miércoles, 9 de febrero de 2011
MURCIA NO ES CATALUÑA
No es ya el hecho de que Zapatero, en un acto escandalosamente arbitrario pero tan propio de él, le haya concedido a Cataluña en apenas dos horas, exactamente el tiempo que duró su entrevista con Artur Mas, lo que tras mes y medio le niega a otras Comunidades Autónomas, entre ellas Murcia. Sobre todo, lo que resulta verdaderamente sangrante es que se le haya permitido emitir deuda a la Generalitat catalana sin que ésta haya presentado antes siquiera un boceto de plan de ahorro de sus cuentas públicas, y en cambio el único Gobierno autonómico que precisamente ya ha implantado unas rigurosas y drásticas medidas de ajuste, que no es otro que el murciano, no haya recibido más que largas a estas alturas. Máxime cuando el déficit público que muestra la Comunidad de Murcia, por cierto la cuarta menos endeudada de España, es ciertamente irrelevante si se le compara con el que ha heredado y descubierto con horror el nuevo Gobierno catalán.
Semejante trato de favor deriva del tipo de Estado 'asimétrico' que, en comandita con los nacionalismos y utilizando el parcialmente abortado 'Estatut' catalán como instrumento fundamental, ha pretendido imponer el zapaterismo. La tan mentada bilateralidad en las relaciones entre Cataluña y España, como si de dos naciones distintas se tratara, conlleva esta clase de privilegios. Tampoco, por supuesto, cabe desdeñar la actual coyuntura política, en la que el PSOE depende de los votos que CiU le aporte en el Parlamento para sobrevivir, mal que bien, en el poder. Pero con lo que quizá no contaba Zapatero es con la inmediata rebelión del resto de Gobiernos autonómicos; incluidos los socialistas, que además han visto una ocasión que ni pintada para desmarcarse de quien representa una auténtica losa para su perspectivas electorales. De tal forma que, tras negar lo evidente como él solo sabe hacerlo, decidió recular, aunque de la peor manera posible: prometiendo 'café para todos', esto es, dando a entender que todas las Comunidades Autónomas, sin excepción, tendrán acceso al endeudamiento. Zapatero en estado puro.
Compromiso tan imprudente, además de poner en solfa las obligaciones contraídas hace apenas unos días con la canciller Merkel, encierra una tremenda injusticia: que se premie de la misma forma a quien ha tomado medidas para recortar el gasto público que a quien, por no adoptarlas, va a continuar engordando la deuda y, con ello, el déficit. Con lo cual haríamos un pan como unas tortas. Murcia, en ese sentido, ha sido la única Comunidad Autónoma que se ha aplicado y hecho todos los deberes y, por tanto, hace tiempo que se le debería haber autorizado la emisión de deuda. Pero la obsesión de este Gobierno eminentemente sectario por nuestra Región, que comete el delito de ser la que más le vota al PP, es verdaderamente enfermiza. Y además, como repiten los mismos nacionalistas catalanes cuando pretenden resaltar la grandeza de su 'nació' frente a la que consideran insignificante región de España, Murcia no es Cataluña. En este caso, por desgracia.
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