Vamos, que, en realidad, lo que dictaminaba el máximo órgano del PSOE, por 139 votos frente a 96, era no ir de cabeza al suicidio colectivo y, de esta forma, darse a sí mismos tiempo para intentar restañar sus heridas, unificar el partido y retomar fuerzas para volver a ser esa gran alternativa nacional de centro-izquierda.
Aun así, todo parece indicar que la controversia interna que todavía anida en el PSOE se manifieste también en el propio Grupo Parlamentario Socialista del Congreso de los Diputados durante la investidura del incombustible Mariano Rajoy. Pero, afortunadamente, los escasos siete escaños del Partido Socialista de Cataluña, los apenas dos de los socialistas baleares, y los (o las) de unos cuantos (o cuantas) irreductibles del "sanchismo" como la aragonesa Susana Sumelzo o la "independiente" Margarita Robles, van a ser absolutamente insuficientes como para impedir que España tenga por fin Gobierno: cabe recordar que bastan once abstenciones para que Rajoy sea investido presidente en segunda votación. Lo que sí es todavía un misterio es qué hará el propio "Míster NoesNo" cuando haya que retratarse en el Congreso: ¿desacatará el mandato de un Comité en el que, por cierto, no ha participado y entonará henchido el "no", o preferirá ausentarse del hemiciclo cuando llegue el momento?
Quizá haya planeado unas nuevas vacaciones para entonces, quién sabe. Serían, precisamente, sus terceras.
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