No contento con boicotear de manera contumaz, irresponsable e intransigente al candidato y partido más votados y, con ello, la formación de ese nuevo Gobierno que necesita urgentemente España, pretende encima someter a los españoles a una inmensa tomadura de pelo; a una grandiosa pantomima del tenor de aquella "investidura" a la que se presentó faltándole 46 escaños. Porque si va a "hablar con todos" pero "sin postularse", ¿para qué entonces? ¿Planteará, tal y como ha sugerido, un indigerible tripartito con Podemos y Ciudadanos pese a, no solo el rechazo de los hiperlíderes de los partidos concernidos, sino a que desde su propio partido en Andalucía (esto es, Susana Díaz) le han pedido que "no engañe" con pacto tan "inviable"? ¿Tiene algo que acordar con las formaciones independentistas, vetadas por el propio Comité Federal del PSOE? ¿Y con qué arrestos va a dirigirse al PP tras sus frecuentes y rotundas negativas siquiera a establecer, no ya negociaciones, sino meras conversaciones con Rajoy? Por cierto: ¿los que él mismo definía como "aliados potenciales" del PP por su carácter "derechista" o "conservador", tales como Ciudadanos, PNV e incluso la antigua Convergència, se han convertido por arte de birlibirloque en "fuerzas del cambio"?
"Quousque tandem abutere, Sánchez, patientia nostra?". ¿Hasta cuándo abusarás, Sánchez, de nuestra paciencia?
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