martes, 30 de septiembre de 2008

...PUES SE RESISTE EL CONSENSO KEYNESIANO


Vaya, esto sí que no estaba en el guión. Claro, como estos americanos se toman esto de la democracia tan en serio, pasan estas cosas. Cuando todo parecía estar atado y bien atado, resulta que la Cámara de Representantes rechaza esa torpe reedición del 'New Deal' que responde al nombre de Plan Bush-Paulson. Inconcebible, sobre todo para nuestras entendederas, tan acostumbradas a los modos 'partitocráticos'. ¿Cómo ha sido posible? Se debe tener en cuenta que la norteamericana es una democracia auténticamente representativa; esto es, quien llega al Congreso no le debe su cargo al partido, sino a sus electores, a quienes ha pedido directamente el voto. Por tanto, allí no funciona la disciplina de partido, sino que cada representante ha de 'retratarse' ante cada votante de su distrito. ¿Y qué ha pasado? Pues que al congresista de Montana, Idaho o Nebraska, le es muy difícil justificar ante su electorado, que bastante tiene ya con financiar a los 'burócratas' de Washington, que ahora con sus impuestos se van a pagar los desmanes de los tiburones de 'Wall Street'. Sea el representante republicano, sea demócrata, porque cabe recordar (sobre todo ante la mayoría de opinadores y medios de comunicación, que se han apresurado, como siempre, a pintar a los republicanos como los malos de la película) que el Congreso cuenta con una amplia mayoría demócrata.
Yo me quedo con el argumento del congresista por Indiana Mike Pence, impecable, al menos desde un punto de vista liberal: 'Libertad económica significa libertad para tener éxito y libertad para fracasar'. Ahí reside la clave. Y es que muchos no entienden que actuar con responsabilidad es la otra cara de la moneda de la libertad.
Sin embargo, vaticino que, tarde o temprano, se producirá el consenso; y que no dejará de ser keynesiano, si bien matizado por alguna medida que logre introducir el ala liberal del Partido Republicano. El intervencionismo (en este caso de la Reserva Federal, en forma de excesivas regulaciones en el mercado financiero y las sucesivas e inoportunas bajadas de los tipos de interés, que han dejado el valor del dólar por los suelos) ha llevado a esta situación, y no puede resolverse con más intervencionismo, por muy transitorio que éste sea. Aviso a navegantes: Las recetas keynesianas no harán sino alargar la crisis. Son pan para hoy y hambre para mañana.

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