
Desde luego, no consta que quienes agredieron cobarde y salvajemente al Consejero de Cultura y Turismo del Gobierno regional de Murcia, Pedro Alberto Cruz, tengan nada ver con el PSOE, IU, CCOO o UGT, o que hayan actuado siguiendo órdenes directas procedentes de tales partidos o sindicatos. Por supuesto, solo faltaba. Ahora bien, que la izquierda se nos quiera presentar con su honor mancillado cuando se vincula tan vil atentado personal a su táctica adoptada últimamente en Murcia, que consiste en generar tensión y odio hacia el adversario político por medio de la virulenta algarada callejera y el hostigamiento a cargos públicos del PP, no es sino pura superchería, a la que por otra parte tan acostumbrados nos tienen. ¿O es que no estuvieron los sindicatos presentes durante esa concentración en la que obligaron literalmente a José Gabriel Ruiz, Secretario General de la Consejería de Presidencia, a 'acogerse a sagrado'? ¿Y no han sido ellos quienes han convocado y liderado esas manifestaciones en la Gran Vía de Murcia cuyo vandálico ritual ha consistido invariablemente en arrojar huevos, naranjas podridas y tinta contra el domicilio particular del presidente Valcárcel?
¿No estuvo además en el primer cerco que se produjo, y bien que se hizo ver, la candidata socialista a la presidencia de la Comunidad Autónoma, durante el cual una de las hijas de Valcárcel llegó a ser zarandeada? ¿Quién si no el Secretario de Acción Sindical de CCOO, Ignacio Tornel, anunció en rueda de prensa un calendario consistente en perseguir y acosar a todo miembro del Gobierno regional que se atreviera a asistir a cualquier acto público? ¿Fue entonces tan solo casualidad que, a propósito de una inauguración oficial en Santomera, militantes del PSOE encabezaran una comitiva de bárbaros que se dedicaba a insultar y lanzar huevos contra la Consejera de Presidencia, María Pedro Reverte, y otros cargos del PP?
Por tanto, quienes de manera irresponsable han instigado una espiral de violencia que podría haber desembocado en una tragedia de irreparables consecuencias no deberían llamarse andana: que cada palo aguante su vela. Empezando por el mismísimo Delegado del Gobierno, el señor González Tovar, que, pese a la sucesión de tan graves acontecimientos, a los que para más inri se apresuró a quitarles importancia, no ha previsto la necesidad de dotar de protección a los miembros del Ejecutivo regional. Tan escandalosa dejación de funciones, sea intencionada, sea, como es preferible suponer, por mera incompetencia, no ha de tener otra salida que la dimisión o el cese. No basta con que Rubalcaba ofrezca a toro pasado una mayor cobertura de las Fuerzas de Seguridad.
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Además, si tan ofendidos están con ciertas actuaciones violentas "de unos pocos", pues que denuncien, que se pronuncien y digan bien alto que ellos no tienen que ver con esa minoría que se cuela en las manifestaciones y hace de Cojo Mantecas. Pero no, porque me parece que tirar huevos es lo que se lleva en este tipo de cosas. Soy funcionaria y de Educación, para más inri y he tenido que oír que lo que nos están haciendo también es violencia, aunque no física. ¿Qué valores les transmito yo a mis alumnos si respondo con violencia al violento? Me descalificaría yo sola si se me ocurriera insultar, ir desinformada y gritar lo que otros me han dicho y, por supuesto, tirar nada a nadie.
Gracias, Athena, por tu comentario... Y por tu testimonio personal, que es muy significativo.
Pedro, has empezado el artículo con valentía, desmintiendo a tus superiores, pero te ha durado poco. Otra vez será.
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