domingo, 18 de octubre de 2009

LA INGENIERÍA SOCIAL DEL GOBIERNO


Mariano Rajoy, haciéndose eco del impresionante clamor en contra en Madrid, ha anunciado que el PP pedirá en el Congreso de los Diputados la devolución al Gobierno de la reforma de la Ley del Aborto. Se trata de una iniciativa loable, pero, por desgracia, con escasísimas posibilidades de prosperar. El PSOE de Zapatero, el más sectario de la historia de nuestra joven democracia, ha llegado al Ejecutivo para hacer realidad su objetivo de profunda y radical transformación de nuestra sociedad. Y mientras cuente en el Parlamento con la adhesión de comunistas e independentistas de izquierda, en quienes se apoya para hacer realidad su proyecto rupturista, no hará marcha atrás. El 'progreso' que históricamente impone la izquierda en sus diversas variantes es, en efecto, imparable; sobre todo porque no suele andar con contemplaciones de ningún tipo.

Y es que los mismos que, mientras permanecían en la oposición, le reprochaban a Aznar que no fuera sensible a determinadas manifestaciones que se celebraron durante su mandato, que además presentaban como quintaesencia de la democracia, hacen ahora caso omiso a las muchas que han tenido lugar bajo su Gobierno. Aunque, claro, aquéllas sí representaban el verdadero sentir del 'pueblo', puesto que fueron convocadas 'espontáneamente' por la izquierda; en cambio, éstas, que ni tan siquiera han contado con su preceptivo visto bueno, y muy a pesar de su extraordinaria profusión, sólo pueden provenir de inconfesables y minoritarios intereses, ligados a la derecha extrema y reaccionaria. Exactamente de donde proceden, tal y como ha resaltado la vicepresidenta De la Vega, aquellos intolerables abucheos que, antes de cada Desfile de las Fuerzas Armadas, suelen proferir a nuestro intangible presidente.

Así pues, la sobresaliente y multitudinaria manifestación contra la ampliación del aborto va a obtener del Gobierno socialista la misma respuesta que las anteriores: El más absoluto de los desprecios. Su plan de ingeniería social pasa necesariamente por convertir el aborto, es decir, el hecho de disponer de la vida de un ser que, por no haber nacido, no deja de ser humano, en un derecho. Lo que, lejos de constituir una profundización en las libertades, conlleva un efecto perverso: La concepción de la vida humana como valor supremo, tal y como la entendemos desde los principios del derecho natural, pierde vigencia. A partir de ahora el Estado y sólo el Estado determinará qué es lo que ha de entenderse por vida humana, por encima de cualquier juicio moral, ético o incluso científico. El criterio expresado por Bibiana Aído, 'el feto es un ser vivo, pero no humano', aunque infundado desde cualquier perspectiva biológica, acaba imponiéndose sobre toda autoridad en la materia, ya que posee la única que verdaderamente adquiere plena validez: La que, en su calidad de Ministra del Gobierno, deriva del Estado.

En realidad, se trata de hacer del aborto un método anticonceptivo más, sin tener mínimamente en consideración la protección de la vida humana. De la misma forma, el Estado-médico ya ha prescrito la venta de la píldora postcoital sin receta y sin límite de edad, pese a los dañinos efectos secundarios que puede producir en quienes la tomen. También sabemos que el Estado-familia, una vez que ha logrado inmiscuirse en la formación ética y moral de los hijos por medio de ese engrendo llamado 'Educación para la Ciudadanía', tiene intención ahora de menoscabar la autoridad familiar al permitir el aborto de menores de edad sin el consentimiento de sus padres. Por desgracia, el Gobierno está consiguiendo alcanzar poco a poco una de sus principales metas: La presencia e interferencia del Estado en todos los órdenes de nuestras vidas, desde la cuna (si nos dejan nacer, claro) hasta la sepultura (si nos dejan morir en paz). Porque aquel individuo, hombre o mujer, al que antes de tiempo y forzosamente se le desgaja de su familia, o que en cualquier caso ni tan siquiera ha de responsabilizarse de las consecuencias de sus actos, no es en absoluto más libre e independiente. Bien al contrario, se convierte en una marioneta en manos de la autoridad estatal.

4 comentarios:

David Bollero dijo...

¿Cómo se puede situarse, políticamente hablando, tan a la derecha y no dar una a derechas? Usted, señor Moya, lo ha conseguido. Corra a matricularse en la cátedra que su idolatrado Aznar impartirá en la universidad murciana próximamente.

Policronio dijo...

"¿Cómo se puede situarse [sic], políticamente hablando, tan a la derecha y no dar una a derechas?".

Si no pone usted un ejemplo (mejor varios) de "no dar una a derechas" en el texto del autor; es decir, si no ofrece algún argumento que refuerce su impresión, la sensación que da es de simple pataleo.

De donde se deduce que si alguien debe matricularse, quizá en un curso de alfabetización, ese es usted, señor Bollero.

Unknown dijo...

Señor Bollero: Uno ya está acostumbrado a que la progresía, a la que sin duda pertenece, se limite a descalificar con adjetivos más o menos desafortunados a quienes les llevamos mínimamente la contraria. Pero sería original por su parte que además esbozara algún razonamiento o argumento que sostuviera su aserto. Sé que puede resultarle difícil, pero le animo a que lo intente. De esta forma, podríamos iniciar un debate mínimamente consistente, que no se limitara al 'pues tú eres...', 'pues anda que tú'...
Y mire, ahora que lo menciona, quizá, si el trabajo me lo permite, me matricule en la cátedra de mi 'idolatrado' Aznar, sí. Sería un honor aprender de quienes pueden dar lecciones sobre cómo gobernar un país y hacer que prospere. Más de uno debería también asistir a sus clases.

Manuel dijo...

En primer lugar, las manifestaciones contra la guerra de Iraq contaban con el respaldo de una amplia mayoria del pueblo, como lo demostraban las encuestas. Las manifestaciones contra el aborto cuentan con 2 imaginarios millones de personas.
En segundo lugar usted se califica:
"Soy un defensor del liberalismo, ya que creo firmemente en el enorme potencial del individuo libre." pero despues suelta perlas como: "A partir de ahora el Estado y sólo el Estado determinará qué es lo que ha de entenderse por vida humana," cuando mas bien legislar el aborto es dar la libertad a la persona de decidir. No tiene tanta fe en el potencial del hombre libre? bueno, pues deje a las mujeres libres decidir!. Y sobre el gran estadista de Aznar... fue de gran estadista poner todas nuestras cartas en la especulacion inmoviliaria (q dicho sea de paso ZP no hizo nada mejor)?