viernes, 24 de junio de 2011

LA DIGNIDAD ANTE EL ESCARNIO



Reconforta en cierta manera que, en uno de los sucesos más nefastos e ignominiosos de nuestra historia reciente, alguien como Juan Carlos Cano, diputado del PP de las Juntas Generales de Guipúzcoa, se haya pronunciado con la valentía y dignidad necesarias ante el último gran escarnio a nuestra democracia, nuestra nación y todos aquellos que dieron su vida por defenderla o representarla. Porque no cabe calificar de otra forma que un sujeto que se ha dedicado a ejercer de escriba de la banda terrorista ETA, y como tal a justificar sus asesinatos e incluso a 'señalar' a potenciales víctimas, haya logrado nada menos que presidir la Diputación General de la provincia. En efecto, por muchos votos que haya conseguido: el nacionalsocialismo, por ejemplo, tuvo muchísimos más en la Alemania de los años 30.

Frente a la grandeza y el arrojo de Cano, la doblez y la bajeza moral de los principales responsables de que tal afrenta, que supone además un grave retroceso en la lucha contra el terrorismo, haya tenido lugar. Desde luego, pueden sentirse completamente satisfechos de los resultados cosechados por su infame estrategia de distensión con el entramado criminal etarra. La democracia española y sus caídos les estarán eternamente agradecidos.



Encima no sean falsos e hipócritas, por favor: a ustedes, no solo les gusta, les encanta que la última marca etarra se haya hecho con el gobierno de instituciones políticas vascas; puesto que, haciendo uso de sus marionetas del Tribunal Constitucional, han propiciado que vuelvan a ellas para intentar lograr un beneficio electoral derivado de una nueva 'tregua-trampa' que se venda como definitiva. Y es muy posible que la ETA les conceda esa ayuda, ya que es plenamente consciente, no solo de que con el PP no tendría absolutamente nada que rascar, sino sobre todo del provecho que le puede seguir sacando a un Gobierno deudor. Tras la ilegalización de Batasuna impulsada por Aznar, ni el más furibundo de los proetarras podía imaginarse que unos ocho años después estarían gobernando el Ayuntamiento de San Sebastián y la Diputación Provincial de Guipúzcoa. Pero se les ha aparecido el 11-M, Zapatero y Rubalcaba.

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