martes, 6 de septiembre de 2016

PEDRO SÁNCHEZ, DE PIRÓMANO A BOMBERO

Visto el parón que en el Congreso de los Diputados han forzado los que tienen en común su visceral animadversión hacia el PP, el Rey Felipe VI ha decidido no abrir de momento una ronda de consultas con los líderes y portavoces de los grupos políticos con representación parlamentaria. Pero tranquilos, que ahí tenemos a la colosal figura del estadista Sánchez; el cual, con su ingente cosecha electoral de 85 escaños, se halla dispuesto incluso a asumir el papel que le correspondería ejercer al mismísimo Jefe del Estado con tal de "buscar una salida" a la parálisis política... que él mismo ha provocado. Ni más ni menos que el mayor pirómano se reivindica ahora como el Bombero Oficial del Reino.

No contento con boicotear de manera contumaz, irresponsable e intransigente al candidato y partido más votados y, con ello, la formación de ese nuevo Gobierno que necesita urgentemente España, pretende encima someter a los españoles a una inmensa tomadura de pelo; a una grandiosa pantomima del tenor de aquella "investidura" a la que se presentó faltándole 46 escaños. Porque si va a "hablar con todos" pero "sin postularse", ¿para qué entonces? ¿Planteará, tal y como ha sugerido, un indigerible tripartito con Podemos y Ciudadanos pese a, no solo el rechazo de los hiperlíderes de los partidos concernidos, sino a que desde su propio partido en Andalucía (esto es, Susana Díaz) le han pedido que "no engañe" con pacto tan "inviable"? ¿Tiene algo que acordar con las formaciones independentistas, vetadas por el propio Comité Federal del PSOE? ¿Y con qué arrestos va a dirigirse al PP tras sus frecuentes y rotundas negativas siquiera a establecer, no ya negociaciones, sino meras conversaciones con Rajoy? Por cierto: ¿los que él mismo definía como "aliados potenciales" del PP por su carácter "derechista" o "conservador", tales como Ciudadanos, PNV e incluso la antigua Convergència, se han convertido por arte de birlibirloque en "fuerzas del cambio"?

"Quousque tandem abutere, Sánchez, patientia nostra?". ¿Hasta cuándo abusarás, Sánchez, de nuestra paciencia?

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