miércoles, 17 de noviembre de 2010
UN GOBIERNO COBARDE, MENTIROSO Y RUIN
Ya no caben medias tintas para calificar a este Gobierno de nuestros pecados, que han debido de ser muchos y muy graves como para que los españoles merezcamos tener que soportarlo. Parecía imposible, pero los estertores del socialismo zapaterista están alcanzando tales e inauditos niveles de indignidad en su siempre nefasta política exterior, que han convertido en auténtica tarea de titanes la mera posibilidad de rehacer en un futuro más o menos próximo la imagen de España, que estos genios de la farisea progresía han situado definitivamente a la altura del betún.
Que el PSOE, pese a haberse servido electoralmente del asunto en su momento, había decidido hace años abandonar a su suerte al Sahara occidental lo sabíamos de sobra. Los ecos de ese felipista compromiso, 'con el pueblo saharaui hasta la victoria final', resuenan de igual forma que aquella célebre promesa, también de Felipe, de 'OTAN, de entrada no': Pertenecen a la misma especie de las grandes mentiras de la historia del socialismo español. A este respecto, la foto en la que Zapatero, todavía jefe de la oposición, se dejó inmortalizar acompañado del sátrapa alauita y junto a un mapa del Gran Marruecos que incluía, además del Sahara, Ceuta, Melilla y las Canarias, era toda una declaración de intenciones de la postura claudicante ante las pretensiones marroquíes que adoptaría el nuevo socialismo zapaterista nada más llegar al poder; por cierto, empujado por un atentado, el del 11-M, de ese mismo supuesto carácter islamista del que avisaría un amenazante e indignado Mohamed VI al entonces Ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, pocos días después de que España votase en la ONU a favor de la autodeterminación del Sáhara.
Ahora bien, ¿tanto le debe el Gobierno de Zapatero a Marruecos como para, no sólo permanecer ciego, sordo y mudo ante los intolerables atropellos a las libertades y los derechos humanos que se perpretan en El Aaiún, sino incluso tragar y dar por buena la delirante versión del régimen alauita, que encima pretende hacer comulgar con ruedas de molino cuando da a entender que sus tropas emprendieron en el Sahara una labor 'de liberación' ante fuerzas de Al-Qaeda? ¿Se anteponen 'los intereses de España', como de manera tan cínica ha presumido el presidente, manteniéndose impasibles ante la expulsión de periodistas españoles de la zona, las salvajes torturas infligidas a un ciudadano español e incluso el asesinato de otro compatriota, presentado cruel y descaradamente como víctima de un 'accidente de tráfico'?
Desde luego, es propio de cobardes traicionar al Sahara plegándose de manera tan indecorosa a las prescripciones de la teocracia marroquí; de mentirosos dar pábulo a patrañas tan escandalosas; y de ruines abdicar de la defensa de unos principios y valores que deberían guiar el proceder de cualquier Gobierno occidental, con tal de preservar no se sabe qué intereses. Hasta el punto de que estos radicales del feminismo han convertido a doña Trinidad Jiménez, virtualmente ausente en esta crisis, en la perfecta Ministra 'florero' para así evitar herir la sensibilidad masculina de algún prócer fidelísimo a las enseñanzas del Islam.
El zapaterismo está escribiendo su epitafio, por fortuna; pero está resultando demasiado largo y gravoso para España.
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