lunes, 4 de noviembre de 2013

GARZÓN: VUELVE EL HOMBRE

 
El señor Garzón, el perejil de todas las salsas, famoso en el mundo entero por su defensa de las causas perdidas progres mediante prevaricación y atropellos a los derechos individuales, ya figuró en las elecciones generales de 1993 como el número 2 en las listas del PSOE; justo detrás del mismísimo 'Míster X' de los GAL que como juez andaba investigando, y sin que ello al parecer le supusiera ningún impedimento moral. Años más tarde, fue descubierto 'in fraganti' compartiendo jornadas cinegéticas con el señor Bermejo, a la sazón Ministro de Justicia zapateril además de declarado cazador furtivo, en plena efervescencia mediática y judicial del caso Gürtel; porque para qué disimular, si Alfonso Guerra ya mató en su momento a Montesquieu. Ahora, junto a otras 'celebridades' de la izquierda radical que sin duda acercan todavía más al actual PSOE a la socialdemocracia más moderada, ofrece su colaboración a Rubalcaba, es de suponer que en las horas que le deje libres su brillante labor de asesoramiento a doña Cristina Fernández de Kirchner, otro prócer de las libertades; pero todo sea por luchar contra la malvada derecha, a la que increíblemente, y según todas las encuestas, una mayoría de españoles está todavía dispuesta a seguir votando. Pero a buen seguro que la sola presencia del Justiciero Mundial de la Santa Progresía, aunque de magistrado-juez de la Audiencia Nacional (tal y como rubricaba en sus misivas a su 'querido Emilio') se haya visto degradado a simple picapleitos, servirá para cambiar las tornas.

Quién sabe: de la misma forma que en su momento la no concesión por Felipe González de su deseo de ser 'Superministro' de Justicia e Interior (responsabilidad que acabó recayendo, qué injusticia, en Juan Alberto Belloch, otro juez progre aunque con menos ínfulas de estrella mediática) le llevó a abandonar (solo formalmente) la política, volver a enfundarse la toga y retomar la instrucción del caso GAL, lo que favoreció que se desenredaran muchas de las madejas del terrorismo de Estado puesto en práctica por el Gobierno socialista de entonces (sin que, por supuesto, alcanzaran a su 'no estigmatizable' presidente), la posibilidad de que Rubalcaba no se allanara a las demandas personales del rescatado 'fichaje galáctico' (aunque ahora venido a menos) podría desembocar en que se conozca por fin la verdad sobre el infame chivatazo a la ETA, caso que también instruía y cuyos secretos guardó a buen recaudo. 

Y es que nunca cabe abandonar la esperanza de que el conocido refrán de 'no hay mal que por bien no venga' acabe teniendo aplicación.

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