viernes, 31 de diciembre de 2010

LA ÚNICA GRAN ALEGRÍA DE UN AÑO NEFASTO

2010, auténtico 'annus horribilis', quizá el más nefasto de nuestra democracia, se va por fin. Llega 2011, que también se nos presenta lleno de dificultades, y para primera muestra un botón: La subida de casi un 10 por ciento en la tarifa de la luz decretada por un Gobierno dramáticamente anclado en sus peores prejuicios 'ecoprogres'. Un Ejecutivo tan ruinoso como el que continúa soportando y sufriendo nuestra querida España solo podía dejarnos ese envenenado regalo de Reyes.

Pero quedémonos con la única gran alegría que vivimos; aquella que nos dio una extraordinaria generación de deportistas que, al conseguir llevar al fútbol español a lo más alto, salvaron de alguna manera el prestigio de la marca 'España' en el mundo. Un magnífico reportaje servirá para rememorar de la mejor forma todo un hito en la historia de nuestro deporte. Aunque solo sea para comenzar el año nuevo con regocijo y cierto optimismo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD

Les deseo a todos mis lectores y seguidores una Feliz Navidad en compañía de sus seres más queridos. Que nos traiga a todos prosperidad, paz, felicidad y... por supuesto, libertad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

LA MAFIA SINDICAL DEFIENDE SUS PREBENDAS


Ha sido en Murcia, donde el Gobierno regional se ha visto obligado a acometer un ajuste presupuestario verdaderamente drástico, y en algunos aspectos doloroso. Y es que a estas alturas es absolutamente necesario e imprescindible reorganizar, racionalizar y adelgazar las Administraciones Públicas; entre ellas, por supuesto y de manera especial, las autonómicas. En el caso de la Comunidad Autónoma de Murcia, urge reducir el déficit: No ya porque el Ejecutivo de Zapatero, de nula autoridad moral además de contumazmente injusto con Murcia, le haya instado a ello para permitirle emitir deuda, sino fundamentalmente para propiciar que la sociedad civil tenga menos impedimentos para afrontar la crisis y generar empleo. Porque, no lo olvidemos, el déficit siempre acaba recayendo, y de qué manera, sobre nuestros bolsillos y los de nuestros descendientes.

En ese sentido, es loable que el Gobierno regional murciano haya decidido no imitar a ejecutivos autonómicos socialistas y rechace subir los impuestos: Qué fácil hubiese sido hacer populismo barato y presentar tal medida como un ajuste de cuentas 'a los ricos'. Pero hubiese resultado absolutamente contraproducente para ese objetivo de liberar de obstáculos a individuos, familias y emprendedores, que son quienes en realidad han de reactivar la economía.

Sin embargo, hay quienes, por mucho que se autocoloquen la etiqueta de 'defensores de los trabajadores', no entienden de otro interés general que no coincida con su propio provecho particular. Y, ay, esas medidas extraordinarias contra la crisis incluyen una reducción del 30 por ciento en el número de liberados sindicales, quienes, como es sabido, disfrutan del privilegio medieval de cobrar por no trabajar. Eso sí que no: Que se apriete el cinturón, y mucho, el común de los mortales, pero en ningún caso el 'lobby' sindical; que hace tantísimo tiempo vive, y muy bien por cierto, en otra dimensión, por encima del bien y del mal y, por supuesto, de las peores crisis económicas.

Así pues, quienes insultaron, escupieron y agredieron al Secretario General de la Presidencia del Gobierno de Murcia, José Gabriel Ruiz, y al senador autonómico Pedro Manuel Hernández, y quienes después cercaron el domicilio particular del presidente de la Comunidad Autónoma, no fueron hordas de la famélica legión, desesperadas ante la negra perspectiva de quedarse sin pan y pasar hambre, sino integrantes de la extraordinariamente subvencionada mafia sindical en la defensa de sus prebendas. Y de la única manera que ellos saben: A mamporro limpio. Porque ese es precisamente el solo argumento que son capaces de presentar: Por nuestros huevos (con perdón), o si no, aténganse a las consecuencias. Proceder propio del hampa, en el que parecen encontrar inspiración semejantes matones.

No contentos con imponer la violencia callejera, y siguiendo la más pura tradición golpista de la izquierda española, esos aprendices de la 'kale borroka' pretendieron asaltar la Asamblea Regional e impedir que los representantes elegidos libremente por los murcianos ejercieran su labor parlamentaria. Afortunadamente para la salud de nuestras instituciones democráticas, no consiguieron tan edificantes propósitos.

Tan lamentables hechos, inconcebibles en una democracia mínimamente consolidada, responden a la deplorable táctica de 'generar tensión' que parece haber sido definitivamente adoptada por la izquierda murciana en general ante sus, una vez más en Murcia, magrísimas perspectivas electorales. Además, sus militantes y adeptos llevan desde 1993 sin comerse un colín en las urnas, y deben tenerle muchísimas ganas al PP, que no deja de obtener, incluso en cada vez mayor medida, la adhesión electoral de los murcianos. No por casualidad la nueva candidata socialista a la Comunidad Autónoma, Begoña García Retegui, se hizo ver en la ilegal, vergonzosa e inadmisible concentración de los liberados sindicales frente al domicilio familiar del presidente Valcárcel: Quizá estén convencidos de que repitiendo las algaradas callejeras y actitudes agresivas y violentas provocadas a propósito de la guerra de Irak y del 11-M van a conseguir recortar los cuarenta puntos de ventaja que, según la última encuesta, les lleva el PP. Pero, como entonces en Murcia, el chasco puede ser de órdago.

martes, 21 de diciembre de 2010

LAS IZQUIERDAS Y SU ALERGIA POR LA LIBERTAD


Una silla vacía. Es la simbólica, deplorable e ignominiosa imagen que el mundo entero se vio obligado a contemplar, y por partida doble, en sendos acontecimientos de tantísima resonancia internacional: El Premio Nobel de la Paz y el Premio Sajarov del Parlamento Europeo. Ni a Liu Xiaobo ni a Guillermo Fariñas les permitieron viajar siquiera solo para recoger sus galardones. Y es que los regímenes de China y Cuba, absolutamente implacables y crueles con quienes se atreven a discrepar de manera notoria con el poder establecido, se basan, si bien con matices aunque manteniendo su carácter genuinamente totalitario, en la misma ideología: El comunismo. Que, asombrosamente, y pese al inmenso y macabro reguero de miseria, sangre y muerte que dejó a su paso durante el siglo anterior, continúa disfrutando de cierto prestigio en ámbitos políticos, mediáticos y académicos. Respetabilidad que, por ejemplo, le permite al eurodiputado comunista Willy Meyer ausentarse de la entrega del Premio Sajarov sin que se le caiga la cara de vergüenza y, además, dando hipócritamente lecciones sobre defensa de unos derechos humanos que, si en algún sitio se conculcan de la forma más escandalosa, es en su admiradísima Cuba.

Que heroicos luchadores por la libertad como Fariñas conciencien de la abyección de la dictadura comunista cubana a la opinión pública internacional cuenta con el indisimulado rechazo de personajes tan mezquinos como Meyer, como si a estas alturas se pudiera ocultar la acreditada naturaleza liberticida de las doctrinas que él mismo, compañeros suyos de coalición y determinados próceres del 'artisteo' y de la seudointelectualidad profesan, y que incluso todavía a buena parte de la progresía en general le merecen comprensión y hasta simpatía. De absolutamente nada parece haberles servido la cruda experiencia de un proyecto totalitario que, precisamente por intentar descender el cielo a la tierra, y por tanto hacer abstracción de la verdadera esencia del ser humano, convierte a aquélla en el peor de los infiernos. Y es sabido que, una vez se impone esa especie de religión laica, no se admite la disidencia, que es tratada, bien como enferma 'mental' en el mejor de los casos, bien como delincuente en el peor de ellos. En ese mismo sentido, el lamentable espectáculo vivido recientemente tanto en Oslo como en Estrasburgo es prueba y consecuencia de los terribles coletazos que aún continúa dando una de las ideologías más siniestras y dañinas de la historia. Si no la que más.

Pero, dentro de las izquierdas, las pulsiones liberticidas no se circunscriben al llamado socialismo real (y tan real). También se desarrollan, por supuesto en menor medida, en el socialismo supuestamente moderado que se integra y gobierna en las instituciones de la democracia liberal burguesa. Esos sus afanes colectivistas e intervencionistas, que forman parte de su más pura idiosincrasia, y con los que se pretende que el Estado permanezca en nuestras vidas de la cuna a la sepultura, suelen conllevar hiperregulación y, en consecuencia, recortes a la libertad individual. Buen ejemplo de ello es el Gobierno de Zapatero (ahora, en realidad, de Rubalcaba), que pasará finalmente a la historia, no ya por sus conocidas iniciativas de índole prohibicionista, sino como el que, por primera y quizá única vez en nuestra democracia, limitó en sendos decretos, y 'manu militari', derechos y libertades. Un nuevo baldón en los anales del PSOE. Y van...

Aquellos que vinieron con el falso y vacío discurso del 'talante', y que tanto han alardeado de promocionar los valores 'pacifistas' y defender a ultranza principios democráticos, le han acabado cogiendo el gusto al estado de alarma, que, recordémoslo, no deja de representar la imposición de una situación de excepción; que, como tal, resulta inconcebible que se prolongue más de la cuenta en un régimen de libertades. Sin embargo, incapaces de resolver un problema de gravísimas dimensiones que ellos mismos como Gobierno contribuyeron a generar, y en una trágica actitud trufada a la vez de incompetencia y autoritarismo, han tenido a bien prorrogarla 'por si acaso'. Lo cual, si los Tribunales no lo impiden, sienta un peligroso precedente, ya que cualquier Gobierno en un futuro más o menos próximo puede verse tentado a volver a decretar el estado de alarma con tal de solventar cualquier conflicto similar. Y, en estos casos, la libertad, por la que las izquierdas sienten una especial alergia, siempre pierde.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

ELOGIO DE LA LITERATURA Y LA FICCIÓN

Magistral y emotivo discurso de don Mario Vargas Llosa en el acto de su aceptación del Premio Nobel de Literatura. Escuchemos al Maestro, y aprendamos y deleitémonos con él.









martes, 7 de diciembre de 2010

ATERRIZA, Y DESPEGA, COMO PUEDAS


En este caso, no ha habido ni torpeza ni estulticia. Limitar por decreto las condiciones laborales de los controladores aéreos justamente la víspera de un largo fin de semana ha sido un acto plenamente consciente y deliberado. Hay que tener en cuenta que quien tras la última remodelación ha pasado a ejercer de verdadero presidente del Gobierno es Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es bien sabido que el 'Rasputín' hispano no suele dar puntada sin hilo: El personaje es de la piel del diablo, pero de tonto no tiene un pelo. Ahora bien, en esta ocasión, como en otras, ha podido pasarse de listo al no prever determinadas contraindicaciones derivadas de ésta su última gran maniobra política, efectista pero que a corto y medio plazo adolecerá de muy escasa efectividad.

De todas formas, había que hacer lo posible y lo imposible para que las impopulares medidas anunciadas (y leídas) por Zapatero en el Parlamento, y otras posteriormente aprobadas en Consejo de Ministros, como la subida de los impuestos del tabaco y el alcohol, pasaran absolutamente desapercibidas. Además, una encuesta publicada por el mismísimo diario de Prisa era sencillamente demoledora para el PSOE: 19 puntos ya de ventaja para el PP. De ahí que 'Producciones Rubalcaba' decidiera proyectar durante el puente de la Constitución una mala versión de 'Aterriza (y despega) como puedas', en la que el Gobierno, tras provocar a la casta de los malvados controladores aéreos, surge como superhéroe para poner orden en los aeropuertos. Pero la película ha acabado siendo tan chusca que no ha obtenido sino pataleos y ensordecedores abucheos, amén de un daño irreparable para nuestra ya de por sí maltrecha economía. Y la muy deteriorada imagen de España, más por los suelos si cabe.

Si alguna virtud indiscutible ha tenido esta crisis es que ha servido para que el relevo soterrado que ha tenido lugar en el poder dentro del PSOE, y por ende en el Ejecutivo, quedara claramente al descubierto. Por tanto, en realidad no es reprochable que no fuera Zapatero el que diera cuenta a los españoles del primer estado de alarma decretado en nuestra democracia: Debía hacerlo el presidente del Gobierno 'in pectore', que no es otro que Rubalcaba. ¿Permitirán además tan graves acontecimientos meter en cintura por fin a aquel clan de privilegiados por mor del monopolio público? Mientras no se emprenda una auténtica liberalización del sector, nunca. Máxime cuando Blanco, el otro gran aspirante a heredar en posición de ventaja las migajas del decadente zapaterismo, ha establecido pocos días después del órdago una división entre 'buenos' y 'malos' controladores. Lo que, obviamente, suena a nueva componenda que, al modo lampedusiano, todo cambie para que todo siga igual. Porque, a la hora de la verdad, pese a que se le ha mentado como ejemplo a seguir, la respuesta de este Gobierno a tan inadmisible chantaje poco ha tenido que ver con la firmeza y la determinación que mostró Reagan en su momento: Mucho expediente abierto, pero ni un solo despido fulminante.

Y mucho cuidado con el estado de alarma en vigor, que este Gobierno a la deriva puede tomarle el gusto. Todo un peligro que se amplíe más de la cuenta, sobre todo si se encuentra al frente un declarado enemigo de las libertades como es Rubalcaba.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ASÍ NO PODEMOS SEGUIR





Apenas un par de días después de que el Gobierno, empezando por el mismísimo presidente, pasando por la vicepresidenta económica y terminando con el Secretario de Estado de la cosa, negara de forma tajante cualquier tipo de reacción ante las 'fluctuaciones' provocadas por los malvados 'especuladores', Zapatero anuncia en el Parlamento y en respuesta al líder de la oposición unas medidas económicas en las que, por atinadas que sean en líneas generales (aunque cortas y, sobre todo, tardías), no cree en absoluto: Pese a que la cruda realidad está convirtiendo su 'salida social (más bien socialista) de la crisis' en una auténtica pesadilla, la solución liberal siempre le ha merecido un rechazo profundo e indisimulado, propio de un sectario demagogo como es él. De ahí que las enumerara con escaso entusiasmo y agarrado al papel, ya que les han venido impuestas de nuevo.

Se ha repetido, por tanto, exactamente la misma situación del 'tijeretazo' del 9 de mayo. Nuestra ya de por sí deteriorada economía no puede soportar más bandazos, esta política económica basada en la improvisación más absoluta, carente de cualquier rumbo. Esperar a que los mercados financieros coloquen a la economía española al borde del precipicio y a los subsiguientes telefonazos procedente de París, Berlín o Washington para adoptar decisiones de una mínima enjundia, siempre a cuentagotas, puede servir para que Zapatero cumpla su objetivo primordial, que ahora no es otro que ganar tiempo e intentar aguantar en el poder lo que resta de legislatura; pero tan temeraria e irresponsable actitud resulta verdaderamente catastrófica por cuanto alarga la crisis en nuestro país y agrava más si cabe sus consecuencias.

Así no podemos seguir. Urge que tome las riendas un Gobierno con un plan audaz de medidas liberalizadoras y reformas económicas, y que esté convencido de la conveniencia y utilidad de las mismas. Desde luego, radicalmente diferente al que ahora sufrimos. Que los españoles decidan de una vez en las urnas.