viernes, 27 de abril de 2012

LA MÁS PESADA CARGA

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa han sido tan catastróficos como se esperaba y, además, nos anunciaban desde el mismo Gobierno: una tasa de paro del 24,4%, récord absoluto de la democracia, lo que se traduce en 5,6 millones de desempleados. Cifras absolutamente inasumibles para un país desarrollado como el nuestro, y que a su vez inciden en el retraso de la ansiada recuperación económica. Es sin duda la más pesada carga de la nefasta herencia del socialismo, que por supuesto todavía colea, y a la que hay que seguir afrontando con decisión.

En cualquier caso, no debemos engañarnos: el empleo no lo va a crear Rajoy, sino la sociedad española. Lo que tiene que hacer el Gobierno es generar las condiciones para facilitar la creación de puestos de trabajo, y la tan controvertida reforma laboral, junto a otras que se están llevando a cabo y las que han de venir, transitan por el camino adecuado. Eso sí, lo que no se le puede pedir a nadie es que produzca un verdadero milagro, que sería enderezar en tres meses el desastre producido tras años de dislates, desatinos y políticas contraproducentes. Ni siquiera el PP, pese a sus antecedentes en el Gobierno de la nación bajo la batuta de Aznar, es capaz de tamaño prodigio: la actual crisis económica es incluso de mucho mayor calado que la que tuviera lugar tras la 'euforia' del 92. Cabe recordar que antes de que en marzo de 1996 el PSOE de Felipe González abandonara el poder ya había signos, siquiera incipientes, de recuperación económica; situación que ahora está muy lejos de advertirse.

La reforma laboral flexibiliza el sistema laboral precisamente para facilitar la contratación, pero sus efectos no empezarán a notarse hasta que superemos este periodo de ajuste que está sufriendo la economía. En cualquier caso, la solución no pasa, como pide un PSOE que tiene el descaro de actuar como si las cifras de paro no tuvieran nada que ver con él, por 'dejar las cosas como están' en materia de legislación laboral; máxime cuando ha quedado acreditado que ejerce de auténtica fábrica de parados especialmente en tiempos de crisis.

lunes, 23 de abril de 2012

FRANCIA (Y EUROPA), EN EL AIRE

Finalmente, la primera vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República Francesa ha arrojado los siguientes resultados: Hollande (PSF, centro-izquierda), 28,5% de los votos; Sarkozy (UMP, centro-derecha), 27%; Marine Le Pen (FN, extrema derecha), 18%; Mélenchon (FI, extrema izquierda), 11%. Pese a estos datos tan significativos (en los que la izquierda ha quedado muy lejos de alcanzar la mitad de los sufragios), muchos dan por hecha la victoria del candidato socialista en la segunda vuelta. Pero, a no ser que consideremos como hecho inevitable que los electores de Le Pen, movidos por su profundo odio al actual Presidente de su nación, acaben acudiendo casi en masa a las urnas para votar a Hollande, no parece tan claro que vaya a producirse el relevo en el Palacio del Elíseo.

Porque, aún teniendo Hollande asegurado el voto de la izquierda, ésta solo ha conseguido aglutinar el 40 por ciento, con lo cual le faltaría un 10 por ciento que es muy dudoso que lo aporten los votantes de Le Pen, ya que para ello aproximadamente la mitad de ellos tendría que inclinarse por el socialista en la segunda vuelta. Fenómeno de 'voto prestado' que, a pesar de las evidentes coincidencias en materia económica entre el neofascismo lepenista y la izquierda en general, está por ver que finalmente se produzca. Por ejemplo, Juan Pedro Quiñonero, veteranísimo corresponsal en París, apuesta por una victoria de Sarkozy basándose en el cálculo de que precisamente la mitad del apoyo electoral a Le Pen terminará respaldando al candidato del centro-derecha. En cualquier caso, esperaremos acontecimientos.

Por tanto, el inmediato porvenir político y económico de Francia, y con ello el de Europa, se encuentra en el aire. Sea como fuere, no dejan de sorprender determinadas muestras de adhesión a Hollande, y no todas procedentes de la izquierda política y mediática, debido a la supuesta conveniencia de que el socialista francés ejerza de 'contrapeso' de la canciller Merkel; coyuntura que incluso se quiere presentar como beneficiosa para España. ¿Qué contrapeso, el del dispendio y la quiebra frente a la racionalidad y la austeridad? ¿El que haga interminable la crisis? ¿El que le dé el tiro de gracia al euro? De ahí a pedir el regreso de Zapatero para que nuestros nietos sigan chapoteando en la ruina hay solo un paso. Definitivamente, no aprendemos.

viernes, 20 de abril de 2012

NADA ES GRATIS



'No hay dinero para atender el pago de los servicios públicos'. Así de claro y directo ha sido el presidente Rajoy para justificar las últimas medidas de ajuste de su Gobierno en materia de Sanidad y Educación; que, obviamente, no se toman por mero capricho masoquista, ni porque la derecha sea malvada por naturaleza, ni con la aviesa intención de desmantelar el sistema público de servicios básicos, sino precisamente para procurar su mantenimiento en condiciones de pura racionalidad económica. No hacer nada como si la realidad no fuera tan cruda y seguir acumulando deuda sobre deuda sería la mejor garantía para que el sistema público de Sanidad y Educación quebrara definitivamente y se fuera al garete sin remisión, por muchos lamentos que profiriéramos y golpes de pecho que nos diéramos.

La falta de ingresos fiscales derivada de una muy prolongada crisis económica no hace sino agravar una situación ya de por sí delicada. Y es que junto al 'no hay dinero' también se debería insistir en el siguiente mensaje: 'nada es gratis'. Está bien, proclamemos una vez más con toda la solemnidad requerida que servicios esenciales como el sanitario y el educativo, en los que están en juego nada menos que la salud de las personas, en un caso, y la instrucción de nuestros hijos, en otro, no han de regirse por fríos criterios de mercado y, por consiguiente, por la pura búsqueda del beneficio económico. Manifestemos de nuevo nuestro inquebrantable compromiso de liberar a la Sanidad y la Educación de las garras del capitalismo salvaje, y las veces que sea menester. Ahora bien, ¿la declaración de tan elevados principios y su concreción, la gestión pública de esos servicios, convierte en 'gratuitos' los recursos, tanto humanos como materiales, necesarios para llevarlos a cabo? En absoluto: los pagamos, y muy caro, con los impuestos de todos; que en épocas de prosperidad económica pueden cubrir, mal que bien, los inmensos gastos que el sistema conlleva, pero que en tiempos de zozobra como el que sufrimos se muestran claramente insuficientes.

De ahí que se haya introducido el copago farmacéutico en función de la renta, como en Francia, Italia o Alemania; medida con la que se pretende disuadir del uso del medicamento y evitar así su despilfarro (el pasado ejercicio se tiraron nada menos que 3.700 toneladas de ellos, lo que supuso un derroche de 1.200 millones de euros). Además, se implanta la unificación de la cartera de servicios, la centralización de las compras de los fármacos y cambios legales para intentar acabar con el turismo sanitario procedente del extranjero. Reformas necesarias para sostener y hacer viable el mismo sistema sanitario que queremos preservar (aunque no han de ser ni mucho menos las únicas), y que han contado básicamente con el apoyo de todas las Comunidades Autónomas; exceptuando, claro está, al buque insignia de la izquierda ruinosa: la castigada Andalucía, para más inri próximamente gobernada por una coalición social-comunista, garantía de contumacia en el dispendio y la miseria.

En cuanto al sistema educativo, el Ministro del ramo, Wert, ha adelantado una primera medida de ajuste en el ámbito de la Universidad pública: un incremento en las tasas universitarias, con especial incidencia en los repetidores. Desde luego, ha de complementarse con reformas de mayor enjundia que afronten los males que aquejan a nuestra desprestigiada Universidad (lastrada también por su supuesta 'gratuidad'), tales como el excesivo número de estudiantes matriculados (el doble que Alemania), el escaso valor de los títulos universitarios o la endogamia instalada en el profesorado.

A propósito de este asunto, se ha planteado un interesante debate sobre la conveniencia o no de devolver las competencias de Sanidad y Educación a la Administración del Estado. Sin embargo, haríamos un pan como unas tortas si nos limitáramos a ello y no afrontáramos los endémicos problemas de financiación de un sistema público que, por mucho que se insista en su 'universalidad' y 'gratuidad', no deja de ser tremendamente costoso y, debido a sus deficiencias, altamente deficitario. Porque se trata más de un problema de 'cómo' se gestiona que de 'quién' lo haga.

martes, 17 de abril de 2012

LA PRESIDENTA PATOTERA

Ese grotesco remedo recauchutado de Evita Perón que responde al nombre de Cristina Fernández (antes de Kirchner) justificaba el latrocinio de YPF, filial de la compañía española Repsol, apelando a la alta magistratura que por desventura encarna: 'primero, porque represento a los argentinos; y segundo, porque soy una Jefa de Estado y no una patotera'. 'Patotero' o 'patotera' no es un adjetivo que sea de uso común por estos pagos, por lo que conviene explicar su significado: se trata de una expresión en cambio generalizada, además de en Argentina, en Bolivia, Venezuela, Perú, Paraguay y Uruguay, y designa al miembro de una 'patota', pandilla compuesta generalmente por jóvenes gamberros y violentos dados a provocar desmanes y desórdenes en la vía pública. Vamos, como aquí en España definiríamos a los piquetes eufemísticamente llamados informativos y sus integrantes, haciendo en muchos casos abstracción de su requerida condición juvenil. O, de una forma más usual, a un matón o a un pandillero.

Pues bien, a la señora Fernández (antes de Kirchner) cabe aplicarle sin duda la conocida sentencia 'excusatio non petita, accusatio manifesta'. Porque, además de Presidenta de la República Argentina (para desgracia de unos argentinos que le han votado abrumadoramente), ha demostrado ser una auténtica patotera, pues como tal se ha comportado al enviar a sus sicarios a las instalaciones de la filial petrolífera para tomarla por la fuerza. Robo consumado al más puro estilo gangsteril que no hace sino generar inseguridad jurídica, el escenario más indeseable que pueda darse en las relaciones económicas de ámbito internacional. Cabe esperar que, además de España como nación directamente afectada, aquellos países que supuestamente abogan por la libertad de comercio y el libre mercado y, en consecuencia, por los derechos de propiedad y el respeto y cumplimiento de los contratos, estén a la altura de las circunstancias. Y que consigan meter en cintura a la presidenta patotera.

viernes, 13 de abril de 2012

EL PERONISMO EN SU ESENCIA

Que el peronismo se apropie de lo ajeno no es nuevo: desde su articulación como 'Movimiento Nacional' bajo el liderazgo carismático de un Juan Domingo Perón inspirado en Mussolini, siempre ha utilizado una supuesta defensa de la soberanía e independencia económica de Argentina, y por supuesto la protección del 'pueblo' frente a los abusos de las grandes corporaciones internacionales, como coartadas para robar. Un nacionalismo trufado de populismo 'descamisao' que acabó arruinando a uno de los países más desarrollados del mundo, otrora tierra de promisión, pero que por desgracia ha sabido captar como nadie la idiosincrasia del argentino medio hasta identificarse casi plenamente con él. De ahí los numerosos éxitos electorales del peronismo desde su misma fundación: no por casualidad, Perón sigue siendo el candidato a la presidencia de Argentina que más elecciones ha ganado (en 1946, 1952 y 1973); el peronista Carlos Menem el presidente que más tiempo ha permanecido de manera ininterrumpida en el poder (de 1989 a 1999); y, sin ir más lejos, en los comicios de 2011 los tres candidatos peronistas lograron acumular nada menos que el 68 por ciento de los votos. Así pues, la hegemonía del peronismo en Argentina continúa siendo tan indiscutible como dispendiosa.

Sabido es que el genial Jorge Luis Borges, argentino universal, aseveró que los peronistas no son ni malos ni buenos, ni de derechas ni de izquierdas, sino sencillamente 'incorregibles'. Tanto que entre sus dirigentes políticos siempre ha cundido la idea de que, puestos a hacer el inmenso sacrificio de cometer latrocinios por el bien del 'pueblo', algún beneficio habrían de obtener también sus propios bolsillos. Son tristemente célebres, por ejemplo, los episodios de corrupción protagonizados por la familia Perón y su entorno y los desfalcos al erario público perpretados por Menem, familiares y allegados. Pero a propósito de la actual presidenta, que para más inri se estrenó apropiándose de los ahorros de todos los argentinos, Gina Montaner recordó en 'El Mundo' que, un año antes de la muerte de Néstor Kirchner, su augusto marido, Mario Vargas Llosa había publicado una columna titulada, con absoluto tino, 'Flor de Pareja':

En su artículo, el autor peruano, defensor de las ideas liberales que tanto denostaba Kirchner, señalaba la ironía de un matrimonio empeñado en lanzar una cruzada contra los males del capitalismo mientras se enriquecía impune y descaradamente a costa de los contribuyentes. Es preciso recordar las cifras para no perder la perspectiva en este momento de duelo y debido respeto: en el 2003 los Kirchner declararon a Hacienda un patrimonio de 1.200.000 euros. Cuatro años después, al final del mandato de Kirchner y con la entrada de su mujer en la Casa Rosada, su fortuna había ascendido a 3.200.000 euros. En 2005 estos Bonnie & Clyde de la política se hicieron con terrenos millonarios en El Calafate y una mansión más propia de la realeza que de un par de funcionarios públicos. Entre otras cosas, Néstor Kirchner se ha muerto sin revelar el enigma de los 800 millones de dólares que se esfumaron cuando era gobernador de la provincia de Santa Cruz y por los que nunca rindió cuentas.

Esta es la verdadera esencia, corrompida y corruptora, de un peronismo que acaba de plantear su último reto al 'imperialismo', en este caso al español. Ahora el papel de nuestro Gobierno, como ha anunciado el Ministro Soria, ha de consistir en respaldar a las empresas españolas y defender su derecho a la propiedad privada.

lunes, 9 de abril de 2012

CONTRA LA INVOLUCIÓN DE LA IZQUIERDA

¿Reformas también en Educación y Sanidad? Por supuesto que sí, y profundas. No por una mera cuestión coyuntural relacionada con la crisis o el catastrófico estado de las cuentas públicas, ni porque nos lo exija Bruselas, sino fundamentalmente para preservar la calidad, viabilidad y supervivencia del mismo sistema educativo y sanitario. Porque, independientemente de la circunstancia económica, y a fuerza de incidir en la supuesta 'universalidad' y 'gratuidad' de la sanidad pública, seguimos viviendo en una auténtica ficción; sin embargo, la cruda realidad es que se trata de un servicio muy costoso y, debido a deficiencias del actual sistema, altamente deficitario. Que sea pública no implica que tenga el privilegio de disfrutar de ingresos infinitos y financiación inagotable, ya que en este ámbito, por mucho que todavía pretendan convencernos de lo contrario, no deja de aplicarse el principio básico de la economía: que los recursos son limitados. Por supuesto, ocurre tres cuartos de lo mismo con nuestro sistema educativo en lo que a gestión económica se refiere.

La solución a las dificultades de financiación de los servicios básicos no reside en el copago, o al menos no solo, pero sí en introducir racionalidad y eficiencia en la administración, que pasa por aplicar criterios privados de gestión y propiciar una mayor participación de la iniciativa social. Desde luego, las 'líneas rojas' de reformas tan imprescindibles no deberían marcarlas, y ni mucho menos imponerlas, aquellos que con sus políticas socialistas, por otra parte derrotadas en las urnas, nos han conducido a la ruina económica y han llevado las cuentas públicas a la quiebra técnica; factores que precisamente han contribuido, y mucho, a poner en peligro la conservación de la educación y la sanidad públicas.

Es, pues, momento de situarse contra quienes se han instalado en la involución pura y dura, con tal de generar un miedo que pueda beneficiarles política y electoralmente. Porque el remedio a los males que nos aquejan no consiste en no hacer nada y limitarse a dejarse llevar por los acontecimientos; ni tan siquiera en aplicar la conocida filosofía lampedusiana, a la que se atuvo el PSOE en sus dos últimos años de Gobierno: que algo cambie para que todo siga igual. No queda otra que actuar con decisión y altura de miras.

miércoles, 4 de abril de 2012

EL DIBUJANTE DE ESPAÑA

Ha muerto a los 93 años Antonio Mingote, escritor, poeta, periodista, académico y, sobre todo, dibujante. Nada menos que 59 años de su larga y fructífera vida dedicados al diario 'ABC', donde hasta ayer mismo plasmaba su particular visión, impregnada de un humor sano, pero siempre ingenioso y original, sobre la actualidad política y social. Hasta el punto de que no resulta concebible la historia reciente de España sin reparar en las más grandes viñetas de este prolífico ilustrador, cuya principal virtud residía en deleitarnos y, a su vez, hacernos ver el lado jocoso de cualquier hecho o acontecimiento, por muy solemne o grave que pudiera parecernos. Aunque siempre de forma serena y sin alharacas ni aspavientos, conforme quizá a la ideología conservadora que él mismo no se recataba en profesar.

Descanse en paz, pues, el dibujante de España. Le echaremos muchísimo de menos: en estos tiempos no andamos precisamente sobrados de genios.