miércoles, 29 de junio de 2011
'ARRIMAR EL HOMBRO'
Dentro de la estrategia emprendida por el PSOE (y por la izquierda callejera, que para eso está), consistente en repartir culpas a todo bicho viviente con tal de eludir su responsabilidad en la crisis, destaca su acusación de que la oposición del PP, lejos de 'arrimar el hombro', se limita a esperar a que el Gobierno se desgaste. Se trata de una consigna que, como no podía ser de otra forma, ha reiterado un sonado y obnubilado Zapatero en su, por ventura, último debate sobre el deplorable estado de lo que queda de nación; y en la que los portavoces y dirigentes socialistas van a insistir especialmente de aquí a las elecciones generales. Y es posible que semejante táctica, que a primera vista puede parecer pueril, haga cierta fortuna, sobre todo si tenemos en cuenta tanto la santificación del vocablo 'consenso' y derivados, como la escasa tradición democrática y parlamentaria de la que todavía adolece la sociedad española.
Por ejemplo, es frecuente escuchar en cualquier conversación de la calle quejas acerca de que 'los políticos', e incidiendo en esa impresión generalizada de que 'todos son iguales', 'pasan todo el día peleándose y no son capaces de ponerse de acuerdo, con lo bueno que sería eso'. En primer lugar, cabe aducir que, para que una democracia sea digna de tal nombre, y en virtud de la voluntad popular manifestada en las urnas, debe haber, por un lado, un Ejecutivo que gobierne y tome decisiones, y por otro, una oposición que se contraponga, fiscalice y critique la acción de gobierno; y es, no solo normal, sino conveniente, que esa disparidad de ideas se refleje en los debates parlamentarios y en los medios de comunicación.
¿Ello ha de impedir que Gobierno y oposición puedan alcanzar acuerdos siquiera puntuales, sobre todo en aspectos fundamentales? Por supuesto que no. Ahora bien, tal y como ha puntualizado el mismo Rajoy en el referido debate, el Ejecutivo del PSOE, que precisamente se ha caracterizado siempre por su sectarismo, nunca ha ofrecido pactos en materia de política económica, sino trágalas; y la mayor parte de ellas relativas a medidas absolutamente inasumibles y erróneas, como por desgracia la realidad ha acabado demostrando. En este mismo sentido, el PP no tenía por qué verse obligado a ser copartícipe del desastre provocado por los despropósitos del Gobierno socialista.
Pero es que, además, el PSOE no ha necesitado nunca del concurso del PP para sacar adelante sus iniciativas: siempre ha contado con el apoyo o la abstención del partido nacionalista de turno, que, como contrapartida, logra la correspondiente tajada para sus predios. No le ha faltado sostén ni para congelar las pensiones, como también ha destacado Rajoy. En realidad, el socialismo zapaterino, que no en balde llegó a crear en su primera legislatura un auténtico 'cordón sanitario' para aislar al PP, se ha sentido invariablemente más cómodo pactando con nacionalistas, separatistas o IU, dependiendo de la naturaleza de la medida a aprobar. Postura absolutamente legítima, pero que demuestra que no ha sido precisamente la inestabilidad parlamentaria, supuestamente agudizada por el 'obstruccionismo' del PP, un impedimento que haya debido de afrontar el Gobierno del PSOE.
Así pues, el verdadero problema reside en que quienes de verdad tenían la responsabilidad de 'arrimar el hombro', que no son otros que los miembros del Gobierno, no lo han hecho; y cuando no han tenido más remedio que hacerlo, ha sido tarde, mal y nunca. El resultado, nefasto, es dolorosamente evidente: cinco millones de parados y, para más inri, la ETA, a la que incluso se le conceden valiosos escaparates de propaganda, rediviva en ayuntamientos y diputaciones. Ni Atila fue tan devastador.
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1 comentario:
Para mi Rajoy estuvo brillante en el debate del estado de la nación, además a lo largo de la legislatura le ha presentado al gobierno muchas propuestas contra la crisis y también le dijo la gobierno lo que no se debe hacer.
Aunque en algunas ocasiones pensemos que Rajoy está desaparecido, en los momentos importantes da la cara sobradamente.
Y estoy de acuerdo que la oposición no es la que gobierna, aunque para ellos parezca lo contrario.
Saludos.
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