lunes, 5 de septiembre de 2011
UNA MUY TARDÍA CONVERSIÓN
Según un interesante y clarificador estudio publicado por el suplemento económico Libre Mercado, el socialismo zapaterista ha incurrido en un coste fiscal de nada menos que 341.000 millones de euros durante la crisis, lo que supone un endeudamiento de 24.000 euros por cada contribuyente neto. Todo ello consecuencia de recurrir al superávit de 20.006 millones de euros logrado en 2007 para llegar a convertirlo en un déficit de 45.189 millones tan solo un año después, que sería de 117.306 millones en 2009 (en pleno furor keynesiano del Plan 'E'), de 98.227 en 2010 y que, según las previsiones, ascenderá a 60.000 al final de 2011. De tal forma que cuando Zapatero, y esperemos que el PSOE, dejen el Gobierno, la deuda pública española casi se habrá duplicado: del 36% del PIB en 2007 al casi 70% en el presente ejercicio.
Durante los años de Zapatero, el gasto público ha aumentado más de un 50%: de 300.000 millones de euros a casi medio billón. Sin embargo, y pese a lo que pudiera pensarse, la mayor parte de ese incremento no tuvo lugar durante la crisis, sino en su primera legislatura: Así, creció en 112.000 millones de euros anuales desde 2003 a 2007, casi un 40%, mientras que entre 2007 y 2010 solo lo hizo en 65.000 millones, un 15%. Hasta el punto de que si el todavía presidente del Gobierno hubiese gestionado las cuentas públicas como, por ejemplo, Angela Merkel en Alemania (que congeló el gasto entre 2003 y 2007), la economía española incluso contaría actualmente con un superávit de 14.000 millones de euros, un 1,3% del PIB.
Es justo lo que cabe reprocharle a Zapatero: que en su primer mandato se limitara a vivir de unas cuantiosas rentas mientras jugaba a la ingeniería social e incrementaba irresponsablemente el gasto público con cortoplacistas intenciones electoralistas; que a continuación negara con contumacia la crisis económica cuando ésta, resultado básicamente de la política monetaria expansiva de los Bancos Centrales, se gestaba y se hacía cada vez más evidente; y que, una vez irremisiblemente palpable, en lugar de afrontarla con reformas económicas y drásticas restricciones en las cuentas públicas, tirara de pólvora del Rey hasta endeudar a generaciones de españoles. Solo empezó a recortar y parchear cuando desde Washington, Bruselas y Pekin (que manda narices) decidieron apretarle. Tarde y mal, como es el caso de su última conversión al equilibrio presupuestario (que, como propuso en su momento el PP, se convertirá en precepto constitucional), tan extraordinaria, repentina y sorprendente como la que vivió Pablo camino de Damasco. Ojalá se hubiera caído del caballo de Keynes mucho antes.
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2 comentarios:
Sr. Moya,
con todo el respeto, debería usted leer un poco al catedrático de economía, Vicenc Navarro para asi saber que España tiene una deuda pública que es inferior a la media de la UE-15.
Saludos.
Nos va a dejar el país hecho unos zorros, divididos y peleados, con disturbios programados de antemano, con una sociedad sin valores morales y éticos, hundidos en la miseria y un ect...innumerable...Saludos
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