viernes, 27 de febrero de 2015

ZP E IGLESIAS: TAL PARA CUAL

¿Pero cómo no iba a organizar el Solemne Observador de Nubes que nos dejó España hecha unos zorros, incluso a espaldas del líder, siquiera formal, de su partido, un encuentro 'secreto' con el Nuevo, Providencial e Intocable Mesías de la Santa y Madre Izquierda? A buen seguro que sentirá auténtica fascinación por el personaje, dado que en realidad representa la mejor y más completa prolongación de sí mismo y su obra política, tan nefasta para España en general como revitalizante para el rupturismo que hace poco vegetaba minoritario extramuros del sistema. Porque ningún presidente del Gobierno había abogado por impugnar la transición democrática y el consenso nacional ejemplar que posibilitaron la Constitución que nos dimos todos ('el régimen del 78', como despectivamente le llaman quienes ahora pretenden hacer tabla rasa), ni por evocar enfrentamientos cainitas que se daban por orillados incluso sacando a pasear los cadáveres de la Guerra Civil y el franquismo (con sus inoportunas referencias a la muerte de su 'abuelo republicano'), ni por poner en solfa la mismísima esencia de la nación española ('concepto discutido y discutible') hasta el punto de dar aliento a posiciones fragmentadoras de la unidad de la soberanía ('aprobaré lo que salga del Parlamento de Cataluña')... hasta que llegó Zapatero. ¿Y quién ha recogido semejante siembra con indudable éxito mediático al calor de una crisis dura, larga y propicia para el triunfo de los discursos antisistema? ¡Equilicuá!

La visita a Cuba del Solemne, sin encomendarse a Dios pero sí al diablo puesto que fue convenientemente agasajado por uno de los tiranos Castro, no es solo un acto de deslealtad al Gobierno de su país, que para más inri, y para nuestra desgracia, llegó a presidir (cabe recordar que como líder de la oposición no tuvo reparo alguno en viajar a Marruecos sin comunicación alguna al Ejecutivo de entonces y, una vez allí, dejarse fotografiar junto a un mapa del país anfitrión que contenían Ceuta, Melilla y las Islas Canarias), sino una mera secuela de la política exterior que llevó a cabo como presidente del Gobierno (y de ahí que se llevara como acompañante al inefable Moratinos): aquiescente cuando no partidaria y amparadora del régimen castrista y sus emuladores, los del socialismo 'bolivariano' o 'del siglo XXI'. Tan 'progresista' como bananero.

También es cierto que los dictadores tienen sus preferencias. Y mientras el Solemne hacía una vez más de las suyas, ¿a qué se dedicaba el que se puede considerar su alumno más aventajado? Pues, bajo la burda excusa de celebrar en Madrid un Debate sobre el estado de la Nación tan 'alternativo' como extraño (puesto que en él solo participaba un orador: él mismo), 'hacer novillos' y ausentarse de una importante sesión plenaria del Parlamento Europeo donde se discutía acerca de la conveniencia de denunciar y condenar los últimos actos de brutal represión del régimen chavista; con lo cual logró su objetivo de no tener que pronunciarse al respecto, si bien la posición del grupo parlamentario al que pertenece Podemos, el de Izquierda Unitaria Europea, fue terminante: respaldo total y absoluto a la dictadura de Maduro y sus desmanes y crímenes. Nunca se debe morder la mano que te da de comer.

Está cada vez más claro, pues, que Zapatero ha encontrado a su digno sucesor. Y es que, sea como fuere, son tal para cual.

miércoles, 25 de febrero de 2015

VENTOLERAS EN EL PARLAMENTO

El último del 'bipartidismo': con este llamativo y rotundo titular se ha presentado en buena parte de los medios de comunicación el Debate sobre el estado de la Nación del año vigente. Como si la contienda parlamentaria que se inaugurara durante el primer Gobierno de Felipe González se hubiese limitado alguna vez al enfrentamiento dialéctico entre los dos grandes partidos, cuando, bien al contrario, y por su mismo formato, supone precisamente una de las contadas oportunidades de lucimiento mediático, siquiera escaso, para las minorías políticas con representación en el Congreso (las cuales, muy a pesar del ahora denostado sistema electoral, no suelen ser pocas, por cierto). Y como si, por mucho que cambie y se fragmente el panorama político nacional tras las próximas elecciones generales, vayamos a dejar de tener como principales protagonistas a un presidente del Gobierno que haga un balance de su ejecutoria y a un líder de la oposición que le replique y contradiga, y muy a pesar de que por primera vez no se repartan ambos cometidos entre el PP y el PSOE (lo que también está por ver, porque de momento no está escrito en ningún sitio que las encuestas diseñadas para la ocasión tengan que sustituir a las urnas). Pero no hay nada como adherirse a las modas y tópicos en boga.

Como era previsible, Mariano Rajoy centró gran parte de su discurso en resaltar los indiscutibles (si nos atenemos a los datos oficiales) logros económicos, sin duda la principal baza con la que se presentará a los comicios que él mismo convocará y cuya fecha de celebración, por tanto, decidirá. Así, tras empezar haciendo un repaso pormenorizado de las cifras que reflejan la mejoría económica y destacarlas convenientemente, culminó la primera parte de su intervención con esta frase: 'El Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, pero el mérito corresponde a los españoles'. En efecto: ha sido una vez más la sociedad española en general la que ha sabido estar a la altura de las circunstancias, mientras el Ejecutivo se ha limitado a tomar medidas de choque y generar un marco de estabilidad económica y confianza. Aunque, saliéndose del terreno estrictamente económico, no podían faltar las referencias del presidente Rajoy al reto secesionista del nacionalismo catalán: 'Nunca aceptaré que se ponga en tela de juicio la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles y sus derechos fundamentales'. Y así debe ser: pese a inmediatos y muy lamentables antecedentes (de aquellos polvos, aquestos lodos) no cabe esperar otro comportamiento de un presidente del Gobierno... de la nación española.

Y como se suele utilizar este tipo de debates para presentar novedades, el presidente Rajoy anunció, entre otras, nuevas medidas para facilitar y promover la creación de empleo: una tarifa reducida para contratos indefinidos, consistente en declarar exentos de cotización los primeros 500 euros del salario; además, una bonificación especial para la conciliación de la vida familiar y profesional dirigida a los autónomos, para que así gocen de las mismas garantías en la materia que un trabajador por cuenta ajena. Terminó por dotarle de mayor carácter político a su intervención cuando alertó, muy oportunamente, de las 'ventoleras ideológicas', esto es, los populismos que pueden poner en riesgo la recuperación económica y la necesaria estabilidad política. Así, aseveró que sería muy fácil anunciar para mañana una subida del doble del salario mínimo, o del 10% del importe de las pensiones, pero que ello nos conduciría a una 'ruina descarnada' en 'seis meses o menos'. 'Con demagogia no se sostiene el Estado del Bienestar, sino que se destruye', concluyó.

Se trató de una atinada pedagogía sobre los principios básicos de la economía real: nunca es tarde si la dicha es buena. Máxime en el mismo día en el que quedó perfectamente de manifiesto que la cruda realidad y los rigores económicos se suelen imponer al populismo rampate, la demagogia fácil y las bravatas. Después de todo, parece ser que Tsipras y su Syriza, esto es, la versión griega de Iglesias Turrión y su Podemos, prefieren seguir en el euro (para, sobre todo, contar con una financiación imprescindible para que no colapsen los servicios públicos esenciales), y pese a que con ello se continúe sometiendo al 'castigado' pueblo griego a las penalidades, privaciones y 'austericidios' que imponga la malvada 'Troika' liderada por la cruel Alemania de Merkel. Y es que algunas veces toda la fuerza se va por la boca.

Tras volver a recordar que se ha logrado revertir la situación económica de una manera que tan solo hace tres años parecía inalcanzable ('solo podríamos haber soñado'), el presidente Rajoy, tras pronosticar la creación de tres millones de empleos en la próxima legislatura, terminó su discurso apelando a un optimismo posibilista: 'Ha llegado la hora de acelerar la marcha, completar la recuperación y llevarla a todos los hogares. Está al alcance de nuestra capacidad y solo depende de nosotros'. Ciertamente, fue una intervención que, no por estar basada en datos y referencias económicas, dejó de tener enjundia política. No lo tenía, pues, nada fácil Pedro Sánchez en su estreno como líder de la oposición en un Debate sobre el estado de la Nación, un examen que debía pasar con nota... sobre todo ante su propia bancada.

Y quizá le bastara a Pedro Sánchez transmutarse en Pablo Iglesias, aunque sin coleta y mucho más formal y 'glamouroso', para lograr asentar su precario liderazgo en el PSOE; así parece, si atendemos a los editoriales, artículos y encuestas de sus medios de referencia. Pero de momento parece insuficiente para adquirir empaque como presidente del Gobierno, especialmente si sus propuestas se limitan a derogar la práctica de la totalidad de las reformas del PP y pese a los evidentes buenos resultados que ya están reportando varias de ellas, como la laboral.

Sea como fuere, desde el comienzo de la respuesta de Sánchez pudimos advertir una nueva y burda estrategia que las distintas izquierdas, tanto las parlamentarias como las extraparlamentarias, están empezando a utilizar contra el Gobierno de Rajoy: porque si bien antes el PSOE afirmaba peregrinamente que, efectivamente, se ha evitado el rescate, pero no gracias a Rajoy sino a Zapatero, ahora ha decidido adherirse a la doctrina de Rosa Díez, seguida con entusiasmo por el célebre economista de cabecera de Albert Rivera, consistente en aseverar que en realidad sí ha habido rescate: el de la banca; intentando así confundir a la opinión pública identificando la intervención bancaria con el rescate global que han sufrido, por ejemplo, los Estados irlandés, portugués o griego, con los consiguientes colapsos de sus economías y, por ejemplo, drásticos recortes (de más del 25%) en sueldos y pensiones e incluso despidos de funcionarios que aquí hemos podido eludir. Tosca patraña que, como tal, tiene las patas muy cortas. Y todo por negarle la más mínima a Rajoy y al PP.

Dentro del tono apocalíptico que Sánchez asumió, y empleó, en su primer discurso, el debate, si bien intenso desde el principio, estaba discurriendo por los cánones normales del parlamentarismo: frente al 'desastre social' pintado por el líder de la oposición, el presidente del Gobierno contrapuso la positiva evolución de la economía tras una larga crisis heredada del socialismo; y frente a las consabidas referencias a Bárcenas (que no a la corrupción en general), Rajoy le reprochó su escasa autoridad moral por su posición abstencionista en la trama de los ERE falsos. Nada que no estuviera sobre el papel. Pero todo cambió en el turno de réplica del secretario general socialista: en una segunda intervención prefabricada y escrita, y agarrándose al folio, consiguió embarrar y, con ello, agriar el debate basándose en lanzar insidias contra el mismo presidente a propósito de los desmanes del extesorero, hasta que llegó el momento culminante: 'ustedes no tienen vergüenza', le espetó a los diputados del Grupo Parlamentario Popular en pleno. Rajoy, visiblemente irritado, respondió con absoluta contudencia, y con una dureza dialéctica impropia de un avezado y fino parlamentario como él: antes de terminar calificando de 'patético' el discurso de Sánchez, le desacreditó como aspirante a la presidencia del Gobierno al recriminarle que su intervención solo había sido de cara a la galería (a las de Iglesias Turrión y Susana Díaz, claro) y, por tanto, no había dado la talla.

Pero Sánchez había conseguido su objetivo, y de ahí que se permitiera el lujo de renunciar a su turno de dúplica: rebajar el que debería haber sido un debate estrictamente parlamentario, con sus modos y maneras de cortesía, al nivel de cualquier tertulia televisiva más o menos basurienta, que es donde no por casualidad el populismo demagógico ha disfrutado de mayor promoción y audiencia. Y es que esas 'ventoleras' de cuyo riesgo alertaba el mismo Rajoy en su discurso habían llegado al Congreso de los Diputados antes de lo que él suponía, y de la mano de quien no esperaba. Quizá, un adelanto de lo que se avecina en la sede de la soberanía nacional.

sábado, 21 de febrero de 2015

EL FARO 'PODEMITA'

Otra jornada gloriosa para las libertades y el pluralismo político de aquella 'experiencia democrática de Venezuela' que resaltara en su momento un inefable y muy progre cineasta, de ese ejemplo de democracia cuyas virtudes cantara el Mesías 'anticasta' que aspira a gobernarnos y hacernos felices, de ese faro bolivariano del populismo de ultraizquierda y que puede acabar siéndolo de la misma España (que, entonces sí, no la conocería ni la madre que la parió). No contentos con mantener en prisión a todo un líder de la oposición, Leopoldo López, la policía política del chavismo no ha tenido empacho alguno en detener al mismísimo alcalde de la capital, Alfredo Ledezma; que comete el pecado de no ser afecto al régimen y, encima, imponerse en las urnas merced al voto de esa parte de la sociedad venezolana más urbana, informada y dinámica, y que, en consecuencia, no traga con un 'socialismo del siglo XXI' tan represor y antidemocrático como ruinoso y fabricante de miseria.

Imperdonable para el indocto y rudo conductor de autobuses al que se le aparece el Caudillo (bolivariano) en forma de pájaro y, obviamente, para todos aquellos sus secuaces que sacan buen provecho de oprimir y empobrecer a la otrora próspera y admirable república democrática. Y sin que, por cierto, el mundo libre, el que debería velar por la defensa de los valores y principios de la libertad y la democracia en todo el orbe, diga esta boca es mía ni mueva un solo dedo, lo que sin duda envalentona todavía más al digno sucesor de Chávez. Es más, a los únicos que se les oye por estos lares son a quienes incluso les ríen las gracias, 'asesoran' y hasta consiguen financiación de semejantes 'Tiranos Banderas': los mismos que se presentan (y son presentados) como la gran y nueva 'alternativa' a la 'vieja política' que 'regenerará' la democracia. Que Dios (y las urnas) nos pillen confesados.

Porque si para algo ha servido la grotesca, y muy bolivariana, comparecencia pública del célebre ideólogo y sagaz empresario Monedero es para confirmar que los supuestos 'trabajos de asesoramiento' pagados a precio de oro por el régimen chavista no son más que una burda vía de financiación al nuevo partido de la rancia izquierda mesiánica. Como tampoco regateaba en gastos el Gobierno tiránico de Venezuela a la hora de agasajar a sus 'consultores' españoles en sus desplazamientos y estancias en su soñado edén. Aunque nada que no se haya visto ya: los 'tontos útiles' que, procedentes de cualquier país 'capitalista', desempeñaban gustosos el papel de propagandistas del comunismo, lo mismo del soviético que del cubano, eran convenientemente agasajados con unos privilegios solo al alcance de la minoría dirigente de la 'nomenklatura' político-burocrática del régimen; no fueran a mezclarse con la miseria que imperaba en el resto del paraíso y, con ello, correr el riesgo de que arraigados prejuicios 'burgueses' les hicieran hasta cambiar de idea. Pues bien: no hay mejor manera de cantar las excelencias del socialismo del siglo XXI que alojándose, previo pago del generoso Estado bolivariano, en los apartamentos más caros y lujosos de Caracas y con vistas a espléndidos campos de golf; lejos, pues, de las cuitas del venezolano de a pie, que se las ve y se las desea para comprar pollo o papel higiénico. 

Todo ello sin contar con la, en efecto, extraordinaria competencia como 'emprendedores' que atesoran los Monedero y compañía: la fundación con la que 'asesoraban' al régimen chavista lograba 'aligerar' las gestiones burocráticas de tal forma que enviaban divisas en apenas un mes, frente a los tres años que debía esperar el común de los empresarios españoles. Unos linces.

Así se derrota al infame capitalismo: está en la historia.

miércoles, 18 de febrero de 2015

CON CHAVES Y GRIÑÁN, NI DOCTRINAS NI PROMESAS

¿Debería la imputación de un cargo público implicar inmediata e irremisiblemente su dimisión o cese, y en todos los casos? La especial ejemplaridad con la que debe conducirse (sobre todo en estos tiempos abonados a la antipolítica) un representante político en democracia, máxime en términos de imagen (y en aplicación del conocido principio: la mujer del César, además de honrada, ha de aparentarlo), parece conducirnos a una clara y terminante respuesta. Ahora bien, cabe matizar que es relativamente fácil lograr la imputación judicial de alguien: en la mayoría de las ocasiones basta con presentar una denuncia o querella en los Tribunales y que un juez decida iniciar una investigación con el fin de averiguar si efectivamente ha habido comisión de un delito o participación en él para que llegue; con lo cual corremos el riesgo de que se haga un uso abusivo y torticero de los medios y resortes de la Justicia (como de hecho se lleva haciendo) para acabar de un plumazo, y de la manera más injusta, con la carrera política de cualquiera, y por mucho que posteriormente se le absuelva judicialmente o ni siquiera haya llegado a sometérsele al paso del juicio oral (y ejemplos ha habido, y no precisamente escasos).

Por tanto, tomar decisión tan tajante tendría que depender del supuesto concreto: por ejemplo, y dejando aparte las renuncias movidas por estrictas motivaciones personales o de honor y ética particular, que siempre hay que resaltar por su nobleza y virtud, se debería tener en cuenta si el caso reviste de especial gravedad desde un punto de vista social y/o político, si hay indicios lo suficientemente contundentes y abrumadores contra el político que se trate... o en simple y llana aplicación de la propia doctrina de exigencia de responsabilidades al adversario político, aunque solo sea por una cuestión de coherencia y credibilidad.

Así pues, y dadas, no solo la doctrina sobre imputaciones ajenas de este nuevo PSOE supuestamente inmerso en 'limpieza', sino las explícitas promesas tanto de Pedro Sánchez como de la mismísima Susana Díaz sobre el particular, debía ser mera cuestión de tiempo que, como consecuencia de su imputación en la investigación judicial de la más gigantesca y desvergonzada trama de corrupción de la democracia, dejen sus escaños (o que se les inste a ello) los prebostes del socialismo andaluz, Chaves y Griñán; con los que, en cualquier caso, no se ha procedido de manera tan fulminante como con, por ejemplo, Virgilio Zapatero o Tomás Gómez, quienes para más inri ni tan siquiera han llegado a ser encausados. Pero ni mucho menos: ahora resulta que hay que envainársela y, primero, limitarse a aplicar un código ético particular que sitúa la dimisión o el cese en la apertura de juicio oral (por supuesto, solo para ellos mismos, pero no para los demás); y, después, escudarse en el peregrino argumento de que es cierto que a los dos ex-presidentes de la Junta de Andalucía se les ha imputado, pero no por ningún delito (sic): como si se hallaran, o pudieran hallarse, inmersos judicialmente en algún asunto etéreo o por definir, y no de lleno en una investigación por hechos delictivos que conllevan prevaricación y malversación de fondos públicos; dirigidos, para mayor ignominia, a atender y ayudar a los parados, y, para mayor escarnio, en la región española con mayor índice de desempleo.

Pero con Chaves y Griñán, padrinos políticos de doña Susana, no hay ni doctrinas ni promesas que valgan. Lo cual, además de evidenciar una escandalosa doble vara de medir, despoja definitivamente de toda autoridad moral al PSOE en sus exigencias de responsabilidades políticas, de renuncias y destituciones, por casos concernientes a políticos de otros partidos.Y son harto frecuentes últimamente.

jueves, 12 de febrero de 2015

PSOE: ENTRE TODOS LA MATARON...

Un nuevo y más que preocupante frente se abre en un PSOE en caída libre según las encuestas. Era ya lo que le faltaba al partido fundado por Pablo Iglesias, el tipógrafo: a perro flaco, todo son pulgas; y a menos de cien días de las próximas elecciones municipales y autonómicas. A buen seguro que el otro Pablo Iglesias, el profesor marxista, continuará frotándose las manos: como sigan precipitándose los acontecimientos de esta forma en el partido con el que rivaliza por el electorado situado ideológicamente más a la izquierda, solo tendrá que adoptar la posición que, justa o injustamente, se reprochó que tomaran en su momento tanto Aznar como Rajoy en sendas carreras por alcanzar la presidencia del Gobierno: limitarse a permanecer sentado para ver pasar el cadáver de su enemigo. Con los consiguientes perjuicios que para el sistema democrático se derivan de que un partido populista antisistema tome el relevo como principal referencia electoral de la izquierda política e ideológica, extremo (nunca mejor dicho) de cuyo riesgo no nos cansaremos en insistir.

El inefable pero simpático tertuliano (si adoptamos el calificativo, con evidente tono de aviso a navegantes, del periódico de Prisa) Antonio Miguel Carmona, candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, ponía, no una, sino las dos manos en el fuego por Tomás Gómez, el hasta ahora líder de los socialistas madrileños; pero es evidente que Pedro Sánchez no, puesto que desde la secretaría general que todavía ostenta lo ha destituido e impuesto una gestora de manera tan fulminante como sorprendente. ¿Las razones fundamentales aducidas? Además de las magras expectativas electorales de Gómez como candidato (confirmadas en las dos anteriores elecciones autonómicas), su posible responsabilidad como Alcalde de Parla en el caso del sobrecoste del tranvía de la localidad, e incluso su probable implicación judicial en la trama Púnica. Eso sí, si se trataba de librar al partido de toda sospecha de corrupción, con Chaves y Griñán, encausados en la trama de los ERE fraudulentos de la Junta de Andalucía, continúa empero el señor Sánchez sin atreverse: tocarle el pelo a cualquiera de los dos prebostes del socialismo andaluz es como toserle a doña Susana, y esas son ya palabras mayores.

Pero no termina ahí la controversia: 'Invictus' Gómez, convencido de la debilidad del liderazgo de Sánchez, se niega a dimitir y plantea un pulso a la dirección nacional (o 'federal', según la terminología oficial) socialista. Y mucho ojo, que ya le presentó un órdago a la grande a un Zapatero en horas bajas y se lo ganó contundentemente: cabe recordar que, pese a amenazas nada veladas, se enfrentó en unas primarias a la candidata oficial del zapaterismo-rubalcabismo, Trinidad Jiménez, y logró imponerse con claridad. Sin embargo, en el caso que nos ocupa parece ser que no hay primarias que valgan (pese a la 'democracia interna' de la que presume el PSOE), aunque cabe reconocer que si por algo se ha caracterizado Tomás (... y no digo más, como le apellidó Chaves) es precisamente por no arrojar la toalla en los momentos más adversos; y ya ha tenido que afrontar varios.

El depuesto pero enrocado Gómez ha denunciado ser víctima de un contubernio (cómo no) a tres bandas entre 'la derecha (sic), El País y Ferraz'. Para acusar a la primera, se ha basado en las informaciones publicadas por el diario (monárquico y liberal-conservador) ABC sobre irregularidades en la financiación del tranvía de Parla que a él, como Alcalde empecinado en llevar a cabo tan oneroso proyecto para un municipio de tales características, le salpicarían; aunque muy escaso interés ha de tener la derecha política en eliminarlo como rival cuando sus candidaturas socialistas a la presidencia de Madrid han representado sendos seguros de vida para arrolladoras victorias del PP. Sea como fuere, con semejante señalamiento ha pretendido dar juego a una corriente dentro del PSOE que tacha a Pedro Sánchez de ser una especie de tapado del PP ('el niño mimado de la derecha'), y de ahí que sus partidarios se manifestaran en la sede socialista emitiendo esa misma consigna ('Sánchez y el PP, la misma m... es'). Según los cánones más sectarios, en último término siempre hay que buscar al peor enemigo fuera por mucho que lo tengas justo al lado tuyo.

Sí es cierto que la intervención 'manu militari' de Sánchez en el PSM ha contado con el apoyo entusiasta del que ha sido durante décadas el diario de referencia del socialismo fetén: no había más que leer sus titulares del día siguiente, sazonados con una encuesta 'ad hoc' tan de urgencia como inverosímil y extravagante. Contar con el respaldo (o el repudio) de 'El País' lo significaba absolutamente todo dentro (e incluso fuera) del PSOE, aunque el periódico de Prisa ya no es lo que era. Y, obviamente, Ferraz, donde tiene su sede la actual dirección nacional (o 'federal') socialista encabezada (como puede) por Pedro Sánchez ha ideado y llevado a cabo la operación 'relámpago' contra Gómez, aunque éste, al afirmar también que su cese 'huele a Rubalcaba', desliza la idea de que una cierta 'vieja guardia' (la mar de prisaica, por cierto) que todavía sienta sus reales allí es la verdadera muñidora del ataque. Hipótesis nada disparatada si recordamos las advertencias del entonces 'hombre fuerte' del Gobierno de Zapatero a un Gómez empeñado en no allanarle el camino a Trinidad Jiménez; y ya sabemos cómo se las gasta el Rasputín cántabro.

Sea como fuere, este puñetazo en la mesa, este golpe de autoridad con el que Pedro Sánchez pretende dejar claro de una vez quién manda en el PSOE pese a la aparente fragilidad de su liderazgo, quizá debería haberse producido mucho antes para dar tiempo a recomponer los inevitables daños colaterales, y no a escasos tres meses de las elecciones municipales y autonómicas. Decía el poeta latino Horacio que la fuerza que no va guiada por la prudencia cae por su propio peso. Y encima Gómez, que sabe que a estas alturas poco tiene que perder, parece dispuesto a resistir 'erguido frente a todo', como le cantaría un actor progre al malvado Wert. Y mientras tanto, el silencio de doña Susana Díaz no puede ser más estruendoso. Entre todos la mataron...

lunes, 9 de febrero de 2015

EL ÉXITO DEL CINE ESPAÑOL, CON MENOS ESTADO

El tono y la intensidad fueron, desde luego, mucho más comedidos que en otras ocasiones, pero en la última Gala de los Goya (espectáculo que suele celebrarse a mayor gloria del sectario artisteo progre que prevalece en el cine español) no faltaron las consabidas quejas y protestas contra un Gobierno de la infame derecha que, como tal, maltrata al cine y sus artistas. Además de las pullas dirigidas al Ministro Wert, esta vez sí presente en la ceremonia, el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, amén de pedir la bajada del un IVA cultural 'maldito' (en la medida en que afecta al precio de las entradas de cine, claro), llegó a aseverar que la cinematografía debería contemplarse como 'un asunto de Estado' (en velada alusión a la escasez durante 2014 de partidas de subvenciones públicas al cine, sector que como es lógico tampoco se ha librado de las necesarias medidas de reducción del gasto).

En efecto, las cifras cantan: 2014, ciertamente, ha sido el año en el que el cine español ha disfrutado de menos subvenciones. Sin embargo, el mismo se ha saldado con un récord absoluto de taquilla; y muy a pesar del 'maldito' IVA cultural, e incluso de la crisis que desde hace décadas sufre el cine en general de resultas de la irrupción de Internet y otras formas de ocio. Pues bien: ¿no deberá el cine español su éxito sin precedentes, del que cabe congratularse, precisamente a la menor intervención del Estado y, por tanto, a haberse sometido en mayor medida a las reglas del mercado, esto es, al exclusivo interés por captar los gustos y demandas del público, y no del poder burocrático-político de turno? No por casualidad, una comedia como 'Ocho apellidos vascos', tan desternillante como sana (y con cuyo argumento se identifica el español medio), o películas de acción y genero policíaco como 'El Niño' o 'La Isla Mínima', han tenido la virtud de generar mucha más expectación y atractivo en el espectador que cualquiera de los panfletos guerracivilistas (con la subsiguiente división entre buenos-buenísimos y malos-malísimos) o ideológico-políticos (por supuesto, sesgados siempre hacia la izquierda) camuflados como películas 'comprometidas'.

En suma, se ha demostrado que hay calidad de sobra para lograr la atención y adhesión del espectador, y sin tener que esperar las desincentivadoras y contraproducentes 'ayudas' de un Gobierno que, además, debe emplear el dinero que sale de nuestros impuestos en otros menesteres de verdadero interés general.

jueves, 5 de febrero de 2015

UN RIESGO OFICIALMENTE 'BAROMETRIZADO'

Calentito y recién salido del horno (y de la cocina). Tal y como se barruntaba, el tan esperado barómetro del CIS de enero, cuyo trabajo de campo se realizó entre los días 2 y 12 del pasado mes, dibuja un posible escenario político inquietante de cara a las próximas elecciones generales, que tendrán lugar en noviembre, diciembre o incluso enero de 2016. El PP se mantiene y conserva la primera posición como partido más votado (con un 27,3%), mientras que, como se anunciaba, Podemos (23,9%) supera a un PSOE que vuelve a colocarse en mínimos (22,2%), lo que lleva a los de Iglesias Turrión al segundo lugar, a algo más de tres puntos del PP y casi dos sobre el PSOE; el cual, por primera vez en la democracia, pierde, al menos de momento, su 'estatus' como principal referencia de las opciones de izquierdas. Se sigue vaticinando, en suma, un panorama político de incertidumbre y con riesgo de inestabilidad, por cuanto un partido populista de ultraizquierda se ha metido de lleno y como una cuña entre el centro-derecha (UCD/PP) y el centro-izquierda (PSOE) que llevan desde 1977 alternándose en el poder.

Ahora bien: cabe puntualizar que sondeos llevados a cabos en fechas anteriores, como los de 'El Mundo' y 'Telecinco', llegaron a situar a Podemos en primer lugar; y que, en cambio, encuestas realizadas en días posteriores a la publicada por el CIS, como las de 'ABC', el propio 'Telecinco' y 'El Diario', señalan una ligera mejoría en el porcentaje de voto y mayor ventaja como primera fuerza política para el PP, e incluso una recuperación de la segunda posición por parte del PSOE y cierto desfondamiento de Podemos en el caso de 'El Diario'. Tendencias muy similares y, por tanto, significativas. Sea como fuere, debemos permanecer atentos a próximas, y es de esperar que abundantes, 'fotos fijas', que no otra cosa son las encuestas de intención de voto.

Mucho se ha disertado sobre las causas del alarmante desgaste experimentado por los dos grandes partidos nacionales (los 'tradicionales') durante estos años de larga crisis económica; en especial un PSOE que, pese a estar en la oposición, no es capaz de capitalizar un descontento con el Gobierno que se ha trasladado mayoritariamente a un partido antisistema (quizá, entre otras razones, porque Podemos representa lo que buena parte de la izquierda ha querido siempre ser pero nunca se ha atrevido ... hasta ahora). Y en cuanto al PP, si bien le queda el consuelo de mantenerse en primera posición, la misma se muestra tan precaria que no le garantizaría ni mucho menos seguir gobernando; además, no debería confiarlo todo a los posibles frutos electorales de la recuperación económica (como además queda otra vez patente en esta misma encuesta), y resulta asimismo muy dudoso que logre movilizar por sí solo un voto útil 'antiPodemos', nueva y legítima estrategia, si antes no se esfuerza en recuperar a tantísimos electores desencantados que no se guían precisamente por la economía: de nuevo, se trata de política pura y dura.

En cualquier caso, un riesgo ha quedado oficialmente 'barometrizado': la irrupción con posibilidades reales de gobernar, y al albur de la difícil digestión de una larga crisis económica, de una opción política populista antisistema. En Francia se llama Frente Nacional, en Grecia Syriza (que ya ejerce el poder con las primeras y nefastas consecuencias) y en España Podemos... pese a que se empeñen en presentarnos a estas dos últimas formaciones como absolutamente lícitas (e incluso razonables y hasta deseables) desde una perspectiva democrática frente a la repulsa total que merece la primera: ya se sabe, un extremismo, el de izquierdas, puede ser hasta bueno y benéfico, pero al otro no lo absuelven ni los votos que pueda llegar a conseguir (argumento que, en cambio, sí se suele utilizar para exculpar a la ultraizquierda). 

Por tanto, y muy a pesar de las censuras y ataques (muchos realmente furibundos) de su legión de seguidores, defensores y voceros que últimamente pululan en las redes sociales (y que consideran 'intocables' y merecedores de patente de corso a sus ídolos; ellos, que deben su triunfo mediático a poner como chupa de dómine a todo lo que se mueve), no hemos de callarnos quienes queremos hacer ver lo que los dirigentes-fundadores de Podemos son e intentan ahora ocultar: esto es, una camarilla de ideólogos marxistoides, que tienen a la revolución soviética como faro ideológico (Monedero 'dixit'), al chavismo como referencia (las loas del Líder Máximo al comandante Chávez todavía resuenan), a la ETA como ejemplo de reacción ante la que tachan de democracia ficticia (ahí están las palabras de admiración del mismo Mesías), las prácticas, cuando menos, éticamente feas e irregulares de sus 'padres fundadores' sin que todavía hayan tocado poder y pese a que exigen a los demás un comportamiento impoluto, sus pulsiones liberticidas cuando vetan a periodistas que cometen el pecado de no comulgar con ellos... Porque, sí, son un partido populista comunistoide, y algunos vamos a seguir resaltándolo porque consideramos que su llegada al poder, no solo sería contraproducente y perjudicial para la economía en general, sino un peligro para nuestro sistema de convivencia democrática nacido en 1978 de un consenso nacional ejemplar (es decir, 'el candado' que pretenden abrir). 

Y luego que cada cual vote lo que considere oportuno llegado el momento: así es la democracia, así es un régimen de libertades.

martes, 3 de febrero de 2015

EL 'SUSANATO' Y SUS PRIMEROS DAMNIFICADOS

El principal problema que aflige al todavía secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (veremos si será merecedor del calificativo de 'el breve'), no es que tenga que competir con Podemos por el electorado más a la izquierda, y que para ello se adhiera al discurso más cenizo (si bien cabe felicitarse de que haya decidido sumarse a un pacto de Estado contra el terrorismo islamista, aunque haya sido más bien a regañadientes), sino que en su propio partido le ninguneen y hasta empiecen a segarle la hierba bajo sus pies: fue, por ejemplo, tremendamente significativa la reunión 'secreta' entre Zapatero e Iglesias Turrión (vaya dos patas para un banco), bajo el auspicio de Bono (qué boda sin la tía Juana). Eso sí, el señor Sánchez no estaría donde está si no hubiese contado con la bendición de doña Susana Díaz, aunque la misma, siempre al albur del 'Susanato' que lleva ideando y proyectando desde que Griñán, señalado judicialmente dentro del conglomerado de los ERE fraudulentos, le cediera la presidencia de la Junta de Andalucía, tenía desde el principio fecha de caducidad: la que ella misma pondría en cuanto decidiera dar el salto a la política nacional. Soporte muy débil y que acabará derrumbándose, llevándose a él mismo consigo; a no ser que atesore una inusitada capacidad de resistencia, claro, cualidad de la que no por casualidad se ha permitido presumir.

Pero no será Pedro Sánchez el único damnificado del iniciado proyecto del 'Susanato': sus hasta ahora socios de Gobierno lo son ya. En Izquierda Unida hay quien se arrepiente ahora de no haber emulado a sus 'camaradas' de Extremadura (abstenerse y dejar gobernar al partido más votado, como en Andalucía el PP), o haber actuado como en los tiempos de Luis Carlos Rejón (y Julio Anguita como coordinador general): situarse en una posición de equidistancia y no hacer de mera bisagra del PSOE con el gastado pretexto de impedir que gobernara la siempre infame derecha. Pero han preferido disfrutar siquiera de las migajas de un poder hegemónico, el del socialismo andaluz desde hace la friolera de 36 años (casi como Franco), e incluso ejerciendo el papelón de cómplices en la ocultación del escándalo de los ERE falsos. Hasta que la nueva gran lideresa del socialismo hispano ha decidido prescindir de ellos en la búsqueda de su gloria particular, como en su momento hará también con su supuestamente 'amadrinado' Pedro Sánchez. Luego que no se extrañen de que el nuevo partido de ultraizquierda les borre del mapa electoral.

Porque, por mucho que algunos se empeñen en hacernos comulgar con ruedas de molino, la única razón que ha llevado a Susana Díaz a adelantar la fecha de las elecciones andaluzas es su propio y particular interés en adquirir y presentar el mérito de una victoria en las urnas, antes de que al fenómeno mediático de Podemos le dé tiempo de asentarse en Andalucía (y, de paso, pillar así al PP y a su nuevo candidato con el paso cambiado), y a la espera de que Pedro Sánchez se estrelle electoralmente en los comicios municipales y autonómicos de mayo. Y, entonces sí, tener el camino allanado para incluso aspirar a La Moncloa como 'presidenciable' socialista. Aunque las encuestas, al menos de momento, no le dibujan un panorama nada fácil: todavía muy lejos de la mayoría absoluta, frente a un PP a la baja pero rocoso y pisándole los talones, y a Podemos situado como tercera fuerza política. Con lo cual, de confirmarse tal estado de cosas el 22 de marzo, a doña Susana no le quedaría más remedio para gobernar que elegir entre el PP y Podemos (que, por cierto, y pese a su discurso 'anticasta', se ha ofrecido ya a hacer de Izquierda Unida, esto es, de soporte de un Gobierno del PSOE de Andalucía, el mismo que tiene en sus filas a tantísimos encausados por los ERE fraudulentos); el optar por uno u otro pacto podría tener su eco, repercusión y hasta reflejo en la misma política nacional.