Ciertamente, no tendría por qué sorprendernos, dado el carácter eminentemente socialista en lo económico del fallido pacto 'de investidura' entre Sánchez y Rivera, entre PSOE y Ciudadanos. Que, recordemos, recogía, entre otras, las siguientes medidas: limitarse a mantener (eso sí, menos mal) el IRPF tal y como está frente a la nueva bajada que propugna el PP, pero subir otros impuestos como el de Sociedades o el de Sucesiones y Donaciones; incrementar el gasto público nada menos que en 50.000 millones de euros; reformar el artículo 135 de la Constitución para convertir en papel mojado la estabilidad presupuestaria; y, por supuesto, la revisión de... la misma reforma laboral (lo que, según el PSOE, llevaría a su derogación 'de facto'). Un acuerdo, por tanto, al que no le harían ascos esos sindicatos de la socialburocracia llamados 'de clase'; y muy a pesar de que, en un patético intento de buscar el apoyo 'patriótico' y 'gratis et amore' del PP a la investidura de Pedro Sánchez, se haya llegado a presentar semejante compendio de socialismo incluso como 'asumible' para los cánones ideológicos del centro-derecha liberal.
Aunque seamos claros: como partido del centro (de la nada), de lo que se trata fundamentalmente es de pescar votos a izquierda y a derecha, de arriba y de abajo. Y si hay que hacer acto de presencia en el mismísimo infierno, se va, y punto.
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