miércoles, 30 de mayo de 2012

NO ES UN CAMINO DE ROSAS

Que un socialista de carné como el nefasto Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que hace mucho tiempo debería haber abandonado la gobernación del Banco de España, trate de poner chinas en el ya pedregoso camino del Gobierno, al que ha tenido la desfachatez de culpar de su silencio sobre Bankia, y aproveche para morir matando para vengarse de quienes han forzado su marcha, es lamentable pero previsible. Así se las gasta el personaje, que algún día responderá de sus desmanes como 'supervisor' y su incumbencia directa en la desastrosa fusión de cajas. Porque, si bien, y con el fin de diluir sus responsabilidades, se ha comparado el cometido de Mafo con el de un árbitro de fútbol, en su caso se ha comportado como un trencilla que tira las faltas y los penalties (por supuesto, sin barrera ni portero) que él mismo pita y, además, da patadas: determinadas fusiones bancarias que se han demostrado fraudulentas no se hubiesen llevado a cabo, no ya sin su visto bueno, sino sin su imposición. Por tanto, y aunque con excesivo retraso, adios, Mafo, adios, y que no le volvamos a ver si no es pisando una sede judicial.

Sin embargo, tampoco se lo están poniendo fácil al Gobierno ni determinados medios foráneos que propagan ciertas especies que los supuestos concernientes se apresuran a desmentir, ni las autoridades monetarias europeas, que se resisten a pronunciarse sobre las medidas a adoptar: hasta el punto de que, ante una nueva escalada de la prima de riesgo, el Ministro De Guindos ha tenido que aclarar que el Banco Central Europeo no ha rechazado ningún plan para la recapitalización de Bankia, sencillamente porque no se le ha llegado a presentar (extremo confirmado por el propio BCE),  y que el rescate de la entidad se financiará con emisiones del Tesoro, y no, como se ha publicado, por medio de deuda soberana que se canjearía en la institución monetaria. Mientras tanto, Bruselas, a la vez que propina el 'palo' de su exigencia de más reformas y más ajustes (que por supuesto habrá que continuar emprendiendo), provee la 'zanahoria' de conceder un año más a España para corregir el déficit. Se trata, de momento, de la única 'ayuda' que la UE está dispuesta a conceder: y es que Bruselas, como el Altísimo, aprieta, pero no ahoga.

No podemos esperar mucho más en estos tiempos de zozobra. El Gobierno ha de seguir a lo suyo: avanzar y profundizar en la política de reformas económicas y liberalizaciones y de drástica reducción del gasto público. No solo porque nos lo exija Bruselas, sino porque resulta imprescindible para lograr el saneamiento de nuestra economía y propiciar su recuperación. Además, nadie dijo que iba a ser un camino de rosas.

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