Finalmente, a los ilustres cazadores rojos les ha salido el tiro por la culata. Parece ser que no contaban con que sus vergüenzas iban a quedar al descubierto, y que ello iba a propiciar precisamente el efecto contrario al que pretendían: Una movilización del electorado del centro-derecha en torno al partido al que normalmente votan, y con más razón si advierten que está siendo injustamente atacado. Así pues, los frutos cosechados por la campaña bermejo-garzoniana contra el enemigo han sido elocuentes: El PP ha conseguido la mayoría absoluta en Galicia, gracias a la cual volverá a la Xunta, y un resultado digno en el País Vasco, a pesar de que las encuestas pronosticaban un auténtico descalabro. A Zapatero, en este caso derrotado en toda regla por Rajoy, le urge encontrar otros arietes electorales, y le agradeceríamos que en tal ocasión, y a ser posible, fueran respetuosos con el Estado de derecho. No le pedimos más.
Pese a todo, los que creemos en España y la libertad debemos congratularnos por el duro revés que estas elecciones han supuesto para el nacionalismo disgregador. Por una parte, el PP tendrá la oportunidad de echar por tierra los proyectos liberticidas de la vencida coalición social-nacionalista, como los de inmersión lingüística, que pretendían desterrar de Galicia los derechos constitucionales. Y por otro lado, dado que PSE, PP y UPyD han conseguido más escaños que los partidos nacionalistas en la Cámara de Vitoria, puede conformarse por primera vez en la historia un Gobierno constitucionalista en el País Vasco. Estamos, pues, ante una ocasión sin precedentes para desmontar un régimen de nacionalismo hegemónico y dominante y una amplia red clientelar tejida durante tantos años por el aranismo y sus adláteres, lo que desde luego no va a ser nada fácil. Pero emprender tan necesario y regenerador empeño está en manos de Pachi López, o, lo que es lo mismo, de Zapatero, cuyo sectarismo anti-PP resulta incompatible con ese 'cambio' que tanto han pregonado los socialistas vascos; a no ser de que se trate de un cambio 'lampedusiano', meramente cosmético, y no lo suficientemente profundo como para propiciar que la Constitución y la libertad imperen por fin en el País Vasco. Que el PSE, y este PSOE de Zapatero, abandone de la noche a la mañana su actual criptonacionalismo y decida adoptar una política diametralmente opuesta a la del PSC en Cataluña, y a la que llevó a cabo el PSG en Galicia, se me antoja realmente difícil. Pero nada me gustaría más que equivocarme: Cosas más raras hemos visto en política. En cualquier caso, de Zapatero y Pachi López depende que la nueva esperanza de la España constitucional no se vea defraudada.
2 comentarios:
Desde la humilde opinión de un ciudadano murciano, que tiene algo de idea de la problemática vasca, debido a mis grandes amistades de ese país, tengo que recordar que el partido mas votado ha sido el PNV, que ha pasado del 29,33% de los votos al 38,56% y así han querido los vascos que sea, no podemos decir que en Catalunya han gobernado siempre los nacionalistas y luego criticar lo mismo cuando interesa, si el PNV ha sido la fuerza mas votada, que así lo sea el Lehendakari, sin pactos y sin nada raro, es lo que el pueblo ha decidido, recuerdo solo es una mera opinión y un punto de vista diferente, un saludo Pedro.
Sabes que para gobernar no es suficiente con ser el más votado, sino que es necesario tener los apoyos suficientes para ello. Por ejemplo, el PP en Galicia fue con diferencia el más votado en la pasada legislatura, y pactaron el PSOE y los nacionalistas para gobernar; y en Baleares se unieron nada menos que ¡seis¡ partidos, de todos los colores y tendencias políticas, para desbancar al PP del Gobierno de aquellas islas. Y en ambos casos obteniendo casi la mitad de los votos, mucho más que el apenas 40 por ciento que ha conseguido el PNV. Aquello podría gustar más o menos, pero en ninguno de esos casos nadie habló de 'golpe institucional' como ha hecho el presidente peneuvista. Es, por tanto, absolutamente legítimo que distintas fuerzas políticas con representacion y mayoría suficiente en el Parlamento se pongan de acuerdo para propiciar un cambio de Gobierno que ha sido sempiterno, algo por otra parte normal y hasta saludable en cualquier democracia, en torno a un programa común. En este caso si en algo pueden coincidir PSOE, PP y UPyD es en la defensa de los valores y principios constitucionales, que sencillamente no existen en el País Vasco; entre otras razones porque los aranistas se han dedicado durante casi treinta años, en virtud de determinadas 'nueces' que han ido recogiendo, a hacer de aquellas bellas tierras un cortijo particular del nacionalismo. Urge que en el País Vasco impere de una vez por todas la libertad. Y de esta forma también habrá más y mejores instrumentos para luchar contra el terrorismo etarra. Pero vamos a ver si el PSOE de Zapatero está por la labor...
Publicar un comentario