miércoles, 23 de marzo de 2016

NI BUENISMO, NI MULTICULTURALISMO, NI INACCIÓN

El terrorismo yihadista ha vuelto a golpear con toda su vesania sanguinaria y criminal en pleno corazón de su odiada Europa: 31 muertos en una cadena de explosiones en Bruselas, 31 personas desprevenidas, desprotegidas e indefensas que cometían el delito de ser occidentales y, por ende, 'cruzados' según los demenciales cánones de sus asesinos.

Occidente no debe ceder un ápice en la defensa de los principios que le distinguen y que, por esa misma razón, aborrecen los islamistas: democracia, libertad y derechos derivados de la misma dignidad del ser humano. Valores que no deben identificarse con un buenismo suicida y la condescendencia y tolerancia hacia los intolerantes, sino, bien al contrario, con una absoluta firmeza en la defensa de las libertades y de nuestro modo de vida, tanto en el mensaje como, por supuesto, en los actos.

Hemos de dejarles claro que Occidente reforzará su unidad frente al islamismo criminal y totalitario y les perseguiremos allí donde se encuentren, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras: esto es, tanto, por ejemplo, en el mismo barrio bruselense de Molenbeek, ejemplo paradigmático del fracaso de un multiculturalismo que, en su empeño de favorecer la convivencia de 'culturas' teocráticas y liberticidas en el seno de la civilización occidental, genera guetos convertidos en auténticos semilleros de odio; como en Siria, Irak o Nigeria, lugares en los que, por cierto, el azote del yihadismo hace tiempo que ha alcanzado niveles de intensidad genocida, algo que por estos lares contemplamos generalmente con indiferencia... hasta que acuden en masa a tocarnos la puerta de nuestra casa.

En suma: no debemos permitir que, llevados por una cobarde inacción sostenida en un acomodaticio relativismo moral, terminemos facilitando su objetivo: acabar con nosotros, borrar de la faz de la tierra al Occidente cristiano, como tal 'infiel' y 'satánico'.

1 comentario:

Alexander Forsyth dijo...

En algún punto los europeos tendrán que entender el sentido profundo del lenguaje binario, pues hay cosas que ni el voluntarismo más templado puede hacer compatibles. Así las cosas, deberán prepararse para ese momento del «o ellos, o nosotros» que les llegará tarde o temprano. Y ojalá que sea temprano, antes que tarde...