miércoles, 13 de abril de 2016

TRAS EL SAINETE: CORDURA, DISLATE O ELECCIONES

 
No les falta razón a quienes acusan al presidente del Gobierno en funciones de quietud e inacción. Es cierto, Rajoy se podría haber movido... para hacer su particular contribución al ridículo sainete en que Sánchez, Rivera e Iglesias han convertido el panorama político nacional. En cambio, ha preferido ser serio, mantener inalterable la propuesta que anunciara al día siguiente de las elecciones, la de un Gobierno constitucionalista de amplio espectro (por lo cual se lo coloca la etiqueta de 'inmovilista'), y, en consecuencia, permanecer ajeno a un proceso de 'negociaciones' que no ha sido tal, sino un circo político-mediático que quizá haya servido para entretener a algunos, pero que ha supuesto una lamentable pérdida de tiempo amén de una monumental tomadura de pelo a los españoles, cuyo hastío con la situación política actual hace tiempo que está plenamente justificado. A los señores Sánchez y Rivera, como líderes de fuerzas políticas 'de Estado' y, como tales, plenamente insertas y comprometidas con el sistema constitucional, habría que pedirles que se ocuparan menos de organizar e interpretar juegos, comedias y 'performances' con el fin de acaparar fotos y titulares, y más por procurar realmente el bien de España.

Hasta que ha llegado el momento en que el mismísimo Rey de España ha irrumpido en el escenario, sí, pero para volver a desempeñar el cometido de moderador de las instituciones que la Constitución le asigna. Así, ya ha decidido poner fechas a la que será su tercera ronda de consultas con los representantes de los grupos políticos: los días 25 y 26 de este mes. A no ser que para entonces termine imponiéndose, bien la cordura y altura de miras que lleve a una coalición constitucionalista, bien el dislate de una ambición desmedida que conduzca a un pacto del PSOE con chavistas, nacionalistas y separatistas, lo más probable es que don Felipe constate que no hay acuerdo para proponer otra vez al Congreso un candidato a la presidencia del Gobierno y, en consecuencia, el 2 de mayo disuelva las Cortes Generales y convoque nuevas elecciones generales con el refrendo del presidente del Congreso de los Diputados. 

Nada indica de momento que antes de tan señalada fecha surja alguna sorpresa; y que, de haberla, sea agradable y, sobre todo, positiva para España y su gobernabilidad: la última y patética llamada de auxilio del estadista Sánchez al Mesías Iglesias, tachado de 'no fiable' por su propio portavoz parlamentario tras haber soportado una humillación tras otra, y sus indignas apelaciones a renunciar a 'sillas' mientras busca salvar la suya propia, son claros indicios de ello.

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