martes, 19 de abril de 2011
AYAAN HIRSI ALI, UNA HEROÍNA DE LA LIBERTAD
Aseveraba el político norteamericano Barry Goldwater, tachado en su época de 'ultra' y 'radical', entre otras razones, por su anticomunismo sin ambages, que 'el extremismo en la defensa de la libertad no es ningún vicio; y dejadme que os recuerde que la moderación en la defensa de la libertad no es ninguna virtud.' En efecto, tal y como nos ha enseñado la historia en numerosas ocasiones, los enemigos de la libertad no claudican ante los paños calientes y las concesiones, que bien al contrario interpretan como muestras de debilidad, sino ante posturas firmes, terminantes y basadas en plenas convicciones.
Semejante actitud, por desgracia en desuso en estos tiempos en los que impera el relativismo moral, tiene en cambio en Ayaan Hirsi Ali a uno de sus escasos y más edificantes ejemplos: Somalí de nacimiento, y víctima en su niñez de la salvaje costumbre de la ablación del clítoris, huyó de su país para evitar una boda concertada por su padre. Asilada en Holanda, de donde adquiriría la nacionalidad, obtuvo un máster en Ciencias Políticas y, tras darse de baja del socialdemócrata Partido del Trabajo (PvdA), del que abjuraría fundamentalmente por sus ideas multiculturalistas sobre inmigración, llegaría a ser diputada por el liberal Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD). Implacable azote de la intolerancia y el fundamentalismo propios del Islam, cuyas prácticas liberticidas eran contempladas con cada vez mayor aquiescencia incluso en la tradicionalmente liberal sociedad holandesa, se vio obligada a abandonar Holanda ante las amenazas de muerte procedentes del islamismo, que se recrudecieron especialmente tras el asesinato del cineasta Theo Van Gogh, en cuyo cortometraje 'Submission', una crítica descarnada del trato denigrante hacia la mujer en las sociedades islámicas, contribuyó como guionista. Actualmente, vive en Estados Unidos, donde colabora en el American Enterprise Institute, un 'think tank' liberal-conservador, y preside una fundación para la defensa frente al islamismo de los derechos de las mujeres en... Occidente. Porque a ese extremo, impensable hace apenas una década, hemos llegado.
Así pues, nadie mejor para denunciar la vesania y la profunda intolerancia del islamismo que una mujer que, como Ayaan Hirsi Ali, lo sufre en sus propias carnes; y que, además, lejos de arredrarse, es tan admirable, constante, indómita y valiente como para dedicar toda una vida a exponer sin disimulo alguno, y haciendo uso de ejemplos y argumentos claros y contundentes, su carácter plenamente incompatible con los valores occidentales basados en la libertad del individuo. Y muy a pesar de que tal pretensión no case con los paradigmas de lo políticamente correcto y, para más inri, le obligue a ir acompañada por escoltas. Por desgracia, la defensa a ultranza de la libertad no suele estar exenta de riesgos.
Durante la presentación de su último libro, 'Nómada', y a propósito de la prohibición del uso en público del velo integral decretada recientemente en Francia, Hirsi Ali ha sido tajante: 'No basta con eliminar el burka de las calles europeas. Este es un gesto meramente simbólico. Los países occidentales tienen que ser menos ambiguos en la aplicación de sus políticas. La cultura de acogida debe exigir que los que llegan no solo aprendan el idioma y acaten las leyes sino que también acepten el sistema de valores'. Por tanto, no es suficiente con propiciar la supresión de esas cárceles ambulantes para mujeres (según la propia Hirsi Ali, 'el burka simboliza la tradición, es cierto, pero su significado es el del control de la sexualidad; indica a la mujer que se quede en casa y señala al hombre como incapaz de controlar sus instintos sexuales'), sino que además, y dado que 'la emigración es algo voluntario; te da derechos y libertades, pero también te reclama unas obligaciones', el inmigrante venido del ámbito del Islam debería comprometerse de alguna manera a respetar las normas de convivencia, fundamentadas en la libertad y la dignidad de la persona, que rigen en Occidente. De ahí la conveniencia del controvertido 'contrato de integración', propuesto en España por el PP (también en la misma Francia por Sarkozy) y tildado sin más de 'xenófobo' por el PSOE y demás progresía, meramente por la procedencia de la iniciativa.
También levanta acta Hirsi Ali del desprestigio alcanzado por aquel movimiento que incluso provocara en su momento su propia defección de la izquierda: El multiculturalismo, cuyo producto más acabado, la zapaterina 'Alianza de las Civilizaciones', hace tiempo que duerme el sueño de los justos. En efecto, 'el multiculturalismo tal como lo entendemos hoy es un fracaso', reflexión perfectamente corroborada en la actualidad por dirigentes como Merkel, Sarkozy o Cameron, dentro de una derecha europea que hasta hace poco asumía acríticamente unas ideas, las multiculturalistas, también incluidas en los prejuicios y parámetros de la corrección política. Y es que la puesta en práctica de colocar en pie de igualdad una cultura, la occidental, fundamentada en los derechos y libertades individuales, y a otras en mayor o menor medida opuestas a tales valores y principios, solo podía conducir a la más absoluta de las frustraciones. Como tantísimos anhelos de la izquierda.
Tras sus imprescindibles 'Yo acuso' y 'Mi vida, mi libertad', 'Nómada' se ha convertido en lectura obligada para quienes creemos en la defensa y preservación de una libertad siempre amenazada por los liberticidas y totalitarios de turno. Debemos seguir aprendiendo de la experiencia y las enseñanzas de Ayaan Hirsi Ali, una auténtica heroína de la libertad.
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1 comentario:
Yo también la admiro, y mucho. Me gusta que un caballero sepa interpretar también el valor de esta luchadora.
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