viernes, 22 de marzo de 2013

TOTALITARIOS QUE IMITAN A LOS TOTALITARIOS

Se empieza cercando las sedes del PP (y animando mediáticamente a ello), se continúa rodeando el Parlamento de la nación (y justificándolo) y se termina asediando a representantes de la voluntad popular (siempre del PP, eso sí) en la calle y hasta en las puertas de sus propios domicilios particulares. Por inaceptables que sean comportamientos tan bárbaros, incívicos y delictivos en un Estado democrático de Derecho, no se trata de nada nuevo: estos totalitarios de la extrema izquierda se limitan a imitar tanto los actos públicos de coacción y amedrentamiento de los batasunos proetarras en el País Vasco como los de repudio y escarnio que caracterizan a los esbirros y matones de la dictadura de los Castro en Cuba. 

Ni más ni menos, siguen los edificantes ejemplos de aquellos con quienes simpatizan y a quienes admiran, precisamente porque consiguen en sus predios su principal objetivo compartido: generar un clima de miedo. Ya lo decía Cayo Lara: 'conquistemos en la calle lo que no podemos en el Parlamento'; porque si las urnas dan sistemáticamente la espalda, cabe despreciarlas, vituperarlas e incluso acosar a los cargos electos surgidos de las mismas. Las reglas de juego de la democracia solo son aceptables si les son favorables; si no, se rompe la baraja y se intenta acabar con ellas.

Menudos abogados defensores tienen los afectados por desahucios, cuya causa no ha podido terminar adquiriendo imagen más lamentable: su identificación con la bronca callejera y actitudes camorristas. Por cierto, ha resultado ciertamente ambigua y tardía la respuesta que a la izquierda supuestamente moderada e 'institucional' le ha merecido esta campaña violenta. Una vez más. Y es que sus dirigentes políticos no parecen albergar el más mínimo temor de que algún día puedan ser ellos los 'señalados'. Lo peor de todo es que muy posiblemente tengan razón.

lunes, 18 de marzo de 2013

Y LLEGÓ EL CORRALITO... A LA UE


Chipre, o el círculo vicioso: a los problemas provocados por el intervencionismo se responde con más intervencionismo. Y al final, llega el corralito... a un país miembro de la mismísima Unión Europea.

Las autoridades de Bruselas, por supuesto que con Merkel a la cabeza, han hecho con Chipre una especie de experimento de laboratorio; y a ello se han atrevido dado el minúsculo tamaño de su economía y su prácticamente nulo peso en la europea. Y es que cada vez más economistas (hay que reconocer que sobre todo liberales) abogan por este sistema de 'rescate' bancario, consistente en sustituir el método tradicional (esto es, inyectar dinero procedente de los impuestos de todos los europeos) por la imposición directa de quitas o tasas a los depositantes, a los que después se les compensa con la entrada en el accionariado de la entidad. 

De esta forma se pretende evitar la 'socialización' de las pérdidas en el sistema financiero (es decir, que, por ejemplo, el sufrido agricultor de Huelva no tenga que sufragar con sus impuestos la quiebra de la banca chipriota), pero las indeseables consecuencias inmediatas que provoca esta alternativa a la vista están: una previsible fuga de capitales masiva que se quiere impedir por medio de un 'corralito', al modo argentino. Y la verdad es que para convertir una isla que no deja de ser europea en un sucedáneo de cualquier país manirroto del Cono Sur, no eran menester alforjas en la construcción de una Unión Económica y Monetaria en la que supuestamente deberían prevalecer el rigor económico, el libre mercado y la seguridad jurídica.

Ya hay quien ha establecido un paralelismo con la situación económica española. Se podrán discutir determinadas medidas que ha tomado el actual Gobierno (sobre todo en materia fiscal), que en efecto, y dentro del consenso socialdemócrata vigente en Europa, pueden calificarse de intervencionistas; pero ha sabido compensar con reformas económicas de índole liberalizante (como la laboral, la financiera, o en comercio y en transportes) y audaces reducciones del gasto público, que han dado como resultado un sensible recorte del déficit y la mejora en la imagen y perspectivas de la economía española, tal y como puede advertirse estos días en los mercados y en los datos relativos a turismo y exportaciones. 

Cabe recordar que el fantasma del 'rescate total' a nuestra economía ha estado hace poco muy presente, y que a la altura del verano pasado se daba por hecho e incluso la llegaron a pedir explícitamente empresarios y economistas; pues bien, se ha conseguido alejar un colapso que se consideraba inminente. Todo lo contrario, por tanto, que en Chipre; donde, por cierto, hace unas semanas gobernaban los comunistas.

martes, 12 de marzo de 2013

'TENÉIS UN HIJO HONESTO'

 
Solo si se abre juicio oral contra él dejará su escaño de diputado el señor Blanco. Vamos, que no se aplica para sí mismo el nivel de exigencia que requería para los demás, para sus adversarios políticos; cuya mera imputación (es decir, su misma situación actual) ya era por sí razón más que suficiente para abandonar sus cargos. El implacable azote de 'corrutos', harto generoso consigo mismo, se cree merecedor de una vara de medir más laxa. Pero tampoco su supuesto líder en el partido parece haber encontrado argumentos de peso para convencerle de su marcha o, directamente, removerle del asiento; aunque en otros casos le bastan unas fotocopias de fotocopias para pedir dimisiones a troche y moche. El fariseísmo de quienes presumen de ostentar una falsa superioridad moral, de nuevo al descubierto.

Aunque bastante tiene ya el todavía Secretario General del PSOE con las rebeliones internas que le han surgido por doquier: en Galicia, en Cataluña, hasta en Ponferrada, donde le han tomado literalmente por el pito del sereno. Porque solo faltaba que el mismísimo Blanco le respondiera también con una butifarra al modo 'ponferradino': ya puedes darme de baja del PSOE que me agarro igualmente al escaño. Eso, o bien que el propio Rubalcaba está plenamente convencido de la inocencia del gallego; lo que se puede colegir claramente de unas emocionantes palabras que hace poco más de un año, en un mitin, le dedicara a sus sufridos padres. Hélas aquí.
 

'Tranquilos, tenéis un hijo honesto'. Conmovedor, ¿verdad? Respaldo más auténtico y sentido que el mero 'poner la mano en el fuego' por alguien. Esperaremos, pues, acontecimientos.

jueves, 7 de marzo de 2013

LA IZQUIERDA, O LA IMPOSTURA

Todavía resuenan los ecos (aunque no demasiado, ya que quienes suelen montar el correspondiente escándalo mediático se han mostrado significativamente silentes en esta ocasión) de la recomendación que el Secretario de Organización del PSOE de Huelva, un tal Ferrera, se permitiera trasladar en público a la Ministra Báñez: su encierro en el hogar para hacer labores propias de una abnegada ama de casa. Cabe reconocerle empero al dirigente socialista su moderación al no llegar a hacer uso de la conocida expresión 'con la pata quebrada', si bien se entiende el sentido. Palabras propias de un progresista, sea como fuere. Sin embargo, en este caso no han levantado mínimamente la voz aquellas y aquellos guardianas y guardianes 'irreductiblas' e irreductibles de las esencias del feminismo progre; las mismas y los mismos que, sin ir más lejos, hace muy poco despellejaron vivo a Toni Cantó, incluso con llamamientos explícitos a empalarlo, pese a que el actor y diputado reconociera inmediatamente su error (de bulto, eso sí) de afirmar que la mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas basándose en datos no contrastados y pidiera perdón por ello. 

Es de sobra conocido que, de la misma manera que basta con declararse de izquierdas para poner sordina a los comentarios más disparatados y retrógrados (cuando no son directamente jaleados si se dirigen contra una mujer de derechas, algo que en realidad 'les pone' a muchas y a muchos), el mero hecho de no formar parte de la secta progre le hace a uno sospechoso de ser un machista redomado, incluso sea cual sea tu 'condición sexual'. Y ya puedes desgañitarte intentando demostrarles lo contrario a semejantes falsarias y falsarios, que es perfectamente inútil.

Poco después, saldría a la luz la edificante costumbre de Izquierda Unida de Madrid de no pagar retenciones por IRPF, es decir, de defraudar a Hacienda. He aquí a los más estrictos adalides de la lucha contra el fraude fiscal de 'los poderosos', de la solidaridad con los más necesitados y de la honradez y moralidad públicas; estos son los martillos de hereje de la corrupción, los que exigen a los demás un comportamiento impoluto. Una vez más, se impone aquel conocido principio: 'haced lo que yo digo, no lo que yo hago'. Aun así, ni nadie va a ir a manifestarse frente a ninguna sede de IU, ni la noticia va a tener mayor trascendencia: ventajas de poseer el salvoconducto mediático de definirse 'de izquierdas', y además llevar esa misma denominación en el nombre del partido. Es más: sus preclaros dirigentes continuarán impartiendo (desde el Parlamento, desde la calle o desde ambos sitios a la vez, según convenga) lecciones de ética y moral, exigiendo transparencia y presentándose a sí mismos como la más viva esperanza de la regeneración política. Y se quedarán tan anchos, porque casi nadie les va a replicar: el cuento de la superioridad moral de la izquierda lo mismo sirve para un roto que para un descosido.

Pero no acabó ahí una semana en la que la impostura de la izquierda alcanzó sus más altas cotas. Porque también tendría lugar el óbito del caudillo del populismo bananero contemporáneo, Hugo Chávez, muerto rodeado precisamente del siniestro y macabro esperpento que ha caracterizado a su deleznable mandato. Además de la más acabada reencarnación del 'Tirano Banderas' del genial Ramón María del Valle-Inclán, la nefasta ejecutoria política del histriónico, grotesco y liberticida Chávez es el perfecto ejemplo de la vigencia de una máxima: la izquierda produce pobreza, y la pobreza produce izquierda. Bien se ocupó el Gorila rojo de hacer a cada vez más venezolanos dependientes de la sopa boba, dádivas y subsidios del generoso Estado 'bolivariano', y de esta manera asegurarse la fidelidad de una porción importante del electorado. Vamos, el voto cautivo de toda la vida.

Porque, además, su 'socialismo del siglo XXI' (básicamente el de siempre, es decir, el del asfixiante intervencionismo y dirigismo económicos y las nacionalizaciones a las bravas, a la terminante orden de 'exprópiese') ha convertido una otrora tierra de promisión en un país empobrecido, lastrado para más inri por la inseguridad jurídica y una corrupción generalizada e institucionalizada. En este aspecto, Chávez sí podía presumir de haber hecho de Venezuela un sucedáneo de su admirada Cuba de los Castro. Asimismo, desde el primer momento utilizó sin miramientos todos los resortes del Estado para perseguir e intentar silenciar cualquier atisbo de oposición política o social (lo que no consiguió del todo debido a la heroica resistencia de la parte más dinámica de la sociedad civil venezolana) y amordazar o directamente cerrar a los medios de comunicación críticos ('señor, está usted despedido', llegaría a espetar a cada uno de los directores de la prensa incómoda en uno de sus interminables sainetes televisivos).

Manera de proceder despótica, propia de los peores sátrapas, que se reputaría absolutamente inadmisible si la llevara a cabo cualquier típico espadón latinoamericano; pero basta vestirse de rojo, declararse fiel amigo de Fidel Castro y acérrimo enemigo del imperialismo yanqui y hacer proclamas populistas, demagógicas y basadas en el resentimiento para que nuestra izquierda (y no solo la más radical) encontrara en él a su nuevo faro del mundo ('la experiencia democrática de Venezuela', como resaltaría aquel insigne cineasta de nuestra progresía) y, por tanto, le dedique emocionadas loas una vez muerto: desde Cayo Lara a Bardem, pasando por el batasuno Otegui desde la cárcel. Con lo cual podemos imaginar (y temer) qué tipo de 'democracia real' es el que postulan algunos para sustituir al actual régimen constitucional. Para ponerse a temblar.

martes, 5 de marzo de 2013

SERÍA TODAVÍA PEOR

Como se temía, se ha alcanzado finalmente la fatídica cifra de los cinco millones de parados registrados en las oficinas del antiguo Inem. Ahora bien, cabe sin embargo puntualizar que se trata del menor incremento en un mes de febrero desde 2008, año en que 'oficialmente' se inició la crisis; además, es significativamente inferior al dato del mismo mes de 2012, que supuso el doble. Así pues, de momento en este terreno solo se está logrando contener el ritmo de destrucción de empleo en una época de grave crisis económica como la que todavía sufrimos. Son de esperar resultados mucho más positivos cuando la recuperación empiece a ser un hecho.

En general, las políticas del Gobierno han conseguido, por ejemplo, alejar el fantasma del rescate cuando en verano se daba por hecho, reducir considerablemente el déficit público, disminuir la intensidad de destrucción de empleo en un año de recesión económica y mejorar la imagen de la economía española en el exterior, como se puede ver en la evolución de la bolsa, la prima de riesgo y las subastas del Tesoro español en los mercados, además de los datos macroeconómicos relativos al turismo y las exportaciones. Y es que el Ejecutivo, más que cambiar sus políticas (aunque en algún ámbito concreto, como el impositivo, sí que debería hacerlo, y cuanto antes mejor), tendría que profundizar en las mismas; sobre todo en las reformas de las Administraciones Públicas, cuyo peso en la economía debería ser mucho menor, y las medidas liberalizadoras, que habrían de ser más audaces para liberar de corsés a la sociedad y facilitar así la reactivación económica.

En cualquier caso, a este Gobierno se le puede y se le debe exigir mucho, pero no que obre el milagro de que en época de crisis y tras una nefasta herencia económica logre que se genere empleo: desde luego, hubiese sido un hito en nuestra historia, incluso superior a la sustancial rebaja del déficit público que se ha conseguido, ya de por sí meritorio. La virtud que ha tenido la controvertida reforma laboral ha sido precisamente reducir el ritmo de destrucción de empleos: de no ser por la mayor flexibilidad de la que se ha dotado al mercado de trabajo, el número de parados desde que gobierna el PP sería ahora mismo el doble si nos atenemos a los datos de situaciones económicas semejantes y bajo el anterior (y básicamente franquista) régimen laboral. Sería todavía peor.