Están encantados de haberse conocido. Y es que los europeos no nos merecemos unos dirigentes tan excelsos. Pese a la crisis que estamos sufriendo, hemos de estar tranquilos: Ellos y sólo ellos podrán encontrar el remedio, ya que son capaces de manejar como nadie el dinero de nuestros impuestos.
Lo dijo Zapatero, y no podía ser otro: 'La crisis viene de EEUU y se va a superar gracias a la Unión Europea'. Con un par. El antiamericano patológico ha dado en el clavo: Este mal, como todos, procede exclusivamente del odiado Imperio, pero menos mal que existe Europa, que salvará al mundo. Al igual que debe imponerse el multilateralismo pacifista europeo frente al unilateralismo belicista estadounidense en la resolución de los conflictos (por mucho que ellos a la hora de la verdad nos saquen las castañas del fuego, como fueron los casos de las dos guerras mundiales y el conflicto en los Balcanes), el 'capitalismo salvaje' ha de ser derrotado por la economía 'social' (y no se dice 'socialista' porque chirriaría mucho) de mercado. Eso sí, de momento limitémosnos a copiar las medidas tomadas en aquel embrutecido país, que además los europeos sabemos mejor que ellos lo que es tirar del dinero público para solucionar los problemas.
No podía faltar Sarkozy, quien, dando una vuelta de tuerca más a su últimamente muy acentuada megalomanía (propio de quien llega a ocupar el Palacio del Elíseo; no todo es culpa de Carla Bruni), propone nada menos que 'refundar el capitalismo'. Es para ponerse a temblar. ¿En qué sentido? ¿En el de la economía francesa, caracterizada por altos impuestos, un gigantesco sector público y un intervencionismo asfixiante? Si es así, nos espera el estancamiento que vive desde hace décadas la nación que preside.
¿Y quién aparece como líder moral en estos momentos difíciles? Pues ni más ni menos que el premier británico Gordon Brown, absolutamente desprestigiado en su país (creo que la ventaja que le lleva el conservador David Cameron ronda ahora los veinte puntos). Pero, en fin, quizá pretenda despedirse prestando un gran servicio a su patria y a Europa, de la que le creíamos más bien escéptico. ¿O bien su verdadera intención es presentarse como gran conjurador de la crisis para mejorar sus deterioradas expectativas electorales?
Los liberales de la llamada escuela austriaca ya nos avisaron de las consecuencias de las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales, cuando ajustan los tipos de interés por debajo de su tasa natural. Se produce con ello una inflación del crédito que lleva a un colapso del sistema. Fueron, pues, capaces de predecir la crisis actual, tal y como hicieron también con el 'crack' del 29. Por tanto, ¿no deberían nuestros políticos tomar nota de las propuestas de Mises, Hayek y compañía, y no limitarse a Keynes?
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