martes, 3 de marzo de 2015

CUANDO TRIUNFA EL ALDEANISMO CERRIL

Es momento de solidarizarse con los compatriotas aragoneses que han sufrido las consecuencias de la crecida del río Ebro, y cabe desear, como afortunadamente así parece, que no vaya a mayores. Lástima que en su momento, cuando además la situación económica era bastante más propicia, no se llevaran a cabo las obras que permitieran, no solo encauzar las aguas en semejantes trances y evitar así en lo posible daños y perjuicios, sino aprovechar los excedentes que beneficiarían, en primer lugar, a las necesidades de los propios aragoneses y, en segundo lugar, por medio de los oportunos trasvases, a la rica y fructífera agricultura de las zonas del Levante y Sur de España. 

Porque tampoco está de más recordar que ese era ni más ni menos el objetivo primordial del Plan Hidrólogico Nacional aprobado al final de la segunda legislatura de Aznar; que su sucesor en la presidencia del Gobierno, Rodríguez Zapatero, derogó nada más llegar a La Moncloa, entre otras razones para satisfacer a los nacionalistas de ERC, cuyo concurso necesitaba para gobernar. Pero, por desgracia, el discurso absolutamente insolidario, cerril, aldeano y de campanario hacía tiempo que se había impuesto por aquellos lares de la antigua Corona de Aragón: así, todo un presidente autonómico, el de Cataluña (y eso que no era nacionalista 'stricto sensu', sino 'progresista'), se permitió exclamar, con todas las letras, '¡a esos del Sur, ni agua!'; y otro jefe de Ejecutivo regional (tampoco nacionalista ni regionalista, aunque también 'progresista'), apeló a las vísceras hasta el extremo de concitar las manifestaciones más numerosas de la democracia en las calles de Zaragoza... contra el trasvase del Ebro y el Plan de Cuenca que le precedía. ¿Y qué había de malo si los propios aragoneses se iban a ver beneficiados? Ni más ni menos, que por aquí abajo pretendíamos enriquecernos plantando campos de golf prácticamente por cada hectárea. Y eso sí que no: es preferible seguir soportando las damnificaciones de las por desgracia frecuentes crecidas del río.

Y hasta ahora...

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