lunes, 2 de junio de 2014

EL REY ABDICA; ¡VIVA EL REY!

El 2 de junio de 2014 será recordado sin duda como una fecha histórica: el día en que, siguiendo una cierta corriente instalada en Monarquías europeas, partidarias de introducir savia nueva en sus titulares quizá con la intención de favorecer su supervivencia en estos tiempos de crisis de identidad política (en buena parte propiciada por las turbulencias económicas), el Rey don Juan Carlos anunció su abdicación. Han sido 39 años, el sexto reinado más largo de la historia de España, de un periodo decisivo, el de la llegada y consolidación de la democracia a la que contribuyó como motor y protagonista principal, y de un progreso y prosperidad sin precedentes. Muy pronto, pues, se iniciará la monarquía de Felipe de Borbón y Grecia: lo hará bajo el nombre de Felipe VI, ya que el anterior fue Felipe de Anjou, el V; precisamente, el primer Borbón que reinó en España.

Tras la abdicación del Rey don Juan Carlos, ¿cómo se desarrolla a partir de ahora el proceso de la sucesión a la Corona? Puesto que, afortunadamente, España sigue siendo un Estado de Derecho, y que como tal se encuentra dotada de un marco legal y de una Constitución que nos dimos los españoles como depositarios de la soberanía nacional, son de aplicación las disposiciones y previsiones al efecto; las cuales aseguran la estabilidad política e institucional que cabe esperar de cualquier régimen democrático, sea Monarquía Parlamentaria, sea República. Porque pedir la celebración de determinado referéndum aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y despreciando los procedimientos constitucionales en vigor, supone ni más ni menos que intentar convertir nuestro sistema democrático y constitucional en una ficción a merced de ciertos vaivenes; lo que conduciría en último término al final del imperio de la ley y a, quizá sí, llegar a transformarnos en República, aunque de naturaleza más bien bananera.

El artículo 57.5 de la Constitución Española, en su Título II (De la Corona), establece lo siguiente: 'Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica'. Por tanto, corresponde al Gobierno, en un Consejo de Ministros extraordinario (que tendrá lugar mañana mismo), desarrollar y proponer una ley que contemple la abdicación del Rey; la misma deberá ser ratificada posteriormente por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, como ley orgánica que es, y, después, por la mayoría simple del Senado. Hay que hacer constar que no se considerará consumada la abdicación hasta que no sea aprobada por las Cortes Generales.

Después, sería de inmediata aplicación el artículo 57.1 de nuestra Carta Magna: 'La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos'. Lo cual deja meridianamente claro que el sucesor es el todavía Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia. Así pues, el proceso de sucesión culminará con la proclamación ante las Cortes Generales (Congreso y Senado, que se reunirán en sesión conjunta) de Felipe VI como nuevo Rey de España, quien, como establece el artículo 61.1 de la Constitución, 'prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas'.


No está de más recordar que la Monarquía, sin cuyo papel histórico no puede entenderse la unidad y permanencia de la nación, se halla identificada, al menos desde nuestra primera Carta Magna de 1812 (aunque con lamentables excepciones, eso sí), con la instauración de sistemas constitucionales y de libertades en España. Y que, en cambio, los experimentos republicanos han generado desestabilización y caos político y social. Son algunas de las razones que nos lleva a muchos a preferir el mantenimiento de un régimen constitucional de Monarquía Parlamentaria que tan buenos frutos nos ha reportado en general.

El Rey abdica; ¡viva el Rey!

1 comentario:

Anónimo dijo...

he encontrado informacion sobre que alguien habia predicho la la
abdicacion con 9 años de antelación del rey Juan Carlos I de España en su
libro Caesarem de Nostradamus. lo peor es lo que biene despues

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