, sobre todo, no molestar. Ahora España no exige: Mendiga. Desde fondos de cohesión a una silla en el G-20, lo que se concede o no en virtud de la generosidad del patrón de turno. Posición de debilidad de la que, por ejemplo, han salido especialmente perjudicados en los últimos años los agricultores españoles, cuyas peticiones no han sido atendidas convenientemente.

En cuanto a las reivindicaciones históricas y los retos que debe continuar afrontando España, fundamentalmente la recuperación de Gibraltar, la contención de las aspiraciones expansionistas de Marruecos y la lucha contra un integrismo islámico que pretende refundar 'Al-Andalus', la política exterior de Zapatero, en conexión directa con su preferencia por la simpatía en las relaciones internacionales, ha estado marcada por lo que acertadamente se ha dado en llamar 'buenismo'. Lo que significa ni más ni menos que llevar a sus últimas consecuencias aquella máxima rousseauniana tan cara a la progresía: El hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad el que lo corrompe. Así pues, puesto que todo hombre, de no ser por la perversa interferencia de la sociedad, lleva en sí la bondad, no debemos diferenciar entre buenos y malos; todos hemos de ser bondadosos con todos, se comporten como se comporten, y por tanto se puede hablar y dialogar de todo con todos. Lo que convierte al diálogo, no en un medio que se utiliza en circunstancias adecuadas, sino en un fin en sí mismo, en una especie de valor absoluto. Algo que, obviamente, concede siempre ventaja a quien hace uso de la violencia y de los hechos consumados para imponer sus objetivos.

El buenismo también guía el proceder doméstico de Zapatero en varios aspectos, tal y como pudimos comprobar con motivo de su bochornosa negociación con la banda terrorista ETA. Pero especialmente a la hora de llevar a cabo su política exterior, máxime cuando, además de albergar dudas sobre la realidad nacional de España, como buen izquierdista es de esperar que se avergüence de nuestra historia, que nuestra progresía liga generalmente al oscurantismo y al atraso, y especialmente de nuestro pasado imperial, identificada con la opresión y el colonialismo.

Así, pese a que hemos sido 'buenistas' con las autoridades que ocupan Gibraltar, hasta el punto de que nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, y por primera vez en la historia de nuestra diplomacia, llegaría a cursar visita oficial al peñón, pocos días después sufriríamos dos humillaciones prácticamente continuadas: Disparos a boyas con los colores de la bandera española (a lo que Moratinos le quitaría importancia; sigamos siendo buenos) y la retención de cuatro guardias civiles que cumplían con su obligación de perseguir a unos narcotraficantes que huían a aquel paraíso del delito y del lavado de dinero negro (por lo que Rubalcaba ya ha pedido perdón; continuemos siendo bondadosos).

De la misma forma, de bien poco han servido todas las cesiones y atenciones dispensadas al sultanato marroquí, incluida aquella infame pose de Zapatero con Mohamed VI delante de un mapa de Marruecos que incluía Ceuta, Melilla y las Canarias. Al contrario, no contento con tomarnos por el pito del sereno a propósito de la huelga de hambre de la activista saharaui Amunati Haidar en España (por cierto, quién ha visto y quién ve al PSOE respecto al conflicto del Sáhara, que Zapatero prometió resolver 'en seis meses'), el régimen marroquí no se ha privado de lanzarnos veladas amenazas en materia, no sólo de inmigración ilegal, sino incluso de terrorismo. Aún así, Moratinos no ha creído conveniente llamar al embajador a consultas, ni tan siquiera de elevar la más mínima queja. Debemos seguir siendo buenos.

Pero, sin duda, el 'súmmun' de la política exterior buenista de Zapatero es su 'Alianza de civilizaciones'. Ridículo trasunto del 'Diálogo de civilizaciones' del que fuera líder iraní Jatamí, coloca en pie de igualdad a nuestro Occidente, de raíz judeo-cristiana (mal que pese a tantos), y como tal depositario de valores basados en la dignidad del hombre y en la separación entre Iglesia y Estado, y al Islam, donde los derechos y las libertades del individuo brillan por su ausencia y el poder político y el religioso se confunden. Pues bien, este fulgurante llamamiento a la concordia con quienes pretenden borrar a nuestra civilización de la faz de la tierra, cuyo manual de estilo incluye no llamar al terrorismo islámico por su nombre, no ha impedido que la organización criminal 'internacional' Al-Qaeda haya secuestrado a tres cooperantes españoles; veremos para qué fines concretos, a buen seguro no precisamente benéficos. Parece ser que ni las apelaciones al diálogo incondicional empleando grandes dosis de palabrería cursi, y ni tan siquiera la espantada de Irak poco después del 11-M, han conseguido persuadir lo más mínimo a los esbirros de Bin Laden, que por alguna extraña razón nos siguen viendo como 'cruzados' e 'infieles' a los que hay que eliminar. Pero aún así debemos continuar siendo buenos.


'Prefiero morir a matar'. Esta espeluznante aseveración, procedente para más inri de todo un Ministro de Defensa, resume de manera inmejorable la filosofía buenista que es norte de la política exterior del Gobierno de Zapatero. En la misma esencia suicida del buenismo encontramos sus contraindicaciones, por desgracia tan de manifiesto estos días. Y es que cuanta menos firmeza y, en consecuencia, más debilidad muestres en el complejo panorama internacional, el riesgo de que te pierdan el respeto, si es que alguna vez te lo has ganado, aumenta exponencialmente.

Adenda.- El buenismo no sólo tiene sus contraindicaciones, sino que el mero hecho de ponerlo en discusión puede resultar hasta peligroso para la integridad física. Que se lo digan si no al pobre Hermann Tertsch, quien, con el fin de enmendar la desafortunada frase de Bono, se atrevería a manifestar que con tal de liberar a nuestros compatriotas estaría dispuesto a matar a los terroristas de Al-Qaeda ¡en lugar de negociar con ellos! Algo intolerable para la implacable inquisición mediática de la progresía. Tamaño delito de lesa corrección política no podía quedar impune, y nadie mejor para imponer castigo que el mismísimo Monzón, celoso guardián de la ortodoxia 'progre' que no en balde reconoció en su momento que prefiere antes a Bin Laden que al PP. Un desconocido, cobarde y violento 'pacifista' completaría el trabajo. ¡Ánimo, Hermann!

viernes, 4 de diciembre de 2009

MANIFIESTO EN DEFENSA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN INTERNET


Se empieza imponiéndonos qué tipo de energía hemos de consumir y se termina amenazándonos con cortarnos Internet si no somos obedientes con el indeseable lobby 'cejatero'... Es ni más ni menos que la prueba del nueve del carácter liberticida de Ley de Economía... Insostenible.

Ante la inmediata y masiva rebelión surgida en la red contra este nuevo desmán del Gobierno socialista, el presidente Zapatero ha realizado uno de sus habituales cálculos electorales y, en consecuencia, se ha visto en la obligación de desautorizar a la censora vocacional que tiene como Ministra de Cultura. Aún así, los blogueros e internautas en general, o quienes simplemente amamos la libertad, debemos seguir denunciando y rechazando esta flagrante agresión a nuestros derechos fundamentales al menos hasta que el anteproyecto de la bien llamada 'ley antidescargas' sea definitivamente retirada. No hemos de dormirnos en los laureles, y más teniendo en cuenta la acreditada obsesión de este Gobierno por prohibir y recortar derechos individuales.

Así pues, me adhiero personalmente al manifiesto 'en defensa de los derechos fundamentales en Internet', que reza de la siguiente manera:

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:

1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

HAY OTRO ZAPATO PARA TI, AL ZAIDI



A zapatazo limpio. De esta forma manifestaría Al Zaidi todo su rencor y odio hacia quien había impedido que su pueblo, el iraquí, siguiera disfrutando de las mieles provistas por su amado y generoso caudillo, el tirano genocida Sadam Hussein. Este acto de agresión hacia el presidente del país líder del mundo libre obtuvo un entusiasta aplauso, no sólo del islamismo, sino también de los medios de comunicación afines a la izquierda y al antiamericanismo en general, legión en todo Occidente.

Hasta el punto de que, no contentos con definir a un escriba de la dictadura baasista como 'periodista' (lo que denota el concepto que de su profesión tienen algunos), le elevaron a la categoría de auténtico héroe: He aquí a alguien que ha sido capaz de plantarle cara (y zapatos) a nuestro detestado Bush. Si de algo se lamentaron muchos es de que su nuevo ídolo no lograra atinar. Pero, claro, el texano mostró unos reflejos tan extraordinarios que ni sus más acérrimos enemigos pueden negarse a reconocerle.

Puesto que, merced a la intervención de sus aborrecidos Estados Unidos, y muy a su pesar, la tiranía iraquí había evolucionado hacia una democracia incipiente, su ataque hacia una autoridad de tal magnitud no le había supuesto una condena a muerte, sino apenas nueve meses de cárcel. Por lo que muy poco tiempo después de su 'hombrada' ha tenido la oportunidad de desplazarse a París para hacer proselitismo de su causa liberticida, pues su reivindicación de la llamada 'resistencia' no es sino una exhortación a que se sigan cometiendo atentados terroristas en Irak. A su vez, aclaraba que al presidente Obama, flamante Nobel de la paz (pero, al fin y al cabo, estadounidense, aunque a algunos les cueste asimilarlo), le dispensaría exactamente la misma bienvenida.

Lo que posiblemente no esperaba este apóstol del zapatazo y el bombazo es que fuera a recibir su propia medicina. 'He aquí otro zapato para ti', le espetaría un compatriota suyo, indignado y harto del inmerecido protagonismo de un sujeto que aboga desvergonzadamente por la violencia y el retroceso de Irak a la dictadura. Parece ser que se trata de un periodista (éste sí) exiliado, que a buen seguro habrá sufrido de alguna manera la vesania del régimen de Sadam. Pero aún así la progresía mundial no considerará en este caso su reacción merecedora del más mínimo elogio. Es más, puesto que se ha atrevido a humillar en público a uno de sus ídolos modernos, ya puede ir preparándose ante lo que le va a venir encima.