martes, 29 de junio de 2010
SENTENCIA DEL TC: UN PASTEL INDIGERIBLE
Que el Tribunal Constitucional acabe dando pábulo a buena parte de las pretensiones del nacionalismo no es algo que haya de extrañarnos a estas alturas. Es más, en lugar de limitarse a ejercer de intérprete supremo de nuestra Carta Magna, ha venido desempeñando durante la democracia fundamentalmente otro papel, de índole eminentemente político: El de coadyuvar, bajo Gobiernos y mayorías parlamentarias de diversos colores, a que quienes no creen en la unidad de España puedan 'sentirse cómodos' dentro del régimen constitucional; incluso a costa de debilitar y desnaturalizar a éste.
Sin embargo, tal empeño, cuyo éxito resulta realmente descriptivo, ha sido siempre en vano. Porque el nacionalismo disgregador es genuinamente insaciable: Cuanto más se le concede, más quiere. Y así sucesivamente. Aunque parezca mentira, algunos todavía no han caído en la cuenta de que la forma de ser y sobrevivir de todo nacionalismo se basa en la reivindicación permanente, hasta lograr su último y más o menos velado objetivo: La autodeterminación. Jamás se van a conformar con permanecer en España quienes persiguen su desmembración, precisamente para salir de ella.
De esta manera, pese a que la mayoría arcaicamente 'progresista', encabezada por la oportunamente abroncada María Emilia Casas, se ha salido finalmente con la suya y ha logrado que el Tribunal Constitucional, tras nada menos que cuatro años de deliberación, avale la mayor parte del 'Estatut' de Cataluña, no ha sido en absoluto suficiente. Quizá sí para que el proyecto zapaterista de cambio de régimen, cimentado precisamente en fomentar la división entre españoles, continúe esencialmente intacto; pero no para calmar a la fiera nacionalista, PSC incluido. No importa que la sentencia, que como era de esperar ha derivado en un pastel verdaderamente indigerible, no altere mínimamente el liberticida 'statu quo' que impera en Cataluña desde los tiempos de Jordi Pujol: El mero hecho de que algunos (muy pocos) de los artículos y preceptos más escandalosamente inconstitucionales hayan sido anulados, y otros sometidos a interpretación, no ha tardado en ser utilizado como pretexto para volver a dar rienda suelta al inevitable, consabido y cansino discurso victimista del que vive el sistema de pensamiento único nacionalista. Una vez más, el malvado 'Madrit' ha cercenado las nobles aspiraciones del pueblo de Cataluña.
Un mantra, el del agravio centralista, al que se le dotará de especial resonancia ahora, a escasos meses de las elecciones autonómicas catalanas. Qué ocasión más propicia ha encontrado el ilustre oriundo de Iznájar, provincia de Córdoba, para envolverse en la 'senyera' y demostrar que absolutamente nadie, ni el militante más radical de la Esquerra, le supera en nacionalismo.
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4 comentarios:
Haciendo bueno el dicho conservador de "sólo es buena una sentencia cuando dice lo que a mi me conviene" escribes este post. Comprendo que te suponga especialmente doloroso en este caso dadas todas las estratagemas utilizadas por el partido que adoras de tratar de acomodar los jueces que iban a votar la sentencia acorde a la ideología del mismo ( véase mandatos caducos, recusaciones de jueces progresistas etc).
Y no olvides que alguien no es de donde nace sino de donde pace.
es que los asimilados son peores porque necesitan demostrar a cada momento su filonaZionalismo...esto es la puntilla de la labor destructora del zapaterismo, máximo impulsor del engendro, y el certificado de defunción de nuestra nación
Yo pienso como muchos españoles, que zp apoyó el estatuto por que los de Esquerra no le dejaron otra opción, para poder seguir gobernando.
Es una pena,lo de la ley electoral, que un partido minoritario haya tenido tanto poder y tanta trascendencia en nuestro pais.
En cuanto al tribunal, cuatro años para una sentencia, menos mal que no cobran por horas.
Mira como se defendieron tus amigos los sionistas....
http://www.publico.es/internacional/325874/turquia/aun/espera/disculpa/oficial/israel
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