martes, 14 de abril de 2015

YIHADISMO Y SEPARATISMO: UN MISMO RENCOR

Es un hecho constatable que el Parlamento de Cataluña acogió en julio de 2012 la visita de una delegación de cincuenta líderes islámicos, y muy a pesar de que el Ministerio del Interior hubiese alertado en su momento a la Generalitat del inquietante avance salafista en Cataluña. Así, ejercieron como anfitriones Josep Rull, entonces miembro de la Mesa del Parlamento catalán y hoy coordinador general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC); Angel Colom, ex-mandamás de ERC pero entonces en calidad de dirigente de la fundación 'Nous Catalans', vinculada a Convergencia; y Nouredinne Ziani, por aquellas fechas presidente de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña (UCCIC) y responsable del llamado Espacio Catalano-Marroquí, y quien, para más inri, fue expulsado de España en 2013 a instancias del CNI, que le acusó de amenazar a la seguridad nacional con su discurso salafista.
Si bien no era la primera ocasión que acudía una delegación de líderes musulmanes a Cataluña procedentes de Marruecos, nunca antes fueron recibidos con todos los honores en el Parlamento autonómico. Según reconocía 'Nous Catalans' en su misma web, el motivo de esta recepción de carácter institucional radicaba en la necesidad de que los imanes obtuvieran información directa de la «historia y realidad de la nación catalana»; y de ello se encargaría el mismo Josep Rull, que no se recató de exponer ante los imanes invitados principios sobre las pretensiones independentistas del Gobierno de Artur Mas. Y las recibieron momentos antes de distribuirse por diferentes localidades de Cataluña para impartir conferencias sobre el Islam.
Y es que en los últimos años se ha detectado un especial empeño de la Generalitat catalana y del nacionalismo en general para colmar de atenciones y ayudas procedentes de partidas de dinero público a los aproximadamente 400.000 musulmanes que residen en Cataluña, la mayoría de origen magrebí; ni más ni menos que con el objetivo de captarlos para la causa del secesionismo y así contribuir a fortalecerlo socialmente. Pero los Servicios de Inteligencia llevan tiempo alertando del peligro que conlleva tamaña estrategia: se está favoreciendo a un colectivo que está siendo dominado por las corrientes más fundamentalistas del Islam, como es la salafista.
Pues bien, tanto el Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz como su mano derecha, Francisco Fernández, tras las últimas detenciones de islamistas en Barcelona, se han limitado a resaltar y denunciar públicamente los vínculos detectados entre yihadismo y separatismo catalán, como es por otra parte su obligación. La respuesta del Gobierno nacionalista catalán y sus adláteres, de cajón: nuevo uso y abuso del consabido discurso victimista, hasta el punto de incluir esta última acusación del represor 'Madrit' en una lista de agravios que constituirán nada menos que un 'libro negro'; todo un sarcasmo viniendo de un nacionalismo que no ha dejado de atropellar derechos y libertades individuales.
¿Pero qué tienen en común el fundamentalismo islámico y el separatismo catalán, cabe preguntarse? Ni más ni menos, un mismo odio a España, cuya historia de unidad y edificación como nación, para más inri, no pueden entenderse sin la básica y decisiva contribución del cristianismo. Así, ambas corrientes, por lo demás típicamente colectivistas y liberticidas, pretenden destruir España: el yihadismo, para recuperar al-Ándalus; y el independentismo catalán, para hacerse con el poder absoluto sobre el trozo que aspiran a desgajar. Nada une más que compartir un mismo rencor.

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