jueves, 6 de octubre de 2011

LO QUE VA DE BUSH A OBAMA

“La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creo que es una idea vieja, que es la repetición de la propuesta del señor Reagan de la guerra de las galaxias y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo.”

De esta manera se pronunció José Luis Rodríguez Zapatero el 26 de junio de 2001, en su primer debate sobre el estado de la nación como líder de la oposición. Por supuesto, en la línea estratégica, que intensificaría a propósito de la guerra de Irak, de apelar a un visceral antiamericanismo como argumento de desgaste contra el Gobierno de Aznar. Diez años después, una 'idea vieja', propia de un radical belicista como Reagan, se ha convertido en una brillante e incluso 'pacifista' iniciativa de defensa que, además, 'tendrá un impacto socioeconómico muy significativo' en la zona de Rota. Es decir, no solo servirá para protegernos de posibles agresiones procedentes de cualquier Estado gamberro, o directamente terrorista, sino que también será una especie de maná. Ante semejantes beneficios, huelga incluso haber acudido en su momento al Congreso de los Diputados para tan siquiera informar a los representantes de la soberanía nacional: una rueda de prensa, evidentemente sin preguntas, y va que chuta. Y todo porque el escudo antimisiles ha cambiado de patrocinador: del estúpido y acémila de Bush a San Obama, depositario de todas las virtudes.

Desde luego, quienes siempre hemos abogado por situar a España junto a la primera potencia en la defensa de la libertad y la democracia en el mundo, no podemos sino congratularnos por la adhesión de nuestro Gobierno al rescatado proyecto de escudo antimisiles liderado por Estados Unidos. Ahora bien, ello no obsta para que quede constancia de una postura incoherente, infantil e irresponsable en materia de política exterior y de defensa, la adoptada por Zapatero en sus años de presidente del Ejecutivo (hemos pasado de la huida de Irak, la claudicante 'Alianza de Civilizaciones', o los coqueteos con las peores dictaduras y repúblicas bananeras, a desembocar en un tardío y chapucero proamericanismo con la llegada de Obama), que tantísimo daño ha causado a nuestra imagen en el panorama internacional. Otro desperfecto más que habrá que reparar.

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