No, obviamente no se trata de la última encuesta de intención de voto en los EEUU. De momento, la ventaja de Obama no llega a tanto. Son los resultados de un sondeo encargado por Antena 3 sobre las preferencias de los españoles si tuvieran la oportunidad de elegir al presidente norteamericano. ¿Sería imaginable que en una democracia mínimamente asentada el candidato del centro-derecha obtuviera menos del 10% de los sufragios? Cabe recordar, por ejemplo, que la otrora Alianza Popular conseguía en sus momentos más difíciles, en plena hegemonía felipista, un 26%. ¿A qué se debe entonces que los españoles, incluida una gran mayoría de los que votan al centro-derecha, se pronuncien casi de forma unánime a favor de una sola opción?
No creo que la explicación resida únicamente en el 'fenómeno Obama': El primer candidato negro con posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca, y además joven, atractivo y con su halo de romanticismo, frente al anciano y no tan telegénico McCain, que encima es un poco cascarrabias y, para más inri, más blanco que la leche. Este tipo de encuestas realizadas en España y en cualquier país de Europa (si exceptuamos Gran Bretaña) han proporcionado siempre los mismos resultados: Un apoyo testimonial al candidato republicano (George W. Bush, el personaje público más vilipendiado en la historia reciente, conseguía exactamente el mismo porcentaje que ahora McCain) y, por tanto, una abrumadora predilección por el aspirante demócrata.
Se trata de una consecuencia directa, no sólo de la desinformación y del desconocimiento sobre la política y la historia tanto internacional como de los EEUU (general en nuestro continente y, sobre todo, en nuestro país), sino también de la versión, absolutamente distorsionada, que nos transmite la inmensa mayoría de los medios de comunicación. Lo que nos llega es que los demócratas representan a la parte más civilizada y 'pro-europea' de ese país de bárbaros, mientras que los republicanos son el genuino exponente de la América profunda, intolerante, violenta y belicista. Y no sólo la televisión y los terminales mediáticos izquierdistas y antiamericanos, sino incluso ciertos periódicos supuestamente afines al centro-derecha; es el caso del diario 'El Mundo', cuyo director tiene como uno de sus deportes favoritos meterse con todo lo que huela a Partido Republicano. Uno de los resortes de manipulación más utilizados es jugar a la confusión con el término 'liberal', que en los EEUU adquiere un sentido totalmente distinto al de aquí: El de izquierdista o 'progre'.
Y es que, por ejemplo, pocos saben que el Partido Republicano, fundado en 1854 por Abraham Lincoln, nació como organización impulsora tanto de la unidad de la nación estadounidense como de la libertad y de los derechos civiles de los negros, frente a la política esclavista de los Estados del sur, curiosamente dominados por los demócratas durante casi un siglo. Y más adelante, un presidente republicano, Eisenhower, promotor de la Ley de Derechos Civiles de 1957, llegaría a mandar soldados a Arkansas para acabar con la segregación escolar. Respecto de la supuesta tradición belicista o 'intervencionista' en política exterior, la historia demuestra que en muchas más ocasiones los presidentes demócratas involucran a los EEUU en guerras: Así, la impopular Guerra de Vietnam fue iniciada por el idolatrado demócrata Kennedy, y fue el detestado republicano Nixon el que la terminó (aunque mal que bien). Otro argumento que se suele utilizar es el de la libre tenencia de armas, cuando, con más o menos restricciones, es un derecho que defiende también la mayoría de los demócratas, entre otras razones porque lo recoge la mismísima Constitución. ¿Y qué decir de la pena de muerte? ¿Cuántos de los encuestados por Antena 3 sabían que Obama no está precisamente por su abolición?
No creo que la explicación resida únicamente en el 'fenómeno Obama': El primer candidato negro con posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca, y además joven, atractivo y con su halo de romanticismo, frente al anciano y no tan telegénico McCain, que encima es un poco cascarrabias y, para más inri, más blanco que la leche. Este tipo de encuestas realizadas en España y en cualquier país de Europa (si exceptuamos Gran Bretaña) han proporcionado siempre los mismos resultados: Un apoyo testimonial al candidato republicano (George W. Bush, el personaje público más vilipendiado en la historia reciente, conseguía exactamente el mismo porcentaje que ahora McCain) y, por tanto, una abrumadora predilección por el aspirante demócrata.
Se trata de una consecuencia directa, no sólo de la desinformación y del desconocimiento sobre la política y la historia tanto internacional como de los EEUU (general en nuestro continente y, sobre todo, en nuestro país), sino también de la versión, absolutamente distorsionada, que nos transmite la inmensa mayoría de los medios de comunicación. Lo que nos llega es que los demócratas representan a la parte más civilizada y 'pro-europea' de ese país de bárbaros, mientras que los republicanos son el genuino exponente de la América profunda, intolerante, violenta y belicista. Y no sólo la televisión y los terminales mediáticos izquierdistas y antiamericanos, sino incluso ciertos periódicos supuestamente afines al centro-derecha; es el caso del diario 'El Mundo', cuyo director tiene como uno de sus deportes favoritos meterse con todo lo que huela a Partido Republicano. Uno de los resortes de manipulación más utilizados es jugar a la confusión con el término 'liberal', que en los EEUU adquiere un sentido totalmente distinto al de aquí: El de izquierdista o 'progre'.
Y es que, por ejemplo, pocos saben que el Partido Republicano, fundado en 1854 por Abraham Lincoln, nació como organización impulsora tanto de la unidad de la nación estadounidense como de la libertad y de los derechos civiles de los negros, frente a la política esclavista de los Estados del sur, curiosamente dominados por los demócratas durante casi un siglo. Y más adelante, un presidente republicano, Eisenhower, promotor de la Ley de Derechos Civiles de 1957, llegaría a mandar soldados a Arkansas para acabar con la segregación escolar. Respecto de la supuesta tradición belicista o 'intervencionista' en política exterior, la historia demuestra que en muchas más ocasiones los presidentes demócratas involucran a los EEUU en guerras: Así, la impopular Guerra de Vietnam fue iniciada por el idolatrado demócrata Kennedy, y fue el detestado republicano Nixon el que la terminó (aunque mal que bien). Otro argumento que se suele utilizar es el de la libre tenencia de armas, cuando, con más o menos restricciones, es un derecho que defiende también la mayoría de los demócratas, entre otras razones porque lo recoge la mismísima Constitución. ¿Y qué decir de la pena de muerte? ¿Cuántos de los encuestados por Antena 3 sabían que Obama no está precisamente por su abolición?
Desde luego que hay ciertas diferencias entre el Partido Republicano (más liberal en lo económico y más conservador en lo social) y el Partido Demócrata (un poco más intervencionista y menos tradicionalista), pero les une un acendrado patriotismo y una misma fe en los principios y valores que han hecho grande a los EEUU. Los matices los aportan más bien las personas que encuentran acomodo en estas dos grandes plataformas: Por ejemplo, hay muchas posibilidades de que un demócrata del sur agrícola sea más conservador que un republicano del norte industrial. El fanatismo con el que caracterizan a los republicanos la práctica totalidad de los medios de comunicación europeos nada tiene que ver con la realidad norteamericana, mucho más compleja de lo que nos quieren hacer ver.
1 comentario:
También es cosa del nombre: Obama se puede pronunciar en español tal cual, con sus vocales y consonantes del mismo modo que en nuestra lengua. Ahora, si hablamos de McCain, la cosa cambia y ese nombre en español resulta menos popular: suena raro, extraño o extranjero (palabras antiguamente sinónimas), huele a yanki (aunque el Mc delata un origen escocés o irlandés).
Pero es que si lo traducimos aún es peor: Mc es diminutivo de "hijo de" y Cain... ¡Dios mío! Hijo de Caín, el mismo satanás. A ver quién tiene narices a ganar unas elecciones en España con ese nombre.
Obama no sabemos lo que significa, pero al diablo ya le conocemos de sobra.
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