miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA IMPOSTURA ANTICLERICAL DEL PSOE

De las muchas que le adornan, pocas imposturas típicas del PSOE son más fáciles de desmontar que las referidas a sus poses anticlericales, que adopta cada vez que se encuentra en apuros (es su mantra favorito, junto al antifranquismo retrospectivo), y especialmente cuando ejerce de oposición a un Gobierno de 'la derecha'. Así, cuando califica de 'preconstitucionales' e incluso 'inconstitucionales' los todavía vigentes acuerdos con la Santa Sede, solo cabe, en el primer caso, recordar la fecha en que se firmaron: 3 de enero de 1979, esto es, después de que la Constitución fuera aprobada en las Cortes el 31 de octubre de 1978, ratificada por referéndum el 6 de diciembre de ese mismo año y entrara en vigor 23 días después; y, en el segundo caso, limitarse a citar el artículo 16.3 de la Carta Magna: 'Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones'. Pese a las incomprensiones lectoras que pueda haber tras décadas de LOGSE, más claro, agua. Pero que la realidad no te estropee una buena campaña propagandística, pensarán los prebostes del socialismo español.

Porque los concordatos de España con la Santa Sede en ningún caso han impedido que se puedan firmar también con representantes de otras confesiones religiosas, como de hecho así ha sido: en 1992 se alcanzaron sendos acuerdos de cooperación con las iglesias evangélicas y las comunidades judía y musulmana, a los que después se unirían mormones, budistas, testigos de Jehová y ortodoxos. En cualquier caso, la Iglesia Católica sí merecería un reconocimiento y trato especial, no solo atendiendo a las creencias religiosas de una gran mayoría social (según el CIS, y pese a la crisis de religión de hace muchos años en España, el 70 por ciento de los españoles se sigue declarando católico), sino por fundamentales cometidos concretos que desempeña en la sociedad civil y que suponen una considerable descarga para el Estado y un subsiguiente ahorro económico para las arcas públicas: enseñanza (para las familias que libremente hayan eligido recibir una educación en valores católicos), atención y ayuda a los más necesitados, campañas de lucha contra la pobreza, etc. Y con ello además, y pese a lo que difunde la mentirosa propaganda anticlerical, el Estado no le regala absolutamente nada a la Iglesia, ya que sus ingresos proceden de quienes voluntariamente así lo hacen constar en sus declaraciones de la renta. Al contrario, por cierto, de otras confesiones religiosas muchísimo menos arraigadas en la sociedad española, que sí obtienen subvenciones directas.

Sea como fuere, el PSOE ha tenido nada menos que 20 años para desde distintos Gobiernos de la democracia denunciar esos acuerdos; pero de repente, y ahora en la oposición, le han entrado las prisas. Y es que su verdadero objetivo, puramente electoral, consiste en jugar a ser más anticlerical que la misma izquierda radical y, sobre todo, presentar al PP como un partido 'vendido' a los intereses de la Iglesia. Pero a estas alturas nos conocemos todos.

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