No podía ser menos en plena Semana Santa. Los sufridos consumidores españoles continuamos recorriendo nuestro particular 'via crucis', que soportamos con un estoicismo verdaderamente meritorio. Una vuelta de tuerca más: El precio del gas natural sube un 4,15 %, y de la bombona de butano un 5,75%. Y sin que nadie levante apenas la voz.
Tales incrementos no son consecuencia del 'descontrol' del descarnado e inhumano sistema capitalista, sino que derivan de las tarifas administrativas fijadas por el Gobierno, las llamadas 'Tarifas de Último Recurso' para los consumidores domésticos que no hayan pactado un precio con su suministrador en el mercado libre, todavía incipiente en el sector. De esta forma, además de continuar distorsionando los precios libres del mercado energético, nuestro benéfico Ejecutivo, tan socialista él, propina un nuevo sablazo al ya de por sí castigado bolsillo del ciudadano. Resulta revelador que, mientras los precios no intervenidos y sometidos únicamente a las fluctuaciones del mercado apenas suben en esta época de crisis económica (al menos hasta que se implante el incremento del IVA, claro), los marcados por el Gobierno, que para más inri afectan a la provisión de servicios básicos como el agua, la electricidad o el gas, no paran de aumentar.
Un nuevo y significativo ejemplo de que la intromisión del Estado en los precios perjudica en primer lugar precisamente a quienes se asegura proteger con tales medidas: A los consumidores, y en particular a los de menor renta. Pero la culpa la tiene el maldito capitalismo salvaje que padecemos.
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